'Cabeza' en la Biblia
Y al tercer día, aconteció que vino uno del campamento de Saúl, rotas sus vestiduras, y tierra sobre su cabeza; y llegando a David, se postró en tierra, e hizo reverencia.
Yo entonces me puse sobre él, y lo maté, porque sabía que no podía vivir después de su caída; y tomé la corona que tenía en su cabeza, y el brazalete que traía en su brazo, y los he traído acá a mi señor.
Y David le dijo: Tu sangre sea sobre tu cabeza, pues que tu boca atestiguó contra ti, diciendo: Yo maté al ungido de Jehová.
Y cada uno echó mano de la cabeza de su compañero, y le metió su espada por el costado, cayendo así a una; por lo que fue llamado aquel lugar, Helcat-asurim, el cual está en Gabaón.
Y se enojó Abner en gran manera por las palabras de Isboset, y dijo: ¿Soy yo cabeza de perro (que respecto a Judá he hecho hoy misericordia a la casa de Saúl tu padre, a sus hermanos, y a sus amigos, y no te he entregado en las manos de David), para que tú hoy me hagas cargo de pecado acerca de esta mujer?
Caiga sobre la cabeza de Joab, y sobre toda la casa de su padre; que nunca falte de la casa de Joab quien padezca flujo, ni leproso, ni quien ande con báculo, ni quien muera a espada, ni quien tenga falta de pan.
Porque cuando entraron en la casa, él estaba en su cama en su cámara de dormir, y lo hirieron y mataron, y le cortaron la cabeza, y habiéndola tomado, caminaron toda la noche por el camino del Arabá.
Y trajeron la cabeza de Isboset a David en Hebrón, y dijeron al rey: He aquí la cabeza de Isboset hijo de Saúl tu enemigo, que procuraba matarte; y Jehová ha vengado hoy a mi señor el rey, de Saúl y de su simiente.
Entonces David dio orden a sus jóvenes, y ellos los mataron, y les cortaron las manos y los pies, y los colgaron sobre el estanque, en Hebrón. Pero tomaron la cabeza de Isboset, y la enterraron en el sepulcro de Abner en Hebrón.
Y quitó la corona de la cabeza de su rey, la cual pesaba un talento de oro, y tenía piedras preciosas; y fue puesta sobre la cabeza de David. Y sacó muy grande botín de la ciudad.
Entonces Tamar tomó ceniza, y la esparció sobre su cabeza, y rasgó su vestido de colores que llevaba puesto, y puesta su mano sobre su cabeza, se fue gritando.
Dijo ella entonces: Te ruego, oh rey, que te acuerdes de Jehová tu Dios, que no dejes a los cercanos de la sangre aumentar el daño con destruir a mi hijo. Y él respondió: Vive Jehová, que no caerá ni un cabello de la cabeza de tu hijo en tierra.
Y cuando se cortaba el cabello (lo cual hacía al fin de cada año, pues le causaba molestia, y por eso se lo cortaba), pesaba el cabello de su cabeza doscientos siclos de peso real.
Y David subió la cuesta del monte de los Olivos; y la subió llorando, llevando la cabeza cubierta, y los pies descalzos. También todo el pueblo que íba con él cubrió cada uno su cabeza y subieron, llorando mientras subían.
Y aconteció que cuando David llegó a la cumbre del monte para adorar allí a Dios, he aquí Husai arquita que le salió al encuentro, trayendo rota su ropa, y tierra sobre su cabeza.
Entonces Abisai hijo de Sarvia, dijo al rey: ¿Por qué maldice este perro muerto a mi señor el rey? Yo te ruego que me dejes pasar, y le quitaré la cabeza.
Y se encontró Absalón con los siervos de David: e iba Absalón sobre un mulo, y el mulo se entró debajo de un espeso y grande alcornoque, y se le enredó la cabeza en el alcornoque, y quedó entre el cielo y la tierra; y el mulo en que iba siguió adelante.
La cosa no es así; mas un hombre del monte de Efraín, que se llama Seba hijo de Bicri, ha levantado su mano contra el rey David: entregad a ése solamente, y me iré de la ciudad. Y la mujer dijo a Joab: He aquí su cabeza te será arrojada desde el muro.
