'Hay' en la Biblia
Mas Josafat dijo: ¿No hay aquí profeta de Jehová, para que consultemos a Jehová por él? Y uno de los siervos del rey de Israel respondió y dijo: Aquí está Eliseo hijo de Safat, que daba agua en las manos de Elías.
Y sucedió que cuando las vasijas fueron llenas, dijo a un hijo suyo: Tráeme aún otra vasija. Y él dijo: No hay más vasijas. Entonces cesó el aceite.
Y lo sirvieron para que comieran los hombres; pero sucedió que comiendo ellos de aquel guisado, dieron voces, diciendo: ¡Varón de Dios, hay muerte en la olla! Y no lo pudieron comer.
Y como Eliseo, varón de Dios oyó que el rey de Israel había rasgado sus vestiduras, envió a decir al rey: ¿Por qué has rasgado tus vestiduras? Venga ahora a mí, y sabrá que hay profeta en Israel.
Y volvió al varón de Dios, él y toda su compañía, y se puso delante de él, y dijo: He aquí ahora conozco que no hay Dios en toda la tierra, sino en Israel. Te ruego que recibas algún presente de tu siervo.
Si tratáremos de entrar en la ciudad, por el hambre que hay en la ciudad moriremos en ella; y si nos quedamos aquí, también moriremos. Vamos pues ahora, y pasémonos al ejército de los sirios; si ellos nos dieren la vida, viviremos; y si nos dieren la muerte, moriremos.
Entonces respondió uno de sus siervos, y dijo: Tomen ahora cinco de los caballos que han quedado en la ciudad, (he aquí, ellos son como toda la multitud de Israel que ha quedado en ella; he aquí, os digo que ellos son como toda la multitud de Israel que ha perecido); enviemos, y veamos qué hay.
Y el atalaya que estaba en la torre de Jezreel, vio la cuadrilla de Jehú, que venía, y dijo: Yo veo una cuadrilla. Y Joram dijo: Toma uno de a caballo, y envía a reconocerlos, y que les diga: ¿Hay paz?
Fue, pues, el de a caballo a reconocerlos, y dijo: El rey dice así: ¿Hay paz? Y Jehú le dijo: ¿Qué tienes tú que ver con la paz? Vuélvete tras mí. El atalaya dio luego aviso, diciendo: El mensajero llegó hasta ellos, y no vuelve.
Entonces envió otro de a caballo, el cual llegando a ellos, dijo: El rey dice así: ¿Hay paz? Y Jehú respondió: ¿Qué tienes tú que ver con la paz? Vuélvete tras mí.
Y sucedió que cuando Joram vio a Jehú, dijo: ¿Hay paz, Jehú? Y él respondió: ¿Qué paz, con las fornicaciones de Jezabel tu madre, y sus muchas hechicerías?
Y él le volvió a decir: ¿Qué vieron en tu casa? Y Ezequías respondió: Vieron todo lo que hay en mi casa; nada quedó en mis tesoros que no les mostrase.
He aquí vienen días, en que todo lo que hay en tu casa, y todo lo que tus padres han atesorado hasta hoy, será llevado a Babilonia, sin quedar nada, dice Jehová.
Gloria y hermosura hay en su presencia; fortaleza y alegría en su morada.
Resuene el mar, y su plenitud; alégrese el campo, y todo lo que hay en él.
y he estado contigo en todo cuanto has andado, y he talado a todos tus enemigos de delante de ti, y te he hecho gran nombre, como el nombre de los grandes que hay en la tierra.
Jehová, no hay semejante a ti, ni hay Dios sino tú, según todas las cosas que hemos oído con nuestros oídos.
¿Y qué pueblo hay en la tierra como tu pueblo Israel, cuyo Dios fuese y se redimiese un pueblo, para hacerte nombre con grandezas y maravillas, echando las naciones de delante de tu pueblo, que tú rescataste de Egipto?
He aquí, yo en mi aflicción he preparado para la casa de Jehová cien mil talentos de oro, y un millar de millares de talentos de plata; y del bronce y del hierro no hay peso, porque es mucho. Asimismo he preparado madera y piedra, a lo cual tú añadirás.
Del oro, de la plata, del bronce, y del hierro, no hay número. Levántate, pues, y manos a la obra, y Jehová sea contigo.
Y el rey acumuló plata y oro en Jerusalén como piedras, y cedro en abundancia como los sicómoros que hay en los valles.
Jehová Dios de Israel, no hay Dios semejante a ti ni en el cielo ni en la tierra, que guardas el pacto y la misericordia a tus siervos que caminan delante de ti con todo su corazón;
Si pecaren contra ti (pues no hay hombre que no peque), y te enojares contra ellos, y los entregares delante de sus enemigos, y éstos los llevaren cautivos a tierra lejana o cercana;
Pero esforzaos vosotros, y no desfallezcan vuestras manos; que recompensa hay para vuestra obra.
