'Me' en la Biblia
¿Por qué me previnieron las rodillas? ¿Y para qué los senos que mamase?
Porque el temor que me espantaba me ha venido, y me ha acontecido lo que temía.
Nunca tuve paz, nunca me aseguré, ni nunca me reposé; y me vino turbación.
El negocio también me era a mí oculto; mas mi oído ha percibido algo de ello.
me sobrevino un espanto y un temblor, que estremeció todos mis huesos.
Porque las saetas del Todopoderoso están en mí, cuyo veneno bebe mi espíritu; y terrores de Dios me combaten.
¡Quién me diese que viniese mi petición, y que Dios me diese lo que espero;
y que quisiera Dios quebrantarme; y que soltase su mano, y me despedazase!
Y en esto crecería aún consolación, si me asase con dolor sin haber misericordia; no que haya contradicho las palabras santas.
¿No me ayudo cuanto puedo, y con todo eso el poder me falta del todo?
Mis hermanos me han mentido como arroyo; se pasaron como las riberas impetuosas,
así poseo yo los meses de vanidad, y las noches de trabajo me dieron por cuenta.
Cuando estoy acostado, digo: ¿Cuándo me levantaré? Y mido la noche, y estoy harto de devaneos hasta el alba.
Los ojos de los que ahora me ven, no me verán más; tus ojos serán sobre mí, y dejaré de ser.
Por tanto yo no reprimiré mi boca; hablaré con la angustia de mi espíritu, y me quejaré con la amargura de mi alma.
¿Soy yo un mar, o dragón, que me pongas guarda?
Cuando digo: Mi cama me consolará, mi cama atenuará mis quejas;
entonces me quebrantarás con sueños, y me turbarás con visiones.
¿Hasta cuándo no me dejarás, ni me soltarás hasta que trague mi saliva?
Si he pecado, ¿qué te haré, oh Guarda de los hombres? ¿Por qué me has puesto contrario a ti, y que a mí mismo sea pesado?
¿Y por qué no quitas mi rebelión, y perdonas mi iniquidad? Porque ahora dormiré en el polvo, y si me buscares de mañana, ya no seré hallado.
Que si yo le invocase, y él me respondiese, aún no creeré que haya escuchado mi voz.
Porque me ha quebrado con tempestad, y ha aumentado mis heridas sin causa.
Que aún no me ha concedido que tome mi aliento; mas me ha llenado de amarguras.
Si habláramos de su potencia, fuerte por cierto es; si de su juicio, ¿quién me emplazará?
Si yo me justificare, me condenará mi boca; si me predicare perfecto, él me hará inicuo.
Si yo me predicare imperfecto, no conozco mi alma; condenaré mi vida.
Si digo: Quiero olvidar mi queja, dejaré mi aburrimiento, y me esforzaré.
Temo todos mis trabajos; sé que no me perdonarás.
Aunque me lave con aguas de nieve, y aunque limpie mis manos con la misma limpieza,
aún me hundirás en el hoyo; y mis propios vestidos me abominarán.
Quite de sobre mí su verdugo, y su terror no me perturbe.
Diré a Dios: No me condenes; hazme entender por qué pleiteas conmigo.
sobre saber tú que no soy impío, y que no hay quien de tu mano me libre?
Tus manos me formaron y me compusieron todo en contorno, ¿y así me deshaces?
Acuérdate ahora que como a lodo me diste forma; ¿y en polvo me has de tornar?
¿No me fundiste como leche, y como un queso me cuajaste?
Me vestiste de piel y carne, y me cubriste de huesos y nervios.
Vida y misericordia me concediste, y tu visitación guardó mi espíritu.
Si pequé, ¿me acecharás, y no me limpiarás de mi iniquidad?
¿Por qué me sacaste del vientre? Habría yo muerto, y no me vieran ojos.
¿No son mis días poca cosa? Cesa pues, y déjame, para que me esfuerce un poco.
Escuchadme, y hablaré yo, y que me venga después lo que viniere.
He aquí , aunque me matare, en él esperaré; pero defenderé delante de él mis caminos.
Y él mismo me será salud, porque no entrará en su presencia el impío.
He aquí ahora, si yo me apercibiere a juicio, sé que seré justificado.
A lo menos dos cosas no hagas conmigo; y entonces no me esconderé de tu rostro:
Aparta de mí tu mano, y no me asombre tu terror.
¿Por qué escondes tu rostro, y me cuentas por tu enemigo?
