'Para' en la Biblia
según el previo conocimiento de Dios Padre, por la obra santificadora del Espíritu, para obedecer a Jesucristo y ser rociados con su sangre: Que la gracia y la paz os sean multiplicadas.
para {obtener} una herencia incorruptible, inmaculada, y que no se marchitará, reservada en los cielos para vosotros,
que sois protegidos por el poder de Dios mediante la fe, para la salvación que está preparada para ser revelada en el último tiempo.
para que la prueba de vuestra fe, más preciosa que el oro que perece, aunque probado por fuego, sea hallada que resulta en alabanza, gloria y honor en la revelación de Jesucristo;
Por tanto, ceñid vuestro entendimiento para la acción; sed sobrios {en espíritu}, poned vuestra esperanza completamente en la gracia que se os traerá en la revelación de Jesucristo.
Puesto que en obediencia a la verdad habéis purificado vuestras almas para un amor sincero de hermanos, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro.
MAS LA PALABRA DEL SEÑOR PERMANECE PARA SIEMPRE. Y esta es la palabra que os fue predicada.
desead como niños recién nacidos, la leche pura de la palabra, para que por ella crezcáis para salvación,
también vosotros, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual para un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo.
Este precioso valor es, pues, para vosotros los que creéis; pero para los que no creen, LA PIEDRA QUE DESECHARON LOS CONSTRUCTORES, ESA, EN PIEDRA ANGULAR SE HA CONVERTIDO,
y, PIEDRA DE TROPIEZO Y ROCA DE ESCANDALO; pues ellos tropiezan porque son desobedientes a la palabra, y para ello estaban también destinados.
Pero vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo {adquirido} para posesión {de Dios}, a fin de que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable;
o a los gobernadores, como enviados por él para castigo de los malhechores y alabanza de los que hacen el bien.
{Andad} como libres, pero no uséis la libertad como pretexto para la maldad, sino {empleadla} como siervos de Dios.
Porque para este propósito habéis sido llamados, pues también Cristo sufrió por vosotros, dejándoos ejemplo para que sigáis sus pisadas,
{Y} vosotros, maridos, igualmente, convivid de manera comprensiva {con vuestras mujeres,} como con un vaso más frágil, puesto que es mujer, dándole honor como a coheredera de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no sean estorbadas.
sino santificad a Cristo como Señor en vuestros corazones, {estando} siempre preparados para presentar defensa ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros, pero {hacedlo} con mansedumbre y reverencia;
teniendo buena conciencia, para que en aquello en que sois calumniados, sean avergonzados los que difaman vuestra buena conducta en Cristo.
Porque también Cristo murió por {los} pecados una sola vez, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, muerto en la carne pero vivificado en el espíritu;
para vivir el tiempo que {le} queda en la carne, no ya para las pasiones humanas, sino para la voluntad de Dios.
Porque el tiempo ya pasado {os} es suficiente para haber hecho lo que agrada a los gentiles, habiendo andado en sensualidad, lujurias, borracheras, orgías, embriagueces y abominables idolatrías.
pero ellos darán cuenta a aquel que está preparado para juzgar a los vivos y a los muertos.
Porque con este fin fue predicado el evangelio aun a los muertos, para que aunque sean juzgados en la carne como hombres, vivan en el espíritu conforme a {la voluntad de} Dios.
Mas el fin de todas las cosas se acerca; sed pues prudentes y de {espíritu} sobrio para la oración.
Sed hospitalarios los unos para con los otros, sin murmuraciones.
El que habla, {que hable} conforme a las palabras de Dios; el que sirve, {que lo haga} por la fortaleza que Dios da, para que en todo Dios sea glorificado mediante Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el dominio por los siglos de los siglos. Amén.
Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que en medio de vosotros ha venido para probaros, como si alguna cosa extraña os estuviera aconteciendo;
antes bien, en la medida en que compartís los padecimientos de Cristo, regocijaos, para que también en la revelación de su gloria os regocijéis con gran alegría.
Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que El os exalte a su debido tiempo,
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