'Tengo' en la Biblia
Y he aquí una voz de los cielos que decía: Este es mi Hijo amado, en el cual tengo contentamiento.
Porque también yo soy hombre bajo potestad, y tengo debajo de mi potestad soldados; y digo a éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace.
Y Jesús llamando a sus discípulos, dijo: Tengo misericordia de la multitud, que ya hace tres días que perseveran conmigo, y no tienen qué comer; y enviarlos en ayunas no quiero, para que no desmayen en el camino.
Mientras Él aún hablaba, una nube resplandeciente los cubrió; y he aquí una voz desde la nube, que decía: Éste es mi Hijo amado, en quien tengo contentamiento; a Él oíd.
Y respondiendo Jesús, dijo: Oh generación infiel y torcida! ¿hasta cuándo tengo de estar con vosotros? ¿hasta cuándo os tengo de sufrir? traédmele acá.
Entonces Jesús respondiendo, dijo: No sabéis lo que pedís; ¿podéis beber el vaso que yo tengo de beber, y ser bautizados del bautismo de que yo soy bautizado? Y ellos le dicen: Podemos.
Y os digo, que desde ahora no beberé más de este fruto de la vid, hasta aquel día, cuando lo tengo que beber nuevo con vosotros en el Reino de mi Padre.
Y vino una voz del cielo que decía: Tú eres mi Hijo amado, en ti tengo contentamiento.
y gritando a gran voz, dijo*: ¿Qué tengo yo que ver contigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te imploro por Dios que no me atormentes.
Tengo misericordia de la multitud, porque ya hace tres días que están conmigo; y no tienen qué comer.
Y respondiendo él, le dijo: ¡Oh generación infiel! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros? ¿Hasta cuándo os tengo de sufrir? Traédmelo.
y descendió el Espíritu Santo sobre Él en forma corporal, como paloma, y vino una voz del cielo que decía: Tú eres mi Hijo amado, en ti tengo complacencia.
Porque también yo soy hombre puesto en potestad, que tengo debajo de mí soldados; y digo a éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace.
Entonces respondiendo Jesús, le dijo: Simón, una cosa tengo que decirte. Y él dice: Di, Maestro.
El cual, cuando vio a Jesús, exclamó y se postró delante de él, y dijo a gran voz: ¿Qué tengo yo contigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te ruego que no me atormentes.
Y he aquí, un hombre de la multitud clamó, diciendo: Maestro, te ruego que veas a mi hijo; que es el único que tengo;
Y respondiendo Jesús, dice: ¡Oh generación infiel y perversa! ¿Hasta cuándo tengo que estar con vosotros, y os sufriré? Trae tu hijo acá.
porque un amigo ha venido a mí de camino, y no tengo qué ponerle delante;
y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿qué haré, porque no tengo dónde juntar mis frutos?
Pero de un bautismo tengo que ser bautizado, y ¡cómo me angustio hasta que se cumpla!
Él entonces le dijo: Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo que tengo es tuyo.
Entonces el mayordomo dijo dentro de sí: ¿Qué haré? Que mi señor me quita la mayordomía. Cavar, no puedo; mendigar, tengo vergüenza.
porque tengo cinco hermanos; para que les testifique, para que no vengan ellos también a este lugar de tormento.
Pero él no quiso por algún tiempo; pero después de esto dijo dentro de sí: Aunque ni temo a Dios, ni tengo respeto a hombre,
y decid al padre de la familia de la casa: El Maestro te dice: ¿Dónde está el aposento donde tengo de comer el cordero de la pascua con mis discípulos?
Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad, y ved; que un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo.
Y le dice Jesús: ¿Qué tengo yo contigo, mujer? Aún no ha venido mi hora.
Respondió la mujer, y le dijo: No tengo marido. Le dice Jesús: Bien has dicho: No tengo marido;
Y él les dijo: Yo tengo una comida que comer, que vosotros no sabéis.
Y el enfermo le respondió: Señor, no tengo hombre que cuando el agua fuere revuelta, me meta en el estanque; porque entre tanto que yo vengo, otro antes de mí ha descendido.
Mas yo tengo mayor testimonio que el de Juan; porque las obras que el Padre me dio que cumpliera, las mismas obras que yo hago, dan testimonio de mí, que el Padre me haya enviado.
No penséis que yo os tengo que acusar delante del Padre; hay quien os acusa, Moisés, en quien vosotros esperáis.
Muchas cosas tengo que decir y juzgar de vosotros; mas el que me envió, es verdadero; y yo, lo que he oído de él, esto hablo en el mundo.
¿Quién de vosotros me prueba {que tengo} pecado? Y si digo verdad, ¿por qué vosotros no me creéis?
Respondió Jesús: Yo no tengo demonio, antes honro a mi Padre; y vosotros me habéis deshonrado.
También tengo otras ovejas que no son de este corral, aquellas también me conviene traer, y oirán mi voz; y se hará un corral, y habrá un pastor.
