'Lo' en la Biblia
- 1.Gé 1:9-Gé 37:5
- 2.Gé 37:9-Éx 8:27
- 3.Éx 9:2-Éx 29:26
- 4.Éx 29:27-Levítico 7:24
- 5.Levítico 7:25-Levítico 22:24
- 6.Levítico 22:29-Números 23:14
- 7.Números 23:19-Deuteronomio 17:10
- 8.Deuteronomio 17:19-Josué 10:28
- 9.Josué 10:30-Jueces 20:28
- 10.Jueces 20:48-1 Samuel 21:14
- 11.1 Samuel 22:1-2 Samuel 17:5
- 12.2 Samuel 17:9-1 Reyes 13:27
- 13.1 Reyes 13:29-2 Reyes 8:18
- 14.2 Reyes 8:27-1 Crónicas 4:9
- 15.1 Crónicas 4:10-2 Crónicas 26:20
- 16.2 Crónicas 26:22-Ester 3:4
- 17.Ester 3:10-Job 37:5
- 18.Job 37:12-Salmos 84:6
- 19.Salmos 85:8-Proverbios 24:24
- 20.Proverbios 24:25-Isaías 21:10
- 21.Isaías 21:17-Isaías 59:16
- 22.Isaías 61:7-Jeremías 38:12
- 23.Jeremías 38:13-Ezequiel 23:25
- 24.Ezequiel 23:29-Oseas 1:8
- 25.Oseas 1:9-Mateo 8:9
- 26.Mateo 8:17-Marcos 4:25
- 27.Marcos 4:33-Lucas 10:22
- 28.Lucas 10:23-Juan 4:22
- 29.Juan 4:29-Hechos 7:25
- 30.Hechos 7:44-Romanos 8:38
- 31.Romanos 8:39-2 Corintios 4:1
- 32.2 Corintios 4:13-Colosenses 4:7
- 33.Colosenses 4:9-Hebreos 13:5
- 34.Hebreos 13:6-Apocalipsis 22:9
Entonces el rey quitó su anillo de su mano, y lo dio a Amán hijo de Hamedata agagueo, enemigo de los judíos,
y le dijo: La plata propuesta sea para ti, y asimismo el pueblo, para que hagas de él lo que bien te pareciere.
Entonces fueron llamados los escribanos del rey en el mes primero, al trece del mismo, y fue escrito conforme a todo lo que mandó Amán, a los virreyes del rey, a los capitanes que estaban sobre cada provincia, y a los príncipes de cada pueblo, a cada provincia según su escritura, y a cada pueblo según su lengua; en nombre del rey Asuero fue escrito, y sellado con el anillo del rey.
Cuando supo Mardoqueo todo lo que se había hecho, rasgó sus vestidos, y se vistió de cilicio y de ceniza, y se fue por en medio de la ciudad clamando con grande y amargo clamor.
Y vinieron las doncellas de Ester y sus eunucos, y se lo dijeron; y la reina tuvo gran dolor, y envió vestidos para hacer vestir a Mardoqueo, y hacerle quitar el cilicio de sobre él; mas él no los recibió.
Entonces Ester llamó a Hatac, uno de los eunucos del rey, que él había puesto al servicio de ella, y lo mandó a Mardoqueo, para saber qué era aquello, y por qué.
Y Mardoqueo le declaró todo lo que le había acontecido, y le dio noticia de la plata que Amán había dicho que pesaría para los tesoros del rey por razón de los judíos, para destruirlos.
Le dio también la copia de la escritura del decreto que había sido dado en Susa para que fueran destruidos, a fin de que la mostrara a Ester y se lo declarare, y le encargara que fuera al rey a suplicarle, y a pedir delante de él por su pueblo.
Entonces se fue Mardoqueo, e hizo conforme a todo lo que le mandó Ester.
Si he hallado gracia en los ojos del rey, y si place al rey otorgar mi petición y hacer mi demanda, que venga el rey con Amán al banquete que les dispondré; y mañana haré conforme a lo que el rey ha mandado.
Entonces el rey dijo a Amán: Date prisa, toma el vestido y el caballo, como tú has dicho, y hazlo así con el judío Mardoqueo, que se sienta a la puerta del rey; no omitas nada de todo lo que has dicho.
Y Amán tomó el vestido y el caballo, y vistió a Mardoqueo, y lo llevó a caballo por la plaza de la ciudad, e hizo pregonar delante de él: Así se hará al varón cuya honra desea el rey.
Contó luego Amán a Zeres su mujer, y a todos sus amigos, todo lo que le había acontecido; y le dijeron sus sabios, y Zeres su mujer: Si de la simiente de los judíos es el Mardoqueo, delante de quien has comenzado a caer, no lo vencerás; antes caerás por cierto delante de él.
El mismo día dio el rey Asuero a la reina Ester la casa de Amán enemigo de los judíos; y Mardoqueo vino delante del rey, porque Ester le declaró lo que era respecto de ella.
