'Habéis' en la Biblia
Además habéis oído que fue dicho a los antiguos: No te perjurarás; mas pagarás al Señor tus juramentos.
Por tanto os digo: No os acongojéis por vuestra vida, qué habéis de comer, o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir: ¿no es la vida más que el alimento, y el cuerpo que el vestido?
Mas cuando os entregaren, no os apuréis por cómo o qué hablaréis; porque en aquella hora os será dado qué habéis de hablar.
Y él les dijo: ¿No habéis leído qué hizo David, teniendo él hambre y los que con él estaban;
O ¿no habéis leído en la ley, que los sábados en el Templo los sacerdotes profanan el sábado, y son sin culpa?
Les dijo Jesús: ¿Habéis entendido todas estas cosas? Ellos responden: Sí, Señor.
y ya no deberá honrar a su padre o a su madre con socorro. Así habéis invalidado el mandamiento de Dios por vuestra tradición.
Y él respondiendo, les dijo: ¿No habéis leído que el que los hizo al principio, macho y hembra los hizo?
Y Jesús les dijo: De cierto os digo, que vosotros que me habéis seguido, en la regeneración, cuando se siente el Hijo del hombre en el trono de su gloria, vosotros también os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel.
Y les dice: Escrito está: Mi Casa, Casa de oración será llamada; mas vosotros cueva de ladrones la habéis hecho.
Y de la resurrección de los muertos, ¿no habéis leído lo que es dicho de Dios a vosotros, que dice:
Y vino a sus discípulos, y los halló durmiendo, y dijo a Pedro: ¿Así no habéis podido velar conmigo una hora?
En aquella hora dijo Jesús a la multitud: ¿Como a ladrón habéis salido con espadas y con bastones a prenderme? Cada día me sentaba con vosotros enseñando en el Templo, y no me prendisteis.
Jesús le dijo: Tú lo has dicho; y aun os digo, que desde ahora habéis de ver al Hijo del hombre sentado a la diestra de la potencia, y que viene en las nubes del cielo.
Entonces el sumo sacerdote rasgó sus vestidos, diciendo: Ha blasfemado; ¿qué más necesidad tenemos de testigos? He aquí, ahora habéis oído su blasfemia.
Y les enseñaba diciendo: ¿No está escrito que mi Casa, Casa de oración será llamada por todas las naciones? Y vosotros la habéis hecho cueva de ladrones.
¿Ni aun esta Escritura habéis leído: La piedra que desecharon los que edificaban, Esta es puesta por cabeza de esquina;
Y de los muertos que hayan de resucitar, ¿no habéis leído en el libro de Moisés cómo le habló Dios en la zarza, diciendo: Yo Soy el Dios de Abraham, y el Dios de Isaac, y el Dios de Jacob?
Y cuando os trajeren para entregaros, no premeditéis qué habéis de decir, ni lo penséis; mas lo que os fuere dado en aquella hora, eso hablad; porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu Santo.
Y respondiendo Jesús, les dijo: ¿Cómo a ladrón habéis salido con espadas y con palos a tomarme?
Habéis oído la blasfemia: ¿qué os parece? Y todos ellos le condenaron para ser culpado de muerte.
Y respondiendo Jesús les dijo: ¿Ni aun esto habéis leído, qué hizo David cuando tuvo hambre, él, y los que con él estaban;
Y respondiendo Jesús, les dijo: Id, dad las nuevas a Juan de lo que habéis visto y oído: que los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos resucitan, a los pobres es anunciado el Evangelio:
Diciéndoles: Escrito está: Mi Casa, Casa de oración es; mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones.
Poned pues en vuestros corazones no pensar antes cómo habéis de responder;
Pero vosotros sois los que habéis permanecido conmigo en mis tentaciones.
Y Jesús dijo a los que habían venido a él, a los príncipes de los sacerdotes, y a los capitanes del Templo, y a los ancianos: ¿Cómo a ladrón habéis salido con espadas y con bastones?
les dijo: Me habéis presentado a éste por hombre que desvía al pueblo; y he aquí, preguntando yo delante de vosotros, no he hallado culpa alguna en este hombre de aquellas de que le acusáis.
Yo os he enviado a segar lo que vosotros no labrasteis; otros labraron, y vosotros habéis entrado en sus labores.
Y el que me envió, el Padre, él dio testimonio de mí. Ni nunca habéis oído su voz, ni habéis visto su parecer.