Nadie me la quita, mas yo la pongo de mí mismo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre.
Aún tengo muchas cosas que deciros, mas ahora no las podéis llevar.
Jesús entonces dijo a Pedro: Mete tu espada en la vaina; el vaso que el Padre me ha dado, ¿no lo tengo que beber?
Entonces le dice Pilato: ¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo potestad para colgarte de un madero, y que tengo potestad para soltarte?
Después de esto, sabiendo Jesús que todas las cosas eran ya cumplidas, para que la Escritura se cumpliera, dijo: Sed tengo.
Porque David dice de él: Veía al Señor siempre delante de mí; porque lo tengo a la diestra, no seré removido.
Y Pedro dijo: No tengo plata ni oro; mas lo que tengo, esto te doy; en el Nombre de Jesús, el Cristo, el Nazareno, levántate y anda.
porque yo estoy contigo, y ninguno te podrá hacer mal; porque yo tengo mucho pueblo en esta ciudad.
Y me dijo: Ve, porque yo te tengo que enviar lejos a los gentiles.
Y respondió el tribuno: Yo con grande suma alcancé esta ciudadanía. Entonces Pablo dijo: Pero yo la tengo de nacimiento.
del cual no tengo cosa cierta que escribir al señor; por lo que le he sacado a vosotros, y mayormente a ti, oh rey Agripa, para que hecha información, tenga yo qué escribir.
Acerca de todas las cosas de que soy acusado por los judíos, oh rey Agripa, me tengo por bienaventurado de que haya hoy de defenderme delante de ti;
Tengo obligación tanto para con los griegos como para con los bárbaros, para con los sabios como para con los ignorantes.
Y yo sé que en mí (es a saber, en mi carne) no mora el bien, porque tengo el querer, mas efectuar el bien no lo alcanzo.
Porque tengo por cierto que lo que en este tiempo se padece, no es de comparar con la gloria venidera que en nosotros ha de ser manifestada.
que tengo gran tristeza y continuo dolor en mi corazón.
Así que, en cuanto al Evangelio, los tengo por enemigos por causa de vosotros; pero en cuanto a la elección de Dios, son muy amados por causa de los padres.
Y también yo mismo tengo confianza de vosotros, hermanos míos, que también vosotros estáis llenos de bondad, llenos de todo conocimiento, de manera que podéis amonestaros los unos a los otros.
Así que tengo de qué gloriarme en Cristo, Jesús, para con Dios.
Yo en muy poco tengo el ser juzgado de vosotros, o de juicio humano; y ni aun yo me juzgo.
Porque aunque de nada tengo mala conciencia, no por eso soy justificado; mas el que me juzga, es el Señor.
Pero de las vírgenes no tengo mandamiento del Señor; mas doy mi parecer, como hombre que ha alcanzado misericordia del Señor para ser fiel.
Tengo, pues, esto por bueno a causa de la necesidad que apremia, por lo cual bueno es al hombre estarse así:
Pero más bienaventurada será si se quedare así, según mi consejo; y pienso que también yo tengo el Espíritu de Dios.
Mas yo de nada de esto me aproveché; ni tampoco he escrito esto para que se haga así conmigo; porque tengo por mejor morir, antes que nadie haga vana ésta mi gloria.
Pues bien que anuncio el Evangelio, no tengo por qué gloriarme porque me es impuesta obligación; porque ¡ay de mí si no anunciare el Evangelio!
Porque si hago esto voluntariamente, tengo recompensa; pero si {lo hago} en contra de mi voluntad, un encargo se me ha confiado.
Ni el ojo puede decir a la mano: No te necesito; ni asimismo la cabeza a los pies: No tengo necesidad de vosotros.
Si yo hablara lenguas humanas y angélicas, y no tengo caridad, soy como metal que resuena, o címbalo que retiñe.
Y si tuviera profecía, y entendiera todos los misterios y toda ciencia; y si tuviera toda la fe, de tal manera que traspasara los montes, y no tengo caridad, nada soy.
Y si repartiera toda mi hacienda para dar de comer a los pobres, y si entregara mi cuerpo para ser quemado, y no tengo caridad, de nada me sirve.
Cada día trago la muerte por mantenerme en la gloriación de haberles enseñado, la cual tengo en Cristo Jesús Señor nuestro.
Y a vosotros iré, cuando hubiere pasado por Macedonia, porque por Macedonia tengo que pasar.
Porque por la mucha tribulación y angustia del corazón os escribí con muchas lágrimas; no para que fuerais contristados, sino para que conocieseis cuánta más caridad tengo para con vosotros.
Mucho atrevimiento tengo para con vosotros, mucho me glorío de vosotros; lleno estoy de consolación, sobre-abundo de gozo en todas nuestras tribulaciones.
Me gozo de que en todo tengo confianza en vosotros.
