'Se' en la Biblia
E inmediatamente, al salir del agua, vio que los cielos se abrían, y que el Espíritu como paloma descendía sobre El;
y diciendo: El tiempo se ha cumplido y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos y creed en el evangelio.
Y al instante los llamó; y ellos, dejando a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros, se fueron tras El.
Y se admiraban de su enseñanza; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.
diciendo: ¿Qué tenemos que ver contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Yo sé quién eres: el Santo de Dios.
Y todos se asombraron de tal manera que discutían entre sí, diciendo: ¿Qué es esto? ¡Una enseñanza nueva con autoridad! El manda aun a los espíritus inmundos y le obedecen.
Y enseguida su fama se extendió por todas partes, por toda la región alrededor de Galilea.
{Jesús} se le acercó, y tomándola de la mano la levantó, y la fiebre la dejó; y ella les servía.
Y toda la ciudad se había amontonado a la puerta.
Levantándose muy de mañana, cuando todavía estaba oscuro, salió, y se fue a un lugar solitario, y allí oraba.
Movido a compasión, extendiendo {Jesús} la mano, lo tocó, y le dijo*: Quiero; sé limpio.
Pero él, en cuanto salió, comenzó a proclamarlo abiertamente y a divulgar el hecho, a tal punto que Jesús ya no podía entrar públicamente en ninguna ciudad, sino que se quedaba fuera en lugares despoblados; y venían a El de todas partes.
Habiendo entrado de nuevo en Capernaúm varios días después, se oyó que estaba en casa.
Y se reunieron muchos, tanto que ya no había lugar ni aun a la puerta; y El les exponía la palabra.
Y él se levantó, y tomando al instante la camilla, salió a la vista de todos, de manera que todos estaban asombrados, y glorificaban a Dios, diciendo: Jamás hemos visto cosa semejante.
Nadie pone un remiendo de tela nueva en un vestido viejo, porque entonces el remiendo {al encogerse} tira de él, lo nuevo de lo viejo, y se produce una rotura peor.
Y nadie echa vino nuevo en odres viejos, porque entonces el vino romperá el odre, y se pierde el vino {y también} los odres; sino que {se echa} vino nuevo en odres nuevos.
Y aconteció que un día de reposo Jesús pasaba por los sembrados, y sus discípulos, mientras se abrían paso, comenzaron a arrancar espigas.
Y El les decía: El día de reposo se hizo para el hombre, y no el hombre para el día de reposo.
Jesús se retiró al mar con sus discípulos; y una gran multitud de Galilea {le} siguió; y {también} de Judea,
porque había sanado a muchos, de manera que todos los que tenían aflicciones se le echaban encima para tocarle.
{Jesús} llegó* a una casa, y la multitud se juntó* de nuevo, a tal punto que ellos ni siquiera podían comer.
Y si Satanás se ha levantado contra sí mismo y está dividido, no puede permanecer, sino que ha llegado su fin.
Comenzó a enseñar de nuevo junto al mar; y se llegó a El una multitud tan grande que tuvo que subirse a una barca {que estaba} en el mar, y se sentó; y toda la multitud estaba en tierra a la orilla del mar.
y aconteció que al sembrar, una parte {de la semilla} cayó junto al camino, y vinieron las aves y se la comieron.
Pero cuando salió el sol, se quemó; y por no tener raíz, se secó.
Cuando se quedó solo, sus seguidores junto con los doce, le preguntaban {sobre} las parábolas.
para que VIENDO VEAN PERO NO PERCIBAN, Y OYENDO OIGAN PERO NO ENTIENDAN, NO SEA QUE SE CONVIERTAN Y SEAN PERDONADOS.
Y éstos que están junto al camino donde se siembra la palabra, son {aquellos} que en cuanto {la} oyen, al instante viene Satanás y se lleva la palabra que se ha sembrado en ellos.
Y de igual manera, estos en que se sembró la semilla en pedregales son los que al oír la palabra enseguida la reciben con gozo;
Otros son aquellos en los que se sembró la semilla entre los espinos; éstos son los que han oído la palabra,
pero las preocupaciones del mundo, y el engaño de las riquezas, y los deseos de las demás cosas entran y ahogan la palabra, y se vuelve estéril.
Y otros son aquellos en que se sembró la semilla en tierra buena; los cuales oyen la palabra, la aceptan y dan fruto, unos a treinta, otros a sesenta y otros a ciento por uno.
