'Que' en la Biblia
Como te rogué que te quedases en Éfeso, cuando partí para Macedonia, para que exhortases a algunos que no enseñen diferente doctrina,
ni presten atención a fábulas y genealogías sin término, que acarrean disputas en vez de edificación de Dios que es en la fe; así te encargo ahora.
queriendo ser doctores de la ley, sin entender ni lo que hablan, ni lo que afirman.
Pero sabemos que la ley es buena, si uno la usa legítimamente;
sabiendo esto, que la ley no es puesta para el justo, sino para los injustos y desobedientes, para los impíos y pecadores, para los malos y profanos, para los parricidas y matricidas, para los homicidas,
para los fornicarios, para los sodomitas, para los secuestradores, para los mentirosos y perjuros, y para cualquier otra cosa que sea contraria a la sana doctrina;
según el glorioso evangelio del Dios bendito, que a mí me ha sido encomendado.
Y doy gracias al que me fortaleció, a Cristo Jesús nuestro Señor; porque me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio;
Pero la gracia de nuestro Señor fue más abundante con la fe y el amor que es en Cristo Jesús.
Palabra fiel y digna de ser recibida por todos; que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero.
Mas por esto fui recibido a misericordia, para que Jesucristo mostrase en mí el primero, toda su clemencia, para ejemplo de los que habrían de creer en Él para vida eterna.
Este mandamiento, hijo Timoteo, te encargo, para que conforme a las pasadas profecías acerca de ti, milites por ellas la buena milicia;
De los cuales son Himeneo y Alejandro, los cuales entregué a Satanás, para que aprendan a no blasfemar.
Exhorto, pues, ante todo, que se hagan súplicas, oraciones, intercesiones y acciones de gracias, por todos los hombres;
por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad.
el cual quiere que todos los hombres sean salvos, y vengan al conocimiento de la verdad.
Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar, levantando manos santas, sin ira ni contienda.
Asimismo también, que las mujeres se adornen con atavío decoroso, con vergüenza y modestia; no con cabellos encrespados, u oro, o perlas, o vestidos costosos;
sino con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan piedad.
y Adán no fue engañado, sino que la mujer, al ser engañada, cayó en transgresión:
Pero es necesario que el obispo sea irreprensible, marido de una sola esposa, vigilante, templado, decoroso, hospedador, apto para enseñar;
que gobierne bien su propia casa, que tenga sus hijos en sujeción con toda honestidad
(Porque el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?).
No un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en condenación del diablo.
También es necesario que tenga buen testimonio de los de afuera, para que no caiga en descrédito y en lazo del diablo.
que tengan el misterio de la fe con limpia conciencia.
Los diáconos sean maridos de una sola esposa, que gobiernen bien sus hijos y sus casas.
Porque los que ejercen bien el diaconado, adquieren para sí un grado honroso, y mucha confianza en la fe que es en Cristo Jesús.
Esto te escribo, con la esperanza que vendré pronto a ti,
para que si tardo, sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y apoyo de la verdad.
Pero el Espíritu dice expresamente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios;
que con hipocresía hablarán mentiras; teniendo cauterizada su conciencia;
prohibirán casarse, y mandarán abstenerse de alimentos que Dios creó para que con acción de gracias participasen de ellos los creyentes que han conocido la verdad.
Porque todo lo que Dios creó es bueno, y nada es de desecharse, si se toma con acción de gracias;
Que por esto también trabajamos y sufrimos oprobios, porque esperamos en el Dios viviente, el cual es el Salvador de todos los hombres, mayormente de los que creen.
Entre tanto que vengo, ocúpate en la lectura, la exhortación y la enseñanza.
No descuides el don que está en ti, que te fue dado por profecía con la imposición de las manos del presbiterio.
Medita en estas cosas; ocúpate en ellas; para que tu aprovechamiento sea manifiesto a todos.
Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello; pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren.
Honra a las viudas que en verdad son viudas.
Y la que en verdad es viuda y sola, confíe en Dios, y permanezca en súplicas y oraciones noche y día.
Mas la que vive en placeres, viviendo está muerta.
Manda también estas cosas, para que sean irreprensibles.
Y si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo.
Sea puesta en la lista, la viuda no menor de sesenta años, que haya sido esposa de un solo marido.
Que tenga testimonio de buenas obras; si crió hijos; si ha ejercitado la hospitalidad; si ha lavado los pies de los santos; si ha socorrido a los afligidos; si ha seguido toda buena obra.
Y así también aprenden a ser ociosas, andando de casa en casa; y no solamente ociosas, sino también chismosas e indiscretas, hablando cosas que no debieran.
Quiero, pues, que las mujeres jóvenes se casen, engendren hijos, gobiernen su casa; que ninguna ocasión den al adversario para decir mal.
Si alguno, o alguna de los creyentes tiene viudas, manténgalas, y no sea gravada la iglesia; a fin de que pueda ayudar a las que en verdad son viudas.
Los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble honor; mayormente los que trabajan en predicar y en enseñar.
Porque la Escritura dice: No pondrás bozal al buey que trilla. Y: Digno es el obrero de su jornal.
A los que pecaren, repréndelos delante de todos, para que los otros también teman.
Te exhorto delante de Dios y del Señor Jesucristo, y de sus ángeles escogidos, a que guardes estas cosas sin prejuicios, que nada hagas con parcialidad.
Los pecados de algunos hombres se manifiestan antes que vengan ellos a juicio; mas a otros les vienen después.
Asimismo también las buenas obras de algunos, de antemano son manifiestas; y las que son de otra manera, no pueden ocultarse.
Todos los que están bajo yugo de servidumbre, tengan a sus señores por dignos de toda honra, para que no sea blasfemado el nombre de Dios y su doctrina.
Y los que tienen amos creyentes, no los tengan en menos por ser hermanos; sino sírvanles mejor, por cuanto son fieles y amados, y partícipes de los bienes. Esto enseña y exhorta.
Si alguno enseña otra cosa, y no asiente a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo, y a la doctrina que es conforme a la piedad,
disputas perversas de hombres de mente corrompida, y privados de la verdad, que tienen la piedad por ganancia; apártate de los tales.
Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto.
Porque los que quieren enriquecerse, caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en perdición y muerte.
Te mando delante de Dios, que da vida a todas las cosas, y de Cristo Jesús, que testificó la buena profesión delante de Poncio Pilato,
que guardes este mandamiento sin mácula ni reprensión, hasta la aparición de nuestro Señor Jesucristo:
el único que tiene inmortalidad, y habita en luz inaccesible; a quien ningún hombre ha visto ni puede ver. A Él sea honra y poder sempiterno. Amén.
A los ricos de este mundo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas inciertas, sino en el Dios vivo, quien nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos.
Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, generosos, que con facilidad comuniquen;
atesorando para sí buen fundamento para lo por venir; que echen mano de la vida eterna.
Oh Timoteo, guarda lo que se te ha encomendado, evitando las profanas y vanas discusiones, y los argumentos de la falsamente llamada ciencia;
la cual profesando algunos, han errado en cuanto a la fe. La gracia sea contigo. Amén. Epístola a Timoteo: Fue escrita de Laodicea, que es metrópoli de la Frigia Pacatiana.