151 casos

'Él' en la Biblia

Y tenía él dos mujeres; el nombre de una era Ana, y el nombre de la otra, Penina. Y Penina tenía hijos, mas Ana no los tenía.

El levanta del polvo al pobre, y al menesteroso ensalza del estiércol, para asentarlo con los príncipes; y hace que tengan por heredad asiento de honra. Porque del SEÑOR son las columnas de la tierra, y él asentó sobre ellas el mundo.

y hería con él en la caldera, o en la olla, o en el caldero, o en el pote; y todo lo que sacaba el garfio, el sacerdote lo tomaba para sí. De esta manera hacían a todo israelita que venía a Silo.

Y si le respondía el varón: Quemen luego el sebo hoy, y después tome tanta como quisieres; él respondía: No, sino ahora la has de dar; de otra manera yo la tomaré por fuerza.

Si pecare el hombre contra el hombre, los jueces le juzgarán; mas si alguno pecare contra el SEÑOR, ¿quién rogará por él? Mas ellos no oyeron la voz de su padre, porque el SEÑOR ya había decidido matarlos.

Y yo me despertaré un sacerdote fiel, que haga conforme a mi corazón y a mi alma; y yo le edificaré casa firme, y él andará delante de mi Ungido todo los días.

Y corriendo luego a Elí, dijo: Heme aquí; ¿para qué me llamaste? Y Elí le dijo: Yo no he llamado; vuélvete a acostar. Y él se volvió, y se acostó.

Y el SEÑOR volvió a llamar otra vez a Samuel. Y levantándose Samuel vino a Elí, y dijo: Heme aquí; ¿para qué me has llamado? Y él dijo: Hijo mío, yo no he llamado; vuelve, y acuéstate.

El SEÑOR, pues, llamó la tercera vez a Samuel. Y él levantándose vino a Elí, y dijo: Heme aquí; ¿para qué me has llamado? Entonces Elí entendió que el SEÑOR llamaba al joven.

Y le mostraré que yo juzgaré su casa para siempre, por la iniquidad que él sabe; porque sus hijos se han envilecido, y él no los ha estorbado.

Llamando, pues, Elí a Samuel, le dijo: Hijo mío, Samuel. Y él respondió: Heme aquí.

Y Samuel se lo manifestó todo, sin encubrirle nada. Entonces él dijo: El SEÑOR es; haga lo que bien le pareciere.

Dijo, pues , aquel varón a Elí: Yo vengo de la batalla, he huido hoy de la batalla. Y él le dijo: ¿Qué ha acontecido, hijo mío?

Y aconteció que cuando él hizo mención del arca de Dios, Elí cayó hacia atrás de la silla junto al lugar de la puerta, y se le quebró la cerviz, y murió; porque era hombre viejo y pesado. Y había juzgado a Israel cuarenta años.

Y mirad; si sube por el camino de su término a Bet-semes, él nos ha hecho este mal tan grande; y si no, seremos ciertos que su mano no nos hirió, nos ha sido accidente.

Y habló Samuel a toda la casa de Israel, diciendo: Si de todo vuestro corazón os volvéis al SEÑOR, quitad los dioses ajenos y a Astarot de entre vosotros, y preparad vuestro corazón al SEÑOR, y servid a él sólo, y él os librará de mano de los filisteos.

Y tenía él un hijo que se llamaba Saúl, joven y hermoso. Entre los hijos de Israel no había otro más hermoso que él; de hombros arriba sobrepasaba a cualquiera del pueblo.

Y él pasó al monte de Efraín, y de allí pasó a la tierra de Salisa, y no las hallaron. Pasaron luego por la tierra de Saalim, y tampoco. Después pasaron por la tierra de Jemini (o de Benjamín ), y no las encontraron.

Y él le respondió: He aquí ahora que en esta ciudad esta el varón de Dios, que es varón insigne; todas las cosas que él dijere, sin duda vendrán. Vamos, ahora, allá; por ventura nos enseñará nuestro camino por donde hayamos de ir.

Y cuando entrareis en la ciudad, le encontraréis luego, antes que suba al alto a comer; pues el pueblo no comerá hasta que él haya venido, por cuanto él haya de bendecir el sacrificio, y después comerán los convidados. Subid, pues, ahora, porque ahora le hallaréis.