Y les decía: ¿Acaso se trae una lámpara para ponerla debajo de un almud o debajo de la cama? ¿No es para ponerla en el candelero?
También les decía: Cuidaos de lo que oís. Con la medida con que midáis, se os medirá, y aun más se os dará.
Porque al que tiene, se le dará {más,} pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará.
y se acuesta y se levanta, de noche y de día, y la semilla brota y crece; cómo, él no lo sabe.
{Es} como un grano de mostaza, el cual, cuando se siembra en la tierra, aunque es más pequeño que todas las semillas que hay en la tierra,
Pero se levantó* una violenta tempestad, y las olas se lanzaban sobre la barca de tal manera que ya se anegaba la barca.
Y se llenaron de gran temor, y se decían unos a otros: ¿Quién, pues, es éste que aun el viento y el mar le obedecen?
Cuando vio a Jesús de lejos, corrió y se postró delante de El;
Y El les dio permiso. Y saliendo los espíritus inmundos, entraron en los cerdos; y la piara, unos dos mil, se precipitó por un despeñadero al mar, y en el mar se ahogaron.
Y comenzaron a rogarle que se fuera de su comarca.
Pero {Jesús} no se lo permitió, sino que le dijo*: Vete a tu casa, a los tuyos, y cuéntales cuán grandes cosas el Señor ha hecho por ti, y {cómo} tuvo misericordia de ti.
Y él se fue, y empezó a proclamar en Decápolis cuán grandes cosas Jesús había hecho por él; y todos se quedaban maravillados.
Cuando Jesús pasó otra vez en la barca al otro lado, se reunió una gran multitud alrededor de El; así que El se quedó junto al mar.
Y vino uno de los oficiales de la sinagoga, llamado Jairo, y al verle se postró* a sus pies.
cuando oyó hablar de Jesús, se llegó {a El} por detrás entre la multitud y tocó su manto.
Al instante la fuente de su sangre se secó, y sintió en su cuerpo que estaba curada de su aflicción.
Entonces la mujer, temerosa y temblando, dándose cuenta de lo que le había sucedido, vino y se postró delante de El y le dijo toda la verdad.
Pero Jesús, oyendo lo que se hablaba, dijo* al oficial de la sinagoga: No temas, cree solamente.
Fueron* a la casa del oficial de la sinagoga, y {Jesús} vio* el alboroto, y {a los que} lloraban y se lamentaban mucho.
Y se burlaban de El. Pero El, echando fuera a todos, tomó* consigo al padre y a la madre de la niña, y a los que estaban con El, y entró* donde estaba la niña.
Al instante la niña se levantó y {comenzó a} caminar, pues tenía doce años. Y al momento se quedaron completamente atónitos.
Entonces les dio órdenes estrictas de que nadie se enterara de esto; y dijo que le dieran de comer a la niña.
El se marchó de allí y llegó* a su pueblo; y sus discípulos le siguieron*.
Cuando llegó el día de reposo, comenzó a enseñar en la sinagoga; y muchos que {le} escuchaban se asombraban, diciendo: ¿Dónde {obtuvo} éste tales cosas, y cuál es {esta} sabiduría {que} le ha sido dada, y estos milagros que hace con sus manos?
¿No es éste el carpintero, el hijo de María, y hermano de Jacobo, José, Judas y Simón? ¿No están sus hermanas aquí con nosotros? Y se escandalizaban a causa de El.
Y saliendo, predicaban que {todos} se arrepintieran.
El rey Herodes se enteró {de esto,} pues el nombre de Jesús se había hecho célebre, y la {gente} decía: Juan el Bautista ha resucitado de entre los muertos, por eso es que estos poderes milagrosos actúan en él.
Porque Herodes mismo había enviado a prender a Juan y lo había encadenado en la cárcel por causa de Herodías, mujer de su hermano Felipe, pues {Herodes} se había casado con ella.
porque Herodes temía a Juan, sabiendo que era un hombre justo y santo, y lo mantenía protegido. Y cuando le oía se quedaba muy perplejo, pero le gustaba escucharlo.
y cuando la hija misma de Herodías entró y danzó, agradó a Herodes y a los que se sentaban {a la mesa} con él; y el rey dijo a la muchacha: Pídeme lo que quieras y te lo daré.
