54 casos

'Infierno' en la Biblia

Me rodearon los dolores del infierno, y los lazos de la muerte, delante de mí estuvieron.

Es más alta que los cielos: ¿qué harás? Es más profunda que el infierno: ¿cómo la conocerás?

El infierno está descubierto delante de Él, y la destrucción no tiene cobertura.

Dolores del infierno me rodearon, me previnieron lazos de muerte.

Porque tu misericordia es grande para conmigo; y has librado mi alma del más profundo infierno.

Si subiere al cielo, allí estás tú; y si en el infierno hiciere mi lecho, he aquí allí tú estás.

Por tanto, se ensanchó el infierno, y sin medida extendió su boca; y allá descenderá la gloria de ellos, y su multitud, y su ostentación, y el que en ello se regocijaba.

El infierno abajo se espantó de ti, al recibirte en tu venida; te despertó a los muertos, aun a todos los príncipes de la tierra; hizo levantar de sus tronos a todos los reyes de las naciones.

Porque habéis dicho: Hemos hecho un pacto con la muerte, e hicimos un acuerdo con el infierno; cuando pase el turbión del azote, no llegará a nosotros, pues hemos hecho de la mentira nuestro refugio, y en la falsedad nos hemos escondido.

Y será anulado vuestro pacto con la muerte, y vuestro acuerdo con el infierno no será firme; cuando pasare el turbión del azote, seréis de él hollados.

Y fuiste al rey con ungüento, y multiplicaste tus perfumes, y enviaste tus embajadores lejos, y te abatiste hasta el mismo infierno.

Del estruendo de su caída hice temblar a las naciones, cuando les hice descender al infierno con todos los que descienden a la fosa; y todos los árboles del Edén, los escogidos y mejores del Líbano, todos los que beben aguas, fueron consolados en las partes más bajas de la tierra.

También ellos descendieron con él al infierno, con los muertos a espada, los que fueron su brazo, los que habitaron a su sombra en medio de las naciones.

De en medio del infierno hablarán a él los fuertes de entre los poderosos, con los que le ayudaron, que descendieron y yacen con los incircuncisos muertos a espada.

Y no yacerán con los fuertes que cayeron de los incircuncisos, los cuales descendieron al infierno con sus armas de guerra, y pusieron sus espadas debajo de sus cabezas; mas sus pecados estarán sobre sus huesos, porque fueron terror de fuertes en la tierra de los vivientes.

Aunque caven hasta el infierno, de allá los tomará mi mano; y si subieren hasta el cielo, de allá los haré descender.

Y también, por cuanto peca por el vino, es un hombre soberbio, y no queda en casa; el cual ensancha como el infierno su alma, y es como la muerte, que no se sacia; antes reúne para sí todas las naciones, y amontona para sí todos los pueblos.

Y si tu mano derecha te es ocasión de caer, córtala, y échala de ti; pues mejor te es que uno de tus miembros se pierda, y no que todo tu cuerpo sea lanzado al infierno.

Y tú, Capernaúm, que hasta el cielo eres levantada, hasta el infierno serás abajada; porque si en Sodoma hubiesen sido hechos los milagros hechos en ti, habría permanecido hasta el día de hoy.

Y si tu ojo te hace caer, sácalo y échalo de ti; porque mejor te es entrar en la vida con un solo ojo, que teniendo dos ojos ser echado en el fuego del infierno.

Y si tu pie te es ocasión de caer, córtalo; mejor te es entrar en la vida cojo, que teniendo dos pies ser echado en el infierno, al fuego que nunca será apagado,

Y si tu ojo te es ocasión de caer, sácalo; mejor te es entrar al reino de Dios con un ojo, que teniendo dos ojos ser echado al fuego del infierno,

Y tú, Capernaúm, que hasta el cielo eres levantada, hasta el infierno serás arrojada.

Mas os enseñaré a quién debéis temer: Temed a Aquél que después de haber quitado la vida, tiene poder de echar en el infierno: Sí, os digo: A Éste temed.

viéndolo antes, habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fue dejada en el infierno, ni su carne vio corrupción.

Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. Así es la lengua entre nuestros miembros; contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y es inflamada del infierno.

Y miré, y he aquí un caballo pálido; y el que estaba sentado sobre él tenía por nombre Muerte; y el infierno le seguía. Y le fue dada potestad sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con espada, con hambre, con mortandad, y con las fieras de la tierra.

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