'Pues' en la Biblia
- 1.Gé 2:7-Éx 32:34
- 2.Éx 33:5-Josué 6:11
- 3.Josué 6:27-Rut 3:11
- 4.Rut 3:13-2 Samuel 2:6
- 5.2 Samuel 2:7-1 Reyes 19:8
- 6.1 Reyes 20:7-2 Crónicas 20:24
- 7.2 Crónicas 20:33-Proverbios 17:14
- 8.Proverbios 20:4-Jeremías 44:7
- 9.Jeremías 48:7-Zacarías 7:4
- 10.Zacarías 7:14-Lucas 12:58
- 11.Lucas 13:14-Hechos 21:22
- 12.Hechos 21:23-Filipenses 2:29
- 13.Filipenses 4:11-Apocalipsis 16:6
Con todo eso los lugares altos no eran quitados; pues el pueblo aun no había preparado su corazón al Dios de sus padres.
Hizo, pues, lo malo ante los ojos del SEÑOR, como la casa de Acab; porque después de la muerte de su padre, ellos le aconsejaron para su perdición.
Y Josabet, hija del rey, tomó a Joás hijo de Ocozías, y lo hurtó de entre los hijos del rey, que mataban, y le guardó a él y a su ama en la cámara de las camas. Así, pues, lo escondió Josabet, hija del rey Joram, mujer de Joiada el sacerdote (porque ella era hermana de Ocozías), de delante de Atalía, y no le mataron.
Hacían, pues, los oficiales la obra, y por sus manos fue la obra restaurada, y restituyeron la Casa de Dios a su disposición, y la fortificaron.
No tuvo, pues, memoria el rey Joás de la misericordia que su padre Joiada había hecho con él, antes le mató su hijo; el cual dijo al morir: El SEÑOR lo vea, y lo requiera.
Y Amasías dijo al varón de Dios: ¿Qué pues se hará de cien talentos que he dado al ejército de Israel? Y el varón de Dios respondió: Del SEÑOR es darte mucho más que esto.
Subió, pues, Joás rey de Israel, y se vieron cara a cara él y Amasías rey de Judá, en Bet-semes, la cual es de Judá.
Oídme, pues, ahora, y volved a enviar los cautivos que habéis tomado de vuestros hermanos; porque la ira del furor del SEÑOR está contra vosotros.
Y vino contra él Tilgat-pileser, rey de los asirios; pues lo redujo a estrechez, y no lo fortificó.
porque sacrificó a los dioses de Damasco que le habían herido, y dijo: Pues que los dioses de los reyes de Siria les ayudan, yo también sacrificaré a ellos para que me ayuden; habiendo sido éstos su ruina, y la de todo Israel.
Ahora pues, está en mi corazón hacer pacto con el SEÑOR Dios de Israel, para que aparte de nosotros la ira de su furor.
Y respondiendo Ezequías dijo: Vosotros os habéis consagrado ahora al SEÑOR; llegaos pues, y presentad sacrificios y alabanzas en la Casa del SEÑOR. Y la multitud presentó sacrificios y alabanzas; y todo liberal de corazón, holocaustos.
Así, pues, hubo gran multitud de holocaustos, con sebos de pacíficos, y libaciones de cada holocausto. Y así fue ordenado el servicio de la Casa del SEÑOR.
Fueron, pues, correos con letras de la mano del rey y de sus príncipes por todo Israel y Judá, como el rey lo había mandado, y decían: Hijos de Israel, volveos al SEÑOR el Dios de Abraham, de Isaac, y de Israel, y él se volverá al remanente que han escapado de la mano de los reyes de Asiria.
Viendo, pues, Ezequías la venida de Senaquerib, y su determinación de combatir a Jerusalén,
Se fortaleció, pues, Ezequías, y edificó todos los muros caídos, e hizo alzar las torres, y otro muro por fuera; fortificó además a Millo en la ciudad de David, e hizo muchas espadas y paveses.
