'Para' en la Biblia
- 1.Gé 1:14-Gé 28:4
- 2.Gé 28:6-Éx 5:12
- 3.Éx 5:21-Éx 23:20
- 4.Éx 23:29-Éx 36:2
- 5.Éx 36:3-Levítico 16:13
- 6.Levítico 16:21-Números 4:20
- 7.Números 4:23-Números 15:15
- 8.Números 15:29-Deuteronomio 2:32
- 9.Deuteronomio 2:35-Deuteronomio 17:12
- 10.Deuteronomio 17:16-Deuteronomio 31:19
- 11.Deuteronomio 32:40-Jueces 6:5
- 12.Jueces 6:11-1 Samuel 2:28
- 13.1 Samuel 2:33-1 Samuel 28:2
- 14.1 Samuel 28:7-2 Samuel 20:6
- 15.2 Samuel 20:7-1 Reyes 14:2
- 16.1 Reyes 14:9-2 Reyes 18:35
- 17.2 Reyes 19:4-1 Crónicas 22:10
- 18.1 Crónicas 22:12-2 Crónicas 7:6
- 19.2 Crónicas 7:12-2 Crónicas 30:17
- 20.2 Crónicas 30:18-Nehemías 5:4
- 21.Nehemías 5:5-Job 5:12
- 22.Job 5:27-Salmos 18:25
- 23.Salmos 18:26-Salmos 68:16
- 24.Salmos 68:18-Salmos 107:7
- 25.Salmos 107:8-Salmos 145:2
- 26.Salmos 145:8-Eclesiastés 3:1
- 27.Eclesiastés 3:10-Isaías 28:21
- 28.Isaías 28:22-Isaías 51:10
- 29.Isaías 51:12-Jeremías 12:16
- 30.Jeremías 13:7-Jeremías 34:20
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- 33.Ezequiel 33:9-Daniel 5:10
- 34.Daniel 5:12-Miqueas 4:3
- 35.Miqueas 4:5-Mateo 10:35
- 36.Mateo 11:15-Marcos 11:28
- 37.Marcos 12:2-Lucas 12:51
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- 40.Hechos 14:5-Romanos 8:4
- 41.Romanos 8:12-1 Corintios 9:19
- 42.1 Corintios 9:20-2 Corintios 9:13
- 43.2 Corintios 10:1-Filipenses 1:27
- 44.Filipenses 2:10-2 Timoteo 2:21
- 45.2 Timoteo 2:24-Santiago 2:16
- 46.Santiago 3:3-Apocalipsis 6:2
- 47.Apocalipsis 6:8-Apocalipsis 22:16
Cuando vayas al magistrado con tu adversario, procura en el camino librarte de él; para que no te arrastre al juez, y el juez te entregue al alguacil, y el alguacil te meta en la cárcel.
Y dijo al viñador: He aquí estos tres años he venido a buscar fruto en esta higuera, y no lo hallo; córtala, ¿para qué ocupa aún la tierra?
Mas cuando seas convidado, ve, y siéntate en el último lugar; para que cuando venga el que te convidó, te diga: Amigo, sube más arriba; entonces tendrás gloria delante de los que se sientan contigo a la mesa.
Y dijo el señor al siervo: Ve por los caminos y por los vallados, y fuérzalos a entrar, para que se llene mi casa.
Porque ¿quién de vosotros, queriendo edificar una torre, no se sienta primero y cuenta el costo, para ver si tiene lo que necesita para acabarla?
No es útil ni para la tierra, ni para el muladar; la arrojan fuera. El que tiene oídos para oír, oiga.
Y se acercaban a Él todos los publicanos y pecadores para oírle.
Y fue y se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella tierra, el cual le envió a su hacienda para que apacentase puercos.
Pero él, respondiendo, dijo a su padre: He aquí, tantos años te he servido, no habiendo desobedecido jamás tu mandamiento, y nunca me has dado un cabrito para gozarme con mis amigos.
Pero cuando vino éste, tu hijo, que ha consumido tus bienes con rameras, has matado para él el becerro grueso.
