'Tú' en la Biblia
- 1.Gé 3:9-Gé 26:29
- 2.Gé 27:3-Gé 47:5
- 3.Gé 47:6-Éx 20:7
- 4.Éx 20:9-Levítico 21:17
- 5.Levítico 23:22-Deuteronomio 1:37
- 6.Deuteronomio 2:7-Deuteronomio 10:13
- 7.Deuteronomio 10:14-Deuteronomio 19:2
- 8.Deuteronomio 19:3-Deuteronomio 28:31
- 9.Deuteronomio 28:32-Josué 17:15
- 10.Josué 17:17-1 Samuel 1:11
- 11.1 Samuel 1:14-1 Samuel 25:29
- 12.1 Samuel 25:31-2 Samuel 14:7
- 13.2 Samuel 14:8-1 Reyes 2:44
- 14.1 Reyes 3:6-1 Reyes 19:16
- 15.1 Reyes 20:3-2 Reyes 20:17
- 16.2 Reyes 22:19-2 Crónicas 18:29
- 17.2 Crónicas 18:33-Job 8:21
- 18.Job 9:28-Job 39:20
- 19.Job 39:26-Salmos 25:5
- 20.Salmos 25:6-Salmos 50:9
- 21.Salmos 50:15-Salmos 71:15
- 22.Salmos 71:16-Salmos 89:1
- 23.Salmos 89:2-Salmos 119:21
- 24.Salmos 119:23-Salmos 130:3
- 25.Salmos 132:8-Proverbios 7:15
- 26.Proverbios 7:25-Cantares 8:2
- 27.Cantares 8:5-Isaías 41:13
- 28.Isaías 41:14-Isaías 63:2
- 29.Isaías 63:14-Jeremías 22:15
- 30.Jeremías 22:17-Lamentaciones 3:64
- 31.Lamentaciones 3:65-Ezequiel 21:7
- 32.Ezequiel 21:14-Ezequiel 36:14
- 33.Ezequiel 36:15-Amós 7:12
- 34.Amós 7:16-Mateo 5:30
- 35.Mateo 5:36-Lucas 1:13
- 36.Lucas 1:28-Juan 1:49
- 37.Juan 2:10-Hechos 7:3
- 38.Hechos 7:28-Filemón 1:6
- 39.Filemón 1:7-Apocalipsis 18:14
Y le dice: Todo hombre pone primero el buen vino, y cuando ya están satisfechos, entonces lo que es peor; mas tú has guardado el buen vino hasta ahora.
Entonces se acordaron sus discípulos que está escrito: El celo de tu Casa me consumió.
Dijeron luego los judíos: En cuarenta y seis años fue este templo edificado, ¿y tú en tres días lo levantarás?
Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios por maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no estuviere Dios con él.
Respondió Jesús, y le dijo: ¿Tú eres el maestro de Israel, y no sabes esto?
Y vinieron a Juan, y le dijeron: Rabí, el que estaba contigo al otro lado del Jordán, del cual tú diste testimonio, he aquí bautiza, y todos vienen a él.
Y la mujer samaritana le dice: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? Porque los judíos no se tratan con los samaritanos.
Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú pedirías de él, y él te daría agua viva.
¿Eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del cual él bebió, y sus hijos, y sus ganados?
Jesús le dice: Ve, llama a tu marido, y ven acá.
porque cinco maridos has tenido; y el que ahora tienes no es tu marido; esto has dicho con verdad.
Le dice la mujer: Señor, me parece que tú eres profeta.
Y decían a la mujer: Ya no creemos por tu dicho; porque nosotros mismos hemos oído, y sabemos que verdaderamente éste es el Salvador del mundo, el Cristo.
Le dice Jesús: Ve, tu hijo vive. Y el hombre creyó a la palabra que Jesús le dijo, y se fue.
Y cuando ya él descendía, los siervos le salieron a recibir, y le dieron nuevas, diciendo: Tu hijo vive.
El padre entonces entendió, que aquella hora era cuando Jesús le dijo: Tu hijo vive; y creyó él y toda su casa.
Le dice Jesús: Levántate, toma tu lecho, y anda.
Entonces los judíos decían a aquel que había sido sanado: Sábado es; no te es lícito llevar tu lecho.
Les respondió: El que me sanó, él mismo me dijo: Toma tu lecho y anda.
Y le preguntaron entonces: ¿Quién es el hombre que te dijo: Toma tu lecho y anda?
Le dijeron entonces: ¿Qué señal pues haces tú, para que veamos, y te creamos? ¿Qué obras?
