'Entregué' en la Biblia
Y Sarai dijo a Abram: Recaiga sobre ti mi agravio. Yo entregué a mi sierva en tus brazos; pero cuando ella vio que había concebido, me miró con desprecio. Juzgue el SEÑOR entre tú y yo.
``No degradarás a tu hija haciendo que se prostituya, para que la tierra no se entregue a la prostitución ni se llene de corrupción.
Y destruirás a todos los pueblos que el SEÑOR tu Dios te entregue; tu ojo no tendrá piedad de ellos; tampoco servirás a sus dioses, porque esto {sería} un tropiezo para ti.
Cuando el SEÑOR tu Dios la entregue en tu mano, herirás a filo de espada a todos sus hombres.
Cuando salgas a la guerra contra tus enemigos, y el SEÑOR tu Dios los entregue en tus manos, y los tomes en cautiverio,
``Entonces os traje a la tierra de los amorreos que habitaban al otro lado del Jordán, y ellos pelearon contra vosotros; los entregué en vuestras manos, y tomasteis posesión de su tierra cuando yo los destruí delante de vosotros.
``Pasasteis el Jordán y llegasteis a Jericó; y los habitantes de Jericó pelearon contra vosotros, {y también} los amorreos, los ferezeos, los cananeos, los hititas, los gergeseos, los heveos y los jebuseos. Y los entregué en vuestras manos.
Y el SEÑOR dijo a Gedeón: El pueblo que está contigo es demasiado numeroso para que yo entregue a Madián en sus manos; no sea que Israel se vuelva orgulloso, diciendo: ``Mi propia fortaleza me ha librado."
``Yo también entregué a tu cuidado la casa de tu señor y las mujeres de tu señor, y te di la casa de Israel y de Judá; y si {eso hubiera sido} poco, te hubiera añadido muchas cosas como éstas.
Pesé, pues, {y entregué} en sus manos seiscientos cincuenta talentos de plata, y utensilios de plata {que valían} cien talentos, {y} cien talentos de oro;
Fui entonces a los gobernadores de más allá del Río y les entregué las cartas del rey. Y el rey había enviado conmigo oficiales del ejército y hombres de a caballo.
Por eso los entregué a la dureza de su corazón, para que anduvieran en sus propias intrigas.
Estaba enojado contra mi pueblo, profané mi heredad y en tu mano los entregué; no les mostraste compasión, sobre el anciano hiciste muy pesado tu yugo,
Pero quiso el SEÑOR quebrantarle, sometiéndo{le} a padecimiento. Cuando El se entregue a sí mismo {como} ofrenda de expiación, verá a {su} descendencia, prolongará {sus} días, y la voluntad del SEÑOR en su mano prosperará.
`El que se quede en esta ciudad morirá a espada, de hambre y de pestilencia; pero el que salga y se entregue a los caldeos que os sitian, vivirá, y tendrá su propia vida como botín.
Así dice el SEÑOR: ``He aquí, entregaré a Faraón Hofra, rey de Egipto, en manos de sus enemigos, en manos de los que buscan su vida, así como entregué a Sedequías, rey de Judá, en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, su enemigo, que buscaba su vida."
`Y he aquí, yo extendí mi mano contra ti y disminuí tus raciones. Y te entregué al deseo de las que te odiaban, las hijas de los filisteos, que se avergonzaban de tu conducta deshonesta.
Por tanto, la entregué en manos de sus amantes, en mano de los asirios, de los que se había apasionado.
`Y sabrán las naciones que la casa de Israel fue al cautiverio por su iniquidad porque actuaron pérfidamente contra mí; escondí, pues, mi rostro de ellos, los entregué en manos de sus adversarios y todos ellos cayeron a espada.
Reconcíliate pronto con tu adversario mientras vas con él por el camino, no sea que tu adversario te entregue al juez, y el juez al alguacil, y seas echado en la cárcel.
y dijo: ¿Qué estáis dispuestos a darme para que yo os lo entregue? Y ellos le pesaron treinta piezas de plata.
Porque mientras vas con tu adversario para comparecer ante el magistrado, procura en el camino arreglarte con él, no sea que te arrastre ante el juez, y el juez te entregue al alguacil, y el alguacil te eche en la cárcel.
Os alabo porque en todo os acordáis de mí y guardáis las tradiciones con firmeza, tal como yo os las entregué.
Porque yo os entregué en primer lugar lo mismo que recibí: que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras;
entonces {vendrá} el fin, cuando El entregue el reino al Dios y Padre, después que haya abolido todo dominio y toda autoridad y poder.