Ahora, pues, no os engañe Ezequías, ni os persuada de tal cosa, ni le creáis; que si ningún dios de todas aquellas naciones y reinos pudo librar su pueblo de mis manos, y de las manos de mis padres, ¿cuánto menos vuestro Dios os podrá librar de mi mano?
Los sacó, pues, Ciro rey de Persia, por mano de Mitrídates tesorero, el cual los dio por cuenta a Sesbasar príncipe de Judá.
Ahora, pues, dad orden que cesen aquellos varones, y no sea esa ciudad edificada, hasta que por mí sea dada nueva orden.
Ahora pues, Tatnai, capitán del otro lado del río, Setar-boznai, y sus compañeros los afarsaqueos que estáis al otro lado del río, apartaos de ahí.
Y los ancianos de los judíos edificaban y prosperaban, conforme a la profecía de Hageo profeta, y de Zacarías hijo de Iddo. Edificaron, pues, y acabaron, por el mandamiento del Dios de Israel, y por el mandamiento de Ciro, de Darío, y de Artajerjes rey de Persia.
Todo lo que es mandado por el Dios del cielo, sea hecho prestamente para la Casa del Dios del cielo; pues, ¿por qué habría de ser su ira contra el reino del rey y de sus hijos?
Ayunamos pues, y buscamos a nuestro Dios sobre esto, y él nos fue propicio.
Pesé, pues, en manos de ellos seiscientos cincuenta talentos de plata, y vasos de plata por cien talentos, y cien talentos de oro;
Entonces respondió Secanías hijo de Jehiel, de los hijos de Elam, y dijo a Esdras: Nos hemos rebelado contra nuestro Dios, pues tomamos mujeres extranjeras de los pueblos de la tierra; mas hay aún esperanza para Israel sobre esto.
Ahora pues, dad confesión al SEÑOR Dios de vuestros padres, y haced su voluntad, y apartaos de los pueblos de las tierras, y de las mujeres extranjeras.
Fueron pues puestos sobre este negocio Jonatán hijo de Asael, y Jahazías hijo de Ticva; y Mesulam y Sabetai, levitas, les ayudaron.
Ellos, pues, son tus siervos y tu pueblo, los cuales rescataste con tu gran fortaleza, y con tu mano fuerte.
me dijo el rey: ¿Por qué está triste tu rostro, pues no estás enfermo? No es esto sino quebranto de corazón. Entonces temí en gran manera.
Llegué pues a Jerusalén, y estuve allí tres días,
Y les dije: Nosotros rescatamos a nuestros hermanos judíos que habían sido vendidos a los gentiles, conforme a la facultad que había en nosotros, ¿y vosotros aun vendéis a vuestros hermanos, y serán vendidos a nosotros? Y callaron, pues no tuvieron qué responder.
Porque todos ellos nos infundían miedo, diciendo: Se debilitarán las manos de ellos en la obra, y no será hecha. Esfuerza pues mis manos, oh Dios.
Se terminó pues el muro el veinticinco del mes de Elul, en cincuenta y dos días.
Abrió, pues, Esdras el libro a ojos de todo el pueblo (porque estaba más alto que todo el pueblo); y cuando lo abrió, todo el pueblo estuvo atento.
Los levitas, pues, hacían callar a todo el pueblo, diciendo: Callad, que es día santo, y no os entristezcáis.
Salió, pues, el pueblo, y trajeron, y se hicieron cabañas, cada uno sobre su terrado, en sus patios, en los patios de la Casa de Dios, en la plaza de la puerta de las Aguas, y en la plaza de la puerta de Efraín.
Ahora pues, Dios nuestro, Dios grande, fuerte y terrible, que guardas el pacto y la misericordia, no sea tenido en poco delante de ti todo el sufrimiento que nos ha alcanzado a nuestros reyes, a nuestros príncipes, a nuestros sacerdotes, a nuestros profetas, a nuestros padres, y a todo tu pueblo, desde los días de los reyes de Asiria hasta este día.
A causa, pues, de todo esto, nosotros hacemos fiel alianza, y la escribimos, signada de nuestros príncipes, de nuestros levitas, y de nuestros sacerdotes.