Y le respondió Simón Pedro: Señor, ¿A quién iremos? Tú tienes las palabras de vida eterna.
Y nosotros creemos y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios Viviente.
Por eso sus hermanos le dijeron: Sal de aquí, y vete a Judea para que también tus discípulos vean las obras que tú haces.
Respondieron y le dijeron: ¿No eres tú también galileo? Escudriña y ve que de Galilea nunca se levantó profeta.
y en la ley Moisés nos mandó apedrear a las tales. Tú pues, ¿qué dices?
Entonces los fariseos le dijeron: Tú de ti mismo das testimonio; tu testimonio no es verdadero.
Y le decían: ¿Dónde está tu Padre? Respondió Jesús: Ni a mí me conocéis, ni a mi Padre; si a mí me conocierais, a mi Padre también conoceríais.
Y le decían: ¿Tú quién eres? Entonces Jesús les dijo: El que al principio también os he dicho.
Y le respondieron: Simiente de Abraham somos, y jamás servimos a nadie, ¿cómo dices tú: Seréis libres?
Respondieron entonces los judíos, y le dijeron: ¿No decimos bien nosotros, que tú eres samaritano, y tienes demonio?
Entonces los judíos le dijeron: Ahora conocemos que tienes demonio. Abraham murió, y los profetas, ¿y tú dices: El que guardare mi palabra, no gustará muerte para siempre?
¿Eres tú mayor que nuestro padre Abraham, el cual murió? Y los profetas murieron; ¿quién te haces?
Vuelven a decir al ciego: ¿Tú, qué dices del que te abrió los ojos? Y él dijo: Que es profeta.
Y le maldijeron, y dijeron: Tú seas su discípulo; pero nosotros discípulos de Moisés somos.
Respondieron, y le dijeron: En pecados eres nacido del todo, ¿y tú nos enseñas? Y le echaron fuera.
Oyó Jesús que le habían echado fuera; y hallándole, le dijo: ¿Crees tú en el Hijo de Dios?
Jesús le dijo: Pues tú le has visto, y el que está hablando contigo, ése es.
Y le rodearon los judíos y le dijeron: ¿Hasta cuándo quitas nuestra alma? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente.
Le respondieron los judíos, diciendo: Por la buena obra no te apedreamos, sino por la blasfemia; y porque tú, siendo hombre, te haces Dios.
¿a quien el Padre santificó y envió al mundo, vosotros decís: Tú blasfemas, porque dije: Hijo de Dios soy?
Las hermanas entonces mandaron a decir a Jesús: Señor, mira, el que tú amas está enfermo.
Le dice Jesús: Resucitará tu hermano.
Le dice: Sí Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido al mundo.
Que yo sabía que siempre me oyes; mas por causa de la compañía que está alrededor, lo dije, para que crean que tú me has enviado.
No temas, oh hija de Sión: he aquí tu Rey viene, sentado sobre un pollino de asna.
Padre, clarifica tu Nombre. Entonces vino una voz del cielo: Y lo he clarificado, y lo clarificaré otra vez.
Le respondió el pueblo: Nosotros hemos oído de la ley, que el Cristo permanece para siempre, ¿cómo pues dices tú: Conviene que el Hijo del hombre sea levantado? ¿Quién es este Hijo del hombre?
Entonces vino a Simón Pedro; y Pedro le dice: ¿Señor, tú me lavas los pies?
Respondió Jesús, y le dijo: Lo que yo hago, tú no lo entiendes ahora; mas lo entenderás después.
Simón Pedro le dijo*: Señor, ¿adónde vas? Jesús respondió: Adonde yo voy, tú no me puedes seguir ahora, pero me seguirás después.
Le respondió Jesús: ¿Tu alma pondrás por mí? De cierto, de cierto te digo: No cantará el gallo, sin que me hayas negado tres veces.
Jesús le dice: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto, ha visto (también) al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre?
Ahora entendemos que tú sabes todas las cosas, y no necesitas que nadie te pregunte; por esto creemos que tú viniste de Dios.
Estas cosas habló Jesús, y levantados los ojos al cielo, dijo: Padre, la hora viene; clarifica a tu Hijo, para que también tu Hijo te clarifique a ti;
por cuanto le diste autoridad sobre todo ser humano para que dé vida eterna a todos los que tú le has dado.
Y ésta es la vida eterna: Que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien tú has enviado.
Ahora pues, Padre, clarifícame tú cerca de ti mismo de aquella claridad que tuve cerca de ti antes que el mundo fuera.
