'Si' en la Biblia
Y todos estaban maravillados, de tal manera que se preguntaban entre sí, diciendo: ¿Qué es esto? ¿Qué nueva doctrina es ésta, que con autoridad manda aun a los espíritus inmundos, y le obedecen?
Y vino a Él un leproso, rogándole; y arrodillándose ante Él, le dijo: Si quieres, puedes limpiarme.
Y al instante Jesús, conociendo en su espíritu que pensaban de esta manera dentro de sí mismos, les dijo: ¿Por qué pensáis estas cosas en vuestros corazones?
Y le acechaban, si en sábado le sanaría, para poder acusarle.
Y cuando subió al monte, llamó a sí a los que Él quiso, y vinieron a Él.
Y cuando lo oyeron los suyos, vinieron para prenderle; porque decían: Está fuera de sí.
Y si un reino está dividido contra sí mismo, tal reino no puede permanecer.
Y si una casa está dividida contra sí misma, tal casa no puede permanecer.
Y si Satanás se levanta contra sí mismo, y se divide, no puede permanecer, antes ha llegado su fin.
Nadie puede entrar en la casa del hombre fuerte y saquear sus bienes, si primero no ata al hombre fuerte, y entonces podrá saquear su casa.
pero no tienen raíz en sí, sino que duran poco tiempo; pero luego, cuando viene la aflicción o la persecución por causa de la palabra, enseguida se escandalizan.
Porque decía: Si tan sólo tocare su manto, seré sana.
Y enseguida Jesús, sabiendo en sí mismo el poder que había salido de Él, volviéndose a la multitud, dijo: ¿Quién ha tocado mi manto?
Y tomando la mano de la muchacha, le dijo: Talita cumi; que es si lo interpretares: Muchacha, a ti te digo: Levántate.
Despídelos para que vayan a los cortijos y aldeas de alrededor, y compren pan para sí; porque no tienen qué comer.
Porque los fariseos y todos los judíos, guardando la tradición de los ancianos, si muchas veces no se lavan las manos, no comen.
Y volviendo del mercado, si no se lavan, no comen. Y muchas otras cosas hay que han recibido para guardar, como el lavar las copas, los jarros, los vasos de bronce, y las mesas.
Pero vosotros decís: Si un hombre dice a su padre o a su madre: Es corbán (que quiere decir, mi ofrenda) todo aquello con que pudiera ayudarte; quedará libre,
Y llamando a sí a toda la multitud, les dijo: Oídme todos, y entended:
Y ella respondió y le dijo: Sí, Señor, pero aun los perrillos debajo de la mesa, comen de las migajas de los hijos.
y si los envío en ayunas a sus casas, desmayarán en el camino; porque algunos de ellos han venido de lejos.
Y discutían entre sí, diciendo: Es porque no tenemos pan.
Entonces tomando de la mano al ciego, lo condujo fuera de la aldea; y escupiendo en sus ojos, y poniendo sus manos sobre él, le preguntó si veía algo.
Y llamando a la multitud y a sus discípulos, les dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame.
Porque ¿qué aprovechará el hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?
Y retuvieron la palabra entre sí, preguntándose entre ellos qué significaría eso de resucitar de los muertos.
Y muchas veces le echa en el fuego y en el agua para matarle; pero si puedes hacer algo, ten compasión de nosotros, y ayúdanos.
Y Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible.
Pero ellos callaron; porque en el camino habían disputado entre sí, de quién había de ser el mayor.
Entonces sentándose, llamó a los doce, y les dijo: Si alguno quiere ser el primero, será el postrero de todos, y el servidor de todos.
Y cualquiera que haga tropezar a uno de estos pequeñitos que creen en mí, mejor le fuera si se le atase una piedra de molino al cuello, y se le arrojase al mar.
Y si tu mano te es ocasión de caer, córtala; mejor te es entrar en la vida manco, que teniendo dos manos ir al infierno, al fuego que nunca será apagado;
Y si tu pie te es ocasión de caer, córtalo; mejor te es entrar en la vida cojo, que teniendo dos pies ser echado en el infierno, al fuego que nunca será apagado,
Y si tu ojo te es ocasión de caer, sácalo; mejor te es entrar al reino de Dios con un ojo, que teniendo dos ojos ser echado al fuego del infierno,
Buena es la sal; pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué será sazonada? Tened sal en vosotros mismos, y tened paz los unos con los otros.
y si la mujer se divorcia de su marido y se casa con otro, comete adulterio.
Y ellos se asombraban aun más, diciendo entre sí: ¿Quién, entonces, podrá ser salvo?
Y si alguien os dijere: ¿Por qué hacéis eso? decid que el Señor lo necesita, y que enseguida lo devolverá.
Y viendo de lejos una higuera que tenía hojas, vino a ver si quizá hallaría en ella algo; y cuando vino a ella, nada halló sino hojas, porque no era tiempo de higos.
Y cuando estuviereis orando, perdonad, si tuviereis algo contra alguno, para que también vuestro Padre que está en el cielo os perdone a vosotros vuestras ofensas.
Porque si vosotros no perdonáis, tampoco vuestro Padre que está en el cielo os perdonará vuestras ofensas.
Y ellos discutían entre sí, diciendo: Si dijéremos: Del cielo, dirá: ¿Por qué, pues, no le creísteis?
Y si dijéremos: De los hombres, tememos al pueblo; porque todos tenían a Juan como un verdadero profeta.
Pero aquellos labradores dijeron entre sí: Éste es el heredero, venid, matémosle, y la heredad será nuestra.
Maestro, Moisés nos escribió, que si el hermano de alguno muere, y deja esposa y no deja hijos, que su hermano tome su esposa y levante descendencia a su hermano.
Y el amarle con todo el corazón, y con todo el entendimiento, y con toda el alma, y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a sí mismo, es más que todos los holocaustos y sacrificios.
Y si David mismo le llama Señor; ¿cómo, pues, es su hijo? Y el pueblo común le oía de buena gana.
Y si el Señor no hubiese acortado aquellos días, ninguna carne sería salva; mas por causa de los elegidos que Él escogió, acortó aquellos días.
Y entonces si alguno os dijere: Mirad, aquí está el Cristo, no le creáis; o: Mirad, allí está, no le creáis.
Porque se levantarán falsos Cristos y falsos profetas, y mostrarán señales y prodigios, para engañar, si fuese posible, aun a los escogidos.
Velad, pues, porque no sabéis cuándo el señor de la casa ha de venir; si a la tarde, o a la media noche, o al canto del gallo, o al amanecer;
Y hubo algunos que se indignaron dentro de sí, y dijeron: ¿Por qué se ha hecho este desperdicio de ungüento?
Mas él con más vehemencia decía: Si me fuere necesario morir contigo, no te negaré. También todos decían lo mismo.
Y yéndose un poco adelante, se postró en tierra, y oró que si fuese posible, pasase de Él aquella hora.
De esta manera también los príncipes de los sacerdotes escarneciendo, decían unos a otros, con los escribas: A otros salvó, a sí mismo no se puede salvar.
Y corrió uno, y empapando una esponja en vinagre, y poniéndola en una caña, le dio a beber, diciendo: Dejad, veamos si viene Elías a bajarle.
Y Pilato se maravilló de que ya hubiese muerto; y llamando al centurión, le preguntó si ya había muerto.
Y decían entre sí: ¿Quién nos removerá la piedra de la puerta del sepulcro?
tomarán serpientes; y si bebieren cosa mortífera, no les dañará; sobre los enfermos pondrán sus manos y sanarán.