1039 casos en 6 traducciones

'De' en la Biblia

Porque no tengo de contender para siempre, ni para siempre me he de enojar: pues decaería ante mí el espíritu, y las almas que yo he criado.

Clama a alta voz, no te detengas; alza tu voz como shofar, y predicad a mi pueblo su rebelión; y a la casa de Jacob su pecado.

Que me buscan cada día, y quieren saber mis caminos, como gente que hubiera obrado justicia, y que no hubiera dejado el derecho de su Dios; me piden derechos de justicia, y quieren acercarse a Dios.

¿Por qué, dicen, ayunamos, y no hiciste caso? ¿Humillamos nuestras almas, y no lo supiste? He aquí que en el día de vuestro ayuno halláis lo que queréis; y todos demandáis vuestras haciendas.

¿Es tal el ayuno que yo escogí? ¿Para que el hombre aflija su alma? ¿Que encorve su cabeza, como junco; y haga cama de cilicio y de ceniza? ¿Llamaréis esto ayuno, y día agradable al SEÑOR?

¿No es antes el ayuno que yo escogí, desatar los líos de impiedad, deshacer los haces de opresión, y soltar libres a los quebrantados, y que rompáis todo yugo?

Entonces invocarás, y oirás al SEÑOR; clamarás, y dirá él: Heme aquí. Si quitares de en medio de ti el yugo, el extender el dedo, y hablar vanidad:

Y edificarán de ti los desiertos antiguos, los cimientos caídos de generación y generación levantarás; y serás llamado Reparador de portillos, Restaurador de calzadas para habitar.

Si retrajeres del sábado tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo, y al sábado llamares delicias, santo, glorioso día del SEÑOR, y lo venerares no haciendo tus caminos, ni buscando tu voluntad, ni hablando tus propias palabras.

Entonces te deleitarás en el SEÑOR: y yo te haré subir sobre las alturas de la tierra, y te haré comer la heredad de Jacob tu padre, porque la boca del SEÑOR ha hablado.

Porque vuestras manos están contaminadas de sangre, y vuestros dedos, de iniquidad; vuestros labios pronuncian mentira, y vuestra lengua habla maldad.

Ponen huevos de áspides, y tejen telas de arañas; el que comiere de sus huevos, morirá; y si lo apretaren, saldrá un basilisco.

Sus telas no servirán para vestir, ni de sus obras serán cubiertos; sus obras son obras de violencia, y obra de iniquidad está en sus manos.

No conocieron camino de paz; ni hay derecho en sus caminos; sus veredas torcieron a sabiendas, cualquiera que por ellas fuere, no conocerá paz.

Por esto se alejó de nosotros el juicio, y justicia nunca nos alcanzó, esperamos luz, y he aquí tinieblas, resplandores y andamos en oscuridad.

Tentamos como ciegos la pared, y como sin ojos andamos a tiento; tropezamos en el mediodía como de noche; en sepulcros como muertos.

Aullamos, como osos todos nosotros, y gemimos lastimeramente como palomas; esperamos juicio, y no lo hay; salud, y se alejó de nosotros.

Porque nuestras rebeliones se han multiplicado delante de ti, y nuestros pecados han atestiguado contra nosotros; porque nuestras iniquidades están con nosotros, y conocemos nuestras iniquidades:

Rebelar, y mentir contra el SEÑOR, y tornar de en pos de nuestro Dios; el hablar calumnia, y rebelión, concebir, y hablar de corazón palabras de mentira.

Vio que no había nadie, y se asombró de que no hubiera quien intercediera. Entonces su brazo le trajo salvación, y su justicia le sostuvo.

como para dar pagos, como para tornar venganza de sus enemigos, y dar el pago a sus adversarios; a las islas dará el pago.

Y temerán desde el occidente el nombre de Jehová, y desde el nacimiento del sol su gloria: porque vendrá el enemigo como río, mas el espíritu de Jehová levantará bandera contra él.