He manifestado tu Nombre a los hombres que del mundo me diste; tuyos eran, y me los diste, y guardaron tu palabra.
porque las palabras que me diste, les he dado; y ellos las recibieron, y han conocido verdaderamente que salí de ti, y han creído que tú me enviaste.
Y ya no estoy en el mundo; mas éstos están en el mundo, y yo a ti vengo. Padre Santo, a los que me has dado, guárdalos en tu Nombre, para que sean una cosa, como también nosotros.
Cuando estaba con ellos en el mundo, yo los guardaba en tu Nombre; a los que me diste, yo los guardé, y ninguno de ellos se perdió, sino el hijo de perdición; para que la Escritura se cumpliera.
Yo les he dado tu palabra; y el mundo los aborreció, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.
Santifícalos en tu verdad; tu palabra es la Verdad.
Como tú me enviaste al mundo, también yo los he enviado al mundo.
Para que todos sean una cosa; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean en nosotros una cosa; para que el mundo crea que tú me enviaste.
Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en una cosa; y que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado, como también a mí me has amado.
Padre justo, el mundo no te ha conocido, mas yo te he conocido; y éstos han conocido que tú me enviaste;
y yo les he manifestado tu Nombre, y lo manifestaré aún; para que el amor con que me has amado, esté en ellos, y yo en ellos.
Jesús entonces dijo a Pedro: Mete tu espada en la vaina; el vaso que el Padre me ha dado, ¿no lo tengo que beber?
Entonces la criada portera dijo a Pedro: ¿No eres tú también de los discípulos de este hombre? Dice él: No soy.
Estaba pues Pedro en pie calentándose. Y le dijeron: ¿No eres tú de sus discípulos? El negó, y dijo: No soy.
Así que, Pilato volvió a entrar en el pretorio, y llamó a Jesús, y le dijo: ¿Eres tú el Rey de los Judíos?
Le respondió Jesús: ¿Dices tú esto de ti mismo, o te lo han dicho otros de mí?
Pilato respondió: ¿Soy yo judío? Tu nación, y los sumos sacerdotes, te han entregado a mí; ¿qué has hecho?
Le dijo entonces Pilato: ¿Luego Rey eres tú? Respondió Jesús: Tú dices que YO SOY Rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la Verdad. Todo aquel que es de la Verdad, oye mi voz.
Y entró otra vez en el pretorio, y dijo a Jesús: ¿De dónde eres tú? Mas Jesús no le dio respuesta.
Y como vio Jesús a la madre, y al discípulo que él amaba, que estaba presente, dice a su madre: Mujer, he ahí tu hijo.
Después dice al discípulo: He ahí tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió consigo.
Le dice Jesús: Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella, pensando que era el hortelano, le dice: Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo lo llevaré.
Luego dice a Tomás: Mete tu dedo aquí, y ve mis manos; y alarga acá tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino fiel.
Les dice Jesús: Venid, comed. Y ninguno de los discípulos osaba preguntarle: ¿Tú, quién eres? Sabiendo que era el Señor.
Y cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos? Le dice: Sí Señor; tú sabes que te amo. Le dice: Apacienta mis corderos.
Le vuelve a decir la segunda vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Le responde: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Le dice: Apacienta mis ovejas.
Le dice la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Se entristeció Pedro de que le dijera la tercera vez: ¿Me amas? Y le dice: Señor, tú sabes todas las cosas; tú sabes que te amo. Le dice Jesús: Apacienta mis ovejas.
Le dice Jesús: Si quiero que él quede hasta que yo venga, ¿qué a ti? Sígueme tú.
Y orando, dijeron: Tú, Señor, que conoces los corazones de todos, muestra cuál escoges de estos dos,
que no dejarás mi alma en el Hades, ni darás a tu Santo que vea corrupción.
Me hiciste notorios los caminos de la vida; me llenarás de gozo con tu presencia.
Vosotros sois los hijos de los profetas, y del Pacto que Dios concertó con nuestros padres, diciendo a Abraham: Y en tu Simiente serán benditas todas las familias de la tierra.
Y ellos, habiéndolo oído, alzaron unánimes la voz a Dios, y dijeron: Señor, tú eres el Dios que hiciste el cielo y la tierra, el mar, y todo lo que en ellos hay;
que (en el Espíritu Santo) por boca de David (nuestro padre), tu siervo, dijiste: ¿Por qué han bramado los gentiles, y los pueblos han pensado cosas vanas?
