'Pueblo' en la Biblia
- 1.Gé 11:6-Éx 17:4
- 2.Éx 17:5-Levítico 20:3
- 3.Levítico 20:4-Deuteronomio 3:28
- 4.Deuteronomio 4:6-Josué 8:14
- 5.Josué 8:16-1 Samuel 9:24
- 6.1 Samuel 10:11-2 Samuel 12:29
- 7.2 Samuel 12:31-1 Reyes 18:22
- 8.1 Reyes 18:24-2 Crónicas 6:24
- 9.2 Crónicas 6:25-Nehemías 1:10
- 10.Nehemías 4:6-Salmos 81:13
- 11.Salmos 83:3-Isaías 30:6
- 12.Isaías 30:9-Jeremías 19:14
- 13.Jeremías 21:7-Lamentaciones 4:6
- 14.Lamentaciones 4:10-Joel 2:17
- 15.Joel 2:18-Lucas 7:29
- 16.Lucas 8:47-2 Corintios 6:16
- 17.Tito 2:14-Apocalipsis 21:3
Edificamos, pues, el muro, y toda la muralla fue unida hasta la mitad de su altura, porque el pueblo tuvo ánimo para trabajar.
Entonces puse por los lugares bajos, detrás del muro, en los lugares altos, puse al pueblo por familias con sus espadas, con sus lanzas, y con sus arcos.
Después miré, y me levanté, y dije a los principales y a los magistrados, y al resto del pueblo: No temáis delante de ellos: acordaos del Señor grande y terrible, y pelead por vuestros hermanos, por vuestros hijos y por vuestras hijas, por vuestras esposas y por vuestras casas.
Y dije a los principales, y a los magistrados y al resto del pueblo: La obra es grande y amplia, y nosotros estamos apartados en el muro, lejos los unos de los otros.
También dije entonces al pueblo: Cada uno con su criado se quede dentro de Jerusalén, para que de noche nos sirvan de centinelas, y de día en la obra.
Entonces fue grande el clamor del pueblo y de sus esposas contra los judíos sus hermanos.
Además sacudí mi ropa, y dije: Así sacuda Dios de su casa y de su trabajo a todo hombre que no cumpliere esto, y así sea sacudido y vacío. Y respondió toda la congregación: ¡Amén! Y alabaron a Jehová. Y el pueblo hizo conforme a esto.
Mas los primeros gobernadores que fueron antes de mí, cargaron al pueblo, y tomaron de ellos por el pan y por el vino sobre cuarenta siclos de plata; a más de esto, sus criados se enseñoreaban sobre el pueblo; pero yo no hice así, a causa del temor de Dios.
Y lo que se aderezaba para cada día era un buey, seis ovejas escogidas, y aves también se aparejaban para mí, y cada diez días vino en toda abundancia: y con todo esto nunca requerí el pan del gobernador, porque la servidumbre de este pueblo era grave.
Acuérdate de mí para bien, Dios mío, y de todo lo que hice por este pueblo.
Y la ciudad era espaciosa y grande, pero poco pueblo dentro de ella, y no había casas reedificadas.
Y puso Dios en mi corazón que reuniese a los nobles, y a los magistrados, y al pueblo, para que fuesen empadronados por el orden de sus linajes: Y hallé el libro de la genealogía de los que habían subido antes, y encontré en él escrito:
los cuales vinieron con Zorobabel, Jesúa, Nehemías, Azarías, Raamías, Nahamani, Mardoqueo, Bilsán, Misperet, Bigvai, Nehum, Baana. La cuenta de los varones del pueblo de Israel.
Y lo que dio el resto del pueblo fue veinte mil dracmas de oro, y dos mil libras de plata, y sesenta y siete vestiduras sacerdotales.
Y habitaron los sacerdotes y los levitas, y los porteros, y los cantores, y los del pueblo, y los sirvientes del templo, y todo Israel en sus ciudades. Y venido el mes séptimo, los hijos de Israel estaban en sus ciudades.
Y se juntó todo el pueblo como un solo hombre en la plaza que está delante de la puerta de las Aguas. Y dijeron al escriba Esdras que trajese el libro de la ley de Moisés, que Jehová mandó a Israel.
