'Fuerza' en la Biblia
Cuando labrares la tierra, no te volverá a dar su fuerza; fugitivo y vagabundo serás en la tierra.
Y Jacob respondió, y dijo á Labán: Porque tuve miedo; pues dije, que quizás me quitarías por fuerza tus hijas.
Pero yo sé que el rey de Egipto no os dejará ir, si no es por la fuerza.
Respondió el SEÑOR a Moisés: Ahora verás lo que haré a Faraón; porque por la fuerza los dejará ir; y por la fuerza los echará de su tierra.
Y Moisés extendió su mano sobre el mar, y el mar se volvió en su fuerza cuando amanecía; y los egipcios huían hacia ella; y el SEÑOR derribó a los egipcios en medio del mar.
Y vuestra fuerza se consumirá en vano; que vuestra tierra no dará su aumento, y los árboles de la tierra no darán su fruto.
``Tropezarán unos con otros como si {huyeran} de la espada aunque nadie {los} persiga; no tendréis {fuerza} para hacer frente a vuestros enemigos.
Amarás al SEÑOR tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu fuerza.
No sea que digas en tu corazón: ``Mi poder y la fuerza de mi mano me han producido esta riqueza."
y el que fue con su prójimo al monte a cortar leña, y poniendo fuerza con su mano en el hacha para cortar algún leño, saltó el hierro del cabo, y dio contra su prójimo, y murió; aquel huirá a una de estas ciudades, y vivirá.
mas al hijo de la aborrecida se reconocerá por primogénito, para darle doble porción de todo lo que le fuere hallado; porque aquel es el principio de su fuerza, el derecho de la primogenitura es suyo.
Pero si el hombre encuentra en el campo a la joven que está comprometida, y el hombre la fuerza y se acuesta con ella; entonces morirá sólo el que se acuesta con ella,
More contigo, entre vosotros, en el lugar que escogiere en alguna de tus ciudades, donde bien le estuviere; no le harás fuerza.
Tus hijos y tus hijas serán entregados a otro pueblo, y tus ojos lo verán, y desfallecerán por ellos todo el día; y no habrá fuerza en tu mano.
Porque el SEÑOR juzgará a su pueblo, y se arrepentirá él mismo por sus siervos, cuando viere que su fuerza pereció sin quedar nadie guardado ni quedado.
No hubo ciudad que hiciera paz con los hijos de Israel, excepto los heveos que vivían en Gabaón; de todas se apoderaron por la fuerza.
y aun hoy estoy tan fuerte como el día que Moisés me envió; cual era entonces mi fuerza, tal es ahora, para la guerra, y para salir y para entrar.
Entonces Josué respondió a la casa de José, a Efraín y Manasés, diciendo: Tú eres gran pueblo, y tienes gran fuerza; no tendrás una sola suerte;
Así perezcan todos tus enemigos, oh SEÑOR; mas los que te aman, sean como el sol cuando nace en su fuerza. Y la tierra reposó cuarenta años.
Y el SEÑOR lo miró, y dijo: Ve con esta tu fuerza, y libra a Israel de la mano de los madianitas. ¿No te he enviado yo?
Y vinieron a ella los cardinales de los filisteos, y le dijeron: Engáñale y sabe en qué consiste su fuerza tan grande, y cómo lo podríamos vencer, para que le atemos y le atormentemos; y cada uno de nosotros te dará mil cien siclos de plata.
Y Dalila dijo a Sansón: Yo te ruego que me declares en qué consiste tu fuerza tan grande, y cómo podrás ser atado para ser atormentado.
Y los espías estaban escondidos en casa de ella en una cámara. Entonces ella le dijo: ¡Sansón, los filisteos sobre ti! Y él rompió los mimbres, como se rompe una cuerda de estopa cuando siente el fuego; y no se supo el secreto de su fuerza.
Y ella le dijo: ¿Cómo dices: Yo te amo, pues que tu corazón no está conmigo? Ya me has engañado tres veces, y no me has descubierto aún en qué está tu gran fuerza.
Le descubrió, pues, todo su corazón, y le dijo: Nunca a mi cabeza llegó navaja; porque soy nazareo de Dios desde el vientre de mi madre. Si fuere rapado, mi fuerza se apartará de mí, y seré debilitado, y como todos los demás hombres.
Y ella hizo que él se durmiera sobre sus rodillas; y llamado un hombre, le rapó las siete guedejas de su cabeza, y comenzó a afligirlo, y su fuerza se apartó de él.
Y dijo Sansón: Muera yo con los filisteos. Y estribando con toda su fuerza, cayó la casa sobre los príncipes, y sobre todo el pueblo que estaba en ella. Y fueron muchos más los que de ellos mató al morir, que los que había matado en su vida.