En Jerusalén, pues, habitaron de los hijos de Judá, y de los hijos de Benjamín. De los hijos de Judá: Ataías, hijo de Uzías, hijo de Zacarías, hijo de Amarías, hijo de Sefatías, hijo de Mahalaleel, de los hijos de Fares;
Sucedió pues, que cuando la sombra llegó a las puertas de Jerusalén antes del sábado, dije que se cerraren las puertas, y ordené que no las abrieran hasta después del sábado; y puse a las puertas algunos de mis criados, para que en día de sábado no entraran carga.
Los limpié, pues, de todo extranjero, y puse las ordenanzas a los sacerdotes y levitas, a cada uno en su obra;
pues envió cartas a todas las provincias del rey, a cada provincia conforme a su escribir, y a cada pueblo conforme a su lenguaje, diciendo: Que todo varón sea señor en su casa; y que se publique esto en la lengua de su pueblo.
Sucedió, pues, que cuando se divulgó el mandamiento del rey y su ley, y siendo reunidas muchas jóvenes en Susa, el palacio, a cargo de Hegai, fue tomada también Ester para casa del rey, al cuidado de Hegai, guarda de las mujeres.
Fue, pues, Ester llevada al rey Asuero a su casa real en el mes décimo, que es el mes de Tebet, en el año séptimo de su reinado.
Salió, pues, Hatac a Mardoqueo, a la plaza de la ciudad que estaba delante de la puerta del rey.
Y respondió el rey: Daos prisa, llamad a Amán, para que haga el mandamiento de Ester. Vino, pues, el rey con Amán al banquete que Ester dispuso.
Entró, pues, Amán, y el rey le dijo: ¿Qué se hará al hombre cuya honra desea el rey? Y dijo Amán en su corazón: ¿A quién deseará el rey hacer honra más que a mí?
Vino, pues, el rey con Amán al banquete con la reina Ester.
Escribid pues vosotros a los judíos como bien os pareciere en el nombre del rey, y selladlo con el anillo del rey; porque la escritura que se escribe en el nombre del rey, y se sella con el anillo del rey, no es para revocarla.
Los correos pues, cabalgando en mulos; en mulos salieron apresurados y constreñidos por el mandamiento del rey; y la ley fue dada en Susa capital del reino.
Porque Mardoqueo era grande en la casa del rey, y su fama iba por todas las provincias; pues el varón Mardoqueo iba engrandeciéndose.
Y dijo el rey a la reina Ester: En Susa, capital del reino, los judíos han matado y destruido a quinientos hombres, y a diez hijos de Amán; ¿qué habrán hecho en las otras provincias del rey? ¿Cuál pues es tu petición, y te será concedida? ¿Y qué más es tu demanda, y será hecho?
Por esto llamaron a estos días Purim, del nombre Pur. Por todas las palabras pues de esta carta, y por lo que ellos vieron sobre esto, y lo que llegó a su noticia,
Pues que ahora yaciera yo, y reposara; durmiera, y entonces tuviera reposo,
Ahora pues da voces, si habrá quien te responda; y ¿si habrá alguno de los santos a quien mires?
pues aun con las piedras del campo tendrás tu concierto, y las bestias del campo estarán en paz contigo.
Ahora pues, si queréis, mirad en mí, y ved si mentiré delante de vosotros.
Abominé la vida; no quiero vivir para siempre; déjame, pues, que mis días son vanidad.
¿No son mis días poca cosa? Cesa pues, y déjame, para que me esfuerce un poco.
Oíd, pues, ahora mi disputa, y estad atentos a los argumentos de mis labios.
Pues ahora me cuentas los pasos, y no das dilación a mi pecado.
Porque tu boca declaró tu iniquidad, pues has escogido el hablar de los astutos.
¿Dónde pues estará ahora mi esperanza? Y mi esperanza ¿quién la verá?
Dicen pues a Dios: Apártate de nosotros, que no queremos el conocimiento de tus caminos.
¿Cómo, pues, me consoláis en vano, dado que vuestras respuestas quedan por mentira?
¿Cómo pues se justificará el hombre con Dios? ¿Y cómo será limpio el que nace de mujer?
