'Amado' en la Biblia
Y de Benjamín dijo: El amado de Jehová habitará confiado cerca de Él; Jehová lo cubrirá siempre; Y entre sus hombros morará.
Luego la aborreció Amnón con tan gran aborrecimiento, que el odio con que la aborreció fue mayor que el amor con que la había amado. Y le dijo Amnón: Levántate y vete.
Hiram rey de Tiro envió también sus siervos a Salomón, luego que oyó que lo habían ungido por rey en lugar de su padre; porque Hiram siempre había amado a David.
Jehová tu Dios sea bendito, que se agradó de ti para ponerte en el trono de Israel; porque Jehová ha amado siempre a Israel, y te ha puesto por rey, para que hagas derecho y justicia.
¿No pecó por esto Salomón, rey de Israel? Bien que en muchas naciones no hubo rey como él, que era amado de su Dios y Dios lo había puesto por rey sobre todo Israel; y aun a él le hicieron pecar las esposas extranjeras.
Jehová, la habitación de tu casa he amado, y el lugar donde tu gloria habita.
Has amado toda palabra perniciosa, oh lengua engañosa.
Y me deleitaré en tus mandamientos, los cuales he amado.
Como escorias hiciste consumir a todos los impíos de la tierra; por tanto yo he amado tus testimonios.
Mi alma ha guardado tus testimonios, y los he amado en gran manera.
Por demás es que os levantéis de madrugada, y vayáis tarde a reposar, y que comáis pan de dolores; pues que a su amado dará Dios el sueño.
Mi amado es para mí un manojito de mirra, que reposa toda la noche entre mis pechos.
Racimo de flores de alheña en las viñas de Engadi es para mí mi amado.
He aquí que tú eres hermoso, amado mío, y dulce; nuestro lecho también florido.
Como el manzano entre los árboles silvestres, así es mi amado entre los jóvenes: Con gran deleite me senté bajo su sombra, y su fruto fue dulce a mi paladar.
¡La voz de mi amado! He aquí él viene saltando sobre los montes, brincando sobre los collados.
Mi amado es semejante al corzo, o al cervatillo. Helo aquí, está tras nuestra pared, mirando por las ventanas, mostrándose por las rejas.
Mi amado habló, y me dijo: Levántate, oh amada mía, hermosa mía, y ven.
Mi amado es mío, y yo suya; él apacienta entre lirios.
Hasta que apunte el día, y huyan las sombras, vuélvete, amado mío; sé semejante al corzo, o al cervatillo, sobre los montes de Beter.
Levántate, viento del norte, y ven, viento del sur; soplad sobre mi huerto, despréndanse sus aromas. Venga mi amado a su huerto, y coma de su dulce fruta.
Yo dormía, pero mi corazón velaba: La voz de mi amado que llamaba: Ábreme, hermana mía, amada mía, paloma mía, perfecta mía; porque mi cabeza está llena de rocío, mis cabellos de las gotas de la noche.
Mi amado metió su mano por la ventanilla, y mis entrañas se conmovieron dentro de mí.
Yo me levanté para abrir a mi amado, y mis manos gotearon mirra, y mis dedos mirra que corría sobre las aldabas del candado.
Abrí yo a mi amado; mas mi amado se había ido, había ya pasado; y tras su hablar salió mi alma; lo busqué, y no lo hallé; lo llamé, y no me respondió.
Yo os conjuro, oh doncellas de Jerusalén, si halláis a mi amado, que le digáis que estoy enferma de amor.
¿Qué es tu amado más que otro amado, oh la más hermosa de todas las mujeres? ¿Qué es tu amado más que otro amado, que así nos conjuras?
Mi amado es blanco y rubio, distinguido entre diez mil.
Su paladar, dulcísimo: y todo él codiciable. Tal es mi amado, tal es mi amigo, oh doncellas de Jerusalén.
¿A dónde se ha ido tu amado, oh la más hermosa de todas las mujeres? ¿A dónde se apartó tu amado, y lo buscaremos contigo?
Mi amado descendió a su huerto, a las eras de los aromas para apacentar en los huertos, y para recoger los lirios.
Yo soy de mi amado, y mi amado es mío: Él apacienta entre los lirios.
y tu paladar como el buen vino, que se entra a mi amado suavemente, y hace hablar los labios de los que duermen.
Yo soy de mi amado, y conmigo tiene su contentamiento.
Las mandrágoras han dado olor, y a nuestras puertas hay toda clase de dulces frutas, nuevas y añejas, que para ti, oh amado mío, he guardado.
¿Quién es ésta que sube del desierto, recostada sobre su amado? Debajo de un manzano te desperté; allí tuvo dolores tu madre, allí tuvo dolores la que te dio a luz.
Huye, amado mío; y sé semejante al corzo, o al cervatillo, sobre las montañas de los aromas.
Ahora cantaré por mi amado el cantar de mi amado a su viña. Tenía mi amado una viña en una ladera fértil.
Congregaos todos vosotros, y oíd. ¿Quién hay entre ellos que anuncie estas cosas? Jehová le ha amado; Él hará su voluntad en Babilonia, y su brazo estará sobre los caldeos.
Jehová se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia.
Al principio de tus súplicas fue dada la orden, y yo he venido para enseñártela, porque tú eres muy amado. Entiende, pues, el asunto, y considera la visión.