Y cuando hubieron descendido de lo alto a la ciudad, él habló con Saúl en el terrado.

Y al otro día madrugaron, al despuntar del alba, y Samuel llamó a Saúl, que estaba en el terrado; y dijo: Levántate, para que te despache. Se levantó luego Saúl, y salieron fuera ambos, él y Samuel.

Y aconteció que cuando él volteó su hombro para partirse de Samuel, le mudó Dios su corazón; y todas estas señales acaecieron en aquel día.

Y cuando llegaron allá al collado, he aquí la compañía de los profetas que venía a encontrarse con él, y el Espíritu de Dios lo arrebató, y profetizó entre ellos.

Y un tío de Saúl dijo a él y a su criado: ¿Dónde fuisteis? Y él respondió: A buscar las asnas; y como vimos que no parecían , fuimos a Samuel.

Preguntaron, pues , otra vez al SEÑOR, si había aún de venir allí aquel varón. Y respondió el SEÑOR: He aquí que él está escondido entre el bagaje.

Y Samuel dijo a todo el pueblo: ¿Habéis visto al que ha elegido el SEÑOR, que no hay semejante a él en todo el pueblo? Entonces el pueblo clamó diciendo: ¡Viva el rey!

Y envió Samuel a todo el pueblo cada uno a su casa. Y Saúl también se fue a su casa en Gabaa, y fueron con él algunos del ejército, el corazón de los cuales Dios había tocado.

Pero los hijos de Belial dijeron: ¿Cómo nos ha de salvar éste? Y le tuvieron en poco, y no le trajeron presente; mas él disimuló.

Y él les dijo: El SEÑOR es testigo contra vosotros, y su ungido también es testigo en este día, que no habéis hallado en mi mano cosa ninguna. Y ellos respondieron: Así es.

Y olvidaron al SEÑOR su Dios, y él los vendió en la mano de Sísara capitán del ejército de Hazor, y en la mano de los filisteos, y en la mano del rey de Moab, los cuales les hicieron guerra.

¿No es ahora la siega de los trigos? Yo clamaré al SEÑOR, y él dará truenos y aguas; para que conozcáis y veáis que es grande vuestra maldad que habéis hecho en los ojos del SEÑOR, pidiéndoos rey.

Y algunos de los hebreos pasaron el Jordán a la tierra de Gad y de Galaad; y Saúl se estaba aún en Gilgal, y todo el pueblo iba tras él temblando.

Y él esperó siete días, conforme al plazo que Samuel había dicho ; pero Samuel no venía a Gilgal, y el pueblo se le desertaba.

Y cuando él acababa de hacer el holocausto, he aquí Samuel que venía; y Saúl le salió a recibir para saludarle.

Entonces Samuel dijo a Saúl: Locamente has hecho; no guardaste el mandamiento del SEÑOR tu Dios, que él te había mandado; porque ahora el SEÑOR hubiera confirmado tu reino sobre Israel para siempre.

Y levantándose Samuel, subió de Gilgal a Gabaa de Benjamín. Y Saúl contó el pueblo que se hallaba con él, como seiscientos hombres.

Y Saúl estaba en el término de Gabaa, debajo de un granado que hay en Migrón, y el pueblo que estaba con él era como seiscientos hombres.

Y subió Jonatán trepando con sus manos y sus pies, y tras él su paje de armas; y a los que caían delante de Jonatán, su paje de armas que iba tras él, los mataba.

Y juntando Saúl todo el pueblo que con él estaba, vinieron hasta el lugar de la batalla; y he aquí que el cuchillo de cada uno era vuelto contra su compañero, y la mortandad era grande.

Y dieron aviso de ello a Saúl, diciendo: El pueblo peca contra el SEÑOR comiendo con sangre. Y él dijo: Vosotros habéis prevaricado; rodadme ahora acá una gran piedra.

Ve pues, y hiere a Amalec, y destruiréis en él todo lo que tuviere; y no tengas piedad de él; mata hombres y mujeres, niños y mamantes, vacas y ovejas, camellos y asnos.