Y se quitó el rey su anillo que había vuelto a tomar de Amán, y lo dio a Mardoqueo. Y Ester puso a Mardoqueo sobre la casa de Amán.
Entonces fueron llamados los escribanos del rey en el mes tercero, que es Siván, a los veintitrés del mismo; y se escribió conforme a todo lo que mandó Mardoqueo, a los judíos, a los virreyes, a los capitanes, y a los príncipes de las provincias que había desde la India hasta Etiopía, ciento veintisiete provincias; a cada provincia según su escribir, y a cada pueblo conforme a su lengua, a los judíos también conforme a su escritura y lengua.
Y en el mes duodécimo, que es el mes de Adar, a los trece del mismo, donde llegó el mandamiento del rey y su ley, para que se pusiera por obra, el mismo día en que esperaban los enemigos de los judíos enseñorearse de ellos, fue lo contrario; porque los judíos se enseñorearon de los que los aborrecían.
En el día trece del mes de Adar fue esto; y reposaron en el día catorce del mismo, y lo hicieron día de banquete y de alegría.
Mas los judíos que estaban en Susa se juntaron en el trece y en el catorce del mismo mes; y al quince del mismo reposaron, y lo hicieron día de banquete y de alegría.
Y los judíos aceptaron y comenzaron a hacer, lo que les escribió Mardoqueo.
Por esto llamaron a estos días Purim, del nombre Pur. Por todas las palabras pues de esta carta, y por lo que ellos vieron sobre esto, y lo que llegó a su noticia,
¿No le has tú cercado a él, y a su casa, y a todo lo que tiene en derredor? Al trabajo de sus manos has dado bendición; por tanto su hacienda ha crecido sobre la tierra.
Mas extiende ahora tu mano, y toca todo lo que tiene, y verás si no te blasfema en tu rostro.
Y dijo el SEÑOR a Satanás: He aquí, todo lo que tiene está en tu mano; solamente no pongas tu mano sobre él. Y salió Satanás de delante del SEÑOR.
Y el SEÑOR dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado de mal, y que aún retiene su perfección, habiéndome tú incitado contra él, para que lo arruinara sin causa?
Y respondiendo Satanás dijo al SEÑOR: Piel por piel, todo lo que el hombre tiene dará por su alma.
Y él le dijo: Como suele hablar cualquiera de las locas, has hablado. Está bien: recibimos el bien de Dios, ¿y el mal no lo recibiremos? En todo esto no pecó Job con sus labios.
Los cuales alzando los ojos desde lejos, no lo conocieron, y lloraron a voz en grito; y cada uno de ellos rasgó su manto, y esparcieron polvo sobre sus cabezas hacia el cielo.
Que tinieblas y sombra de muerte sea su redentor; reposara sobre él nublado, que lo hiciera horrible como día caluroso.
Al hombre que no sabe por donde vaya, y que Dios lo encerró.
Porque el temor que me espantaba me ha venido, y me ha acontecido lo que temía.
¿Por ventura será el hombre más justo que Dios? ¿Será el varón más limpio que el que lo hizo?
De la mañana a la tarde son quebrantados, y se pierden para siempre, sin haber quien lo considere.
¿Su hermosura, no se pierde con ellos mismos? Mueren, y no lo saben.
Es cierto que al loco la ira lo mata, y al codicioso consume la envidia.
He aquí lo que hemos inquirido, lo cual es así: Oyelo, y juzga tú para contigo.
¿Por ventura se comerá lo desabrido sin sal? ¿O habrá gusto en la clara del huevo?
¡Quién me diera que viniera mi petición, y que Dios me diera lo que espero;
¿Qué es el hombre, para que lo engrandezcas, y que pongas sobre él tu corazón,
y lo visites todas las mañanas, y todos los momentos lo pruebes?
He aquí que él pasará delante de mí, y yo no lo veré; y pasará, y no lo entenderé.
La tierra es entregada en manos de los impíos, y él cubre el rostro de sus jueces. Si no es él el que lo hace, ¿quién es? ¿Dónde está?
y que te declarara los secretos de la sabiduría! Porque mereces dos tantos según lo establecido; y sabe que Dios te ha olvidado por tu iniquidad.
Es más alto que los cielos; ¿qué harás? Es más profundo que el Seol; ¿cómo lo conocerás?
Y en efecto, pregunta ahora a las bestias, que ellas te enseñarán; y a las aves de los cielos, que ellas te lo mostrarán;
o habla a la tierra, que ella te enseñará; los peces del mar te lo declararán también.
Como vosotros lo sabéis, lo sé yo; no soy menos que vosotros.
El os redargüirá duramente, si en lo secreto le hicieres tal honra.
Escuchadme, y hablaré yo, y que me venga después lo que viniere.
Concédame por lo menos éstas dos cosas; y entonces no me esconderé de tu rostro:
Si tú lo dejares, él dejará de ser; entre tanto deseará, como el jornalero, su día.