Y leyó en el libro delante de la plaza que está delante de la puerta de las Aguas, desde el alba hasta el mediodía, en presencia de hombres y mujeres y entendidos; y los oídos de todo el pueblo estaban atentos al libro de la ley.
Abrió, pues, Esdras el libro a ojos de todo el pueblo (porque estaba más alto que todo el pueblo); y como lo abrió, todo el pueblo estuvo atento.
Bendijo entonces Esdras a Jehová, Dios grande. Y todo el pueblo respondió: ¡Amén! ¡Amén! alzando sus manos; y se humillaron, y adoraron a Jehová con el rostro a tierra.
Y Jesúa, y Bani, y Serebías, Jamín, Acub, Sabetai, Odías, Maasías, Kelita, Azarías, Jozabad, Hanán, Pelaías, levitas, hacían entender al pueblo la ley; y el pueblo estaba en su lugar.
Y Nehemías el Tirsata, y el sacerdote Esdras, escriba, y los levitas que hacían entender al pueblo, dijeron a todo el pueblo: Día santo es a Jehová nuestro Dios; no os entristezcáis, ni lloréis: porque todo el pueblo lloraba oyendo las palabras de la ley.
Los levitas, pues, hacían callar a todo el pueblo, diciendo: Callad, que es día santo, y no os entristezcáis.
Y todo el pueblo se fue a comer y a beber, y a enviar porciones, y a gozar de grande alegría, porque habían entendido las palabras que les habían enseñado.
Y al día siguiente se reunieron los príncipes de las familias de todo el pueblo, sacerdotes, y levitas, a Esdras escriba, para entender las palabras de la ley.
Salió, pues, el pueblo, y trajeron, y se hicieron cabañas, cada uno sobre su terrado, y en sus patios, y en los patios de la casa de Dios, y en la plaza de la puerta de las Aguas, y en la plaza de la puerta de Efraín.
Y diste señales y maravillas en Faraón, y en todos sus siervos, y en todo el pueblo de su tierra; porque sabías que habían hecho soberbiamente contra ellos; y te hiciste nombre grande, como en este día.
Ahora, pues, Dios nuestro, Dios grande, fuerte, terrible, que guardas el pacto y la misericordia, no sea tenida en poco delante de ti toda la aflicción que nos ha alcanzando a nuestros reyes, a nuestros príncipes, a nuestros sacerdotes, y a nuestros profetas, y a nuestros padres, y a todo tu pueblo, desde los días de los reyes de Asiria hasta este día.
Y el resto del pueblo, los sacerdotes, levitas, porteros, y cantores, sirvientes del templo y todos los que se habían apartado de los pueblos de las tierras a la ley de Dios, sus esposas, y sus hijos y sus hijas, todos los que podían comprender y discernir,
Echamos también las suertes, los sacerdotes, los levitas, y el pueblo, acerca de la ofrenda de la leña, para traerla a la casa de nuestro Dios, según las casas de nuestros padres, en los tiempos determinados cada un año, para quemar sobre el altar de Jehová nuestro Dios, como está escrito en la ley.
Y los príncipes del pueblo habitaron en Jerusalén; mas el resto del pueblo echó suertes para traer uno de diez que morase en Jerusalén, ciudad santa, y las nueve partes en las otras ciudades.
Y bendijo el pueblo a todos los varones que voluntariamente se ofrecieron a morar en Jerusalén.
Y Petaías hijo de Mesezabeel, de los hijos de Zera hijo de Judá, estaba a la mano del rey en todos los asuntos del pueblo.
Y se purificaron los sacerdotes y los levitas; y purificaron al pueblo, y las puertas, y el muro.
Y el segundo coro iba del lado opuesto, y yo en pos de él, con la mitad del pueblo sobre el muro, desde la torre de los Hornos hasta el muro ancho;
Aquel día se leyó en el libro de Moisés oyéndolo el pueblo, y fue hallado escrito en él que los amonitas y moabitas no debían entrar jamás en la congregación de Dios;
Y de sus hijos, la mitad hablaban la lengua de Asdod, y no podían hablar la lengua de los judíos, sino que hablaban conforme a la lengua de cada pueblo.
