'Rostro' en la Biblia
Y dije al rey: Viva el rey para siempre. ¿Cómo no ha de estar triste mi rostro, cuando la ciudad, casa de los sepulcros de mis padres, está desierta, y sus puertas consumidas por el fuego?
Bendijo entonces Esdras a Jehová, Dios grande. Y todo el pueblo respondió: ¡Amén! ¡Amén! alzando sus manos; y se humillaron, y adoraron a Jehová con el rostro a tierra.
Volvió después el rey del huerto del palacio al aposento del banquete del vino, y Amán había caído sobre el lecho en que estaba Esther. Entonces dijo el rey: ¿Querrá también forzar a la reina estando yo en casa? Y al salir esta palabra de la boca del rey, cubrieron el rostro a Amán.
Mas extiende ahora tu mano, y toca todo lo que tiene, y verás si no blasfema contra ti en tu rostro.
Mas extiende ahora tu mano, y toca su hueso y su carne, y verás si no te maldice en tu rostro.
Se paró un fantasma delante de mis ojos, cuyo rostro yo no conocí, y quedo, oí que decía:
La tierra es entregada en manos de los impíos, y Él cubre el rostro de sus jueces. Si no es Él, ¿quién es? ¿Dónde está?
entonces levantarás tu rostro limpio de mancha, y serás fuerte, y no temerás;
A lo menos dos cosas no hagas conmigo; entonces no me esconderé de tu rostro.
¿Por qué escondes tu rostro, y me cuentas por tu enemigo?
Para siempre serás más fuerte que él, y él se va; demudarás su rostro, y lo despedirás.
Porque cubrió su rostro con su gordura, e hizo pliegues sobre sus ijares;
Tú me has llenado de arrugas; testigo es mi flacura, que se levanta contra mí para testificar en mi rostro.
Mi rostro está hinchado con el lloro, y mis párpados entenebrecidos:
Porque entonces te deleitarás en el Omnipotente, y alzarás a Dios tu rostro.
¿Por qué no fui yo cortado delante de las tinieblas, ni cubrió con oscuridad mi rostro?
El ojo del adúltero aguarda al anochecer, diciendo: No me verá nadie; y disfraza su rostro.
Si me reía con ellos, no lo creían; y no abatían la luz de mi rostro.
Me abominan, se alejan de mí, y aun de mi rostro no detuvieron su saliva.
Porque Dios desató mi cuerda, y me afligió, por eso se desenfrenaron delante de mi rostro.
Si Él diere reposo, ¿quién inquietará? Si escondiere el rostro, ¿quién lo mirará? Esto sobre una nación, y lo mismo sobre un hombre;
Hace burla del espanto, y no teme, ni vuelve el rostro delante de la espada.
¿Quién abrirá las puertas de su rostro? Las hileras de sus dientes espantan.
Muchos dicen: ¿Quién nos mostrará el bien? Alza sobre nosotros, oh Jehová, la luz de tu rostro.
El malo, por la altivez de su rostro, no busca a Dios; no hay Dios en ninguno de sus pensamientos.
Dice en su corazón: Dios ha olvidado, ha encubierto su rostro; nunca lo verá.
Porque el justo Jehová ama la justicia; el hombre recto mirará su rostro.
«Al Músico principal: Salmo de David» ¿Hasta cuándo, Jehová? ¿Me olvidarás para siempre? ¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí?
De delante de tu rostro salga mi juicio; vean tus ojos la rectitud.
En cuanto a mí, yo en justicia veré tu rostro; quedaré satisfecho cuando despierte a tu semejanza.
Porque lo has bendecido para siempre; lo llenaste de alegría con tu rostro.
Porque no menospreció ni abominó la aflicción del pobre, ni de él escondió su rostro; sino que cuando clamó a Él, le oyó.
Tal es la generación de los que le buscan, de los que buscan tu rostro, oh Jacob. (Selah)
Tú has dicho: Buscad mi rostro. Mi corazón dice de ti: Tu rostro buscaré, oh Jehová.
No escondas tu rostro de mí, no apartes con ira a tu siervo: Mi ayuda has sido; no me dejes, no me desampares, Dios de mi salvación.
porque tú, Jehová, por tu benevolencia has asentado mi monte con fortaleza. Escondiste tu rostro, fui conturbado.