Para siempre serás más fuerte que él, y él se va; demudarás su rostro, y lo enviarás.
Sus hijos serán honrados, y él no lo sabrá; o serán afligidos, y no entenderá de ellos.
lo que los sabios nos contaron de sus padres, y no lo encubrieron;
Estruendos espantosos hay en sus oídos; en la paz le vendrá quién lo asuele.
él le acometerá en la cerviz, en lo grueso de las hombreras de sus escudos;
No será afirmado; en vanidad yerra; por lo cual en vanidad será trocado.
¿Tendrán fin las palabras ventosas? O ¿qué es lo que te anima a responder?
Los pasos de su potencia serán acortados, y su mismo consejo lo echará a perder.
De todas partes lo asombrarán temores, y con sus mismos pies lo ahuyentarán.
Al cual yo tengo que ver por mí, y mis ojos lo han de ver, y no otro, aunque mis riñones se consuman dentro de mí.
Mas debierais decir: ¿Por qué lo perseguimos? Ya que la raíz del negocio en mí se halla.
Sus hijos pobres andarán rogando; y sus manos devolverán lo que él robó.
Si el mal se endulzó en su boca, si lo ocultaba debajo de su lengua;
si le parecía bien, y no lo dejaba, sino que lo detenía entre su paladar;
Veneno de áspides chupará; lo matará lengua de víbora.
Todas tinieblas están guardadas para sus secretos; fuego no soplado lo devorará; su sucesor será quebrantado en su tienda.
¿Quién le denunciará en su cara su camino? Y de lo que él hizo, ¿quién le dará el pago?
He aquí yo iré al oriente, y no lo hallaré; y al occidente, y no lo percibiré.
Si al norte él obrare, yo no lo veré; al mediodía se esconderá, y no lo veré.
Pero si él se determina en una cosa, ¿quién lo apartará? Su alma deseó, e hizo.
Por tanto él acabará lo que me es necesario; y muchas cosas como éstas hay en él.
Por lo cual yo me espantaré delante de su rostro; consideraré, y lo temeré.
He aquí, éstas son partes de sus caminos; ¡y cuán poco es lo que hemos oído de él! Porque el estruendo de sus fortalezas, ¿quién lo entenderá?
Yo os enseñaré lo que hay en la mano de Dios; no esconderé lo que hay acerca del Omnipotente.
He aquí que todos vosotros lo habéis visto, ¿por qué pues os desvanecéis con vanidad?
Asirán de él terrores como aguas; torbellino lo arrebatará de noche.
Lo tomará el solano, y partirá; la tempestad lo arrebatará del lugar suyo.
Ciertamente la plata tiene su oculto nacimiento, y el oro lugar de donde lo refinan.
De los peñascos cortó ríos, y sus ojos vieron todo lo preciado.
Detuvo los ríos en su nacimiento, e hizo salir a luz lo escondido.
Si me reía a ellos, no lo creían; y no abatían la luz de mi rostro.
¿Por ventura el que en el vientre me hizo a mí, no lo hizo a él? ¿Y no nos dispuso un mismo autor en la matriz?
Ciertamente yo lo llevaría sobre mi hombro, y me lo ataría en lugar de corona.
Para que no digáis: Nosotros hemos hallado sabiduría; que conviene que Dios lo derribe, y no el hombre.
que le diga que Dios tuvo de él misericordia, que lo libró de descender al sepulcro, que halló rescate;
El mira sobre los hombres; y el que dijere: Pequé, y pervertí lo recto, y no me ha aprovechado;
Escojamos para nosotros el juicio, conozcamos entre nosotros cuál sea lo bueno;
No carga pues él al hombre más de lo justo, para que vaya con Dios a juicio.
Y si él diere reposo, ¿quién inquietará? Si escondiere el rostro, ¿quién lo mirará? Esto sobre una nación, y lo mismo sobre un hombre;
Enséñame tú lo que yo no veo; que si hice iniquidad, no lo haré más.
¿Por ventura acabará por ti su obra, que no quieras tú, o quieras, o yo? Di lo que sabes.
Aunque más digas, no lo mirará; haz juicio delante de él, y espera en él.
Pero los hipócritas de corazón lo irritarán más, y no clamarán cuando él los atare.
Mas tú has llenado el juicio del impío, contra la justicia y el juicio que lo sustentan todo.
Por lo cual de temer es que no te quite con golpe, el cual no puedas apartar de ti con gran rescate.
Debajo de todos los cielos lo enderezará, y su luz se extenderá hasta los fines de la tierra.
Tronará Dios maravillosamente con su voz; él hace grandes cosas, y nosotros no lo entendemos.
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- 25.Oseas 1:9-Mateo 8:9
- 26.Mateo 8:17-Marcos 4:25
- 27.Marcos 4:33-Lucas 10:22
- 28.Lucas 10:23-Juan 4:22
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