'Cual' en la Biblia
Y estando reunido con ellos, les mandó que no se fuesen de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí.
Entonces se volvieron a Jerusalén desde el monte que se llama del Olivar, el cual está cerca de Jerusalén camino de un sábado.
Varones hermanos, era necesario que se cumpliese la Escritura la cual el Espíritu Santo habló antes por boca de David acerca de Judas, que fue guía de los que prendieron a Jesús.
Y orando, dijeron: Tú, Señor, que conoces los corazones de todos, muestra cuál de estos dos has escogido
para que tome el oficio de este ministerio y apostolado, del cual cayó Judas por transgresión, para irse a su propio lugar.
Y de repente vino un estruendo del cielo como de un viento recio que corría, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados;
Por lo cual mi corazón se alegró, y se gozó mi lengua; Y aun mi carne descansará en esperanza;
A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos.
Y un hombre que era cojo desde el vientre de su madre, era traído; al cual ponían cada día a la puerta del templo que se llama la Hermosa, para que pidiese limosna de los que entraban en el templo.
y matasteis al Autor de la vida, a quien Dios resucitó de los muertos; de lo cual nosotros somos testigos.
Este Jesús es la piedra reprobada de vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo.
El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, al cual vosotros matasteis colgándole en un madero.
Y nosotros somos testigos suyos de estas cosas, y también el Espíritu Santo, el cual ha dado Dios a los que le obedecen.
Porque antes de estos días se levantó Teudas, diciendo que era alguien; al que se agregó un número de como cuatrocientos hombres; el cual fue muerto, y todos los que le obedecían fueron dispersados y reducidos a nada.
Entonces salió de la tierra de los caldeos, y habitó en Harán: y de allí, muerto su padre, Él le trasladó a esta tierra, en la cual vosotros habitáis ahora.
Mas yo juzgaré, dijo Dios, a la nación a la cual serán siervos; y después de esto saldrán y me servirán en este lugar.
y le libró de todas sus aflicciones, y le dio gracia y sabiduría en la presencia de Faraón, rey de Egipto, el cual le puso por gobernador sobre Egipto y sobre toda su casa.
A este Moisés, al cual habían rechazado, diciendo: ¿Quién te ha puesto por príncipe y juez?, a éste envió Dios por príncipe y libertador por mano del Ángel que le apareció en la zarza.
Éste es aquel Moisés, el cual dijo a los hijos de Israel: Profeta os levantará el Señor Dios vuestro de entre vuestros hermanos, como yo; a Él oiréis.
Al cual nuestros padres no quisieron obedecer; antes le desecharon, y en sus corazones se volvieron a Egipto,
El cual también nuestros padres introdujeron con Jesús en la posesión de los gentiles, a los cuales Dios echó de la presencia de nuestros padres, hasta los días de David;
el cual halló gracia delante de Dios, y pidió hacer tabernáculo para el Dios de Jacob.
El cielo es mi trono, y la tierra es el estrado de mis pies. ¿Qué casa me edificaréis? dice el Señor: ¿O cuál es el lugar de mi reposo?
¿A cuál de los profetas no persiguieron vuestros padres? Y mataron a los que antes anunciaron la venida del Justo, del cual vosotros ahora habéis sido entregadores y matadores;
Pero había un hombre llamado Simón, el cual había ejercido la magia en aquella ciudad, y había engañado a la gente de Samaria, diciéndose ser algún grande.
Y el ángel del Señor habló a Felipe, diciendo: Levántate y ve hacia el sur, al camino que desciende de Jerusalén a Gaza, el cual es desierto.
Entonces él se levantó, y fue. Y he aquí un etíope, eunuco, hombre de gran autoridad bajo Candace reina de los etíopes, el cual estaba a cargo de todos sus tesoros, y había venido a Jerusalén para adorar,
Y había un discípulo en Damasco llamado Ananías, al cual el Señor dijo en visión: Ananías. Y él respondió: Heme aquí, Señor.
