'Uno' en la Biblia
Cualquiera, pues, que anule uno solo de estos mandamientos, {aun} de los más pequeños, y así {lo} enseñe a otros, será llamado muy pequeño en el reino de los cielos; pero cualquiera que {los} guarde y {los} enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos.
Y si tu ojo derecho te es ocasión de pecar, arráncalo y écha{lo} de ti; porque te es mejor que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno.
Y si tu mano derecha te es ocasión de pecar, córtala y écha{la} de ti; porque te es mejor que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo vaya al infierno.
Nadie puede servir a dos señores; porque o aborrecerá a uno y amará al otro, o se apegará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.
pero os digo que ni Salomón en toda su gloria se vistió como uno de éstos.
porque les enseñaba como {uno} que tiene autoridad, y no como sus escribas.
¿No se venden dos pajarillos por un cuarto? Y {sin embargo,} ni uno de ellos caerá a tierra sin {permitirlo} vuestro Padre.
Y cualquiera que como discípulo dé de beber aunque sólo sea un vaso de agua fría a uno de estos pequeños, en verdad os digo que no perderá su recompensa.
Pero, ¿qué salisteis a ver? ¿A un profeta? Sí, os digo, y uno que es más que un profeta.
Y otra parte cayó en tierra buena y dio* fruto, algunas {semillas} a ciento por uno, otras a sesenta y otras a treinta.
Pero aquel en quien se sembró la semilla en tierra buena, éste es el que oye la palabra y la entiende, éste sí da fruto y produce, uno a ciento, otro a sesenta y otro a treinta.
Y ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; y otros, Elías; pero otros, Jeremías o uno de los profetas.
Porque el Hijo del Hombre ha de venir en la gloria de su Padre con sus ángeles, y ENTONCES RECOMPENSARA A CADA UNO SEGUN SU CONDUCTA.
Pero al que haga tropezar a uno de estos pequeñitos que creen en mí, mejor le sería que le colgaran al cuello una piedra de molino de {las que mueve un} asno, y que se ahogara en lo profundo del mar.
Mirad que no despreciéis a uno de estos pequeñitos, porque os digo que sus ángeles en los cielos contemplan siempre el rostro de mi Padre que está en los cielos.
Así, no es la voluntad de vuestro Padre que está en los cielos que se pierda uno de estos pequeñitos.
Pero si no {te} escucha, lleva contigo a uno o a dos más, para que TODA PALABRA SEA CONFIRMADA POR BOCA DE DOS O TRES TESTIGOS.
Y al comenzar a ajustar{las,} le fue presentado uno que le debía diez mil talentos.
Pero al salir aquel siervo, encontró a uno de sus consiervos que le debía cien denarios, y echándole mano, {lo} ahogaba, diciendo: ``Paga lo que debes."
Así también mi Padre celestial hará con vosotros, si no perdonáis de corazón cada uno a su hermano.
Y he aquí se le acercó uno y dijo: Maestro, ¿qué bien haré para obtener la vida eterna?
Y El le dijo: ¿Por qué me preguntas acerca de lo bueno? {Sólo} Uno es bueno; pero si deseas entrar en la vida, guarda los mandamientos.
Cuando llegaron los que {habían sido contratados} como a la hora undécima, cada uno recibió un denario.
Y cuando llegaron los que {fueron contratados} primero, pensaban que recibirían más; pero ellos también recibieron un denario cada uno.
Pero respondiendo él, dijo a uno de ellos: ``Amigo, no te hago ninguna injusticia; ¿no conviniste conmigo en un denario?
Y El le dijo: ¿Qué deseas? Ella le dijo*: Ordena que en tu reino estos dos hijos míos se sienten uno a tu derecha y el otro a tu izquierda.
Pero los labradores, tomando a los siervos, a uno lo golpearon, a otro lo mataron y a otro lo apedrearon.
Pero ellos no hicieron caso y se fueron: uno a su campo, otro a sus negocios,
Pero cuando el rey entró a ver a los comensales, vio allí a uno que no estaba vestido con traje de boda,
y uno de ellos, intérprete de la ley, para ponerle a prueba le preguntó:
Pero vosotros no {dejéis} {que} os llamen Rabí; porque uno es vuestro Maestro y todos vosotros sois hermanos.
Y no llaméis {a nadie} padre vuestro en la tierra, porque uno es vuestro Padre, el que está en los cielos.
Ni {dejéis que} os llamen preceptores; porque uno es vuestro Preceptor, Cristo.
Entonces estarán dos en el campo; uno será llevado y el otro será dejado.