He aquí que todos vosotros lo habéis visto, ¿por qué pues os desvanecéis con vanidad?
Dios, pues, descargará sobre él, y no perdonará. Hará él por huir de su mano.
¿De dónde pues vendrá la sabiduría? ¿Y dónde está el lugar del entendimiento?
Hice pacto con mis ojos; ¿cómo, pues, había yo de mirar a una virgen?
Si pues hay en ti entendimiento, oye esto: Escucha la voz de mis palabras.
No carga pues él al hombre más de lo justo, para que vaya con Dios a juicio.
Nadie hay tan osado que lo despierte; ¿quién pues podrá estar delante de mí?
Ahora pues, tomaos siete becerros y siete carneros, y andad a mi siervo Job, y ofreced holocausto por vosotros, y mi siervo Job orará por vosotros; solamente porque recibiré a él no os trataré según su locura, por cuanto no habéis hablado por mí con rectitud, como mi siervo Job.
Fueron pues Elifaz temanita, y Bildad suhita, y Zofar naamatita, e hicieron como el SEÑOR les mandó; y el SEÑOR recibió a Job.
Sabed pues, que el SEÑOR hizo apartar al pío para sí; el SEÑOR oirá cuando yo a él clamare.
Y te rodeará ayuntamiento de pueblos; por causa pues de él vuélvete en alto.
Consuma ahora mal a los malos, y establece al justo; pues el Dios justo es el que prueba los corazones y los riñones.
Vau Pues de aquí a poco no estará el malo; y contemplarás sobre su lugar, y no aparecerá.
Fui pues como un hombre que no oye, y que en su boca no tiene reprensiones.
Pues se ve que mueren todos los sabios; el loco y el ignorante perecen, y dejan a otros sus riquezas.
Vuelvan pues a la tarde, y ladren como perros, y rodeen la ciudad.
Pensaré pues para entender esto; es a mis ojos duro trabajo.
Y comieron, y se llenaron bien; les cumplió pues su deseo.
pues sus corazones no eran rectos con él, ni estuvieron firmes en su pacto.
Suyo también el mar, pues él lo hizo; y sus manos formaron la tierra seca.
Pues los que no hacen iniquidad, andan en sus caminos.
Pues tus testimonios son mis deleites, y mis consejeros.
Por demás os es el madrugar a levantaros, el veniros tarde a reposar, el comer pan de dolores; pues que a su amado dará Dios el sueño.
Pues aun no está la palabra en mi lengua, y he aquí, oh SEÑOR, tú la supiste toda.
De cierto, oh Dios, matarás al impío; apartaos, pues, de mí, los varones sanguinarios,
Comerán, pues, del fruto de su camino, y de sus consejos se hartarán.
Ahora pues, hijos, oídme, y no os apartéis de las razones de mi boca.
Pues que los caminos del hombre están ante los ojos del SEÑOR, ¡y él pesa todas sus veredas!
Ahora pues, hijos, oídme, y estad atentos a las razones de mi boca.
Ahora, pues, hijos, oídme; y bienaventurados los que guardaren mis caminos.
Vete de delante del hombre loco, pues no le conociste labios de ciencia.
Soltar las aguas (hablar precipitadamente) es el principio de la contienda; pues, antes que se revuelva el pleito, déjalo.
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- 1.Gé 2:7-Éx 32:34
- 2.Éx 33:5-Josué 6:11
- 3.Josué 6:27-Rut 3:11
- 4.Rut 3:13-2 Samuel 2:6
- 5.2 Samuel 2:7-1 Reyes 19:8
- 6.1 Reyes 20:7-2 Crónicas 20:24
- 7.2 Crónicas 20:33-Proverbios 17:14
- 8.Proverbios 20:4-Jeremías 44:7
- 9.Jeremías 48:7-Zacarías 7:4
- 10.Zacarías 7:14-Lucas 12:58
- 11.Lucas 13:14-Hechos 21:22
- 12.Hechos 21:23-Filipenses 2:29
- 13.Filipenses 4:11-Apocalipsis 16:6