114 casos

'Les' en la Biblia

Y saliendo, no les podía hablar; y entendieron que había visto visión en el Templo; y él les hablaba por señas, y quedó mudo.

Y viéndolo, hicieron notorio lo que les había sido dicho del niño.

Y todos los que oyeron, se maravillaron de lo que los pastores les decían.

Y se volvieron los pastores glorificando y alabando a Dios de todas las cosas que habían oído y visto, como les había sido dicho.

Mas ellos no entendieron la palabra que les habló.

Y les dijo: Sin duda me diréis este refrán : Médico, cúrate a ti mismo; de tantas cosas que hemos oído haber sido hechas en Capernaum, haz también aquí en tu tierra.

Y descendió a Capernaum, ciudad de Galilea, y allí les enseñaba los sábados.

E inclinándose hacia ella, riñó a la fiebre; y la fiebre la dejó; y ella levantándose luego, les servía.

Y salían también demonios de muchos, dando voces, y diciendo: Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios. Mas él riñéndoles no les dejaba hablar; porque sabían que él era el Cristo.

Y él le mandó que no lo dijese a nadie; mas ve, le dijo, muéstrate al sacerdote, y ofrece por tu limpieza, como mandó Moisés, para que les conste.

Y respondiendo Jesús, les dijo: Los que están sanos no necesitan médico, sino los que están enfermos.

Pero vendrán días cuando el esposo les será quitado; entonces ayunarán en aquellos días.

Y les decía también una parábola: Nadie corta un pedazo de un vestido nuevo para remendar un vestido viejo; pues si lo hace, rompe el nuevo, y el remiendo sacado de él no armoniza con el viejo.

Y respondiendo Jesús les dijo: ¿Ni aun esto habéis leído, qué hizo David cuando tuvo hambre, él, y los que con él estaban;

Y respondiendo Jesús, les dijo: Id, dad las nuevas a Juan de lo que habéis visto y oído: que los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos resucitan, a los pobres es anunciado el Evangelio:

Y aconteció un día que él entró en un barco con sus discípulos, y les dijo: Pasemos al otro lado del lago. Y partieron.

Y les dijo: ¿Qué es de vuestra fe? Y atemorizados, se maravillaban, diciendo los unos a los otros: ¿Quién es éste, que aun a los vientos y al agua manda, y le obedecen?

Y les contaron los que lo habían visto, cómo había sido salvado aquel endemoniado.

Y cuando lo entendió el pueblo, le siguió; y él los recibió, y les hablaba del Reino de Dios, y sanó a los que tenían necesidad de cura.

Y les dice: Dadles vosotros de comer. Y dijeron ellos: No tenemos más que cinco panes y dos pescados, si no vamos nosotros a comprar viandas para toda esta multitud.

Y aconteció al día siguiente, apartándose ellos del monte, gran multitud les salió al encuentro.

Mas ellos no entendían esta palabra, y les era encubierta para que no la entendiesen; y temían preguntarle sobre ella.

Y les dice: Cualquiera que recibiere este niño en mi nombre, a mí me recibe; y cualquiera que me recibiere a mí, recibe al que me envió; porque el que fuere el menor entre todos vosotros, éste será grande.

Y les decía: La mies a la verdad es mucha, mas los obreros pocos; por tanto, rogad al Señor de la mies que envíe obreros a su mies.

Y les dijo: Cuando oréis, decid: Padre nuestro que estás en los cielos; sea tu Nombre santificado. Venga tu Reino. Sea hecha tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.

Mas él, conociendo los pensamientos de ellos, les dijo: Todo reino dividido contra sí mismo, es desolado; y toda ciudad o casa dividida contra si mismo, no permanecerá.

Y les refirió una parábola, diciendo: La heredad de un hombre rico había llevado muchos frutos;

Bienaventurados aquellos siervos, a los cuales cuando el Señor viniere, hallare velando; de cierto os digo, que él se ceñirá, y hará que se sienten a la mesa, y pasando les servirá.

Y dijo el Señor: ¿Quién es el mayordomo fiel y prudente, al cual el señor pondrá sobre su familia, para que a tiempo les dé su ración?