Haz resplandecer tu rostro sobre tu siervo: Sálvame por tu misericordia.
Los esconderás en el secreto de tu rostro de las arrogancias del hombre; los pondrás en un tabernáculo a cubierto de contención de lenguas.
Porque no se apoderaron de la tierra por su espada, ni su brazo los libró; sino tu diestra, y tu brazo, y la luz de tu rostro, porque te complaciste en ellos.
Cada día mi vergüenza está delante de mí, y me cubre la confusión de mi rostro,
¿Por qué escondes tu rostro, y te olvidas de nuestra aflicción y de nuestra opresión?
Esconde tu rostro de mis pecados, y borra todas mis maldades.
«Al Músico principal: sobre Neginot: Salmo: Cántico» Dios tenga misericordia de nosotros, y nos bendiga; haga resplandecer su rostro sobre nosotros (Selah);
Porque por amor de ti he sufrido afrenta; confusión ha cubierto mi rostro.
Y no escondas tu rostro de tu siervo; porque estoy angustiado; apresúrate, óyeme.
Oh Dios, restáuranos; y haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos.
Oh Dios de los ejércitos, restáuranos; haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos.
Está quemada a fuego, asolada: ¡Perezcan por la reprensión de tu rostro!
Oh Jehová, Dios de los ejércitos, ¡restáuranos! Haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos.
Mira, oh Dios, escudo nuestro, y pon los ojos en el rostro de tu ungido.
¿Por qué, oh Jehová, desechas mi alma? ¿Por qué escondes de mí tu rostro?
Justicia y juicio son el fundamento de tu trono: Misericordia y verdad van delante de tu rostro.
Bienaventurado el pueblo que sabe aclamarte; andará, oh Jehová, a la luz de tu rostro.
Pusiste nuestras maldades delante de ti, nuestros pecados secretos a la luz de tu rostro.
No escondas de mí tu rostro; en el día de mi angustia inclina a mí tu oído; en el día que te invocare, apresúrate a responderme.
Y el vino que alegra el corazón del hombre, y el aceite que hace lucir el rostro, y el pan que sustenta el corazón del hombre.
Escondes tu rostro, se turban; les quitas el hálito, dejan de ser, y vuelven al polvo.
Buscad a Jehová, y su fortaleza; buscad siempre su rostro.
Haz que tu rostro resplandezca sobre tu siervo; y enséñame tus estatutos.
Por amor de David tu siervo no vuelvas de tu ungido el rostro.
Respóndeme pronto, oh Jehová porque mi espíritu desfallece; no escondas de mí tu rostro, no venga yo a ser semejante a los que descienden a la fosa.
por tanto, he salido a encontrarte, buscando diligentemente tu rostro, y te he hallado.
El corazón alegre hermosea el rostro; mas por el dolor del corazón el espíritu se abate.
En la alegría del rostro del rey está la vida; y su benevolencia es como nube de lluvia tardía.
En el rostro del entendido aparece la sabiduría; mas los ojos del necio vagan hasta el cabo de la tierra.
El hombre impío endurece su rostro; mas el recto ordena sus caminos.
El viento del norte ahuyenta la lluvia, y el rostro airado la lengua detractora.
Hierro con hierro se aguza; así el hombre aguza el rostro de su amigo.
Como en el agua el rostro corresponde al rostro, así el corazón del hombre al del hombre.
Mejor es el pesar que la risa; porque con la tristeza del rostro se enmendará el corazón.
¿Quién como el sabio? ¿Y quién como el que sabe la declaración de las cosas? La sabiduría del hombre iluminará su rostro, y la tosquedad de su semblante se mudará.
Paloma mía, que estás en los agujeros de la peña, en lo escondido de escarpados parajes, muéstrame tu rostro, hazme oír tu voz; porque dulce es tu voz, y hermoso tu aspecto.
Esperaré, pues, en Jehová, el cual escondió su rostro de la casa de Jacob, y a Él buscaré.