Ya sé lo que haré para que cuando sea quitado de la mayordomía, me reciban en sus casas.
Y yo os digo: Haceos amigos de las riquezas de maldad, para que cuando fallareis, os reciban en las moradas eternas.
Entonces él, dando voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque soy atormentado en esta llama.
porque tengo cinco hermanos, para que les testifique, para que no vengan ellos también a este lugar de tormento.
¿Y no cobrará Dios venganza por sus escogidos, que claman a Él día y noche, aunque sea longánimo para con ellos?
Y también le traían los niños para que los tocase; lo cual viendo los discípulos, les reprendían.
Y le preguntó un príncipe, diciendo: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?
Y los que iban delante, le reprendían para que se callara; pero él gritaba mucho más: ¡Hijo de David, ten misericordia de mí!
Y corriendo delante, se subió a un árbol sicómoro para verle; porque había de pasar por allí.
Dijo, pues: Un hombre noble partió a una provincia lejos, para tomar para sí un reino, y volver.
Y aconteció que cuando él regresó, después de recibir el reino, mandó llamar ante él a aquellos siervos a los cuales había dado el dinero, para saber lo que había negociado cada uno.
¿por qué, pues, no diste mi dinero al banco, para que al venir yo, lo hubiera recibido con los intereses?
Y al tiempo, envió un siervo a los labradores, para que le diesen del fruto de la viña; pero los labradores, le golpearon, y le enviaron vacío.
Pero cuando los labradores lo vieron, razonaron entre sí, diciendo: Éste es el heredero; venid, matémosle, para que la heredad sea nuestra.
Y acechándole enviaron espías que se fingiesen justos, para sorprenderle en palabras, y así poder entregarle a la potestad y autoridad del gobernador.
Porque Él no es Dios de muertos, sino de vivos; porque todos viven para Él.
Porque todos éstos, de lo que les sobra echaron para las ofrendas de Dios; pero ésta de su pobreza echó todo el sustento que tenía.
Porque éstos son días de venganza, para que se cumplan todas las cosas que están escritas.
Y por la mañana todo el pueblo venía a Él para oírle en el templo.
Y él prometió, y buscó oportunidad para entregárselo en ausencia del pueblo.
Y envió a Pedro y a Juan, diciendo: Id y preparadnos la pascua para que comamos.
para que comáis y bebáis a mi mesa en mi reino, y os sentéis sobre tronos juzgando a las doce tribus de Israel.
Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo;
mas yo he rogado por ti, para que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos.
Y le apareció un ángel del cielo para fortalecerle.
Y mientras Él aún hablaba, he aquí una turba; y el que se llamaba Judas, uno de los doce, iba delante de ellos; y se acercó a Jesús para besarle.
Y llevándole, tomaron a un Simón cireneo, que venía del campo, y le pusieron encima la cruz para que la llevase en pos de Jesús.
Y llevaban también con Él a otros dos, que eran malhechores, para ser muertos.
Y era el día de la preparación; y estaba para comenzar el sábado.
Mas los ojos de ellos estaban embargados, para que no le conociesen.
Entonces Él les dijo: ¡Oh insensatos, y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho!
Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras;
Éste vino por testimonio, para que diese testimonio de la Luz, para que todos creyesen por él.
No era él la Luz, sino para que diese testimonio de la Luz.
Entonces le dijeron: ¿Quién eres? para que demos respuesta a los que nos enviaron. ¿Qué dices de ti mismo?
Y yo no le conocía; mas para que fuese manifestado a Israel, por eso vine yo bautizando en agua.
Y estaban allí seis tinajas de piedra para agua, conforme a la purificación de los judíos, y en cada una cabían dos o tres cántaros.
para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por Él.
Porque todo el que hace lo malo aborrece la luz, y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprobadas.
Pero el que obra verdad, viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios.
pero el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.
La mujer le dijo: Señor, dame esa agua, para que yo no tenga sed, ni venga acá a sacarla.
¿No decís vosotros: Aún faltan cuatro meses para que venga la siega? He aquí os digo: Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega.
