1164 casos

'Con' en la Biblia

el señor de aquel siervo llegará un día, cuando él no {lo} espera y a una hora que no sabe, y lo azotará severamente, y le asignará un lugar con los incrédulos.

Porque mientras vas con tu adversario para comparecer ante el magistrado, procura en el camino arreglarte con él, no sea que te arrastre ante el juez, y el juez te entregue al alguacil, y el alguacil te eche en la cárcel.

En esa misma ocasión había allí algunos que le contaron acerca de los galileos cuya sangre Pilato había mezclado con la de sus sacrificios.

Entonces decía: ¿A qué es semejante el reino de Dios y con qué lo compararé?

Cuando uno de los que estaban sentados con El {a la mesa} oyó esto, le dijo: ¡Bienaventurado todo el que coma pan en el reino de Dios!

¿O qué rey, cuando sale al encuentro de otro rey para la batalla, no se sienta primero y delibera si con diez mil {hombres} es {bastante} fuerte como para enfrentarse al que viene contra él con veinte mil?

Por tanto, buena es la sal, pero si también la sal ha perdido su sabor, ¿con qué será sazonada?

¿O qué mujer, si tiene diez monedas de plata y pierde una moneda, no enciende una lámpara y barre la casa y busca con cuidado hasta hallar{la?}

Pero respondiendo él, le dijo al padre: ``Mira, por tantos años te he servido y nunca he desobedecido ninguna orden tuya, y {sin embargo,} nunca me has dado un cabrito para regocijarme con mis amigos;

pero cuando vino este hijo tuyo, que ha consumido tus bienes con rameras, mataste para él el becerro engordado."

El señor elogió al mayordomo injusto porque había procedido con sagacidad, pues los hijos de este siglo son más sagaces en las relaciones con sus semejantes que los hijos de la luz.

Habiéndole preguntado los fariseos cuándo vendría el reino de Dios, {Jesús} les respondió, y dijo: El reino de Dios no viene con señales visibles,

``Entonces, ¿por qué no pusiste mi dinero en el banco, y al volver yo, lo hubiera recibido con los intereses?"

Y aconteció que en uno de los días cuando El enseñaba a la gente en el templo y anunciaba el evangelio, {se le} enfrentaron los principales sacerdotes y los escribas con los ancianos,

y le hablaron, diciéndole: Dinos, ¿con qué autoridad haces estas cosas, o quién te dio esta autoridad?

Jesús entonces les dijo: Tampoco yo os diré con qué autoridad hago estas cosas.

Y al tiempo {de la vendimia} envió un siervo a los labradores para que le dieran {parte} del fruto de la viña; pero los labradores, después de golpearlo, lo enviaron con las manos vacías.

Volvió a enviar otro siervo; y ellos también a éste, después de golpearlo y ultrajarlo, lo enviaron con las manos vacías.

Cuidaos de los escribas, a quienes les gusta andar con vestiduras largas, y son amantes de los saludos respetuosos en las plazas, y de {ocupar} los primeros asientos en las sinagogas y los lugares de honor en los banquetes;

Y mientras algunos estaban hablando del templo, de cómo estaba adornado con hermosas piedras y ofrendas votivas, {Jesús} dijo:

Y diréis al dueño de la casa: ``El Maestro te dice: ` ¿Dónde está la habitación, en la cual pueda comer la Pascua con mis discípulos?'"

y les dijo: Intensamente he deseado comer esta Pascua con vosotros antes de padecer;

Porque os digo que es necesario que en mí se cumpla esto que está escrito: ``Y CON LOS TRANSGRESORES FUE CONTADO"; pues ciertamente, lo que se refiere a mí, tiene {su} cumplimiento.

Entonces Jesús dijo a los principales sacerdotes, a los oficiales del templo y a los ancianos que habían venido contra El: ¿Habéis salido con espadas y garrotes como contra un ladrón?

Y una sirvienta, al verlo sentado junto a la lumbre, fijándose en él detenidamente, dijo: También éste estaba con El.

Pasada como una hora, otro insistía, diciendo: Ciertamente éste también estaba con El, pues él también es galileo.

Los principales sacerdotes y los escribas también estaban allí, acusándole con vehemencia.

Entonces Herodes, con sus soldados, después de tratarle con desprecio y burlarse de El, le vistió con un espléndido manto y le envió de nuevo a Pilato.

Aquel mismo día Herodes y Pilato se hicieron amigos, pues antes habían estado enemistados el uno con el otro.

Pero todos ellos gritaron a una, diciendo: ¡Fuera con éste, y suéltanos a Barrabás!

