'Hacia' en la Biblia
Y {había} ventanas estrechas {que daban} hacia las habitaciones, hacia sus pilares de dentro de la puerta por todo alrededor y asimismo para los pórticos. {Había} ventanas todo alrededor por dentro, y en {cada} pilar {había} figuras de palmeras.
Y midió la anchura desde la delantera de la puerta de abajo hasta la delantera del atrio interior por fuera, de cien codos hacia el oriente y el norte.
Y de la puerta que estaba hacia el norte en el atrio exterior, midió su longitud y su anchura.
Y sus ventanas, y sus arcos, y sus palmas, eran conforme a la medida de la puerta que estaba hacia el oriente; y subían a ella por siete gradas; y delante de ellas estaban sus arcos.
Me llevó después hacia el mediodía, y he aquí una puerta hacia el mediodía; y midió sus portales y sus arcos conforme a estas medidas dichas.
Y tal era la puerta hacia el mediodía del atrio interior; y midió de puerta a puerta hacia el mediodía cien codos.
Y me llevó al atrio interior hacia el oriente, y midió la puerta conforme a estas medidas dichas.
Y sus arcos caían hacia el atrio exterior, con palmeras en sus postes de un lado y otro; y sus gradas eran de ocho escalones.
Y sus postes caían hacia el atrio exterior, con palmeras a cada uno de sus postes de un lado y otro; y sus gradas eran de ocho escalones.
Y por el lado de afuera, conforme uno subía a la entrada de la puerta, hacia el norte, {había} dos mesas; y al otro lado del vestíbulo de la puerta {había} dos mesas.
Y fuera de la puerta interior, en el atrio de adentro que estaba al lado de la puerta del norte, estaban las cámaras de los cantores, las cuales miraban hacia el mediodía; una estaba al lado de la puerta del oriente que miraba hacia el norte.
Y me dijo: Esta cámara que mira hacia el mediodía será de los sacerdotes que tienen la guarda de la Casa.
Y la cámara que mira hacia el norte será de los sacerdotes que tienen la guarda del altar; éstos son los hijos de Sadoc, los cuales son llamados de los hijos de Leví para ministrarle al Señor.
Y la puerta de cada cámara salía al espacio que quedaba; una puerta hacia el norte, y otra puerta hacia el mediodía; y la anchura del espacio que quedaba era de cinco codos por todo alrededor.
Y el edificio que estaba delante del apartamiento al lado hacia el occidente era de setenta codos; y la pared del edificio, de cinco codos de anchura alrededor, y noventa codos de largo.
Un rostro de hombre hacia la palma de una parte, y el otro rostro de león hacia la palma de la otra parte, por toda la Casa alrededor.
Me sacó luego al atrio de afuera hacia el norte, y me llevó a la cámara que estaba delante del espacio que quedaba enfrente del edificio hacia el norte.
Y delante de las cámaras había un corredor de diez codos de ancho a la parte de adentro, con viaje de un codo; y sus puertas hacia el norte.
Y el muro que estaba afuera enfrente de las cámaras, hacia el atrio exterior delante de las cámaras, tenía cincuenta codos de largo.
A lo largo del muro del atrio hacia el oriente, enfrente de la lonja, y delante del edificio, había cámaras.
Y el corredor que había delante de ellas era semejante al de las cámaras que estaban hacia el norte; conforme a su longitud, asimismo su anchura, y todas sus salidas; conforme a sus puertas, y conforme a sus entradas.
Y conforme a las puertas de las cámaras que estaban hacia el mediodía, a la puerta que salía al principio del camino, del camino delante del muro que está hacia el oriente a los que entran.
Y luego que acabó las medidas de la Casa de adentro, me sacó por el camino de la puerta que miraba hacia el oriente, y lo midió todo alrededor.
Me llevó luego a la puerta, a la puerta que mira hacia el oriente;
Y he aquí la Gloria del Dios de Israel, que venía hacia el oriente; y su sonido era como el sonido de muchas aguas, y la tierra resplandecía a causa de su gloria.
