'No' en la Biblia
no ceso de dar gracias por vosotros, haciendo memoria de vosotros en mis oraciones,
sobre todo principado y potestad, y potencia, y señorío, y todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sino aun en el venidero:
Porque por gracia sois salvos por la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios;
no por obras, para que nadie se gloríe.
Así que ya no sois extranjeros y advenedizos, sino juntamente ciudadanos con los santos, y domésticos de Dios;
el cual en los otros siglos no se dio a conocer a los hijos de los hombres como ahora es revelado a sus santos apóstoles y profetas en Espíritu:
Por tanto, pido que no desmayéis por causa de mis tribulaciones por vosotros, lo cual es vuestra gloria.
que ya no seamos niños inconstantes, y seamos atraídos a todo viento de doctrina por maldad de hombres que engañan con astutos errores;
Así que esto digo, y requiero en el Señor, que no andéis más como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su sentido.
Airaos, y no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo;
El que hurtaba, no hurte más; antes trabaje, obrando con sus manos lo que es bueno, para que tenga de qué dar al que padeciere necesidad.
Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual estáis sellados para el día de la redención.
ni palabras deshonestas, ni necedades, ni truhanerías, que no convienen; sino antes bien acciones de gracias.
No seáis pues compañeros con ellos;
Y no tengáis comunión con las obras infructuosas de las tinieblas; sino antes bien impugnadlas.
Mirad, pues, cómo andéis avisadamente; no como locos, sino como sabios;
Por tanto, no seáis imprudentes, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor.
Y no os embriaguéis de vino, en lo cual hay disolución; mas sed llenos de Espíritu;
para presentársela gloriosa para sí mismo , una Iglesia que no tuviese mancha ni arruga, ni cosa semejante; sino que fuese santa y sin mancha.
Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos; sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor.
no sirviendo para ser visto, como los que agradan solamente a los hombres; sino como siervos del Cristo, haciendo de ánimo la voluntad de Dios;
sirviendo con buena voluntad, como al Señor, y no a los hombres;
Y vosotros, amos, haced a ellos lo mismo, dejando las amenazas; sabiendo que el Señor de ellos y vuestro está en los cielos, y que no hay acepción de personas con él.
Porque no tenemos lucha contra sangre y carne; sino contra principados, contra potestades, contra señores del siglo, gobernadores de estas tinieblas, contra malicias espirituales en los cielos.