Y aconteció en aquellos días que enfermando, murió; la cual, después de lavada, la pusieron en un aposento alto.
en el cual había de toda clase de cuadrúpedos terrestres, y fieras, y reptiles, y aves del cielo.
Entonces Pedro, descendiendo a los hombres que le eran enviados por Cornelio, dijo: He aquí, yo soy el que buscáis; ¿cuál es la causa por la que habéis venido?
por lo cual, al ser llamado, vine sin objetar. Así que pregunto: ¿Por qué causa me habéis hecho venir?
Envía, pues, a Jope, y haz venir a un Simón, que tiene por sobrenombre Pedro; éste posa en casa de Simón, curtidor, junto al mar; el cual cuando venga, te hablará.
cómo Dios ungió a Jesús de Nazaret con el Espíritu Santo y con poder; el cual anduvo haciendo el bien, y sanando a todos los oprimidos del diablo; porque Dios estaba con Él.
Y nosotros somos testigos de todas las cosas que hizo en la tierra de Judea y en Jerusalén; al cual mataron colgándole en un madero.
En el cual al fijar los ojos, consideré y vi cuadrúpedos terrestres, y fieras, y reptiles, y aves del cielo.
el cual nos contó cómo había visto en su casa al Ángel, que se puso en pie, y le dijo: Envía hombres a Jope, y haz venir a Simón, que tiene por sobrenombre Pedro;
el cual te hablará palabras por las cuales serás salvo tú, y toda tu casa.
El cual, cuando llegó y vio la gracia de Dios, se regocijó, y exhortó a todos a que con propósito de corazón permaneciesen en el Señor.
Y levantándose uno de ellos, llamado Agabo, daba a entender por el Espíritu, que había de haber una gran hambre en toda la tierra; lo cual sucedió en tiempo de Claudio César.
Lo cual también hicieron, enviándolo a los ancianos por mano de Bernabé y de Saulo.
Y cuando pasaron la primera y la segunda guardia, llegaron a la puerta de hierro que conduce a la ciudad, la cual se les abrió por sí misma; y salieron y pasaron una calle, y en seguida el ángel se apartó de él.
la cual, cuando reconoció la voz de Pedro, de gozo no abrió la puerta, sino que corrió adentro, y dio la nueva de que Pedro estaba a la puerta.
Ministrando éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Separadme a Bernabé y a Saulo para la obra para la cual los he llamado.
el cual estaba con el procónsul Sergio Paulo, varón prudente. Éste, llamando a Bernabé y a Saulo, deseaba oír la palabra de Dios.
Y quitado éste, les levantó por rey a David, del cual dio también testimonio, diciendo: He hallado a David, hijo de Isaí, varón conforme a mi corazón, el cual hará toda mi voluntad.
la cual Dios ha cumplido a los hijos de ellos, a nosotros; resucitando a Jesús; como también en el salmo segundo está escrito: Mi Hijo eres tú, yo te he engendrado hoy.
Con todo eso, ellos se detuvieron allí mucho tiempo, hablando con denuedo en el Señor, el cual daba testimonio a la palabra de su gracia, concediendo que señales y milagros fuesen hechos por las manos de ellos.
Éste oyó hablar a Pablo; el cual, fijando sus ojos en él, y viendo que tenía fe para ser sanado,
El cual en las edades pasadas dejó a todas las gentes andar en sus propios caminos;
Por lo cual yo juzgo, que no se moleste a los que de los gentiles se convierten a Dios;
la cual habiendo leído, se gozaron por la consolación.
Y una mujer llamada Lidia, que vendía púrpura en la ciudad de Tiatira, temerosa de Dios, estaba oyendo; el corazón de la cual abrió el Señor para que estuviese atenta a lo que Pablo decía.
Y aconteció que yendo nosotros a la oración, nos salió al encuentro una muchacha que tenía espíritu de adivinación, la cual daba grande ganancia a sus amos, adivinando.