Y el que siega recibe salario, y recoge fruto para vida eterna; para que el que siembra como el que siega juntos se regocijen.
para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que le envió.
Pero yo no recibo el testimonio de hombre; pero digo esto para que vosotros seáis salvos.
Y no queréis venir a mí para que tengáis vida.
Cuando Jesús alzó sus ojos, y vio una gran multitud que había venido a Él, dijo a Felipe: ¿De dónde compraremos pan para que coman éstos?
Pero esto decía para probarle; pues Él sabía lo que iba a hacer.
Felipe le respondió: Doscientos denarios de pan no les bastarían para que cada uno de ellos tome un poco.
Y cuando se hubieron saciado, dijo a sus discípulos: Recoged los pedazos que sobraron, para que no se pierda nada.
Y percibiendo Jesús que habían de venir para tomarle por fuerza y hacerle rey, volvió a retirarse al monte Él solo.
Entonces le dijeron: ¿Qué debemos hacer para realizar las obras de Dios?
Entonces le dijeron: ¿Qué señal, pues, haces tú, para que veamos, y te creamos? ¿Qué obra haces?
Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.
Éste es el pan que desciende del cielo, para que el que de él comiere, no muera.
Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo.
El Espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida.
Entonces sus hermanos le dijeron: Sal de aquí, y vete a Judea, para que también tus discípulos vean las obras que haces.
Si recibe el hombre la circuncisión en sábado, para que la ley de Moisés no sea quebrantada, ¿os enojáis conmigo porque en sábado sané completamente a un hombre?
Decían entonces unos de Jerusalén: ¿No es Éste a quien buscan para matarle?
Los fariseos oyeron al pueblo que murmuraba de Él estas cosas; y los príncipes de los sacerdotes y los fariseos enviaron alguaciles para que le prendiesen.
Mas esto decían tentándole, para poder acusarle. Pero Jesús, inclinado hacia el suelo, escribía en tierra con el dedo, como si no les oyera.
Y el esclavo no queda en la casa para siempre; el Hijo sí permanece para siempre.
Entonces tomaron piedras para arrojárselas; pero Jesús se encubrió, y salió del templo atravesando por en medio de ellos, y así pasó.
Y sus discípulos le preguntaron, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que naciese ciego?
Respondió Jesús: No es que haya pecado éste, ni sus padres; sino para que las obras de Dios se manifestasen en él.
Respondió él y dijo: ¿Quién es, Señor, para que crea en Él?
Y dijo Jesús: Para juicio yo he venido a este mundo, para que los que no ven, vean; y los que ven, sean cegados.
El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.
Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar.
Nadie me la quita, sino que yo la pongo de mí mismo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre.
Entonces los judíos volvieron a tomar piedras para apedrearle.
Pero si las hago, aunque a mí no me creáis, creed a las obras; para que conozcáis y creáis que el Padre está en mí, y yo en Él.
Y oyéndolo Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella.
y me alegro por vosotros, que yo no haya estado allí, para que creáis; mas vamos a él.
Dijo entonces Tomás, llamado el Dídimo, a sus condiscípulos: Vamos también nosotros, para que muramos con él.
Y muchos de los judíos habían venido a Marta y a María, para consolarlas por su hermano.
Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la gente que está alrededor, para que crean que tú me has enviado.
y no solamente por aquella nación, sino también para reunir en uno a los hijos de Dios que estaban dispersos.
Así que, desde aquel día consultaban juntos para matarle.
Y la pascua de los judíos estaba cerca; y muchos de aquella tierra subieron a Jerusalén antes de la pascua, para purificarse.
Y los príncipes de los sacerdotes y los fariseos habían dado orden, que si alguno supiese dónde estaba, lo manifestase, para que le prendiesen.
Entonces Jesús dijo: Déjala; para el día de mi sepultura ha guardado esto.
Pero los príncipes de los sacerdotes consultaron para matar también a Lázaro.
El que ama su vida, la perderá; y el que aborrece su vida en este mundo, para vida eterna la guardará.
Ahora está turbada mi alma; ¿y qué diré? ¡Padre, sálvame de esta hora! Mas para esto he venido a esta hora.
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