Y cumplidos estos días, el rey hizo un banquete por siete días en el patio del huerto del palacio real para todo el pueblo, desde el mayor hasta el menor que se hallaba en Susán capital del reino.
pues envió cartas a todas las provincias del rey, a cada provincia conforme a su lenguaje, y a cada pueblo conforme a su lenguaje, diciendo que todo hombre fuese señor en su casa; y que se publicase esto según la lengua de cada pueblo.
Esther no declaró cuál era su pueblo ni su parentela; porque Mardoqueo le había mandado que no lo declarase.
Y Esther, según le tenía mandado Mardoqueo, aún no había declarado su nación ni su pueblo; porque Esther hacía lo que decía Mardoqueo, como cuando con él se educaba.
Pero tuvo en poco meter mano sólo en Mardoqueo; pues ya le habían declarado el pueblo de Mardoqueo; y procuró Amán destruir a todos los judíos que había en el reino de Asuero, al pueblo de Mardoqueo.
Y dijo Amán al rey Asuero: Hay un pueblo esparcido y dividido entre los pueblos en todas las provincias de tu reino, y sus leyes son diferentes de las de todo pueblo, y no observan las leyes del rey; y al rey nada le beneficia el dejarlos vivir.
y le dijo: La plata propuesta sea para ti, y asimismo el pueblo, para que hagas de él lo que bien te pareciere.
Entonces fueron llamados los escribanos del rey en el mes primero, a trece del mismo, y fue escrito conforme a todo lo que mandó Amán, a los príncipes del rey, y a los capitanes que estaban sobre cada provincia, y a los príncipes de cada pueblo, a cada provincia según su lenguaje, y a cada pueblo según su lengua; en nombre del rey Asuero fue escrito, y sellado con el anillo del rey.
También le dio la copia de la escritura del decreto que había sido dado en Susán para que fuesen destruidos, a fin de que la mostrara a Esther y se lo declarase, y le encargara que fuese al rey a suplicarle, y a pedir delante de él por su pueblo.
Todos los siervos del rey, y el pueblo de las provincias del rey saben, que cualquier hombre o mujer que entra al rey al patio de adentro sin ser llamado, hay una sola ley para él: Debe morir; salvo aquel a quien el rey extendiere el cetro de oro, el cual vivirá; y yo no he sido llamada para entrar al rey estos treinta días.
Entonces la reina Esther respondió y dijo: Oh rey, si he hallado gracia en tus ojos, y si place al rey, me sea dada mi vida por mi petición, y mi pueblo por mi demanda.
Porque vendidos estamos yo y mi pueblo para ser destruidos, para ser muertos y exterminados. Y si para ser siervos y siervas fuéramos vendidos, yo callaría, aunque el enemigo no compensaría el daño del rey.
Porque ¿cómo podré yo ver el mal que vendrá sobre mi pueblo? ¿Y cómo podré yo ver la destrucción de mi gente?
Entonces fueron llamados los escribanos del rey en el mes tercero, que es Siván, a veintitrés del mismo; y se escribió conforme a todo lo que mandó Mardoqueo, a los judíos, a los sátrapas, a los capitanes y a los príncipes de las provincias que había desde la India hasta Etiopía, ciento veintisiete provincias; a cada provincia según su escritura, y a cada pueblo conforme a su lengua, a los judíos también conforme a su escritura y lengua.
Y en ellas el rey daba facultad a los judíos que estaban en todas la ciudades, para que se juntasen y estuviesen a la defensa de su vida, prestos a destruir, y matar, y acabar con todo ejército de pueblo o provincia que viniese contra ellos, y aun niños y mujeres, y que tomaran de ellos el despojo,
Porque Mardoqueo el judío fue segundo después del rey Asuero, y grande entre los judíos, y estimado por la multitud de sus hermanos, procurando el bien de su pueblo, y hablando paz para toda su simiente.
Ciertamente vosotros sois el pueblo; y con vosotros morirá la sabiduría.