¿Por qué escribes contra mí amarguras, y me haces cargo de los pecados de mi juventud?
¡Oh quién me diera que me escondieses en la sepultura, que me encubrieras hasta apaciguarse tu ira, que me pusieses plazo, y de mí te acordaras!
Pues ahora me cuentas los pasos, y no das dilación a mi pecado.
Pero ahora me ha fatigado; has tú asolado toda mi compañía.
Tú me has arrugado; el testigo es mi magrez, que se levanta contra mí para testificar en mi rostro.
Su furor me arrebató, y me ha sido contrario; crujió sus dientes contra mí; contra mí aguzó sus ojos mi enemigo.
Me ha entregado Dios al mentiroso, y en las manos de los impíos me hizo temblar.
Próspero estaba, y me desmenuzó; y me arrebató por la cerviz, y me despedazó, y me puso por blanco suyo.
Me cercaron sus flecheros, partió mis riñones, y no perdonó; mi hiel derramó por tierra.
Me quebrantó de quebranto sobre quebranto; corrió contra mí como un gigante.
Mi aliento está corrompido, mis días son cortados, y me está aparejado el sepulcro.
El me ha puesto por parábola de pueblos, y delante de ellos he sido como tamboril.
Me pusieron la noche por día, y la luz se acorta delante de las tinieblas.
¿Hasta cuándo angustiaréis mi alma, y me moleréis con palabras?
Ya me habéis vituperado diez veces; ¿no os avergonzáis de descomediros delante de mí?
sabed ahora que Dios me ha derribado, y me ha envuelto en su red.
Me quitó mi honra, y quitó la corona de mi cabeza.
Me arrancó por todos lados, y me sequé; y ha hecho pasar mi esperanza como árbol arrancado.
E hizo inflamar contra mí su furor, y me contó para sí entre sus enemigos.
Los moradores de mi casa y mis criadas me tuvieron por extraño; forastero fui yo en sus ojos.
Aun los muchachos me menospreciaron; levantándome, hablaban contra mí.
Todos mis íntimos amigos me aborrecieron; y los que yo amaba, se tornaron contra mí.
Oh vosotros mis amigos, tened compasión de mí, tened compasión de mí; porque la mano de Dios me ha tocado.
¿Por qué me perseguís como Dios, y no os saciáis de mis carnes?
Por cierto mis pensamientos me hacen responder, y por tanto me apresuro.
La reprensión de mi censura he oído, y me hace responder el espíritu de mi inteligencia.
Aun yo mismo , cuando me acuerdo, me asombro, y toma temblor mi carne.
¿Cómo, pues, me consoláis en vano, dado que vuestras respuestas quedan por mentira?
Allí el recto disputaría con él; y escaparía para siempre del que me condena.
Mas él conoció mi camino; me probó, y salí como oro.
Mis pies tomaron su rastro; guardé su camino, y no me aparté.
Del mandamiento de sus labios nunca me separé; guardé las palabras de su boca más que mi comida.
Por tanto él acabará lo que me es necesario; y muchas cosas como éstas hay en él.
Por lo cual yo me espantaré delante de su rostro; consideraré, y lo temeré.
Dios ha enternecido mi corazón, y el Omnipotente me ha espantado.
El ojo del adúltero está aguardando la noche, diciendo: No me verá nadie; y esconde su rostro.
Y si no es así , ¿quién me desmentirá ahora, o reducirá a nada mis palabras?
Vive el Dios que me quitó mi derecho, y el Omnipotente, que amargó mi alma,
Nunca tal me acontezca que yo os justifique; hasta morir no quitaré de mí mi integridad.
Mi justicia tengo asida, y no la cederé; no me reprochará mi corazón en todos mis días.
¡Quién me volviese como en los meses pasados, como en los días cuando Dios me guardaba,
cuando lavaba yo mis caminos con manteca, y la piedra me derramaba ríos de aceite!
Los jóvenes me veían, y se escondían; y los viejos se levantaban, y estaban en pie.
cuando los oídos que me oían, me llamaban bienaventurado, y los ojos que me veían, me daban testimonio.
Me vestía de justicia, y ella me cubría como un manto; y mi diadema era juicio.
A los menesterosos era padre; y de la causa que no entendía, me informaba con diligencia.
Me oían, y esperaban; y callaban a mi consejo.
Me esperaban como a la lluvia, y abrían su boca como a la lluvia tardía.