'Le' en la Biblia
Pero mientras pensaba en esto, he aquí que se le apareció en sueños un ángel del Señor, diciendo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque el Niño que se ha engendrado en ella es del Espíritu Santo.
Y dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque El salvará a su pueblo de sus pecados.
HE AQUI, LA VIRGEN CONCEBIRA Y DARA A LUZ UN HIJO, Y LE PONDRAN POR NOMBRE EMMANUEL, que traducido significa: DIOS CON NOSOTROS.
Y cuando despertó José del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado, y tomó consigo a su mujer;
y la conservó virgen hasta que dio a luz un hijo; y le puso por nombre Jesús.
Y ellos le dijeron: En Belén de Judea, porque así está escrito por el profeta:
Y enviándolos a Belén, dijo: Id y buscad con diligencia al Niño; y cuando {le} encontréis, avisadme para que yo también vaya y le adore.
Y entrando en la casa, vieron al Niño con su madre María, y postrándose le adoraron; y abriendo sus tesoros le presentaron obsequios de oro, incienso y mirra.
Después de haberse marchado ellos, un ángel del Señor se le apareció* a José en sueños, diciendo: Levántate, toma al Niño y a su madre y huye a Egipto, y quédate allí hasta que yo te diga; porque Herodes va a buscar al Niño para matarle.
Y respondiendo Jesús, le dijo: Permíte{lo} ahora; porque es conveniente que cumplamos así toda justicia. Entonces {Juan} se lo permitió*.
Y acercándose el tentador, le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan.
Entonces el diablo le llevó* a la ciudad santa, y le puso sobre el pináculo del templo,
y le dijo*: Si eres Hijo de Dios, lánzate abajo, pues escrito está: ``A SUS ANGELES TE ENCOMENDARA", y: ``EN LAS MANOS TE LLEVARAN, NO SEA QUE TU PIE TROPIECE EN PIEDRA."
Jesús le dijo: También está escrito: ``NO TENTARAS AL SEÑOR TU DIOS."
Otra vez el diablo le llevó* a un monte muy alto, y le mostró* todos los reinos del mundo y la gloria de ellos,
y le dijo: Todo esto te daré, si postrándote me adoras.
Entonces Jesús le dijo*: ¿Vete, Satanás! Porque escrito está: ``AL SEÑOR TU DIOS ADORARAS, Y SOLO A EL SERVIRAS."
El diablo entonces le dejó*; y he aquí, ángeles vinieron y le servían.
Entonces ellos, dejando al instante las redes, le siguieron.
Y ellos, dejando al instante la barca y a su padre, le siguieron.
Y le siguieron grandes multitudes de Galilea, Decápolis, Jerusalén y Judea, y {del} otro lado del Jordán.
También se dijo: ``CUALQUIERA QUE REPUDIE A SU MUJER, QUE LE DE CARTA DE DIVORCIO."
Al que te pida, da{le;} y al que desee pedirte prestado no le vuelvas la espalda.
Por tanto, no os hagáis semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe lo que necesitáis antes que vosotros le pidáis.
Porque todo el que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.
¿O qué hombre hay entre vosotros que {si} su hijo le pide pan, le dará una piedra,
o si le pide un pescado, le dará una serpiente?
Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que le piden?
Y cuando bajó del monte, grandes multitudes le seguían.
Y he aquí, se le acercó un leproso y se postró ante El, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme.
Entonces Jesús le dijo*: Mira, no se lo digas a nadie, sino ve, muéstrate al sacerdote y presenta la ofrenda que ordenó Moisés, para {que les sirva de} testimonio a ellos.
Y cuando entró Jesús en Capernaúm se le acercó un centurión suplicándole,
Al oír{lo} Jesús, se maravilló y dijo a los que {le} seguían: En verdad os digo que en Israel no he hallado en nadie una fe tan grande.
Le tocó la mano, y la fiebre la dejó; y ella se levantó y le servía.
Y al atardecer, le trajeron muchos endemoniados; y expulsó a los espíritus con {su} palabra, y sanó a todos los que estaban enfermos,
Y un escriba se {le} acercó y le dijo: Maestro, te seguiré adondequiera que vayas.