El guarda los pies de sus santos, mas los impíos perecen en tinieblas; porque nadie será valiente por su propia fuerza.
Y si le respondía el varón: Quemen luego el sebo hoy, y después tome tanta como quisieras; él respondía: No, sino ahora la has de dar; de otra manera yo la tomaré por la fuerza.
``He aquí, vienen días cuando cortaré tu fuerza, y la fuerza de la casa de tu padre, y no habrá anciano en tu casa.
Hace poco supe que tienes esquiladores. Ahora, a los pastores tuyos que han estado con nosotros, nunca les hicimos fuerza, ni les faltó algo en todo el tiempo que han estado en el Carmelo.
Mas aquellos hombres nos han sido muy buenos, y nunca nos han hecho fuerza, ni ninguna cosa nos ha faltado en todo el tiempo que hemos conversado con ellos, mientras hemos estado en el campo.
Y David saltaba con toda su fuerza delante del SEÑOR; y tenía vestido David un efod de lino.
Y cuando el arca del SEÑOR llegó a la ciudad de David, aconteció que Mical hija de Saúl estaba mirando desde una ventana, y vio al rey David que saltaba y bailaba con toda su fuerza delante del SEÑOR; y le menospreció en su corazón.
Y escribió en la carta, diciendo: Poned a Urías delante de la fuerza de la batalla, y desamparadle, para que sea herido y muera.
Y cuando ella se las puso delante para que comiera, él la asió con fuerza, diciéndole: Ven, hermana mía acuéstate conmigo.
Ella entonces le respondió: No, hermano mío, no me hagas fuerza; porque no se hace así en Israel. No hagas tal locura.
Pues tú me has ceñido con fuerza para la batalla; has subyugado debajo de mí a los que contra mí se levantaron.
Se levantó, pues, y comió y bebió, y con la fuerza de aquella comida caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta Horeb, el monte de Dios.
Y Jehú entesó su arco con toda su fuerza e hirió a Joram en la espalda; y la saeta salió por su corazón y se desplomó en su carro.
Todos éstos {fueron} de los hijos de Obed-edom; ellos, sus hijos y sus parientes {fueron} hombres capaces con fuerza para el servicio: sesenta y dos de Obed-edom.
Las riquezas y la gloria están delante de ti, y tú señoreas a todos; y en tu mano está la potencia y la fortaleza, y en tu mano la grandeza y fuerza de todas las cosas.
Y clamó Asa al SEÑOR su Dios, y dijo: SEÑOR, no tienes tú más con el grande que con el que ninguna fuerza tiene, para dar ayuda. Ayúdanos, oh SEÑOR Dios nuestro, porque en ti nos apoyamos, y en tu Nombre venimos contra este ejército. Oh SEÑOR, tú eres nuestro Dios; no prevalezca contra ti el hombre.
y dijo: SEÑOR Dios de nuestros padres, ¿no eres tú Dios en los cielos, y te enseñoreas en todos los reinos de los gentiles? ¿No está en tu mano la fuerza y potencia, que no hay quien te resista?
¡Oh Dios nuestro! ¿No los juzgarás tú? Porque en nosotros no hay fuerza contra tan grande multitud que viene contra nosotros; no sabemos lo que hemos de hacer, mas en ti están puestos nuestros ojos.
Y cuando la palabra tomó fuerza al multiplicarse, les fue mutiplicado a los hijos de Israel muchas primicias de grano, vino, aceite, miel, y de todos los frutos de la tierra; y trajeron asimismo los diezmos de todas las cosas en abundancia.
Entonces, cuando el traslado de la carta del rey Artajerjes fue leído delante de Rehum, y de Simsai escriba, y sus compañeros, fueron prestamente a Jerusalén a los judíos, y les hicieron cesar con poder y fuerza.
Mas el pueblo es mucho, y el tiempo lluvioso, y no hay fuerza para estar en la calle; ni la obra es de un día ni de dos, porque somos muchos los que hemos prevaricado en este negocio.
y sus hermanos, valientes de fuerza, ciento veintiocho, capitán de los cuales era Zabdiel, hijo de Gedolim.
Entonces les advertí, y les dije: ¿Por qué pasáis la noche delante de la muralla? Si lo hacéis de nuevo, usaré fuerza contra vosotros. Desde entonces no vinieron más en el día de reposo.
en el tercer año de su reinado hizo banquete a todos sus príncipes y siervos, teniendo delante de él la fuerza de Persia y de Media, gobernadores y príncipes de provincias,
¿Cuál es mi fuerza, para que yo espere, y cuál es mi fin, para que yo resista?
¿Es mi fuerza la fuerza de las piedras, o es mi carne de bronce?