Les respondió Jesús, y dijo: De cierto, de cierto os digo, que me buscáis, no porque habéis visto las señales, sino porque comisteis el pan y os saciasteis.
Mas ya os he dicho, que aunque me habéis visto, no creéis.
Entonces los fariseos les respondieron: ¿Habéis sido también vosotros engañados?
Yo, lo que he visto con mi Padre, hablo; y vosotros lo que habéis visto con vuestro padre, hacéis.
Respondió Jesús: Yo no tengo demonio, antes honro a mi Padre; y vosotros me habéis deshonrado.
Les respondió: Ya os lo he dicho, y lo habéis oído; ¿qué más queréis oír? ¿Queréis también vosotros haceros sus discípulos?
Si me conocierais, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto.
El que no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que habéis oído, no es mía, sino del Padre que me envió.
Habéis oído cómo yo os he dicho: Voy, y vengo a vosotros. Si me amarais, ciertamente os gozaríais, (porque he dicho) que voy al Padre; porque el Padre mayor es que yo.
Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid, y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido.
porque el mismo Padre os ama, porque vosotros me amasteis, y habéis creído que yo salí de Dios.
los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús que ha sido tomado desde vosotros arriba en el cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo.
Mas ahora, hermanos, sé que por ignorancia lo habéis hecho, como también vuestros príncipes.
y haciéndolos presentar en medio, les preguntaron: ¿Con qué potestad, o en qué nombre, habéis hecho vosotros esto?
diciendo: ¿No os denunciamos estrechamente, que no enseñarais en este nombre? Y he aquí, habéis llenado a Jerusalén de vuestra doctrina, y queréis echar sobre nosotros la sangre de este hombre.
Y les dijo: Varones israelitas, mirad por vosotros acerca de estos hombres en lo que habéis de hacer.
¿A cuál de los profetas no persiguieron vuestros padres? Y mataron a los que antes anunciaron la venida del Justo, del cual vosotros ahora habéis sido entregadores y matadores;
Respondiendo entonces Simón, dijo: Rogad vosotros por mí al Señor, que ninguna cosa de éstas que habéis dicho, venga sobre mí.
Entonces Pedro, descendiendo a los hombres que eran enviados por Cornelio, dijo: He aquí, yo soy el que buscáis; ¿cuál es la causa por la que habéis venido?
por lo cual, llamado, he venido sin dudar. Así que pregunto: ¿por qué causa me habéis hecho venir?
Y cuando fue bautizada, con su casa, nos rogó, diciendo: Si habéis juzgado que yo sea fiel al Señor, entrad en mi casa, y posad; y nos constriñó.
les dijo: ¿Habéis recibido el Espíritu Santo después que creisteis? Y ellos le dijeron: Antes ni aun hemos oído si hay Espíritu Santo.
pues habéis traído a estos hombres, sin ser sacrílegos ni blasfemadores de vuestra diosa.
Gracias a Dios, que aunque fuisteis siervos del pecado, habéis obedecido de corazón a la forma de doctrina a la cual sois entregados;
Porque siendo antes siervos del pecado, ahora habéis sido hechos siervos de la justicia.
Porque no habéis recibido el espíritu de servidumbre para estar (otra vez) en temor; mas habéis recibido el Espíritu de adopción (de hijos), por el cual clamamos, ¡Abba, Padre!
Porque como también vosotros en algún tiempo no obedecisteis a Dios, pero ahora habéis alcanzado misericordia con ocasión de la desobediencia de ellos;
Y os ruego, hermanos, que miréis por los que causan disensiones y escándalos fuera de la doctrina que vosotros habéis aprendido; y apartaos de ellos.
¿Está dividido el Cristo? ¿Fue colgado en el madero Pablo por vosotros? ¿O habéis sido bautizados en el nombre de Pablo?
para que ninguno diga que habéis sido bautizados en mi nombre.
¿Qué pues es Pablo? ¿Y qué es Apolos? Sino siervos por los cuales habéis creído; y cada uno conforme a lo que el Señor dio.
Porque, o sea yo o sean ellos, así predicamos, y así habéis creído.
como también en parte habéis conocido que somos vuestro regocijo, así como también vosotros el nuestro, en el día del Señor Jesús.
Por lo cual nosotros, ayudándole a él, también os exhortamos que no habéis recibido en vano la gracia de Dios,
Ahora me gozo, no porque hayáis sido contristados, sino porque fuisteis contristados para enmienda; porque habéis sido contristados según Dios, de tal manera que ninguna pérdida padecisteis por nuestra parte.