El cual, habiendo recibido este mandato, los metió en el calabozo de más adentro; y les apretó los pies en el cepo.
porque pasando y mirando vuestros santuarios, hallé también un altar en el cual estaba esta inscripción: AL DIOS NO CONOCIDO. Aquél, pues, que vosotros adoráis sin conocerle, a Éste yo os anuncio.
por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien Él designó; dando fe a todos con haberle resucitado de los muertos.
Y no solamente hay peligro de que este negocio se nos deshaga, sino también que el templo de la gran diosa Diana sea despreciado, y venga a ser destruida su majestad, la cual adora toda Asia y el mundo.
Porque estamos en peligro de ser acusados de sedición por esto de hoy, no habiendo ninguna causa por la cual podamos dar razón de este concurso.
Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia de Dios, la cual Él compró con su propia sangre.
Y ahora, hermanos, os encomiendo a Dios y a la palabra de su gracia, la cual es poderosa para sobreedificaros, y daros herencia con todos los santificados.
(Porque antes habían visto con él en la ciudad a Trófimo, efesio, al cual pensaban que Pablo había metido en el templo.)
teniendo esperanza en Dios que ha de haber resurrección de los muertos, así de justos como de injustos, la cual también ellos esperan.
Y algunos días después, viniendo Félix con Drusila, su esposa, la cual era judía, llamó a Pablo, y le oyó acerca de la fe en Cristo.
Esperando también con esto, que de parte de Pablo le sería dado dinero para que le soltase; por lo cual, haciéndole venir muchas veces, hablaba con él.
acerca del cual, cuando estuve en Jerusalén, comparecieron ante mí los príncipes de los sacerdotes y los ancianos de los judíos, pidiendo juicio contra él.
sino que tenían contra él ciertas cuestiones acerca de su superstición, y de un cierto Jesús, ya muerto, el cual Pablo afirmaba estar vivo.
Entonces Festo dijo: Rey Agripa, y todos los varones aquí presentes con nosotros; veis a este hombre, del cual toda la multitud de los judíos me ha demandado en Jerusalén y aquí, dando voces que no debe vivir más;
Del cual no tengo cosa cierta que escribir a mi señor; por lo que le he traído ante vosotros, y mayormente ante ti, oh rey Agripa, para que después de examinarle, tenga yo qué escribir.
Mayormente sabiendo que tú eres conocedor de todas las costumbres y cuestiones que hay entre los judíos; por lo cual te ruego que me oigas con paciencia.
Mi vida, pues, desde mi juventud, la cual desde el principio pasé en mi nación, en Jerusalén, la conocen todos los judíos;
promesa a la cual nuestras doce tribus, sirviendo constantemente de día y de noche, esperan han de llegar. Por esta esperanza, oh rey Agripa, soy acusado por los judíos.
lo cual también hice en Jerusalén, y yo encerré en cárceles a muchos de los santos, habiendo recibido autoridad de los príncipes de los sacerdotes; y cuando los mataron, yo di mi voto.
Por lo cual, oh rey Agripa, no fui rebelde a la visión celestial,
Pues el rey sabe estas cosas, delante del cual también hablo confiadamente. Pues estoy seguro que no ignora nada de esto; pues no se ha hecho esto en algún rincón.
Y Pablo dijo: ¡Quisiera Dios, que por poco o por mucho, no solamente tú, sino también todos los que hoy me oyen, fueseis hechos tales cual yo soy, excepto estas cadenas!
Y costeándola difícilmente, llegamos a un lugar que llaman Buenos Puertos, cerca del cual estaba la ciudad de Lasea.
el cual subido a bordo, usaban de refuerzos, ciñendo la nave; y teniendo temor de que diesen en la Sirte, arriando velas, quedaron a la deriva.
Y cuando se hizo de día, no reconocían la tierra; mas veían una bahía que tenía playa, en la cual acordaron encallar, si pudiesen, la nave.
Y aconteció que el padre de Publio estaba en cama, enfermo de fiebre y de disentería; al cual Pablo entró a ver, y después de haber orado, puso sobre él las manos, y le sanó.
Y después de tres meses, navegamos en una nave de Alejandría que había invernado en la isla, la cual tenía por insignia a Cástor y Pólux.