Y llevaban también a otros dos, que eran malhechores, para ser muertos con El.

Y las mujeres que habían venido con El desde Galilea siguieron detrás, y vieron el sepulcro y cómo fue colocado el cuerpo.

Eran María Magdalena y Juana y María, la {madre} de Jacobo; también las demás {mujeres} con ellas referían estas cosas a los apóstoles.

Y sucedió que mientras conversaban y discutían, Jesús mismo se acercó y caminaba con ellos.

Y El les dijo: ¿Qué discusiones son estas que tenéis entre vosotros mientras vais andando? Y ellos se detuvieron, con semblante triste.

Algunos de los que estaban con nosotros fueron al sepulcro, y {lo} hallaron tal como también las mujeres habían dicho; pero a El no le vieron.

Y levantándose en esa misma hora, regresaron a Jerusalén, y hallaron reunidos a los once y a los que estaban con ellos,

El les dijo*: Venid y veréis. Entonces fueron y vieron dónde se hospedaba; y se quedaron con El aquel día, porque era como la hora décima.

Después de esto bajó a Capernaúm, El, con su madre, {sus} hermanos y sus discípulos; pero allí no se quedaron muchos días.

Y haciendo un azote de cuerdas, echó a todos fuera del templo, con las ovejas y los bueyes; desparramó las monedas de los cambistas y volcó las mesas;

Después de esto vino Jesús con sus discípulos a la tierra de Judea, y estaba allí con ellos, y bautizaba.

Entonces la mujer samaritana le dijo*: ¿Cómo es que tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana? (Porque los judíos no tienen tratos con los samaritanos.)

Ella le dijo*: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo; ¿de dónde, pues, tienes esa agua viva?

En esto llegaron sus discípulos y se admiraron de que hablara con una mujer, pero ninguno le preguntó: ¿Qué tratas de averiguar? o: ¿Por qué hablas con ella?

Ya el segador recibe salario y recoge fruto para vida eterna, para que el que siembra se regocije juntamente con el que siega.

De modo que cuando los samaritanos vinieron a El, le rogaban que se quedara con ellos; y se quedó allí dos días.

Entonces Jesús tomó los panes, y habiendo dado gracias, {los} repartió a {los} que estaban recostados; y lo mismo {hizo} con los pescados, {dándoles} todo lo que querían.

{Los} recogieron, pues, y llenaron doce cestas con los pedazos de los cinco panes de cebada que sobraron a los que habían comido.

Al día siguiente, la multitud que había quedado al otro lado del mar se dio cuenta de que allí no había más que una barca, y que Jesús no había entrado en ella con sus discípulos, sino que sus discípulos se habían ido solos.

Yo hablo lo que he visto con {mi} Padre; vosotros, entonces, hacéis también lo que oísteis de {vuestro} padre.

Contestaron los judíos, y le dijeron: ¿No decimos con razón que tú eres samaritano y que tienes un demonio?

Habiendo dicho esto, escupió en tierra, e hizo barro con la saliva y le untó el barro en los ojos,

{Algunos} de los fariseos que estaban con El oyeron esto y le dijeron: ¿Acaso nosotros también somos ciegos?

María, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo, fue la que ungió al Señor con perfume y le secó los pies con sus cabellos.

Tomás, llamado el Dídimo, dijo entonces a {sus} condiscípulos: Vamos nosotros también para morir con El.

Entonces los judíos que estaban con ella en la casa consolándola, cuando vieron que María se levantó de prisa y salió, la siguieron, suponiendo que iba al sepulcro a llorar allí.

Y cuando Jesús la vio llorando, y a los judíos que vinieron con ella llorando también, se conmovió profundamente en el espíritu, y se entristeció,

Y el que había muerto salió, los pies y las manos atados con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo*: Desatadlo, y dejadlo ir.

Por eso Jesús ya no andaba públicamente entre los judíos, sino que se fue de allí a la región cerca del desierto, a una ciudad llamada Efraín; y se quedó allí con los discípulos.

Y le hicieron una cena allí, y Marta servía; pero Lázaro era uno de los que estaban {a la mesa} con El.

Entonces María, tomando una libra de perfume de nardo puro que costaba mucho, ungió los pies de Jesús, y se los secó con los cabellos, y la casa se llenó con la fragancia del perfume.

Y así, la multitud que estaba con El cuando llamó a Lázaro del sepulcro y lo resucitó de entre los muertos, daba testimonio {de El.}

Las citas Bíblicas son tomadas de La Biblia de las Américas © 1986, 1995, 1997 by The Lockman Foundation, La Habra, Calif, http://www.lockman.org. Usadas con permiso