Mas Josafat dijo: ¿Hay aún aquí algún profeta de Jehová, para que por medio de él preguntemos?
Y el rey de Israel respondió a Josafat: Aún hay aquí un hombre por el cual podemos preguntar a Jehová; mas yo le aborrezco, porque nunca me profetiza cosa buena, sino siempre mal. Éste es Micaías, hijo de Imla. Y respondió Josafat: No hable así el rey.
Sea, pues, con vosotros el temor de Jehová; guardad y haced; porque en Jehová nuestro Dios no hay iniquidad, ni acepción de personas, ni recibir cohecho.
y dijo: Oh Jehová Dios de nuestros padres, ¿no eres tú Dios en los cielos, y señoreas sobre todos los reinos de las naciones? ¿No está en tu mano tal fuerza y poder, que no hay quien te resista?
¡Oh Dios nuestro! ¿No los juzgarás tú? Porque en nosotros no hay fuerza contra tan grande multitud que viene contra nosotros y no sabemos qué hacer, mas a ti volvemos nuestros ojos.
Esforzaos y sed valientes; no temáis, ni tengáis miedo del rey de Asiria, ni de toda su multitud que con él viene; porque más hay con nosotros que con él.
Así dice Ciro rey de Persia: Jehová, el Dios de los cielos, me ha dado todos los reinos de la tierra; y Él me ha encargado que le edifique casa en Jerusalén, que es en Judá. ¿Quién hay de vosotros de todo su pueblo? Jehová su Dios sea con él, y suba.
¿Quién hay entre vosotros de todo su pueblo? Sea Dios con él, y suba a Jerusalén que está en Judá, y edifique la casa a Jehová Dios de Israel (Él es el Dios), la cual está en Jerusalén.
Entonces respondió Secanías hijo de Jehiel, de los hijos Elam, y dijo a Esdras: Nosotros hemos prevaricado contra nuestro Dios, pues tomamos esposas extranjeras de los pueblos de la tierra; pero aún hay esperanza para Israel sobre esto.
Y que has puesto profetas que prediquen de ti en Jerusalén, diciendo: ¡Hay rey en Judá! Y ahora serán oídas del rey las tales palabras; ven por tanto, y consultemos juntos.
Entonces envié yo a decirles: No hay tal cosa como dices, sino que de tu corazón tú lo inventas.
Tú, sólo tú, oh Jehová; tú hiciste el cielo, y el cielo de los cielos, y todo su ejército, la tierra y todo lo que está en ella, los mares y todo lo que hay en ellos; y tú has preservado todas estas cosas, y el ejército del cielo te adora.
Y dijo Memucán delante del rey y de los príncipes: No solamente contra el rey ha pecado la reina Vasti, sino contra todos los príncipes, y contra todos los pueblos que hay en todas las provincias del rey Asuero.
Y dijo Amán al rey Asuero: Hay un pueblo esparcido y dividido entre los pueblos en todas las provincias de tu reino, y sus leyes son diferentes de las de todo pueblo, y no observan las leyes del rey; y al rey nada le beneficia el dejarlos vivir.
Todos los siervos del rey, y el pueblo de las provincias del rey saben, que cualquier hombre o mujer que entra al rey al patio de adentro sin ser llamado, hay una sola ley para él: Debe morir; salvo aquel a quien el rey extendiere el cetro de oro, el cual vivirá; y yo no he sido llamada para entrar al rey estos treinta días.
Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado de mal?
Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal, y que aún retiene su integridad, a pesar de que tú me incitaste contra él para que lo arruinara sin causa?
Sus hijos están lejos de la seguridad, en la puerta son quebrantados, y no hay quien los libre.
Y sabrás que hay paz en tu tienda; y visitarás tu morada, y no pecarás.
¿Hay iniquidad en mi lengua? ¿No puede mi paladar discernir las cosas depravadas?
¿Acaso no hay un tiempo determinado para el hombre sobre la tierra? ¿No son sus días como los días del jornalero?
Ni hay entre nosotros árbitro, que ponga su mano sobre ambos.
Tú sabes que no soy impío, y que no hay quien libre de tu mano.
estarás confiado, porque hay esperanza; mirarás alrededor, y dormirás seguro.
Él quita el entendimiento de los jefes del pueblo de la tierra, y les hace vagar por desierto donde no hay camino:
Entre nosotros también hay cabezas canas y hombres viejos, mucho más ancianos que tu padre.
Estruendos espantosos hay en sus oídos; en la prosperidad el destructor vendrá sobre él.
No hay conmigo sino escarnecedores, en cuya amargura se detienen mis ojos.
Su cuerda está escondida en la tierra, y hay una trampa para él en la senda.
