Porque la aflicción no viene del polvo, Ni brota el infortunio de la tierra;

El da la lluvia sobre la superficie de la tierra, Y envía las aguas sobre los campos.

El hace cosas grandes e inescrutables, Maravillas sin número.

Para poner en alto a los humildes, Y levantar a los que lloran a lugar seguro.

El frustra las tramas de los astutos, Para que sus manos no tengan éxito.

Pero El salva al pobre de la espada en sus bocas, Y de la mano del poderoso.

El prende a los sabios en su propia astucia, Y el consejo de los sagaces pronto lo frustra.

De día tropiezan con las tinieblas, Y a mediodía andan a tientas como de noche.

El desamparado, pues, tiene esperanza, Y la injusticia tiene que cerrar su boca.

Porque El inflige dolor, pero da alivio; El hiere, pero Sus manos {también} sanan.

De la violencia y del hambre te reirás, Y no temerás a las fieras de la tierra.

``Llama ahora, ¿habrá quién te responda? ¿Y a cuál de los santos te volverás?

Porque el enojo mata al insensato, Y la ira da muerte al necio.

Estarás a cubierto del azote de la lengua, Y no temerás la violencia cuando venga.

Pues con las piedras del campo harás tu alianza, Y las fieras del campo estarán en paz contigo.

Y sabrás que tu tienda está segura, Porque visitarás tu morada y no temerás pérdida alguna.

En el hambre, El te salvará de la muerte, Y en la guerra, del poder de la espada.

En pleno vigor llegarás al sepulcro, Como se recogen las gavillas a su tiempo.

Su cosecha la devoran los hambrientos, La toman aun de {entre} los espinos, Y el intrigante ansía su riqueza.

También sabrás que tu descendencia será numerosa, Y tus vástagos como la hierba de la tierra.

Yo he visto al insensato echar raíces, Y al instante maldije su morada.

Esto lo hemos examinado, {y} así es; óyelo, y conóce{lo} para tu bien."

Sus hijos no tienen seguridad alguna, Aun en la puerta (de la ciudad) son oprimidos, Y no hay quien los libre.

Cuán bienaventurado es el hombre a quien Dios reprende; No desprecies, pues, la disciplina del Todopoderoso (Shaddai).

Pues el hombre nace para la aflicción, Como las chispas vuelan hacia arriba.

De seis aflicciones te librará, Y en la séptima no te tocará el mal.

Pero en cuanto a mí, yo buscaría a Dios, Y delante de Dios presentaría mi causa;