Y éste será mi Pacto con ellos, dijo el SEÑOR: el Espíritu mío que está sobre ti; y mis palabras, que puse en tu boca, no faltarán de tu boca, y de la boca de tu simiente, y de la boca de la simiente de tu simiente, dijo el SEÑOR, desde ahora y para siempre.

Alza tus ojos en derredor, y mira, todos éstos se han juntado, vinieron a ti; tus hijos vendrán de lejos, y tus hijas sobre el lado serán criadas.

Entonces verás, y resplandecerás; y se maravillará y ensanchará tu corazón, que se haya vuelto a ti la multitud del mar, que la fortaleza de los gentiles haya venido a ti.

Multitud de camellos te cubrirá, dromedarios de Madián y de Efa; vendrán todos los de Seba; traerán oro e incienso, y publicarán alabanzas del SEÑOR.

Todo el ganado de Cedar será juntado para ti; carneros de Nebaiot te serán servidos; serán ofrecidos con gracia sobre mi altar, y glorificaré la Casa de mi gloria.

Porque a mí esperarán las islas, y las naves de Tarsis desde el principio, para traer tus hijos de lejos, su plata, y su oro con ellos, al nombre del SEÑOR tu Dios, y al Santo de Israel, que te ha glorificado.

La gloria del Líbano vendrá a ti, hayas, pinos, y bojes juntamente, para honrar el lugar de mi Santuario; y yo honraré el lugar de mis pies.

Y vendrán a ti humillados los hijos de los que te afligieron; y a las pisadas de tus pies se encorvarán todos los que te escarnecían, y te llamarán Ciudad del SEÑOR, Sion del Santo de Israel.

En lugar de que has sido desechada y aborrecida, y que no había quien por ti pasara, te pondré en gloria eterna, en gozo de generación y generación.

Y mamarás la leche de los gentiles, el pecho de los reyes mamarás; y conocerás que yo soy el SEÑOR, el Salvador tuyo, y Redentor tuyo, el Fuerte de Jacob.

En vez de cobre traeré oro, y por hierro plata, y por madera metal, y en lugar de piedras hierro; y pondré paz por tu tributo, y justicia por tus exactores.

No se oirá {hablar} más de violencia en tu tierra, {ni} de desolación, ni de destrucción dentro de tus límites; sino que llamarás a tus murallas salvación y a tus puertas alabanza.

El sol nunca más te servirá de luz para el día, ni el resplandor de la luna te alumbrará; mas te será el SEÑOR por luz perpetua, y por tu gloria el Dios tuyo.

No se pondrá jamás tu sol, ni menguará tu luna; porque te será el SEÑOR por perpetua luz, y los días de tu luto serán acabados.

Y tu pueblo, todos ellos serán justos, para siempre heredarán la tierra; serán renuevos de mi plantío, obra de mis manos, para glorificarme.

a publicar el año de la buena voluntad del SEÑOR, y el día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados.

Y edificarán los desiertos antiguos, y levantarán los asolamientos primeros; y restaurarán las ciudades asoladas, los asolamientos de muchas generaciones.

Se presentarán extraños y apacentarán vuestros rebaños, e hijos de extranjeros {serán} vuestros labradores y vuestros viñadores.

Y vosotros seréis llamados sacerdotes del SEÑOR, ministros del Dios nuestro seréis dichos; comeréis las fuerzas de los gentiles, y con su gloria seréis sublimes.

En lugar de vuestra vergüenza doble, y de vuestra deshonra, os alabarán en sus heredades, por lo cual en sus tierras poseerán el doble, y tendrán perpetuo gozo.

Y la simiente de ellos será conocida entre los gentiles, y sus renuevos en medio de los pueblos; todos los que los vieren, los conocerán, que son simiente bendita del SEÑOR.

Porque como la tierra produce su renuevo, y como el huerto hace brotar su simiente, así el Señor DIOS hará brotar justicia y alabanza delante de todos los gentiles.

Entonces verán las gentes tu justicia, y todos los reyes tu gloria; y te será puesto un nombre nuevo, que la boca de Jehová nombrará.