Enseguida ella se presentó apresuradamente ante el rey con su petición, diciendo: Quiero que me des ahora mismo la cabeza de Juan el Bautista en una bandeja.
Y aunque el rey se puso muy triste, sin embargo a causa de {sus} juramentos y de los que se sentaban con él {a la mesa,} no quiso desairarla.
y trajo su cabeza en una bandeja, y se la dio a la muchacha, y la muchacha se la dio a su madre.
Cuando sus discípulos oyeron {esto,} fueron y se llevaron el cuerpo y le dieron sepultura.
Los apóstoles se reunieron* con Jesús, y le informaron sobre todo lo que habían hecho y enseñado.
Y se fueron en la barca a un lugar solitario, apartado.
Y cuando era ya muy tarde, sus discípulos se le acercaron, diciendo: El lugar está desierto y ya es muy tarde;
despídelos para que vayan a los campos y aldeas de alrededor, y se compren algo de comer.
Y El les dijo*: ¿Cuántos panes tenéis? Id y ved. Y cuando se cercioraron le dijeron*: Cinco, y dos peces.
Y les mandó que todos se recostaran por grupos sobre la hierba verde.
Y se recostaron por grupos de cien y de cincuenta.
Entonces El tomó los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, {los} bendijo, y partió los panes {y los} iba dando a los discípulos para que se los sirvieran; también repartió los dos peces entre todos.
Y después de despedirse de ellos, se fue al monte a orar.
Pero cuando ellos le vieron andando sobre el mar, pensaron que era un fantasma y se pusieron a gritar;
porque todos le vieron y se turbaron. Pero enseguida El habló con ellos y les dijo*: ¿Tened ánimo; soy yo, no temáis!
Y subió con ellos a la barca, y el viento se calmó; y ellos estaban asombrados en gran manera,
Los fariseos, y algunos de los escribas que habían venido de Jerusalén, se reunieron alrededor de El;
(Porque los fariseos y todos los judíos no comen a menos de que se laven las manos cuidadosamente, observando {así} la tradición de los ancianos;
y {cuando vuelven} de la plaza, no comen a menos de que se laven; y hay muchas otras cosas que han recibido para observar{las,} como el lavamiento de los vasos, de los cántaros y de las vasijas de cobre.)
porque no entra en su corazón, sino en el estómago, y se elimina? (Declarando {así} limpios todos los alimentos.)
Levantándose de allí, se fue a la región de Tiro, y entrando en una casa, no quería que nadie {lo} supiera, pero no pudo pasar inadvertido;
sino que enseguida, al oír {hablar} de El, una mujer cuya hijita tenía un espíritu inmundo, fue y se postró a sus pies.
Y El le decía: Deja que primero los hijos se sacien, pues no está bien tomar el pan de los hijos y echarlo a los perrillos.
Y al instante se abrieron sus oídos, y desapareció el impedimento de su lengua, y hablaba con claridad.
Y {Jesús} les ordenó que a nadie se lo dijeran; pero mientras más se lo ordenaba, tanto más ellos lo proclamaban.
Y se asombraron en gran manera, diciendo: Todo lo ha hecho bien; aun a los sordos hace oír y a los mudos hablar.
Entonces mandó* a la multitud que se recostara en el suelo; y tomando los siete panes, después de dar gracias, {los} partió y {los} iba dando a sus discípulos para que {los} pusieran delante {de la gente;} y ellos {los} sirvieron a la multitud.
{Todos} comieron y se saciaron; y recogieron de lo que sobró de los pedazos, siete canastas.
Suspirando profundamente en su espíritu, dijo*: ¿Por qué pide señal esta generación? En verdad os digo que no se le dará señal a esta generación.
Y dejándolos, se embarcó otra vez y se fue al otro lado.
Y se habían olvidado de tomar panes; y no tenían consigo en la barca sino sólo un pan.
Porque cualquiera que se avergüence de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre también se avergonzará de él, cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles.
Seis días después, Jesús tomó* consigo a Pedro, a Jacobo y a Juan, y los llevó* aparte, solos, a un monte alto; y se transfiguró delante de ellos;
y sus vestiduras se volvieron resplandecientes, muy blancas, tal como ningún lavandero sobre la tierra las puede emblanquecer.
Y se les apareció Elías junto con Moisés, y estaban hablando con Jesús.
Entonces se formó una nube, cubriéndolos, y una voz salió de la nube: Este es mi Hijo amado; a El oíd.