Y me dijo: Daniel, varón muy amado, está atento a las palabras que te hablaré, y levántate sobre tus pies; porque a ti he sido enviado ahora. Y cuando él hablaba conmigo estas palabras, yo estaba temblando.
y me dijo: Varón muy amado, no temas; paz a ti; ten buen ánimo, y esfuérzate. Y hablando él conmigo recobré las fuerzas, y dije: Hable mi señor, porque me has fortalecido.
Efraín fue herido, se secó su raíz, no dará más fruto; aunque engendren, yo mataré el amado fruto de su vientre.
Yo os he amado, dice Jehová; y dijisteis: ¿En qué nos amaste? ¿No era Esaú hermano de Jacob? dice Jehová. Pero amé a Jacob,
Y he aquí una voz del cielo que decía: Éste es mi Hijo amado, en quien tengo contentamiento.
He aquí mi siervo, a quien he escogido: Mi amado, en quien se agrada mi alma: Pondré mi Espíritu sobre Él, y a los gentiles anunciará juicio.
Mientras Él aún hablaba, una nube resplandeciente los cubrió; y he aquí una voz desde la nube, que decía: Éste es mi Hijo amado, en quien tengo contentamiento; a Él oíd.
Y vino una voz del cielo que decía: Tú eres mi Hijo amado, en ti tengo contentamiento.
Y vino una nube que les cubrió de sombra, y desde la nube una voz que decía: Éste es mi Hijo amado; a Él oíd.
Por último, teniendo aún un hijo, su amado, lo envió también a ellos, diciendo: Tendrán respeto a mi hijo.
y descendió el Espíritu Santo sobre Él en forma corporal, como paloma, y vino una voz del cielo que decía: Tú eres mi Hijo amado, en ti tengo complacencia.
Y vino una voz desde la nube, que decía: Éste es mi Hijo amado; a Él oíd.
Entonces el señor de la viña dijo: ¿Qué haré? Enviaré a mi hijo amado; quizá le respetarán cuando le vean.
Y antes de la fiesta de la pascua, sabiendo Jesús que su hora había llegado para que pasase de este mundo al Padre, como había amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin.
Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; que como yo os he amado, así también os améis unos a otros.
El que tiene mis mandamientos, y los guarda, éste es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él.
Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor.
Éste es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado.
pues el Padre mismo os ama, porque vosotros me habéis amado, y habéis creído que yo salí de Dios.
Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfeccionados en uno; y para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado como también a mí me has amado.
Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo; para que vean mi gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo.
Y yo les he dado a conocer tu nombre, y lo daré a conocer aún; para que el amor con que me has amado, esté en ellos, y yo en ellos.
Saludad también a la iglesia que está en su casa. Saludad a Epeneto, amado mío, que es de los primeros frutos de Acaya para Cristo.
Saludad a Amplias, amado mío en el Señor.
Saludad a Urbano, nuestro ayudador en Cristo, y a Estaquis, amado mío.
Por esta causa os envié a Timoteo, que es mi hijo amado y fiel en el Señor, el cual os recordará de mis caminos cuáles sean en Cristo, de la manera que enseño en todas partes en todas las iglesias.
Y yo de buena gana gastaré y seré desgastado por vuestras almas, aunque amándoos más, sea amado menos,
para alabanza de la gloria de su gracia, en la cual nos hizo aceptos en el Amado,
Y para que también vosotros sepáis mis asuntos, y lo que hago; todo os lo hará saber Tíquico, hermano amado y fiel ministro en el Señor,
como lo habéis aprendido de Epafras, nuestro amado consiervo, el cual por vosotros es un fiel ministro de Cristo,
el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo;
Todos mis asuntos os hará saber Tíquico, amado hermano y fiel ministro y consiervo en el Señor;
con Onésimo, fiel y amado hermano, el cual es de vosotros. Todo lo que acá acontece, os lo harán saber.
Os saluda Lucas, el médico amado, y Demas.
a Timoteo, mi amado hijo: Gracia, misericordia, y paz de Dios el Padre y de Jesucristo nuestro Señor.
Pablo, prisionero de Jesucristo, y nuestro hermano Timoteo, a Filemón, amado, y colaborador nuestro,
no ya como siervo, sino como más que siervo, como hermano amado, mayormente para mí, pero cuánto más para ti, tanto en la carne como en el Señor.
Has amado la justicia, y aborrecido la maldad; Por tanto Dios, el Dios tuyo, te ha ungido con óleo de alegría más que a tus compañeros.
Porque Él recibió de Dios Padre honor y gloria, cuando le fue enviada desde la magnífica gloria una gran voz que decía: Éste es mi Hijo amado, en el cual tengo contentamiento.
Y considerad la paciencia de nuestro Señor por salvación; como también nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría que le ha sido dada, os ha escrito,
En esto consiste el amor; no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino que Él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados.
Amados, si Dios así nos ha amado, debemos también nosotros amarnos unos a otros.
El anciano al muy amado Gayo, a quien yo amo en la verdad.
Amado, mi oración es que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma.
Amado, fielmente haces todo lo que haces para con los hermanos, y con los extranjeros,
Amado, no sigas lo malo, sino lo bueno. El que hace lo bueno es de Dios; mas el que hace lo malo, no ha visto a Dios.
He aquí, yo entrego de la sinagoga de Satanás a los que se dicen ser judíos y no lo son, sino que mienten; he aquí, yo haré que vengan y adoren delante de tus pies, y que reconozcan que yo te he amado.
Y ellos le han vencido por la sangre del Cordero, y por la palabra de su testimonio; y no han amado sus vidas hasta la muerte.
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