He aquí yo clamo agravio, y no soy oído; doy voces, y no hay juicio.
Temed vosotros delante de la espada; porque la ira trae el castigo de la espada, para que sepáis que hay un juicio.
Sus casas están libres de temor, y no hay azote de Dios sobre ellos.
Por tanto hay lazos alrededor de ti, y te turba espanto repentino;
Él, pues, acabará lo que ha determinado de mí: y muchas cosas como éstas hay en Él.
Yo os enseñaré por la mano de Dios; no esconderé lo que hay para con el Omnipotente.
A las tinieblas puso término, y examina todo a la perfección, las piedras que hay en la oscuridad y en la sombra de muerte.
Hay senda que el ave no conoce, ni ojo de buitre ha visto;
¿No hay quebrantamiento para el impío, y calamidad inesperada para los que obran iniquidad?
Ciertamente espíritu hay en el hombre, y la inspiración del Omnipotente le da entendimiento.
Os he prestado atención, y he aquí que no hay de vosotros quien redarguya a Job, y responda a sus razones.
Yo soy limpio y sin defecto; y soy inocente, y no hay maldad en mí.
¿Qué hombre hay como Job, que bebe el escarnio como agua?
No hay tinieblas ni sombra de muerte donde se oculten los que obran maldad.
Tocante a ella anunciará el trueno, su compañero, que hay acumulación de ira sobre el que se eleva.
viniendo de la parte del norte la dorada claridad. En Dios hay una majestad terrible.
haciendo llover sobre la tierra deshabitada, sobre el desierto, donde no hay hombre,
Nadie hay tan osado que lo despierte: ¿Quién, pues, podrá estar delante de mí?
¿Quién me ha dado a mí primero, para que yo se lo restituya? Todo lo que hay debajo del cielo es mío.
No hay sobre la tierra semejante a él, que es hecho libre de temor.
Yo sé que todo lo puedes, y que no hay pensamiento que se esconda de ti.
Muchos dicen de mi vida: No hay para él salvación en Dios. (Selah)
Porque en su boca no hay rectitud; sus entrañas son perversidad; sepulcro abierto es su garganta; con su lengua lisonjean.
Porque en la muerte no hay memoria de ti; en el sepulcro, ¿quién te alabará?
Jehová Dios mío, si yo he hecho esto, si hay en mis manos iniquidad;
El malo, por la altivez de su rostro, no busca a Dios; no hay Dios en ninguno de sus pensamientos.
Su boca está llena de maldición, de engaño y de fraude; debajo de su lengua hay vejación y maldad.
«Al Músico principal: Salmo de David» Dijo el necio en su corazón: No hay Dios. Se corrompieron, hicieron obras abominables; no hay quien haga el bien.
Todos se desviaron, a una se han corrompido; no hay quien haga el bien, no hay ni siquiera uno.
Me mostrarás la senda de la vida: Plenitud de gozo hay en tu presencia; delicias en tu diestra para siempre.
Porque ¿quién es Dios fuera de Jehová? ¿Y qué roca hay aparte de nuestro Dios?
No hay habla, ni lenguaje, donde su voz no sea oída.
De un extremo de los cielos es su salida, y su giro hasta el término de ellos; y nada hay que se esconda de su calor.
Tu siervo es además amonestado con ellos; en guardarlos hay grande galardón.
Dios mío, clamo de día, y no me escuchas; y de noche, y no hay para mí sosiego.
No te alejes de mí, porque la angustia está cerca; porque no hay quien ayude.
¿Qué provecho hay en mi muerte, cuando yo descienda al sepulcro? ¿Te alabará el polvo? ¿Anunciará tu verdad?
Bienaventurado el hombre a quien Jehová no imputa iniquidad, y en cuyo espíritu no hay engaño.
«Al Músico principal: Salmo de David, siervo del Señor» La iniquidad del impío me dice al corazón: No hay temor de Dios delante de sus ojos.
No hay nada sano en mi carne a causa de tu ira; ni hay paz en mis huesos a causa de mi pecado.
Porque mis lomos están llenos de irritación, y nada hay sano en mi carne.
Hijas de reyes hay entre tus mujeres ilustres: La reina está a tu diestra, con oro de Ofir.
Hay un río cuyas corrientes alegrarán la ciudad de Dios, el lugar santo de los tabernáculos del Altísimo.
«Al Músico principal: sobre Mahalat: Masquil de David» Dijo el necio en su corazón: No hay Dios. Se corrompieron e hicieron abominable maldad; no hay quien haga el bien.
Cada uno se había vuelto atrás; todos se habían corrompido; no hay quien haga el bien, no hay ni siquiera uno.
Día y noche la rodean sobre sus muros; e iniquidad y trabajo hay en medio de ella.