Y Jesús le dijo*: Las zorras tienen madrigueras y las aves del cielo nidos, pero el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza.
Otro de los discípulos le dijo: Señor, permíteme que vaya primero y entierre a mi padre.
Pero Jesús le dijo*: Sígueme, y deja que los muertos entierren a sus muertos.
Cuando entró Jesús en la barca, sus discípulos le siguieron.
Y llegándose a El, le despertaron, diciendo: ¡Señor, sálva{nos}, que perecemos!
Y los hombres se maravillaron, diciendo: ¿Quién es éste, que aun los vientos y el mar le obedecen?
Cuando llegó al otro lado, a la tierra de los gadarenos, le salieron al encuentro dos endemoniados que salían de los sepulcros, violentos en extremo, de manera que nadie podía pasar por aquel camino.
y los demonios le rogaban, diciendo: Si vas a echarnos fuera, mándanos a la piara de cerdos.
Y toda la ciudad salió al encuentro de Jesús; y cuando le vieron, {le} rogaron que se fuera de su comarca.
Y le trajeron un paralítico echado en una camilla; y Jesús, viendo la fe de ellos, dijo al paralítico: Anímate, hijo, tus pecados te son perdonados.
Cuando Jesús se fue de allí, vio a un hombre llamado Mateo, sentado en la oficina de los tributos, y le dijo*: ¿Sígueme! Y levantándose, le siguió.
Entonces se le acercaron* los discípulos de Juan, diciendo: ¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos, pero tus discípulos no ayunan?
Y he aquí, una mujer que había estado sufriendo de flujo de sangre por doce años, se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto;
Al irse Jesús de allí, dos ciegos le siguieron, gritando y diciendo: ¡Hijo de David, ten misericordia de nosotros!
Y después de haber entrado en la casa, se acercaron a El los ciegos, y Jesús les dijo*: ¿Creéis que puedo hacer esto? Ellos le respondieron*: Sí, Señor.
Y al salir ellos de allí, he aquí, le trajeron un mudo endemoniado.
Simón el cananita, y Judas Iscariote, el que también le entregó.
Le basta al discípulo llegar a ser como su maestro, y al siervo como su señor. Si al dueño de la casa lo han llamado Beelzebú, ¡cuánto más a los de su casa!
Por tanto, todo el que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos.
Y cuando lo vieron los fariseos, le dijeron: Mira, tus discípulos hacen lo que no es lícito hacer en el día de reposo.
Y he aquí, {había allí} un hombre que tenía una mano seca. Y para poder acusarle, le preguntaron, diciendo: ¿Es lícito sanar en el día de reposo?
Y El les dijo: ¿Qué hombre habrá de vosotros que tenga una sola oveja, si ésta se le cae en un hoyo en día de reposo, no le echa mano y la saca?
Entonces dijo* al hombre: Extiende tu mano. Y él la extendió, y le fue restaurada, sana como la otra.
Mas Jesús, sabiéndo{lo,} se retiró de allí. Y muchos le siguieron, y los sanó a todos.
Entonces le trajeron un endemoniado ciego y mudo, y lo sanó, de manera que el mudo hablaba y veía.
Y a cualquiera que diga una palabra contra el Hijo del Hombre, se le perdonará; pero al que hable contra el Espíritu Santo, no se le perdonará ni en este siglo ni en el venidero.
Entonces le respondieron algunos de los escribas y fariseos, diciendo: Maestro, queremos ver una señal de parte tuya.
Pero respondiendo El, les dijo: Una generación perversa y adúltera demanda señal, y ninguna señal se le dará, sino la señal de Jonás el profeta;
Y alguien le dijo: He aquí, tu madre y tus hermanos están afuera deseando hablar contigo.
Y acercándose los discípulos, le dijeron: ¿Por qué les hablas en parábolas?
Porque a cualquiera que tiene, se le dará {más,} y tendrá en abundancia; pero a cualquiera que no tiene, aun lo que tiene se le quitará.
Y los siervos del dueño fueron y le dijeron: ``Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿Cómo, pues, tiene cizaña?"