Y dijo Saúl al ceneo: Idos, apartaos, y salid de entre los de Amalec, para que por ventura no te destruya juntamente con él; porque tú hiciste misericordia con todos los hijos de Israel, cuando subían de Egipto. Y el ceneo se apartó de entre los de Amalec.

Y Samuel madrugó para ir a encontrar a Saúl por la mañana; y fue dado aviso a Samuel, diciendo: Saúl ha venido al Carmel, y he aquí él se ha levantado un monumento, y después volviendo, ha pasado y descendido a Gilgal.

Entonces dijo Samuel a Saúl: Déjame declararte lo que el SEÑOR me ha dicho esta noche. Y él le respondió: Di.

Y volviéndose Samuel para irse, él echó mano del canto de su capa, y se desgarró.

Y él dijo: Yo he pecado; mas te ruego que me honres delante de los ancianos de mi pueblo, y delante de Israel; y vuelve conmigo para que adore al SEÑOR tu Dios.

Después dijo Samuel: Traedme a Agag rey de Amalec. Y Agag vino a él delicadamente. Y dijo Agag: Ciertamente se acerca la amargura de la muerte.

Y Samuel hizo como le dijo el SEÑOR; y cuando él llegó a Belén, los ancianos de la ciudad le salieron a recibir con miedo, y dijeron: ¿Es pacífica tu venida?

Y él respondió: Sí, vengo a sacrificar al SEÑOR; santificaos, y venid conmigo al sacrificio. Y santificando él a Isaí y a sus hijos, los llamó al sacrificio.

Y aconteció que cuando ellos vinieron, él vio a Eliab, y dijo: ¿Por ventura está delante del SEÑOR su ungido?

Hizo luego pasar Isaí a Sama. Y él dijo: Tampoco a éste ha elegido el SEÑOR.

Entonces dijo Samuel a Isaí: ¿Se han acabado los jóvenes? Y él respondió: Aún queda el menor, que apacienta las ovejas. Y dijo Samuel a Isaí: Envía por él, porque no nos sentaremos a la mesa hasta que él venga aquí.

Envió, pues, por él, y lo introdujo; el cual era rojo, (de buen color) , de hermoso parecer y de bello aspecto. Entonces el SEÑOR dijo: Levántate y úngelo, que éste es.

Diga, pues, nuestro señor a tus siervos que están delante de ti, que busquen alguno que sepa tocar el arpa; para que cuando fuere sobre ti el espíritu malo de parte de Dios, él taña con su mano, y tengas alivio.

Entonces uno de los criados respondió, diciendo: He aquí yo he visto a un hijo de Isaí de Belén, que sabe tocar, y es valiente y vigoroso, y hombre de guerra, prudente en sus palabras, y hermoso, y el SEÑOR es con él.

Y viniendo David a Saúl, estuvo delante de él; y él lo amó mucho, y fue hecho su paje de armas.

Y cuando el espíritu malo de parte de Dios era sobre Saúl, David tomaba el arpa, y tañía con su mano; y Saúl tenía refrigerio, y estaba mejor, y el espíritu malo se apartaba de él.

El asta de su lanza era como un rodillo de telar, y tenía el hierro de su lanza seiscientos siclos de hierro; e iba su escudero delante de él.

Si él pudiere pelear conmigo, y me venciere, nosotros seremos vuestros siervos; y si yo pudiere más que él, y lo venciere, vosotros seréis nuestros siervos y nos serviréis.

Y estando él hablando con ellos, he aquí aquel varón que se ponía en medio de los dos campamentos , que se llamaba Goliat, el filisteo de Gat, que subía de los escuadrones de los filisteos, hablando las mismas palabras; las cuales oyó David.

Entonces habló David a los que junto a él estaban, diciendo: ¿Qué harán a aquel varón que venciere a este filisteo, y quitare la deshonra de Israel? Porque ¿quién es este filisteo incircunciso, para que deshonre a los escuadrones del Dios viviente?

Y apartándose de él hacia otros, habló lo mismo; y le respondieron los del pueblo como primero.

Y fueron oídas las palabras que David había dicho, las cuales fueron repetidas delante de Saúl, y él lo hizo venir.