Porque verdaderamente se juntaron (en esta ciudad) contra tu santo siervo Jesús, al cual ungiste, Herodes y Poncio Pilato, con los gentiles y los pueblos de Israel,
para hacer lo que tu mano y tu consejo habían antes determinado que había de ser hecho.
Y ahora, Señor, mira sus amenazas, y da a tus siervos que con toda confianza hablen tu palabra;
que extiendas tu mano a que sanidades, y milagros, y prodigios sean hechos por el Nombre de tu santo siervo Jesús.
Y dijo Pedro: Ananías, ¿por qué ha llenado Satanás tu corazón a que mintieras al Espíritu Santo, y sustrajeras del precio de la heredad?
Reteniéndola, ¿no se te quedaba a ti? Y vendida, ¿no estaba en tu potestad? ¿Por qué pusiste esto en tu corazón? No has mentido a los hombres, sino a Dios.
Y Pedro le dijo: ¿Por qué os concertasteis para tentar al Espíritu del Señor? He aquí a la puerta los pies de los que han sepultado a tu marido, y te sacarán.
y le dijo: Sal de tu tierra y de tu parentela, y ven a la tierra que te mostraré.
Resutados de la Búsqueda continuados...
- 1.Gé 3:9-Gé 26:29
- 2.Gé 27:3-Gé 47:5
- 3.Gé 47:6-Éx 20:7
- 4.Éx 20:9-Levítico 21:17
- 5.Levítico 23:22-Deuteronomio 1:37
- 6.Deuteronomio 2:7-Deuteronomio 10:13
- 7.Deuteronomio 10:14-Deuteronomio 19:2
- 8.Deuteronomio 19:3-Deuteronomio 28:31
- 9.Deuteronomio 28:32-Josué 17:15
- 10.Josué 17:17-1 Samuel 1:11
- 11.1 Samuel 1:14-1 Samuel 25:29
- 12.1 Samuel 25:31-2 Samuel 14:7
- 13.2 Samuel 14:8-1 Reyes 2:44
- 14.1 Reyes 3:6-1 Reyes 19:16
- 15.1 Reyes 20:3-2 Reyes 20:17
- 16.2 Reyes 22:19-2 Crónicas 18:29
- 17.2 Crónicas 18:33-Job 8:21
- 18.Job 9:28-Job 39:20
- 19.Job 39:26-Salmos 25:5
- 20.Salmos 25:6-Salmos 50:9
- 21.Salmos 50:15-Salmos 71:15
- 22.Salmos 71:16-Salmos 89:1
- 23.Salmos 89:2-Salmos 119:21
- 24.Salmos 119:23-Salmos 130:3
- 25.Salmos 132:8-Proverbios 7:15
- 26.Proverbios 7:25-Cantares 8:2
- 27.Cantares 8:5-Isaías 41:13
- 28.Isaías 41:14-Isaías 63:2
- 29.Isaías 63:14-Jeremías 22:15
- 30.Jeremías 22:17-Lamentaciones 3:64
- 31.Lamentaciones 3:65-Ezequiel 21:7
- 32.Ezequiel 21:14-Ezequiel 36:14
- 33.Ezequiel 36:15-Amós 7:12
- 34.Amós 7:16-Mateo 5:30
- 35.Mateo 5:36-Lucas 1:13
- 36.Lucas 1:28-Juan 1:49
- 37.Juan 2:10-Hechos 7:3
- 38.Hechos 7:28-Filemón 1:6
- 39.Filemón 1:7-Apocalipsis 18:14
Resultados de Búsqueda por Versiones
Resultados de Búsqueda por Libro
- Génesis (218)
- Éxodo (143)
- Levítico (72)
- Números (64)
- Deuteronomio (374)
- Josué (32)
- Jueces (70)
- Rut (25)
- 1 Samuel (132)
- 2 Samuel (143)
- 1 Reyes (156)
- 2 Reyes (74)
- 1 Crónicas (43)
- 2 Crónicas (74)
- Esdras (10)
- Nehemías (37)
- Ester (8)
- Job (140)
- Salmos (636)
- Proverbios (97)
- Eclesiastés (24)
- Cantares (31)
- Isaías (212)
- Jeremías (169)
- Lamentaciones (20)
- Ezequiel (220)
- Daniel (48)
- Oseas (23)
- Joel (2)
- Amós (7)
- Abdías (10)
- Jonás (10)
- Miqueas (23)
- Nahúm (10)
- Habacuc (15)
- Sofonías (3)
- Hageo (1)
- Zacarías (9)
- Malaquías (4)