El les dijo: ``Un enemigo ha hecho esto". Y los siervos le dijeron*: `` ¿Quieres, pues, que vayamos y la recojamos?"
Entonces dejó a la multitud y entró en la casa. Y se le acercaron sus discípulos, diciendo: Explícanos la parábola de la cizaña del campo.
¿Habéis entendido todas estas cosas? Ellos le dijeron*: Sí.
porque Juan le decía: No te es lícito tenerla.
Por lo cual le prometió con juramento darle lo que ella pidiera.
Al oír esto, Jesús se retiró de allí en una barca, solo, a un lugar desierto; y cuando las multitudes {lo} supieron, le siguieron a pie desde las ciudades.
Al atardecer se le acercaron los discípulos, diciendo: El lugar está desierto y la hora es ya avanzada; despide, pues, a las multitudes para que vayan a las aldeas y se compren alimentos.
Entonces ellos le dijeron*: No tenemos aquí más que cinco panes y dos peces.
Y al instante Jesús, extendiendo la mano, lo sostuvo y le dijo*: Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?
Entonces los que estaban en la barca le adoraron, diciendo: En verdad eres Hijo de Dios.
Y cuando los hombres de aquel lugar reconocieron a Jesús, enviaron {a decirlo} por toda aquella comarca de alrededor y le trajeron todos los que tenían {algún} mal.
Y le rogaban que les dejara tocar siquiera el borde de su manto; y todos los que {lo} tocaban quedaban curados.
Entonces, acercándose los discípulos, le dijeron*: ¿Sabes que los fariseos se escandalizaron cuando oyeron tus palabras?
Respondiendo Pedro, le dijo: Explícanos la parábola.
Pero El no le respondió palabra. Y acercándose sus discípulos, le rogaban, diciendo: Atiéndela, pues viene gritando tras nosotros.
Entonces, respondiendo Jesús, le dijo: Oh mujer, grande es tu fe; que te suceda como deseas. Y su hija quedó sana desde aquel momento.
Y los discípulos le dijeron*: ¿Dónde conseguiríamos nosotros en el desierto tantos panes para saciar a una multitud tan grande?
Entonces los fariseos y los saduceos se acercaron {a Jesús, y} para ponerle a prueba le pidieron que les mostrara una señal del cielo.
Una generación perversa y adúltera busca señal, y no se le dará señal, sino la señal de Jonás. Y dejándolos, se fue.
Y Jesús, respondiendo, le dijo: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque {esto} no te {lo} reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos.
Y sus discípulos le preguntaron, diciendo: ¿Por qué, pues, dicen los escribas que Elías debe venir primero?
pero yo os digo que Elías ya vino y no lo reconocieron, sino que le hicieron todo lo que quisieron. Así también el Hijo del Hombre va a padecer {a manos} de ellos.
Cuando llegaron a la multitud, se le acercó un hombre, que arrodillándose delante de El, dijo:
Y le matarán, y al tercer día resucitará. Y ellos se entristecieron mucho.
El dijo*: Sí. Y cuando él llegó a casa, Jesús se le anticipó, diciendo: ¿Qué te parece, Simón? ¿De quiénes cobran tributos o impuestos los reyes de la tierra, de sus hijos o de los extraños?
Y cuando respondió: De los extraños, Jesús le dijo: Entonces los hijos están exentos.
Sin embargo, para que no los escandalicemos, ve al mar, echa el anzuelo, y toma el primer pez que salga; y cuando le abras la boca hallarás un estáter; tómalo y dáselo por ti y por mí.
Pero al que haga tropezar a uno de estos pequeñitos que creen en mí, mejor le sería que le colgaran al cuello una piedra de molino de {las que mueve un} asno, y que se ahogara en lo profundo del mar.
Entonces se {le} acercó Pedro, y le dijo: Señor, ¿cuántas veces pecará mi hermano contra mí que yo haya de perdonarlo? ¿Hasta siete veces?
Jesús le dijo*: No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.
Y al comenzar a ajustar{las,} le fue presentado uno que le debía diez mil talentos.