Y a uno le dio cinco talentos, a otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y se fue de viaje.
Pero el que había recibido uno, fue y cavó en la tierra y escondió el dinero de su señor.
Respondiendo el Rey, les dirá: ``En verdad os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos hermanos míos, {aun a} los más pequeños, a mí lo hicisteis."
El entonces les responderá, diciendo: ``En verdad os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de los más pequeños de éstos, tampoco a mí lo hicisteis."
Entonces uno de los doce, llamado Judas Iscariote, fue a los principales sacerdotes,
Y mientras comían, dijo: En verdad os digo que uno de vosotros me entregará.
Y ellos, profundamente entristecidos, comenzaron a decirle uno por uno: ¿Acaso soy yo, Señor?
Mientras todavía estaba El hablando, he aquí, Judas, uno de los doce, llegó acompañado de una gran multitud con espadas y garrotes, de parte de los principales sacerdotes y de los ancianos del pueblo.
Y sucedió que uno de los que estaban con Jesús, extendiendo la mano, sacó su espada, e hiriendo al siervo del sumo sacerdote, le cortó la oreja.
Y un poco después se acercaron los que estaban allí y dijeron a Pedro: Seguro que tú también eres {uno} de ellos, porque aun tu manera de hablar te descubre.
Entonces fueron crucificados* con El dos ladrones, uno a la derecha y otro a la izquierda.
Y al instante, uno de ellos corrió, y tomando una esponja, la empapó en vinagre, y poniéndola en una caña, le dio a beber.
Y predicaba, diciendo: Tras mí viene uno que es más poderoso que yo, a quien no soy digno de desatar, inclinándome, la correa de sus sandalias.
Y otras {semillas} cayeron en buena tierra, y creciendo y desarrollándose, dieron fruto, y produjeron unas a treinta, otras a sesenta y otras a ciento por uno.
Y otros son aquellos en que se sembró la semilla en tierra buena; los cuales oyen la palabra, la aceptan y dan fruto, unos a treinta, otros a sesenta y otros a ciento por uno.
Y vino uno de los oficiales de la sinagoga, llamado Jairo, y al verle se postró* a sus pies.
Pero otros decían: Es Elías. Y decían otros: {Es} un profeta, como uno de los profetas {antiguos}.
Y le trajeron* a uno que era sordo y que hablaba con dificultad, y le rogaron* que pusiera la mano sobre él.
Y le respondieron, diciendo: {Unos,} Juan el Bautista; y otros, Elías; pero otros, uno de los profetas.
Y uno de la multitud le respondió: Maestro, te traje a mi hijo que tiene un espíritu mudo,
Juan le dijo: Maestro, vimos a uno echando fuera demonios en tu nombre, y tratamos de impedírselo, porque no nos seguía.
Y cualquiera que haga tropezar a uno de estos pequeñitos que creen en mí, mejor le fuera si le hubieran atado al cuello una piedra de molino de {las que mueve un} asno, y lo hubieran echado al mar.
Cuando salía para seguir su camino, vino uno corriendo, y arrodillándose delante de El, le preguntó: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?
Y Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno, sino sólo uno, Dios.
Ellos le dijeron: Concédenos que en tu gloria nos sentemos uno a tu derecha y el otro a {tu} izquierda.
Todavía le quedaba uno, un hijo amado; y les envió a este último, diciendo: ``Respetarán a mi hijo."
Cuando uno de los escribas se acercó, los oyó discutir, y reconociendo que les había contestado bien, le preguntó: ¿Cuál mandamiento es el más importante de todos?
Jesús respondió: El más importante es: ``ESCUCHA, ISRAEL; EL SEÑOR NUESTRO DIOS, EL SEÑOR UNO ES;
Y el escriba le dijo: Muy bien, Maestro; con verdad has dicho que EL ES UNO, Y NO HAY OTRO ADEMAS DE EL;
Y QUE AMARLE CON TODO EL CORAZON Y CON TODO EL ENTENDIMIENTO Y CON TODAS LAS FUERZAS, Y AMAR AL PROJIMO COMO A UNO MISMO, es más que todos los holocaustos y los sacrificios.
Cuando salía del templo, uno de sus discípulos le dijo*: Maestro, ¡mira qué piedras y qué edificios!
{Es} como un hombre que se fue de viaje, {y} al salir de su casa dejó a sus siervos encargados, {asignándole} a cada uno su tarea, y ordenó al portero que estuviera alerta.
Entonces Judas Iscariote, que era uno de los doce, fue a los principales sacerdotes para entregarles a Jesús.
