'Aquellos' en la Biblia
Y en aquellos días vino Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea,
Y he aquí una mujer cananea, que había salido de aquellos términos, clamaba, diciéndole: Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí; mi hija esta enferma, poseida del demonio.
Entonces él les dijo: No todos pueden recibir esta palabra, sino aquellos a quienes es dado.
Pues cuando viniere el señor de la viña, ¿qué hará a aquellos labradores?
Y el rey, oyendo esto , se enojó y enviando sus ejércitos, destruyó a aquellos homicidas, y puso fuego a su ciudad.
Así que, testimonio dais a vosotros mismos, que sois hijos de aquellos que mataron a los profetas.
Mas ¡ay de las preñadas, y de las que crían en aquellos días!
Y si aquellos días no fuesen acortados, ninguna carne sería salva; mas por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados.
Y luego, después de la tribulación de aquellos días, el sol se obscurecerá, y la luna no dará su lumbre, y las estrellas caerán del cielo, y las virtudes de los cielos serán conmovidas.
Y después de mucho tiempo, vino el señor de aquellos siervos, e hizo cuentas con ellos.
Aconteció en aquellos días, que Jesús vino de Nazaret de Galilea, y fue bautizado por Juan en el Jordán.
Mas vendrán días, cuando el Esposo les será quitado de ellos; y entonces, en aquellos días ayunarán.
y le rogaron todos aquellos demonios, diciendo: Envíanos a los puercos para que entremos en ellos.
Y luego Jesús se lo permitió. Y saliendo aquellos espíritus inmundos, entraron en los puercos, y la manada cayó por un despeñadero en el mar; los cuales eran como dos mil; y en el mar se ahogaron.
Y todos aquellos que no os recibieren ni os oyeren, saliendo de allí, sacudid el polvo que está debajo de vuestros pies, en testimonio a ellos. De cierto os digo que será más tolerable será para los de Sodoma y Gomorra en el día del juicio, que para aquella ciudad.
En aquellos días, como otra vez hubo gran multitud, y no tenían qué comer, Jesús llamó a sus discípulos, y les dijo:
Mas aquellos labradores dijeron entre sí: Este es el heredero; venid, matémosle, y la heredad será nuestra.
Mas ¡ay de las que estén encinta, y de las que criaren en aquellos días!
Porque aquellos días serán de aflicción, cual nunca fue desde el principio de la creación de las cosas que creó Dios, hasta este tiempo, ni será.
Y si el Señor no hubiese acortado aquellos días, ninguna carne se salvaría; mas por causa de los escogidos, que él escogió, acortó aquellos días.
Pero en aquellos días, después de aquella aflicción, el sol se obscurecerá, y la luna no dará su resplandor.
Y después de aquellos días concibió su mujer Elisabet, y se encubrió por cinco meses, diciendo:
En aquellos días levantándose María, fue a la montaña con prisa, a una ciudad de Judá;
Y aconteció en aquellos días que salió edicto de parte de Augusto César, que toda la tierra fuese empadronada.
por cuarenta días, y era tentado del diablo. Y no comió nada en aquellos días; los cuales pasados, después tuvo hambre.
Pero vendrán días cuando el esposo les será quitado; entonces ayunarán en aquellos días.
Y aconteció en aquellos días, que fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dios.
Y si prestaréis a aquellos de quienes esperáis recibir, ¿qué gracias tendréis? Porque también los pecadores prestan a los pecadores, para recibir otro tanto.
Y Pedro y los que estaban con él, estaban cargados de sueño; y cuando despertaron, vieron su majestad, y a aquellos dos varones que estaban con él.
Y pasada aquella voz, Jesús fue hallado solo; y ellos callaron, y por aquellos días no dijeron nada a nadie de lo que habían visto.
Bienaventurados aquellos siervos, a los cuales cuando el Señor viniere, hallare velando; de cierto os digo, que él se ceñirá, y hará que se sienten a la mesa, y pasando les servirá.
O aquellos dieciocho, sobre los cuales cayó la torre en Siloé, y los mató, ¿pensáis que ellos fueron más deudores que todos los hombres que habitan en Jerusalén?
Porque os digo que ninguno de aquellos hombres que fueron llamados, gustará mi Cena.
Y aconteció, que vuelto él, habiendo tomado el reino, mandó llamar a sí a aquellos siervos a los cuales había dado el dinero, para saber lo que había negociado cada uno.
Y también a aquellos mis enemigos que no querían que yo reinase sobre ellos, traedlos acá, y degolladlos delante de mí.
Mas ¡ay de las que estén encinta, y de las que críen en aquellos días! Porque habrá apretura grande sobre la tierra, e ira en este pueblo.
Y como entendió que era de la jurisdicción de Herodes, le remitió a Herodes, el cual también estaba en Jerusalén en aquellos días.
Entonces la mujer dejó su cántaro, y fue a la ciudad, y dijo a aquellos hombres:
Y tomó Jesús aquellos panes, y habiendo dado gracias, repartió a los discípulos, y los discípulos a los que estaban recostados; asimismo de los peces, cuanto querían.
Aquellos hombres entonces, como vieron la señal que Jesús había hecho, decían: Este verdaderamente es el profeta que había de venir al mundo.
