3393 casos

'Mi' en la Biblia

Yo cosí saco sobre mi piel, Y cargué mi cabeza de polvo.

A pesar de no haber iniquidad en mis manos, Y de haber sido mi oración pura.

Oh tierra! no cubras mi sangre, Y no haya lugar á mi clamor.

Mas he aquí que en los cielos está mi testigo, Y mi testimonio en las alturas.

Pon ahora, dame fianza para litigar contigo: ¿Quién tocará ahora mi mano?

Si yo espero, el sepulcro es mi casa: Haré mi cama en las tinieblas.

A la huesa tengo dicho: Mi padre eres tú; A los gusanos: Mi madre y mi hermana.

¿Dónde pues estará ahora mi esperanza? Y mi esperanza ¿quién la verá?

Ya me habéis vituperado diez veces: ¿No os avergonzáis de descomediros delante de mí?

Mas si vosotros os engrandeciereis contra mí, Y adujereis contra mí mi oprobio,

Sabed ahora que Dios me ha trastornado, Y traído en derredor su red sobre mí.

Arruinóme por todos lados, y perezco; Y ha hecho pasar mi esperanza como árbol arrancado.

E hizo inflamar contra mí su furor, Y contóme para sí entre sus enemigos.

Vinieron sus ejércitos á una, y trillaron sobre mí su camino, Y asentaron campo en derredor de mi tienda.

Hizo alejar de mí mis hermanos, Y positivamente se extrañaron de mí mis conocidos.

Los moradores de mi casa y mis criadas me tuvieron por extraño; Forastero fuí yo en sus ojos.

Llamé á mi siervo, y no respondió; De mi propia boca le suplicaba.

Mi aliento vino á ser extraño á mi mujer, Aunque por los hijos de mis entrañas le rogaba.

Mi cuero y mi carne se pegaron á mis huesos; Y he escapado con la piel de mis dientes.

Y después de deshecha esta mi piel, Aun he de ver en mi carne á Dios;

Al cual yo tengo de ver por mí, Y mis ojos lo verán, y no otro, Aunque mis riñones se consuman dentro de mí.

Mas debierais decir: ¿Por qué lo perseguimos? Ya que la raíz del negocio en mí se halla.

La reprensión de mi censura he oído, Y háceme responder el espíritu de mi inteligencia.

Oid atentamente mi palabra, Y sea esto vuestros consuelos.

¿Hablo yo á algún hombre? Y ¿por qué no se ha de angustiar mi espíritu?

Aun yo mismo, cuando me acuerdo, me asombro, Y toma temblor mi carne.

He aquí que su bien no está en manos de ellos: El consejo de los impíos lejos esté de mí.

Habíales él henchido sus casas de bienes. Sea empero el consejo de ellos lejos de mí.

Ordenaría juicio delante de él, Y henchiría mi boca de argumentos.

¿Pleitearía conmigo con grandeza de fuerza? No: antes él la pondría en mí.

Allí el justo razonaría con él: Y escaparía para siempre de mi juez.

El pues acabará lo que ha determinado de mí: Y muchas cosas como estas hay en él.

Dios ha enervado mi corazón, Y hame turbado el Omnipotente.

¿Por qué no fuí yo cortado delante de las tinieblas, Y cubrió con oscuridad mi rostro?

Vive Dios, el cual ha apartado mi causa, Y el Omnipotente, que amargó el alma mía,

Nunca tal acontezca que yo os justifique: Hasta morir no quitaré de mí mi integridad.

Sea como el impío mi enemigo, Y como el inicuo mi adversario.

El abismo dice: No está en mí: Y la mar dijo: Ni conmigo.

Cuando hacía resplandecer su candela sobre mi cabeza, A la luz de la cual yo caminaba en la oscuridad;

Como fué en los días de mi mocedad, Cuando el secreto de Dios estaba en mi tienda;

Cuando aún el Omnipotente estaba conmigo, Y mis hijos alrededor de mi;

Cuando salía á la puerta á juicio, Y en la plaza hacía preparar mi asiento,

La bendición del que se iba á perder venía sobre mí; Y al corazón de la viuda daba alegría.

Mi raíz estaba abierta junto á las aguas, Y en mis ramas permanecía el rocío.

Si me reía con ellos, no lo creían: Y no abatían la luz de mi rostro.

MAS ahora los más mozos de días que yo, se ríen de mí; Cuyos padres yo desdeñara ponerlos con los perros de mi ganado.

Porque Dios desató mi cuerda, y me afligió, Por eso se desenfrenaron delante de mi rostro.

A la mano derecha se levantaron los jóvenes; Empujaron mis pies, Y sentaron contra mí las vías de su ruina.

Mi senda desbarataron, Aprovecháronse de mi quebrantamiento, Contra los cuales no hubo ayudador.

Vinieron como por portillo ancho, Revolviéronse á mi calamidad.

Hanse revuelto turbaciones sobre mí; Combatieron como viento mi alma, Y mi salud pasó como nube

Y ahora mi alma está derramada en mí; Días de aflicción me han aprehendido.

Con la grande copia de materia mi vestidura está demudada; Cíñeme como el cuello de mi túnica.

Haste tornado cruel para mí: Con la fortaleza de tu mano me amenazas.

Levantásteme, é hicísteme cabalgar sobre el viento, Y disolviste mi sustancia.

Si anduve con mentira, Y si mi pie se apresuró á engaño,

Si mis pasos se apartaron del camino, Y si mi corazón se fué tras mis ojos, Y si algo se apegó á mis manos,

Si fué mi corazón engañado acerca de mujer, Y si estuve acechando á la puerta de mi prójimo:

Muela para otro mi mujer, Y sobre ella otros se encorven.

Porque es fuego que devoraría hasta el sepulcro, Y desarraigaría toda mi hacienda.

Si hubiera tenido en poco el derecho de mi siervo y de mi sierva, Cuando ellos pleitearan conmigo,

(Porque desde mi mocedad creció conmigo como con padre, Y desde el vientre de mi madre fuí guía de la viuda;)

Si alcé contra el huérfano mi mano, Aunque viese que me ayudarían en la puerta;

Mi espalda se caiga de mi hombro, Y mi brazo sea quebrado de mi canilla.

Si me alegré de que mi hacienda se multiplicase, Y de que mi mano hallase mucho;

Y mi corazón se engañó en secreto, Y mi boca besó mi mano:

(Que ni aun entregué al pecado mi paladar, Pidiendo maldición para su alma;)

Public Domain