La mujer fue luego a todo el pueblo con su sabiduría; y ellos cortaron la cabeza a Seba hijo de Bicri, y la arrojaron a Joab. Y él tocó la trompeta, y se retiraron de la ciudad, cada uno a su tienda. Y Joab se volvió al rey a Jerusalén.
Tú me has librado de las contiendas de mi pueblo: Tú me has guardado para que sea cabeza de naciones: Pueblo que yo no conocía me servirá.
Y Jehová hará tornar su sangre sobre su cabeza; porque él arremetió y dio muerte a espada a dos varones más justos y mejores que él, sin que mi padre David lo supiese; a Abner hijo de Ner, general del ejército de Israel, y a Amasa hijo de Jeter, general de ejército de Judá.
La sangre, pues, de ellos recaerá sobre la cabeza de Joab, y sobre la cabeza de su simiente para siempre; mas sobre David y sobre su simiente, y sobre su casa y sobre su trono, habrá perpetuamente paz de parte de Jehová.
porque sabe de cierto que el día que salieres, y pasares el torrente de Cedrón, sin duda morirás, y tu sangre será sobre tu cabeza.
Dijo además el rey a Simeí: Tú sabes todo el mal, el cual tu corazón bien sabe, que cometiste contra mi padre David; Jehová, pues, ha tornado el mal sobre tu cabeza.
Las dos columnas, y los dos tazones redondos de los capiteles que estaban en lo alto de las dos columnas; y dos redes que cubrían los dos tazones redondos de los capiteles que estaban sobre la cabeza de las columnas;
escucha tú desde el cielo y actúa; y juzga a tus siervos, condenando al impío, tornando su proceder sobre su cabeza, y justificando al justo para darle conforme a su justicia.
Y saliendo a Eliseo los hijos de los profetas que estaban en Betel, le dijeron: ¿Sabes que Jehová quitará hoy a tu señor de sobre tu cabeza? Y él dijo: Sí, yo lo sé; callad.
Y los hijos de los profetas que estaban en Jericó vinieron a Eliseo, y le dijeron: ¿Sabes que Jehová quitará hoy a tu señor de sobre tu cabeza? Y él respondió: Sí, yo lo sé; callad.
Y dijo a su padre: ¡Ay, mi cabeza, mi cabeza! Y su padre dijo a un criado: Llévalo a su madre.
Y hubo gran hambre en Samaria; y la sitiaron, hasta que la cabeza de un asno era vendida por ochenta piezas de plata, y la cuarta de un cabo de estiércol de palomas por cinco piezas de plata.
Y él dijo: Así me haga Dios, y así me añada, si la cabeza de Eliseo hijo de Safat quedare sobre él hoy.
Y Eliseo estaba sentado en su casa, y los ancianos estaban sentados con él. Y el rey le envió un hombre; pero antes que el mensajero llegase a él, dijo él a los ancianos: ¿No habéis visto como este hijo del homicida me envía a quitar la cabeza? Mirad pues, y cuando viniere el mensajero, cerrad la puerta, e impedidle la entrada: ¿No se oye tras él el ruido de los pies de su amo?
Toma luego el frasco de aceite, y derrámalo sobre su cabeza, y di: Así dijo Jehová: Yo te he ungido por rey sobre Israel. Y abriendo la puerta, echa a huir, y no esperes.
Y él se levantó, y entró en casa; y el otro derramó el aceite sobre su cabeza, y le dijo: Así dijo Jehová Dios de Israel: Yo te he ungido por rey sobre el pueblo de Jehová, sobre Israel.
Vino después Jehú a Jezreel; y como Jezabel lo oyó, adornó sus ojos con alcohol, y atavió su cabeza, y se asomó a una ventana.
Ésta es la palabra que Jehová ha hablado contra él: Te ha menospreciado, te ha escarnecido la virgen hija de Sión; ha movido su cabeza detrás de ti la hija de Jerusalén.
Y aconteció a los treinta y siete años del cautiverio de Joaquín rey de Judá, en el mes duodécimo, a los veintisiete días del mes, que Evil-merodac rey de Babilonia, en el primer año de su reinado, levantó la cabeza de Joaquín rey de Judá, sacándolo de la casa de la cárcel;
Y luego que le despojaron, tomaron su cabeza y sus armas, y enviaron mensajeros por toda la tierra de los filisteos, para dar las nuevas a sus ídolos y al pueblo.