Él quita el entendimiento de los jefes del pueblo de la tierra, y les hace vagar por desierto donde no hay camino:
No tendrá hijo ni nieto en su pueblo, ni quien le suceda en sus moradas.
Haciendo que no reine el hombre hipócrita para vejaciones del pueblo.
De Jehová es la salvación: Sobre tu pueblo es tu bendición. (Selah)
¿No tendrán conocimiento todos los obradores de iniquidad, que devoran a mi pueblo como si comiesen pan, y a Jehová no invocan?
¡Oh que de Sión viniese la salvación de Israel! Cuando Jehová hiciere volver a los cautivos de su pueblo, se gozará Jacob, y se alegrará Israel.
Y tú salvarás al pueblo afligido, y humillarás los ojos altivos.
Me libraste de las contiendas del pueblo; me pusiste por cabeza de gentes; pueblo que yo no conocía, me servirá.
Mas yo soy gusano, y no hombre; oprobio de los hombres, y despreciado del pueblo.
Vendrán, y anunciarán su justicia a un pueblo que ha de nacer, le dirán que Él hizo esto.
Jehová es la fortaleza de su pueblo, y la fuerza salvadora de su ungido.
Salva a tu pueblo, y bendice a tu heredad; pastoréalos y enaltécelos para siempre.
Jehová dará fortaleza a su pueblo: Jehová bendecirá a su pueblo con paz.
Bienaventurada la nación cuyo Dios es Jehová; el pueblo a quien Él escogió como heredad para sí.
Te confesaré en grande congregación; te alabaré entre numeroso pueblo.
Has vendido a tu pueblo de balde, y no acrecentaste tu riqueza con su precio.
Oye, hija, y mira, e inclina tu oído; y olvida tu pueblo, y la casa de tu padre;
Y la hija de Tiro vendrá con presentes; los ricos del pueblo implorarán tu favor.
Los príncipes de los pueblos se han reunido, aun el pueblo del Dios de Abraham: Porque de Dios son los escudos de la tierra; Él es muy enaltecido.
Convocará a los cielos de arriba, y a la tierra, para juzgar a su pueblo.
Oye, pueblo mío, y hablaré: Escucha, Israel, y testificaré contra ti: Yo soy Dios, el Dios tuyo.
¿No tienen conocimiento todos esos que hacen iniquidad? Que devoran a mi pueblo como si comiesen pan; a Dios no han invocado.
¡Oh, quién diese que la salvación de Israel viniese de Sión! Cuando Dios hiciere volver de la cautividad a su pueblo, se gozará Jacob, y se alegrará Israel.
No los mates, para que mi pueblo no se olvide; Dispérsalos con tu poder, y abátelos, oh Jehová, escudo nuestro,
Has hecho ver a tu pueblo duras cosas; nos hiciste beber el vino de aturdimiento.
Oh Dios, cuando tú saliste delante de tu pueblo, cuando anduviste por el desierto, (Selah)
El Señor dijo: De Basán los haré volver, haré volver a mi pueblo de las profundidades del mar:
Terrible eres, oh Dios, desde tus santuarios: El Dios de Israel, Él da fortaleza y vigor a su pueblo. Bendito Dios.
Él juzgará a tu pueblo con justicia, y a tus afligidos con juicio.
Los montes llevarán paz al pueblo, y los collados justicia.
Juzgará a los afligidos del pueblo, salvará los hijos del menesteroso, y quebrantará al violento.
Por eso su pueblo vuelve aquí, y aguas de abundancia son extraídas para ellos.
Tú machacaste las cabezas del leviatán; lo diste por comida al pueblo de los desiertos.
Acuérdate de esto; que el enemigo ha afrentado a Jehová, y que el pueblo insensato ha blasfemado tu nombre.
Con tu brazo redimiste a tu pueblo, a los hijos de Jacob y de José. (Selah)
Condujiste a tu pueblo como ovejas, por mano de Moisés y de Aarón.
«Masquil de Asaf» Escucha, pueblo mío, mi ley; inclinad vuestro oído a las palabras de mi boca.