Porque he aquí esto mismo, que según Dios fuisteis contristados, ¿cuánta solicitud ha obrado en vosotros? ¡Qué defensa, qué enojo, qué temor, qué (gran) deseo, qué celo, y qué vindicación! En todo os habéis mostrado limpios en el asunto.
Por lo cual si alguno que viniere predicare otro Cristo diferente al que hemos predicado, o recibiereis otro Espíritu del que habéis recibido, u otro Evangelio del que habéis aceptado, lo sufrierais bien.
Porque ¿qué hay en que habéis sido menos que las otras Iglesias, sino en que yo mismo no os he sido carga? Perdonadme esta injuria.
Como antes hemos dicho, también ahora lo decimos otra vez: Si alguno os anunciare otro Evangelio del que habéis recibido, sea anatema.
Porque ya habéis oído acerca de mi conducta en otro tiempo en el judaísmo, que perseguía sobremanera la Iglesia de Dios, y la destruía;
¿Tantas cosas habéis padecido en vano? Sí, pero en vano.
Porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis vestidos.
Hermanos, os ruego, sed como yo, porque yo soy como vosotros; ningún agravio me habéis hecho.
Decidme, los que queréis estar bajo la ley, ¿no habéis oído la ley?
Vacíos sois del Cristo los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído.
Porque vosotros, hermanos, a libertad habéis sido llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión a la carne, sino servíos por la caridad los unos a los otros.
Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre del Cristo.
si empero habéis oído la dispensación de la gracia de Dios que me ha sido dada en vosotros,
si empero lo habéis oído, y habéis sido por él enseñados, como la verdad está en Jesús,
Teniendo el mismo conflicto que habéis visto en mí, y ahora oís estar en mí.
Por tanto, amados míos, como siempre habéis oído, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, obrad vuestra salud con temor y temblor;
Pero la experiencia de él habéis conocido, que como hijo a padre ha servido conmigo en el Evangelio.
a causa de la esperanza que os está guardada en los cielos; la cual habéis oído ya por la palabra de la verdad del Evangelio;
como lo habéis aprendido de Epafras, nuestro consiervo amado, el cual es para vosotros un fiel ministro de Cristo Jesús;
si empero permanecéis fundados y firmes en la fe, y sin moveros de la esperanza del Evangelio que habéis oído; el cual es predicado a toda criatura que está debajo del cielo; del cual yo Pablo soy hecho ministro.
Por tanto, de la manera que habéis recibido al Señor Jesús el Cristo, andad en él;
arraigados y sobreedificados en él, y confirmados en la fe, así como lo habéis aprendido, creciendo en ella con acciones de gracias.
Si habéis pues resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está el Cristo sentado a la diestra de Dios.
Aristarco, mi compañero en la prisión, os saluda, y Marcos, el sobrino de Bernabé (acerca del cual habéis recibido mandamientos; si fuere a vosotros, recibidle),
de tal manera que habéis sido ejemplo a todos los que han creído en Macedonia y en Acaya.
Porque vosotros, hermanos, habéis sido imitadores en Cristo Jesús de las Iglesias de Dios que están en Judea; que habéis padecido también vosotros las mismas cosas de los de vuestra propia nación, como también ellos de los judíos;
Mas acerca del amor entre los hermanos no tenéis necesidad que os escriba, porque vosotros mismos habéis aprendido de Dios que os mostréis caridad los unos a los otros;
Así que, hermanos, estad firmes, y retened la doctrina que habéis aprendido, sea por palabra, o por carta nuestra.
Porque Dios no es injusto que se olvide de vuestra obra y el trabajo de la caridad que habéis mostrado en su nombre, habiendo ayudado a los santos y ayudándoles.
Que aún no habéis resistido hasta la sangre combatiendo contra el pecado;
Porque no os habéis llegado al monte que se podía tocar, y al fuego encendido, y al turbión, y a la oscuridad, y a la tempestad,
Mas os habéis llegado al monte de Sión, y a la ciudad del Dios viviente, Jerusalén la celestial, y a la compañía de muchos millares de ángeles,
Mas vosotros habéis afrentado al pobre. ¿No os oprimen los ricos con tiranía, y ellos os llevan con violencia a los juzgados?
Así hablad, y así obrad, como los que habéis de ser juzgados por la ley de la libertad.