'Sana' en la Biblia
Yo dije: Jehová, ten misericordia de mí; sana mi alma, porque contra ti he pecado.
Hiciste temblar la tierra, la abriste; sana sus roturas, porque titubea.
Él es quien perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus dolencias;
Él sana a los quebrantados de corazón, y venda sus heridas.
Él reserva la sana sabiduría para los rectos; es escudo a los que caminan rectamente.
Conmigo está el consejo y la sana sabiduría; yo soy la inteligencia; mía es la fortaleza.
La lengua sana es árbol de vida; mas la perversidad en ella es quebrantamiento de espíritu.
Soberbio, presuntuoso y escarnecedor, es el nombre del que obra con arrogante saña.
Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa sana, sino herida, hinchazón y podrida llaga; no están curadas, ni vendadas, ni suavizadas con aceite.
He aquí el día de Jehová viene, cruel, y de saña y ardiente ira, para tornar la tierra en soledad, y raer de ella sus pecadores.
He aquí que yo los juntaré de todas las tierras a las cuales los eché con mi furor, y con mi enojo y saña grande; y los haré tornar a este lugar, y los haré habitar seguramente,
Porque decía dentro de sí: Si tan sólo tocare su manto, seré sana.
Mas Jesús, volviéndose y mirándola, dijo: Hija, ten ánimo, tu fe te ha salvado. Y la mujer fue sana desde aquella hora.
Entonces dijo a aquel hombre: Extiende tu mano. Y él la extendió, y le fue restaurada sana como la otra.
Entonces mirándolos alrededor con enojo, entristecido por la dureza de sus corazones, dijo al hombre: Extiende tu mano. Y él la extendió, y su mano le fue restaurada sana como la otra.
y le rogaba mucho, diciendo: Mi hija está a punto de morir; ven y pon tus manos sobre ella para que sea sana, y vivirá.
Porque decía: Si tan sólo tocare su manto, seré sana.
Y al instante la fuente de su sangre se secó, y sintió en su cuerpo que estaba sana de aquel azote.
Y Él le dijo: Hija, tu fe te ha salvado; ve en paz, y queda sana de tu azote.
Y mirándolos a todos alrededor, dijo al hombre: Extiende tu mano. Y él lo hizo así, y su mano fue restaurada, sana como la otra.
Y Pedro le dijo: Eneas, Jesucristo te sana; levántate, y haz tu cama. Y al instante se levantó.
para los fornicarios, para los sodomitas, para los secuestradores, para los mentirosos y perjuros, y para cualquier otra cosa que sea contraria a la sana doctrina;
Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina; antes, teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias,
retenedor de la palabra fiel como le ha sido enseñada, para que también pueda exhortar con sana doctrina, y convencer a los que contradicen.
Pero tú habla lo que armoniza con la sana doctrina.
palabra sana, e irreprochable; para que el adversario se avergüence, y no tenga nada malo que decir de vosotros.