La gloria del SEÑOR entró en el templo por el camino de la puerta que da hacia el oriente.
El hogar del altar {será} de cuatro codos, y del hogar del altar {se extenderán} hacia arriba cuatro cuernos.
Y me tornó hacia la puerta de afuera del Santuario, la cual mira hacia el oriente; y estaba cerrada.
Y me llevó hacia la puerta del norte por delante de la Casa, y miré, y he aquí, la Gloria del SEÑOR había llenado la Casa del SEÑOR; y caí sobre mi rostro.
Y la parte del Príncipe será junto al apartamiento del Santuario, de una parte y de la otra, y junto a la posesión de la ciudad, delante del apartamiento del Santuario, y delante de la posesión de la ciudad, desde el rincón occidental que está hacia el occidente, hasta el rincón oriental que está hacia el oriente; y la longitud será de una parte a la otra, desde el rincón del occidente hasta el rincón del oriente.
Me metió después por la entrada que estaba hacia la puerta, a las cámaras santas de los sacerdotes, las cuales miraban al norte, y había allí un lugar a los lados del occidente.
Me hizo tornar luego a la entrada de la Casa; y he aquí aguas que salían de debajo del umbral de la casa hacia el oriente; porque la fachada de la casa estaba al oriente; y las aguas descendían de debajo, hacia el lado derecho de la casa, al mediodía del altar.
Y saliendo el varón hacia el oriente, tenía un cordel en su mano; y midió mil codos, y me hizo pasar por las aguas hasta los tobillos.
Y me dijo: Estas aguas salen hacia la región oriental y descienden al Arabá; luego siguen hacia el mar y desembocan en el mar; entonces las aguas {del mar} quedan purificadas.
Y éste será el término de la tierra hacia la parte del norte; desde el gran mar, camino de Hetlón viniendo a Zedad;
Y el límite se extenderá desde el mar {hasta} Hazar-enán {en} el límite de Damasco, y en el norte, hacia el norte, al límite de Hamat; este es el lado norte.
Y al lado del mediodía, hacia el mediodía, desde Tamar hasta las aguas de las rencillas; desde Cades y el arroyo hasta el gran mar; y esto será el lado austral, al mediodía.
Y la porción sagrada será para éstos, {es decir,} para los sacerdotes, hacia el norte, de veinticinco mil {codos de largo,} hacia el occidente de diez mil de ancho, hacia el oriente de diez mil de ancho, y hacia el sur de veinticinco mil de largo; y el santuario del SEÑOR estará en medio de ella.
Lo que quede de la longitud a lo largo de la porción sagrada {será} de diez mil {codos} hacia el oriente y de diez mil hacia el occidente; y estará a lo largo de la porción sagrada. Y sus productos servirán de alimento para los trabajadores de la ciudad.
Y lo que quede {será} para el príncipe, a uno y otro lado de la porción santa y de la propiedad de la ciudad; a lo largo de los veinticinco mil {codos} de la porción hasta el límite oriental y hacia el occidente enfrente de los veinticinco mil, hacia el límite occidental, a lo largo de las partes, {será} para el príncipe. Y la porción sagrada y el santuario del templo estarán en medio de ella.
Y junto al límite de Gad, al lado sur, hacia el sur, el límite será desde Tamar hasta las aguas de Meriba de Cades, hacia el torrente {de Egipto} hasta el mar Grande.
Crecía este árbol, y se hacía fuerte, y su altura llegaba hasta el cielo, y su vista hasta el cabo de toda la tierra.
El árbol que viste, que crecía y se hacía fuerte, y que su altura llegaba hasta el cielo, y su vista por toda la tierra;
Y Daniel, cuando supo que la escritura estaba firmada, entró en su casa, y abiertas las ventanas de su cenadero que estaban hacia Jerusalén, se arrodillaba tres veces al día, y oraba, y confesaba delante de su Dios, como lo solía hacer antes.