Nunca más te llamarán Desamparada, ni tu tierra se dirá más Asolamiento; sino que serás llamada Hephzibah, y tu tierra, Beulah; porque el amor de Jehová será en ti, y tu tierra será casada.

Sobre tus muros, oh Jerusalem, he puesto guardas; todo el día y toda la noche no callarán jamás. Los que os acordáis de Jehová, no ceséis,

ni le concedáis descanso hasta que {la} restablezca, hasta que haga de Jerusalén una alabanza en la tierra.

Mas los que lo cosecharon, lo comerán, y alabarán al SEÑOR; y los que lo cogieron lo beberán en los atrios de mi santidad.

He aquí, que el SEÑOR hizo oír hasta lo último de la tierra. Decid a la hija de Sion: He aquí viene tu Salvador; he aquí que su recompensa con él, y su obra delante de él.

¿Quién es éste que viene de Edom, de Bosra, con vestidos bermejos? ¿Este hermoso en su vestido, que marcha con la grandeza de su poder? Yo, el que hablo en justicia, grande para salvar.

Solo pisé el lagar, y de los pueblos nadie fue conmigo. Los pisé con mi ira, y los hollé con mi furor; y su sangre salpicó mis vestidos, y ensucié todas mis ropas.

Miré, y no había quien ayudara, me asombré de que no hubiera quien apoyara; entonces me salvó mi brazo, y fue mi furor el que me sostuvo.

Y hollé los pueblos con mi ira, y los embriagué de mi furor; y derribé a tierra su fortaleza.

De las misericordias del SEÑOR haré memoria, de las alabanzas del SEÑOR, conforme a todo lo que el SEÑOR nos ha dado, y de la grandeza de su beneficencia a la Casa de Israel, que les ha hecho según sus misericordias, y según la multitud de sus miseraciones.

Pero se acordó de los días antiguos, de Moisés, y de su pueblo. ¿Dónde está el que les hizo subir del mar con el pastor de su rebaño? ¿Dónde está el que puso en medio de él su Espíritu Santo?

¿El que los guió por la diestra de Moisés con el brazo de su gloria; el que rompió las aguas, haciéndose así nombre perpetuo?

El espíritu de Jehová los pastoreó, como á una bestia que desciende al valle; así pastoreaste tu pueblo, para hacerte nombre glorioso.

Mira desde el cielo, desde la morada de tu santidad, y de tu gloria. ¿Dónde está tu celo, y tu fortaleza, la conmoción de tus entrañas, y de tus miseraciones para conmigo? ¿Se han estrechado?

¿Por qué, oh SEÑOR, nos has hecho errar de tus caminos? ¿Endureciste nuestro corazón a tu temor? Vuélvete por tus siervos, por las tribus de tu heredad.

Por poco tiempo poseyó la tierra prometida el pueblo de tu santidad; nuestros enemigos han hollado tu Santuario.

Hemos sido como aquellos de quienes nunca te enseñoreaste, sobre los cuales nunca fue llamado tu nombre.

Como fuego abrasador de fundiciones, fuego que hace hervir las aguas, para que hicieras notorio tu nombre á tus enemigos, y las gentes temblasen á tu presencia!

Como descendiste, cuando hiciste cosas terribles cuales nunca esperábamos, que los montes escurrieron delante de ti.

Saliste al encuentro al que con alegría obró justicia. En tus caminos se acordaban de ti. He aquí, tú te enojaste porque pecamos; tus caminos son eternos y nosotros seremos salvos.

No te aíres, oh SEÑOR, sobremanera; ni tengas perpetua memoria de la iniquidad. He aquí, mira ahora, pueblo tuyo somos todos nosotros.

La Casa de nuestro Santuario y de nuestra gloria, en la cual te alabaron nuestros padres, fue quemada al fuego; y todas nuestras cosas preciosas fueron destruidas.

pueblo, que en mi cara me provoca de continuo a ira, sacrificando en huertos, y haciendo perfume sobre ladrillos.

He aquí, que escrito está delante de mí; no callaré, antes daré, y pagaré en su seno.

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