Y respondiendo Jesús, les dijo: ¿Pensáis que estos galileos, porque han padecido tales cosas, hayan sido más pecadores que todos los Galileos?

Y él les refirió esta parábola, diciendo:

y el menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de la hacienda que me pertenece; y les repartió su sustento.

Cuando él los vio, les dijo: Id, mostraos a los sacerdotes. Y aconteció, que yendo ellos, fueron limpios.

Y preguntado por los fariseos, cuándo había de venir el Reino de Dios, les respondió y dijo: El Reino de Dios no vendrá con observación;

Y respondiendo, le dicen: ¿Dónde, Señor? Y él les dijo: Donde estuviere el cuerpo, allá se juntarán también las águilas.

Y Jesús, tomando aparte a los doce, les dijo: He aquí subimos a Jerusalén, y serán cumplidas todas las cosas que fueron escritas por los profetas, del Hijo del hombre.

Pero ellos nada de estas cosas entendían, y esta palabra les era encubierta, y no sabían lo que decía.

Y fueron los que habían sido enviados, y hallaron como les dijo.

Y desatando ellos el pollino, sus dueños les dijeron: ¿Por qué desatáis el pollino?

Y él respondiendo, les dijo: Os digo que si éstos callaran, las piedras clamarían.

Respondiendo entonces Jesus, les dijo: Os preguntaré yo también una palabra; respondedme:

Entonces Jesus les dijo: Ni yo os digo con qué potestad hago estas cosas.

Y le echaron fuera de la viña, y le mataron. ¿Qué pues, les hará el señor de la viña?

Entonces respondiendo Jesus, les dijo: Los hijos de este siglo se casan, y son dados en casamiento;

Y él les dijo: ¿Cómo dicen que el Cristo es hijo de David?

porque todos éstos, de lo que les sobra echaron para las ofrendas de Dios; mas ésta de su pobreza echó todo el sustento que tenía.

Entonces les dijo: Se levantarán gentiles contra gentiles, y reino contra reino;

Y les dijo también una parábola: Mirad la higuera y todos los árboles.

Y él les dijo: He aquí cuando entrareis en la ciudad, os encontrará un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidle hasta la casa donde entrare,

Fueron pues, y lo hallaron todo como les había dicho; y aparejaron el cordero de la pascua.

Y les dijo: En gran manera he deseado comer con vosotros este cordero de la pascua antes que padezca;

Asimismo también tomó y les dio el vaso, después que hubo cenado, diciendo: Este vaso es el Nuevo Testamento en mi sangre, que por vosotros se derrama.

Entonces él les dijo: Los reyes de los gentiles se enseñorean de ellos; y los que sobre ellos tienen potestad, son llamados bienhechores;

Y les dijo: Pues ahora, el que tiene bolsa, tómela, y también la alforja, y el que no tiene, venda su capa y compre espada.

Entonces ellos dijeron: Señor, aquí hay dos espadas. Y él les dijo: Basta.

y les dijo: ¿Por qué dormís? Levantaos, y orad para que no entréis en tentación.

Y dijeron todos: ¿Luego tú eres Hijo de Dios? Y él les dijo: Vosotros lo decís que YO SOY.

les dijo: Me habéis presentado a éste por hombre que desvía al pueblo; y he aquí, preguntando yo delante de vosotros, no he hallado culpa alguna en este hombre de aquellas de que le acusáis.

Y él les dijo la tercera vez: ¿Por qué? ¿Qué mal ha hecho éste? Ninguna culpa de muerte he hallado en él; le castigaré, pues, y le soltaré.

y les soltó a aquel que había sido echado en la cárcel por sedición y una muerte, al cual habían pedido; y entregó a Jesús a la voluntad de ellos.

Mas Jesús, vuelto a ellas, les dijo: Hijas de Jerusalén, no me lloréis a mí, mas llorad por vosotras mismas, y por vuestros hijos.

y como tuviesen ellas temor, y bajasen el rostro a tierra, les dijeron: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive?

Sagradas Escrituras (1569)