Y veía yo que este cuerno hacía guerra contra los santos, y los vencía,
Vi que el carnero hería con los cuernos al poniente, al norte, y al mediodía, y que ninguna bestia podía parar delante de él, ni había quien escapara de su mano; y hacía conforme a su voluntad, y se engrandecía.
Y se engrandeció en gran manera el macho cabrío; y estando en su mayor fuerza, aquel gran cuerno fue quebrado, y en su lugar subieron otros cuatro maravillosos hacia los cuatro vientos del cielo.
Y del primero de ellos salió un cuerno pequeño, el cual creció mucho al mediodía, y al oriente, y hacia la tierra deseable.
Pero cuando se haya levantado, su reino será fragmentado y repartido hacia los cuatro vientos del cielo, no a sus descendientes, ni según el poder que ejerció, pues su reino será arrancado y {dado} a otros fuera de ellos.
Entonces volverá su rostro hacia las costas y tomará muchas {de ellas}. Pero un príncipe pondrá fin a su afrenta; además, hará recaer sobre él su afrenta.
Después volverá su rostro hacia las fortalezas de su tierra, pero tropezará y caerá, y no se le hallará más.
Al tiempo señalado volverá, y vendrá hacia el sur; mas no será la postrera venida como la primera.
Con halagos hará apostatar a los que obran inicuamente hacia el pacto, mas el pueblo que conoce a su Dios se mostrará fuerte y actuará.
Del pecado de mi pueblo se alimentan, y hacia su iniquidad dirigen sus deseos.
Se vuelven, {pero} no hacia lo alto, son como un arco engañoso. Sus príncipes caerán a espada por la insolencia de sus lenguas; esto {será} su escarnio en la tierra de Egipto.
Con cuerdas humanas los traje, con cuerdas de amor; y fui para ellos como los que alzan el yugo de sobre sus mejillas, y allegué hacia él la comida.
Y haré alejar de vosotros al del aquilón, y lo echaré en la tierra seca y desierta; su faz será hacia el mar oriental, y su fin al mar occidental; y exhalará su hedor; y subirá su pudrición, porque se engrandeció.
Entonces dije: ``He sido expulsado de delante de tus ojos; sin embargo volveré a mirar hacia tu santo templo."
Y salió Jonás de la ciudad, y se asentó hacia el oriente de la ciudad, y se hizo allí una choza, y se sentó debajo de ella a la sombra, hasta ver qué sería de la ciudad.
Toda ella vendrá a la presa; sus rostros hacia adelante como el viento solano; y recogerá cautivos como arena.
Porque es aún visión para el tiempo señalado; se apresura hacia el fin y no defraudará. Aunque tarde, espérala; porque ciertamente vendrá, no tardará.
En el que estaban los caballos negros, salieron hacia la tierra del aquilón; y los blancos salieron tras ellos; y los overos salieron hacia la tierra del mediodía.
Luego me llamó, y me habló diciendo: Mira, los que salieron hacia la tierra del aquilón hicieron reposar mi Espíritu en la tierra del aquilón.
Profecía de la palabra del SEÑOR contra la tierra de Hadrac y Damasco, su lugar de reposo (porque hacia el SEÑOR están {puestos} los ojos de los hombres y de todas las tribus de Israel),
Y se afirmarán sus pies en aquel día sobre el Monte de las Olivas, que está en frente de Jerusalén a la parte del oriente; y el Monte de las Olivas, se partirá por medio de sí hacia el oriente y hacia el occidente, haciendo un muy grande valle; y la mitad del monte se apartará hacia el norte, y la otra mitad hacia el mediodía.
Acontecerá también en aquel día, que saldrán de Jerusalén aguas vivas; la mitad de ellas hacia el mar oriental, y la otra mitad hacia el mar occidental, en verano y en invierno.
El hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que venga yo y hiera la tierra con maldición.
Y he aquí una mujer enferma de flujo de sangre hacía doce años, acercándose por detrás, tocó la franja de su vestido,
Y llegado Jesús a casa del principal, viendo los tañedores de flautas, y la multitud que hacía bullicio,
Y extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: He aquí mi madre y mis hermanos.