Y pusieron sus armas en el templo de sus dioses, y colgaron la cabeza en el templo de Dagón.
Y David había dicho: El que primero hiriere al jebuseo, será cabeza y jefe. Entonces Joab hijo de Sarvia subió el primero, y fue hecho jefe.
Y Abisai, hermano de Joab, era cabeza de los tres, el cual blandió su lanza contra trescientos, a los cuales mató; y tuvo renombre entre los tres.
Entonces David tomó la corona del rey de ellos de sobre su cabeza, y la halló de peso de un talento de oro, y había en ella piedras preciosas; y fue puesta sobre la cabeza de David. Y además de esto sacó de la ciudad muy grande botín.
Tuya es, oh Jehová, la magnificencia, y el poder, y la gloria, la victoria, y el honor; porque todas las cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas. Tuyo, oh Jehová, es el reino, y tú eres exaltado por cabeza sobre todos.
entonces escucha tú desde los cielos, y actúa, y juzga a tus siervos, dando la paga al impío, tornándole su proceder sobre su cabeza, y justificando al justo en darle conforme a su justicia.
Y puso Roboam a Abías hijo de Maaca por cabeza y príncipe de sus hermanos, porque quería hacerle rey.
Y he aquí Dios está con nosotros por cabeza, y sus sacerdotes con las trompetas del júbilo para que suenen contra vosotros. Oh hijos de Israel, no peleéis contra Jehová el Dios de vuestros padres, porque no os irá bien.
Y todo Judá y los de Jerusalén, y Josafat a la cabeza de ellos, volvieron para tornarse a Jerusalén con gozo, porque Jehová les había dado gozo sobre sus enemigos.
Lo cual oyendo yo, rasgué mi vestidura y mi manto, y arranqué pelo de mi cabeza y de mi barba, y me senté atónito.
y dije: Dios mío, confuso y avergonzado estoy para levantar, oh Dios mío, mi rostro a ti; porque nuestras iniquidades se han multiplicado sobre nuestra cabeza, y nuestros delitos han crecido hasta el cielo.
Oye, oh Dios nuestro, que somos menospreciados, y vuelve el oprobio de ellos sobre su cabeza, y dalos en presa en la tierra de su cautiverio.
Y el rey amó a Esther sobre todas las mujeres, y halló gracia y benevolencia delante de él más que todas las vírgenes; y puso la corona real en su cabeza, y la hizo reina en lugar de Vasti.
traigan la vestidura real de que el rey se viste, y el caballo en que el rey cabalga, y la corona real que está puesta en su cabeza;
Después de esto Mardoqueo se volvió a la puerta del rey, y Amán se fue corriendo a su casa, apesadumbrado y cubierta su cabeza.
Mas cuando Esther vino a la presencia del rey, él ordenó por carta que el perverso designio que aquél trazó contra los judíos recayera sobre su cabeza; y que colgaran a él y a sus hijos en la horca.
Entonces Job se levantó, y rasgó su manto, y rasuró su cabeza, y cayendo en tierra adoró;
Y salió Satanás de delante de Jehová, e hirió a Job de unas llagas malignas desde la planta de su pie hasta la coronilla de su cabeza.
Si fuere malo, ¡ay de mí! Y si fuere justo, no levantaré mi cabeza. Estoy hastiado de afrenta, por tanto, mira tú mi aflicción.
Si levanto mi cabeza, me cazas como a león, y vuelves a mostrarte maravilloso sobre mí.
También yo hablaría como vosotros. Si vuestra alma estuviera en lugar de la mía, yo podría hilvanar palabras contra vosotros, y sobre vosotros movería mi cabeza.
Yo cosí cilicio sobre mi piel, y hundí mi cabeza en el polvo.
Me ha despojado de mi gloria, y ha quitado la corona de mi cabeza.
Aunque subiere su altivez hasta el cielo, y su cabeza tocare en las nubes,
Cuando su lámpara resplandecía sobre mi cabeza, y por su luz yo caminaba a través de la oscuridad;
¿Cortarás tú con cuchillo su piel, o con arpón de pescadores su cabeza?