Si dijo, dioses, a aquellos a los cuales fue hecha palabra de Dios (y la Escritura no puede ser quebrantada),
Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, ellos estén también conmigo; para que vean mi claridad que me has dado; por cuanto me has amado desde antes de la constitución del mundo.
Y en aquellos días, Pedro, levantándose en medio de los discípulos, dijo (y era el número de los nombres como de ciento veinte):
Y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días, derramaré de mi Espíritu, y profetizarán.
En aquellos días, creciendo el número de los discípulos, hubo murmuración de los griegos contra los hebreos, de que sus viudas eran menospreciadas en el ministerio cotidiano.
Y aconteció en aquellos días que enfermando, murió; a la cual, después de lavada, la pusieron en un cenadero.
Y en aquellos días descendieron de Jerusalén profetas a Antioquía.
Pablo quiso que éste fuese con él; y tomándole, le circuncidó por causa de los judíos que estaban en aquellos lugares; porque todos sabían que su padre era griego.
Cuando fue de día, los magistrados enviaron los alguaciles, diciendo: Deja ir a aquellos hombres.
Y cumplidos aquellos días, salimos acompañándonos todos, con sus mujeres e hijos, hasta fuera de la ciudad; y puestos de rodillas en la ribera, oramos.
Entonces Pablo tomó consigo aquellos hombres, y al día siguiente, habiéndose purificado con ellos, entró en el Templo, para anunciar el cumplimiento de los días de la purificación, hasta ser ofrecida ofrenda por cada uno de ellos.
En aquellos lugares había heredades de un principal de la isla, llamado Publio, el cual nos recibió y hospedó tres días humanamente.
diciendo : Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son perdonadas, y cuyos pecados son cubiertos.
antes, como está escrito: Lo que ojo no vio, ni oreja oyó, ni ha subido en corazón de hombre, es lo que Dios ha preparado para aquellos que le aman.
a éstos ciertamente olor de muerte para muerte; y a aquellos olor de vida para vida. Y para estas cosas ¿quién es suficiente?
En verdad pienso que en nada he sido inferior a aquellos grandiosos apóstoles.
Mas lo que hago, lo haré aún, para quitar la ocasión de aquellos que la desean para ser hallados semejantes a nosotros en lo que se glorían.
Pero de aquellos que parecían ser algo (cuales hayan sido en algún tiempo, no tengo que ver; Dios no acepta apariencia de hombre), a mí ciertamente los que parecían ser algo, nada me dieron.
Mas no prevalecerán; porque su locura será manifiesta a todos, como también lo fue la de aquellos.
¿Y a cuáles juró que no entrarían en su Reposo, sino a aquellos que no obedecieron?
Así pues, resta que algunos han de entrar en él, y que aquellos a quienes primero fue anunciado, no entraron por causa de la incredulidad,
Porque la tierra que embebe el agua que muchas veces vino sobre ella, y que engendra hierba a su tiempo a aquellos de los cuales es labrada, recibe bendición de Dios.
que no os hagáis perezosos, sino imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas.
por lo cual este es el testamento que ordenaré a la Casa de Israel después de aquellos días, dice el Señor: Daré mis leyes en el alma de ellos, y sobre el corazón de ellos las escribiré; y seré a ellos por Dios, y ellos me serán a mí por pueblo.
Y éste es el testamento que haré con ellos después de aquellos días, dice el Señor, Daré mis leyes en sus corazones, y en sus almas las escribiré;
proveyendo Dios alguna cosa mejor para nosotros, que aquellos no fuesen perfeccionados sin nosotros.
Y aquellos, a la verdad, por pocos días nos castigaban como a ellos les parecía; mas éste para lo que nos es provechoso, es a saber , para que recibamos su santificación.
Mirad que no desechéis al que habla. Porque si no escaparon aquellos que desecharon al que hablaba en la tierra, mucho menos escaparemos nosotros, si desecháramos al que habla desde los cielos.
Porque los cuerpos de aquellos animales, la sangre de los cuales es metida por el pecado en el Santuario por el Sumo Sacerdote, son quemados fuera del campamento.
Escuchad a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como aquellos que han de dar la cuenta; para que lo hagan con alegría, y no gimiendo; porque esto no os es útil.
Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen paz.
Y: Piedra de tropiezo, y piedra de escándalo, a aquellos que tropiezan en la Palabra, y no creen en aquello para lo cual fueron ordenados.
Porque los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos atentos a sus oraciones; pero el rostro del Señor está sobre aquellos que hacen males.
Porque es tiempo de que el juicio comience desde la casa de Dios; y si primero comienza por nosotros, ¿qué será el fin de aquellos que ni creen ni obedecen al Evangelio de Dios?
(porque este justo, con ver y oír, morando entre ellos, afligía cada día su alma justa con los hechos de aquellos injustos);
y principalmente a aquellos que, siguiendo la carne, andan en concupiscencia de inmundicia, y menosprecian la Potestad; atrevidos, soberbios, que no temen decir mal de las potestades superiores;
Y cuando aquellos animales daban gloria y honra y alabanza al que está sentado en el trono, al que vive para siempre jamás;
Y en aquellos días buscarán los hombres la muerte, y no la hallarán; y desearán morir, y la muerte huirá de ellos.
Y cantaban como un cántico nuevo delante del trono, y delante de los cuatro animales, y de los ancianos; y ninguno podía aprender el cántico sino aquellos ciento cuarenta y cuatro mil, los cuales son comprados de la tierra.
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