Y El dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, caminó sobre las aguas, y fue hacia Jesús.
Mas los príncipes de los sacerdotes y los escribas, viendo las maravillas que hacía, y a los muchachos aclamando en el templo y diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! Se indignaron,
Y después de cantar un himno, salieron hacia el monte de los Olivos.
Y viendo Pilato que nada adelantaba, antes se hacía más alboroto, tomando agua se lavó las manos delante del pueblo, diciendo: Inocente soy yo de la sangre de este justo; allá vosotros.
y de Jerusalén, y de Idumea, y del otro lado del Jordán. Y los que moran alrededor de Tiro y de Sidón, grande multitud, oyendo cuán grandes cosas hacía, vinieron a él.
Y una mujer que estaba con flujo de sangre doce años hacía,
porque Herodes temía a Juan, conociéndolo varón justo y santo; y le tenía respeto; y escuchándole, hacía muchas cosas; y le oía de buena gana.
Y al verlos remar fatigados, porque el viento les era contrario, como a la cuarta vigilia de la noche, fue* hacia ellos andando sobre el mar, y quería pasarles de largo.
Enseguida, cuando toda la multitud vio a Jesús, quedó sorprendida, y corriendo hacia El, le saludaban.
Y sus vecinos y parientes oyeron que el Señor había demostrado su gran misericordia hacia ella; y se regocijaban con ella.
y era viuda hacía ochenta y cuatro años, que no se apartaba del Templo, sirviendo de noche y de día con ayunos y oraciones.
E inclinándose hacia ella, riñó a la fiebre; y la fiebre la dejó; y ella levantándose luego, les servía.
Volviendo su vista hacia sus discípulos, decía: Bienaventurados {vosotros} los pobres, porque vuestro es el reino de Dios.
Y volviéndose hacia la mujer, le dijo a Simón: ¿Ves esta mujer? Yo entré a tu casa {y} no me diste agua para los pies, pero ella ha regado mis pies con sus lágrimas y {los} ha secado con sus cabellos.
Navegaron hacia la tierra de los gadarenos que está al lado opuesto de Galilea;
(Porque mandaba al espíritu inmundo que saliese del hombre; pues hacía mucho tiempo que le arrebataba; y le guardaban preso con cadenas y grillos; pero rompiendo las cadenas, era arrastrado por el demonio a los desiertos.)
Y una mujer, que tenía flujo de sangre hacía ya doce años, la cual había gastado en médicos toda su hacienda, y por ninguno había podido ser curada,
Y oyó Herodes el tetrarca todas las cosas que hacía; y estaba en duda, porque decían algunos: Juan ha resucitado de los muertos;
Y todos estaban fuera de sí de la grandeza de Dios. Y maravillándose todos de todas las cosas que hacía, dijo a sus discípulos:
Y Jesús le dijo: Ninguno que poniendo su mano en el arado y mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios.
Y volviéndose hacia los discípulos, les dijo aparte: Dichosos los ojos que ven lo que vosotros veis;
Y he aquí una mujer que tenía espíritu de enfermedad hacía dieciocho años, y andaba agobiada, que en ninguna manera se podía enderezar.
Y pasaba por todas las ciudades y aldeas, enseñando, y avanzando hacia Jerusalén.
Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y de lino fino, y hacía cada día banquete con esplendidez.
Cuando Jesús llegó al lugar, miró hacia arriba y le dijo: Zaqueo, date prisa y desciende, porque hoy debo quedarme en tu casa.
Habiendo dicho esto, iba delante, subiendo hacia Jerusalén.
Y saliendo, se encaminó, como de costumbre, hacia el monte de los Olivos; y los discípulos también le siguieron.
Y Herodes, viendo a Jesús, se alegró mucho, porque hacía mucho que deseaba verle; porque había oído de él muchas cosas, y tenía esperanza que le vería hacer alguna señal.
Entonces levantándose Pedro, corrió al sepulcro; y asomándose hacia adentro, miró los lienzos puestos solos; y se fue maravillándose en sí mismo de aquello que había acontecido.
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