Y enviamos con ellos a nuestro hermano, la diligencia del cual hemos comprobado muchas veces en muchas cosas, y ahora mucho más diligente por la mucha confianza que tengo en vosotros.
Lo digo en cuanto a la afrenta, como si nosotros hubiéramos sido flacos (en esta parte). Pero en lo que otro tuviere osadía (hablo con locura), también yo tengo osadía.
Si tengo que gloriarme, me gloriaré en cuanto a mi debilidad.
Pero de aquellos que parecían ser algo (cuales hayan sido en algún tiempo, no tengo que ver; Dios no acepta apariencia de hombre), a mí ciertamente los que parecían ser algo, nada me dieron.
Yo tengo confianza respecto a vosotros en el Señor de que no optaréis por otro punto de vista; pero el que os perturba llevará su castigo, quienquiera que sea.
como me es justo sentir esto de todos vosotros, por cuanto os tengo en el corazón; y en mis prisiones, y en la defensa y confirmación del Evangelio, sois todos vosotros compañeros de mi gracia.
Porque a ninguno tengo tan unánime, y que con sincera afición esté solícito por vosotros.
Aunque yo tengo también de qué confiar en la carne. Si alguno parece que tiene de qué confiar en la carne, yo más que nadie.
Y ciertamente, aun aprecio todas las cosas como pérdida por el eminente conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por quien lo he perdido todo, y lo tengo por estiércol, para ganar a Cristo,
No lo digo en razón de indigencia, pues he aprendido a contentarme con lo que tengo.
Pero todo lo he recibido, y tengo abundancia; estoy lleno, habiendo recibido de Epafrodito lo que enviasteis, olor de suavidad, sacrificio acepto, agradable a Dios.
Porque quiero que sepáis cuán grande solicitud tengo por vosotros, y por los que están en Laodicea, y por todos los que nunca vieron mi rostro en carne;
Doy gracias a Dios, al cual sirvo desde mis mayores con limpia conciencia, de que sin cesar tengo memoria de ti en mis oraciones noche y día;
Porque tengo presente la fe sincera {que hay} en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida y {en} tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti también.
Por lo cual, aunque tengo mucha resolución en Cristo de mandarte en lo que te conviene,
no obstante, por causa del amor {que te tengo, te} ruego, siendo como soy, Pablo, anciano, y ahora también prisionero de Cristo Jesús,
Y asimismo prepárame también alojamiento; porque espero que por vuestras oraciones os tengo de ser concedido.
Mas alguno dirá: Tú tienes la fe, y yo tengo las obras; muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras.
Porque tengo por justo, (en tanto que estoy en este tabernáculo), de incitaros con amonestación,
sabiendo que brevemente tengo que dejar este mi tabernáculo, como nuestro Señor Jesucristo me ha declarado.
Porque Él recibió de Dios Padre honor y gloria, cuando le fue enviada desde la magnífica gloria una gran voz que decía: Éste es mi Hijo amado, en el cual tengo contentamiento.
Aunque tengo muchas cosas que escribiros, no las he querido escribir por papel y tinta; mas yo espero ir a vosotros, y hablar cara a cara, para que nuestro gozo sea cumplido.
No tengo yo mayor gozo que éste, el oír que mis hijos andan en la verdad.
y el que vivo, y he sido muerto; y he aquí que vivo para siempre jamás, Amén. Y tengo las llaves del Hades y de la muerte.
Pero tengo contra ti que has dejado tu primer amor, la caridad.
Pero tengo unas pocas cosas contra ti: porque tú tienes ahí los que tienen la doctrina de Balaam, el cual enseñaba a Balac a poner escándalo delante de los hijos de Israel, a comer de cosas sacrificadas a los ídolos, y a cometer fornicación.
Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que permites aquella mujer, Jezabel, (que se dice profetisa) enseñar, y engañar a mis siervos, a fornicar, y a comer cosas ofrecidas a los ídolos.
Porque tú dices: Yo soy rico, y estoy enriquecido, y no tengo necesidad de ninguna cosa; y no conoces que tú eres un desventurado y miserable y pobre y ciego y desnudo;
Resultados de Búsqueda por Versiones
Resultados de Búsqueda por Libro
- Génesis (15)
- Éxodo (4)
- Números (2)
- Deuteronomio (3)
- Josué (1)
- Jueces (10)
- Rut (4)
- 1 Samuel (5)
- 2 Samuel (9)
- 1 Reyes (5)
- 2 Reyes (11)
- 1 Crónicas (1)
- 2 Crónicas (5)
- Job (12)
- Salmos (15)
- Proverbios (3)
- Eclesiastés (2)
- Cantares (1)
- Isaías (13)
- Jeremías (10)
- Lamentaciones (1)
- Ezequiel (4)
- Daniel (2)
- Oseas (3)
- Joel (1)
- Amós (1)
- Jonás (1)
- Habacuc (1)
- Malaquías (1)