Y pasarán por la tierra fatigados y hambrientos, y acontecerá que teniendo hambre, se enojarán y maldecirán a su rey y a su Dios, levantando el rostro en alto.
El viejo y venerable de rostro es la cabeza; el profeta que enseña mentira, es la cola.
He aquí que Jehová te trasportará en duro cautiverio, y de cierto te cubrirá el rostro.
Por tanto, Jehová que redimió a Abraham, dice así a la casa de Jacob: No será ahora avergonzado Jacob, ni su rostro se pondrá pálido;
He aquí que el nombre de Jehová viene de lejos: su rostro encendido, y grave de sufrir; sus labios llenos de ira, y su lengua como fuego consumidor;
¿Cómo, pues, harás volver el rostro de un capitán de los más pequeños siervos de mi señor, aunque estés confiado en Egipto por sus carros y hombres de a caballo?
Entonces Ezequías volvió su rostro a la pared, e hizo oración a Jehová.
He aquí que el Señor Jehová vendrá con mano fuerte, y su brazo señoreará; he aquí que su recompensa viene con Él, y su obra delante de su rostro.
Y reyes serán tus ayos, y sus reinas tus nodrizas; con el rostro inclinado a tierra te adorarán, y lamerán el polvo de tus pies; y conocerás que yo soy Jehová, que no se avergonzarán los que me esperan.
Di mi cuerpo a los heridores, y mis mejillas a los que me mesaban la barba; no escondí mi rostro de injurias y esputos.
Porque el Señor Jehová me ayudará; por tanto no seré confundido; por eso puse mi rostro como un pedernal, y sé que no seré avergonzado.
Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de Él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos.
Con un poco de ira escondí mi rostro de ti por un momento; mas con misericordia eterna tendré compasión de ti, dice tu Redentor Jehová.
Por la iniquidad de su codicia me enojé y lo herí, escondí mi rostro y me indigné; y él siguió rebelde por el camino de su corazón.
pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar su rostro de vosotros, para no oír.
Y nadie hay que invoque tu nombre, que se despierte para asirse de ti; por lo cual escondiste de nosotros tu rostro, y nos dejaste marchitar en poder de nuestras maldades.
que dicen al leño: Mi padre eres tú; y a la piedra: Tú me has engendrado; pues me volvieron la cerviz, y no el rostro; pero en el tiempo de su tribulación dicen: Levántate, y líbranos.
Como viento solano los esparciré delante del enemigo; les mostraré las espaldas, y no el rostro, en el día de su calamidad.
Mas tú, oh Jehová, conoces todo su consejo contra mí para muerte; no perdones su maldad, ni borres su pecado de delante de tu rostro: y tropiecen delante de ti; haz así con ellos en el tiempo de tu furor.
Porque mi rostro he puesto contra esta ciudad para mal, y no para bien, dice Jehová; en mano del rey de Babilonia será entregada, y la quemará a fuego.
Y me volvieron la cerviz, y no el rostro; y aunque los enseñaba, madrugando y enseñando, no escucharon para recibir corrección.
(Porque vinieron para pelear con los caldeos, para llenarlas de cuerpos de hombres muertos, a los cuales herí yo con mi furor y con mi ira, pues yo escondí mi rostro de esta ciudad, a causa de toda su maldad.)
Por tanto, así dice Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: He aquí que yo pongo mi rostro contra vosotros para mal, y para destruir a todo Judá.
Y tomaré el remanente de Judá que puso su rostro para entrar en la tierra de Egipto para morar allí, y en la tierra de Egipto serán todos consumidos. Caerán a espada y por el hambre serán consumidos; por la espada y el hambre morirán desde el menor hasta el mayor; y serán causa de blasfemia, de espanto, de maldición y de oprobio.
He aquí yo traigo sobre ti espanto, dice el Señor Jehová de los ejércitos, de todos tus alrededores; y seréis lanzados cada uno en derechura de su rostro, y no habrá quien recoja al errante.
Talad de Babilonia al sembrador, y al que mete hoz en tiempo de la siega; delante de la espada opresora cada uno volverá el rostro hacia su pueblo, cada uno huirá hacia su tierra.
Príncipes han sido colgados por su mano; no respetaron el rostro de los viejos.
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