El es sabio de corazón, y fuerte en fuerza, ¿quién se endureció contra él, y quedó en paz?
En El están la fuerza y la prudencia, suyos son el engañado y el engañador.
El derrama menosprecio sobre los príncipes, y debilita la fuerza de los esforzados.
El justo retendrá su carrera, y el limpio de manos aumentará la fuerza.
Su fuerza será hambrienta, y a su lado estará aparejado quebrantamiento.
El primogénito de la muerte devorará la fuerza de su piel, y devorará sus miembros.
¿Por ventura pleitearía conmigo con grandeza de fuerza? No; antes él la pondría en mí.
¿En qué ayudaste al que no tiene fuerza? ¿Has salvado con tu brazo al que no tiene fortaleza?
Porque ¿para qué yo habría menester la fuerza de sus manos, en los cuales pereció el tiempo?
Con la grandeza de la fuerza del dolor mi vestidura es mudada; me ciñe como el cuello de mi ropa.
A causa de la gran violencia clamarán, y darán voces por la fuerza de los muchos.
He aquí que Dios es grande, mas no desestima á nadie; Es poderoso en fuerza de sabiduría.
¿Confiarás en él por ser grande su fuerza y le confiarás tu labor?
¿Das tú al caballo {su} fuerza? ¿Revistes su cuello de crines?
escarba la tierra, se alegra en su fuerza, sale al encuentro de las armas;
He aquí ahora que su fuerza está en sus lomos, y su fortaleza en el ombligo de su vientre.
Yo no ocultaré sus mentiras, ni lo de su fuerza ni la belleza de su orden.
Ten piedad de mí, SEÑOR, porque estoy sin fuerza; Sáname, SEÑOR, porque mis huesos se estremecen.
Heme consumido a fuerza de gemir; todas las noches inundo mi lecho, riego mi estrado con mis lágrimas.
Dios es el que me ciñe de fuerza, e hizo perfecto mi camino.
Pues tú me has ceñido con fuerza para la batalla; has subyugado debajo de mí a los que contra mí se levantaron.
Ahora echo de ver que Jehová guarda á su ungido: Oirálo desde los cielos de su santidad, Con la fuerza de la salvación de su diestra.
Pero tú, oh SEÑOR, no estés lejos; fuerza mía, apresúrate a socorrerme.
A ti llamaré, oh SEÑOR, fuerza mía; no te desentiendas de mí; para que no sea yo, dejándome tú, semejante a los que descienden al sepulcro.
El SEÑOR es mi fuerza y mi escudo; en El confía mi corazón, y soy socorrido; por tanto, mi corazón se regocija, y le daré gracias con mi cántico.
Jehová es su fuerza, Y la fortaleza de las saludes de su ungido.
El SEÑOR dará fuerza a su pueblo; el SEÑOR bendecirá a su pueblo con paz.
Porque se ha acabado mi vida con dolor, y mis años con suspiro; se ha enflaquecido mi fuerza a causa de mi iniquidad, y mis huesos se han consumido.
El rey no es salvo con la multitud del ejército; no escapa el valiente con la mucha fuerza.
Vanidad es el caballo para la salvación; con la grandeza de su fuerza no librará.
De su fuerza esperaré yo en ti: Porque Dios es mi defensa.
Tu Dios ha ordenado tu fuerza; confirma, oh Dios, lo que has obrado en nosotros.
No me deseches en el tiempo de la vejez; cuando mi fuerza se acabare, no me desampares.
Mi carne y mi corazón desfallecen; la fuerza de mi corazón es que mi porción es Dios para siempre.
e hirió a todo primogénito en Egipto, las primicias de su fuerza en las tiendas de Cam.
Soy contado con los que descienden al hoyo, soy como hombre sin fuerza;
El afligió mi fuerza en el camino; acortó mis días.
Bendecid al SEÑOR sus ángeles valientes de fuerza, que efectúan su palabra escuchando la voz de su palabra.
Y llamó al hambre sobre la tierra, y quebrantó toda fuerza de pan.
Hirió además a todos los primogénitos en su tierra, el principio de toda su fuerza.
No se deleita en la fuerza del caballo, ni se complace en las piernas {ágiles} del hombre.
para que no se harten los extraños de tu fuerza, y tus trabajos estén en casa del extraño;
Sin bueyes el alfolí está limpio; mas por la fuerza del buey hay abundancia de pan.
La gloria de los jóvenes es su fuerza, y la honra de los ancianos, sus canas.
La ciudad de los fuertes tomó el sabio, y derribó la fuerza en que ella confiaba.
El hombre sabio es fuerte; y el hombre entendido es valiente de fuerza.
Si fueres flojo en el día de tribulación, tu fuerza será reducida.
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