Y estando sentados {a la mesa} comiendo, Jesús dijo: En verdad os digo que uno de vosotros me entregará; el que come conmigo.
Ellos comenzaron a entristecerse y a decirle uno por uno: ¿Acaso soy yo?
Y El les dijo: {Es} uno de los doce, el que moja conmigo en el plato.
En ese momento, mientras todavía estaba El hablando, llegó* Judas, uno de los doce, acompañado de una multitud con espadas y garrotes, de parte de los principales sacerdotes, de los escribas y de los ancianos.
Pero uno de los que estaban allí, sacando la espada, hirió al siervo del sumo sacerdote y le cortó la oreja.
Cuando la sirvienta lo vio, de nuevo comenzó a decir a los que estaban allí: Este es {uno} de ellos.
Pero él lo negó otra vez. Y poco después los que estaban allí volvieron a decirle a Pedro: Seguro que tú eres {uno} de ellos, pues también eres galileo.
Y uno llamado Barrabás había sido encarcelado con los sediciosos que habían cometido homicidio en la insurrección.
Y obligaron* a uno que pasaba {y} que venía del campo, Simón de Cirene, el padre de Alejandro y Rufo, a que llevara la cruz de Jesús.
Cuando le crucificaron*, se repartieron* sus vestidos, echando suertes sobre ellos {para decidir} lo que cada uno tomaría.
Crucificaron* con El a dos ladrones; uno a su derecha y otro a su izquierda.
Entonces uno corrió y empapó una esponja en vinagre, y poniéndola en una caña, le dio a beber, diciendo: Dejad, veamos si Elías viene a bajarle.
Y todos se dirigían a inscribirse en el censo, cada uno a su ciudad.
Al ponerse el sol, todos los que tenían enfermos de diversas enfermedades se los llevaban a El; y poniendo El las manos sobre cada uno de ellos, los sanaba.
Pero, ¿qué salisteis a ver? ¿Un profeta? Sí, os digo, y uno que es más que un profeta.
Uno de los fariseos le pedía que comiera con él; y entrando en la casa del fariseo, se sentó {a la mesa.}
Cierto prestamista tenía dos deudores; uno {le} debía quinientos denarios y el otro cincuenta;
Y otra {parte} cayó en tierra buena, y creció y produjo una cosecha a ciento por uno. Y al hablar estas cosas, {Jesús} exclamaba: El que tiene oídos para oír, que oiga.
Y uno de {aquellos} días, entró en una barca con sus discípulos, y les dijo: Pasemos al otro lado del lago. Y se hicieron a la mar.
Y les dijo: No toméis nada para el camino, ni bordón, ni alforja, ni pan, ni dinero; ni tengáis dos túnicas cada uno.
(Porque había como cinco mil hombres.) Y {Jesús} dijo a sus discípulos: Haced que se recuesten en grupos como de cincuenta cada uno.
Y respondiendo Juan, dijo: Maestro, vimos a uno echando fuera demonios en tu nombre, y tratamos de impedírselo porque no anda con nosotros.
Y mientras ellos iban por el camino, uno le dijo: Te seguiré adondequiera que vayas.
Y aconteció que estando Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, le dijo uno de sus discípulos: Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó también a sus discípulos.
También les dijo: Supongamos que uno de vosotros tiene un amigo, y va a él a medianoche y le dice: ``Amigo, préstame tres panes,
O suponed que a uno de vosotros que es padre, su hijo le pide pan; ¿acaso le dará una piedra? O si {le pide} un pescado; ¿acaso le dará una serpiente en lugar del pescado?
Pero cuando uno más fuerte que él lo ataca y lo vence, le quita todas sus armas en las cuales había confiado y distribuye su botín.
Respondiendo uno de los intérpretes de la ley, le dijo*: Maestro, cuando dices esto, también a nosotros nos insultas.
Y El dijo: ¿Ay también de vosotros, intérpretes de la ley!, porque cargáis a los hombres con cargas difíciles de llevar, y vosotros ni siquiera tocáis las cargas con uno de vuestros dedos.
¿No se venden cinco pajarillos por dos cuartos? Y {sin embargo,} ni uno de ellos está olvidado ante Dios.
Uno de la multitud le dijo: Maestro, dile a mi hermano que divida la herencia conmigo.
Considerad los lirios, cómo crecen; no trabajan ni hilan; pero os digo que ni Salomón en toda su gloria se vistió como uno de éstos.
Entonces el Señor le respondió, y dijo: Hipócritas, ¿no desata cada uno de vosotros su buey o su asno del pesebre en día de reposo y lo lleva a beber?
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