He aquí ha herido la peña, y brotaron aguas, y arroyos salieron ondeando: ¿Podrá también dar pan? ¿Podrá proveer carne para su pueblo?
Pero hizo salir a su pueblo como ovejas, y los llevó por el desierto, como un rebaño.
Entregó también su pueblo a la espada, y se airó contra su heredad.
de tras las paridas lo trajo, para que apacentase a Jacob su pueblo, y a Israel su heredad.
Y nosotros, pueblo tuyo, y ovejas de tu prado, te alabaremos para siempre: De generación en generación cantaremos tus alabanzas.
Jehová, Dios de los ejércitos, ¿Hasta cuándo mostrarás indignación contra la oración de tu pueblo?
Oye, pueblo mío y te protestaré. ¡Oh Israel, si me oyeres!
Mas mi pueblo no oyó mi voz, e Israel no me quiso a mí.
¡Oh, si me hubiera oído mi pueblo, si Israel hubiera andado en mis caminos!
Resutados de la Búsqueda continuados...
- 1.Gé 11:6-Éx 17:4
- 2.Éx 17:5-Levítico 20:3
- 3.Levítico 20:4-Deuteronomio 3:28
- 4.Deuteronomio 4:6-Josué 8:14
- 5.Josué 8:16-1 Samuel 9:24
- 6.1 Samuel 10:11-2 Samuel 12:29
- 7.2 Samuel 12:31-1 Reyes 18:22
- 8.1 Reyes 18:24-2 Crónicas 6:24
- 9.2 Crónicas 6:25-Nehemías 1:10
- 10.Nehemías 4:6-Salmos 81:13
- 11.Salmos 83:3-Isaías 30:6
- 12.Isaías 30:9-Jeremías 19:14
- 13.Jeremías 21:7-Lamentaciones 4:6
- 14.Lamentaciones 4:10-Joel 2:17
- 15.Joel 2:18-Lucas 7:29
- 16.Lucas 8:47-2 Corintios 6:16
- 17.Tito 2:14-Apocalipsis 21:3
Resultados de Búsqueda por Versiones
Resultados de Búsqueda por Libro
Artículos Relacionados
- Afecto por el pueblo de Dios
- Bendición a través del pueblo de Dios
- Compromiso, al pueblo de Dios
- Coronas para el pueblo de Dios
- Dios matará a los pueblos
- Dios mató a su pueblo
- Dios podría matar a su pueblo
- Dios pueblo de pelado
- Dios pueblo de ropa
- Dios recordando su pueblo
- Dios sabe que su pueblo
- Dios va a matar a su pueblo
- El matrimonio, entre Dios y Su pueblo
- El pueblo de Dios, en NT
- El pueblo de Dios, en OT
- La dispersión de los Pueblos
- La gentileza del pueblo de Dios
- La hospitalidad, el deber del pueblo de Dios
- La luz del pueblo de Dios
- La muerte del pueblo de Dios
- La recompensa, para el pueblo de Dios
- La unidad, del pueblo de Dios
- Los abusos, al pueblo de Dios
- Los judíos como el pueblo elegido de Dios
- Los pueblos que huyeron
- Pueblo de llenado
- Pueblo de molienda
- Pueblo unificado
- Pueblos
- Renovación, del pueblo de Dios
- Saliendo del pueblo
- Un pueblo justo
- Un pueblo solitario
- Agradecerle a Dios por el pueblo
- Aquellos que celan del pueblo
- Aquellos que le tienen envidia al pueblo
- Aquellos sometidos al pueblo
- Contar lo que dijo el pueblo
- Contar lo que hizo el pueblo
- Dar las gracias al pueblo
- El asesinato de los pueblos por parte de Dios
- El diezmo del pueblo
- El odio a los pueblos
- El pecado del pueblo de Dios
- El pueblo de Judá
- El pueblo del reino
- La derrota del pueblo de Dios
- La tentación del pueblo por el diablo
- Los tiempos del pueblo
- No complacer al pueblo
- Obedecer al pueblo
- Otro pueblo de Dios
- Prestar atención al pueblo
- Reunirse con el pueblo de uno