Y dijo Saúl a David: No podrás tú ir contra aquel filisteo, para pelear con él; porque tú eres niño, y él es un hombre de guerra desde su juventud.

y salía yo tras él, y lo hería, y le libraba de su boca; y si se levantaba contra mí, yo le echaba mano de la quijada, y lo hería y mataba.

Y añadió David: el SEÑOR que me ha librado de las garras del león y de las garras del oso, él también me librará de la mano de este filisteo. Y dijo Saúl a David: Ve, y el SEÑOR sea contigo.

Y el filisteo venía andando y acercándose a David, y su escudero delante de él.

Y sabrá toda esta congregación que el SEÑOR no salva con espada y lanza; porque del SEÑOR es la guerra, y él os entregará en nuestras manos.

Entonces corrió David y se puso sobre el filisteo, y tomando el cuchillo de él, sacándola de su vaina, lo mató, y le cortó con él la cabeza. Y cuando los filisteos vieron su gigante muerto, huyeron.

Y arrojó Saúl la lanza, diciendo: Enclavaré a David en la pared. Y dos veces se apartó de él David.

Mas Saúl se temía de David por cuanto el SEÑOR era con él, y se había apartado de Saúl.

Mas todo Israel y Judá amaba a David, porque él salía y entraba delante de ellos.

Y dijo Saúl a David: He aquí yo te daré a Merab mi hija mayor por mujer; solamente que me seas hombre valiente, y hagas las guerras del SEÑOR. Mas Saúl decía en sí : No será mi mano contra él, mas la mano de los filisteos será contra él.

Y Saúl dijo en sí : Yo se la daré, para que le sea por lazo, y para que la mano de los filisteos sea contra él. Dijo, pues, Saúl a David: Con la otra serás mi yerno hoy.

se levantó David, y partió con sus varones, e hirió doscientos hombres de los filisteos; y trajo David los prepucios de ellos, y los entregaron todos al rey, para que él fuese hecho yerno del rey. Y Saúl le dio a su hija Mical por mujer.

porque él puso su alma en su palma, e hirió al filisteo, y el SEÑOR hizo una gran salud a todo Israel. Tú lo viste, y te alegraste; ¿por qué, pues, pecarás contra la sangre inocente, matando a David sin causa?

Llamando entonces Jonatán a David, le declaró todas estas palabras; y él mismo trajo a David a Saúl, y estuvo delante de él como había sido el caso tres días antes.

Y volvió a hacerse guerra; y salió David y peleó contra los filisteos, y los hirió con gran estrago, y huyeron delante de él.

Y Saúl procuró enclavar a David con la lanza en la pared; mas él se apartó de delante de Saúl, el cual hirió con la lanza en la pared; y David huyó, y se escapó aquella noche.

Entonces Saúl dijo a Mical: ¿Por qué me has así engañado, y has dejado escapar a mi enemigo? Y Mical respondió a Saúl: Porque él me dijo: Déjame ir; si no, yo te mataré.

Huyó, pues, David, y se escapó, y vino a Samuel en Ramá, y le dijo todo lo que Saúl había hecho con él. Y se fueron él y Samuel, y moraron en Naiot.

Y fue hecho saber a Saúl, y él envió otros mensajeros, los cuales también profetizaron. Y Saúl volvió a enviar por tercera vez mensajeros, y ellos también profetizaron.

Entonces él mismo vino a Ramá; y llegando al pozo grande que está en Secú, preguntó diciendo: ¿Dónde están Samuel y David? Y le fue respondido: He aquí están en Naiot en Ramá.

Y fue allá a Naiot en Ramá; y también vino sobre él el Espíritu de Dios, e iba profetizando, hasta que llegó a Naiot en Ramá.

Y él también se desnudó sus vestidos, y profetizó también delante de Samuel, y cayó desnudo todo aquel día y toda aquella noche. De aquí se dijo: ¿También Saúl entre los profetas?

Y David huyó de Naiot que es en Ramá, y vino delante de Jonatán, y dijo: ¿Qué he hecho yo ? ¿Cuál es mi maldad, o cuál mi pecado contra tu padre, que él busca mi vida?

Sagradas Escrituras (1569)