Pero tú, oh Jehová, eres escudo alrededor de mí, mi gloria, y el que levanta mi cabeza.
Su maldad se volverá sobre su cabeza, y su agravio caerá sobre su propia coronilla.
Me libraste de las contiendas del pueblo; me pusiste por cabeza de gentes; pueblo que yo no conocía, me servirá.
Pues le has salido al encuentro con bendiciones de bien; corona de oro fino has puesto sobre su cabeza.
Todos los que me ven, se burlan de mí; estiran los labios, menean la cabeza, diciendo:
Aderezas mesa delante de mí, en presencia de mis angustiadores; unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando.
Luego levantará mi cabeza sobre mis enemigos que me rodean; y yo ofreceré en su tabernáculo sacrificios de júbilo: Cantaré y entonaré salmos a Jehová.
Porque mis iniquidades han sobrepasado mi cabeza; como carga pesada se han agravado sobre mí.
Porque me han rodeado males sin número; me han alcanzado mis maldades, y no puedo levantar la vista; son más numerosas que los cabellos de mi cabeza, y mi corazón me falla.
Nos pusiste por proverbio entre las naciones, por movimiento de cabeza en los pueblos.
Mío es Galaad, y mío es Manasés; y Efraín es la fortaleza de mi cabeza; Judá, mi legislador;
Hombres hiciste cabalgar sobre nuestra cabeza; pasamos por el fuego y por el agua, pero nos sacaste a un lugar de abundancia.
Ciertamente Dios herirá la cabeza de sus enemigos, la testa cabelluda del que camina en sus pecados.
Más que los cabellos de mi cabeza son los sin causa que me aborrecen; Poderosos son los que quieren destruirme; Sin razón son mis enemigos; he tenido que pagar lo que no he robado.
Porque he aquí que rugen tus enemigos; y tus aborrecedores han alzado cabeza.
Mío es Galaad, mío es Manasés; y Efraín es la fortaleza de mi cabeza; Judá es mi legislador;
Yo he sido para ellos objeto de oprobio; me miraban, y meneaban su cabeza.
Del arroyo beberá en el camino; por lo cual levantará la cabeza.
La piedra que desecharon los edificadores ha venido a ser cabeza del ángulo.
Es como el buen óleo sobre la cabeza, el cual desciende sobre la barba, la barba de Aarón, y que baja hasta el borde de sus vestiduras;
Jehová Señor, la fortaleza de mi salvación, tú pusiste a cubierto mi cabeza en el día de la batalla.
En cuanto a los que por todas partes me rodean, la maldad de sus propios labios cubrirá su cabeza.
Que el justo me castigue, será un favor, y que me reprenda será un excelente bálsamo que no me herirá la cabeza. Pero mi oración tendrán, aun en sus calamidades.
porque adorno de gracia serán a tu cabeza, y collares a tu cuello.
Adorno de gracia dará a tu cabeza; corona de hermosura te entregará.
Bendiciones sobre la cabeza del justo; pero violencia cubrirá la boca de los impíos.
Al que retiene el grano, el pueblo lo maldecirá; mas bendición será sobre la cabeza del que lo vende.
Porque ascuas amontonarás sobre su cabeza, y Jehová te lo pagará.
El sabio tiene sus ojos en su cabeza, mas el necio anda en tinieblas; pero también entendí yo que un mismo suceso acontecerá al uno como al otro.
En todo tiempo sean blancas tus vestiduras, y nunca falte ungüento sobre tu cabeza.
Su izquierda esté debajo de mi cabeza, y su derecha me abrace.
Yo dormía, pero mi corazón velaba: La voz de mi amado que llamaba: Ábreme, hermana mía, amada mía, paloma mía, perfecta mía; porque mi cabeza está llena de rocío, mis cabellos de las gotas de la noche.
Su cabeza, como, oro finísimo; sus cabellos crespos, negros como el cuervo.
Tu cabeza encima de ti, como el Carmelo; y el cabello de tu cabeza, como la púrpura del rey ligada en los corredores.
Su izquierda esté debajo de mi cabeza, y su derecha me abrace.
¿Para qué habéis de ser castigados aún? Todavía os rebelaréis; Toda cabeza está enferma, y todo corazón doliente.
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