'Unos' en la Biblia
Y de ellos había unos varones de Chipre y de Cirene, los cuales, cuando entraron en Antioquía, hablaron a los griegos, predicando el evangelio del Señor Jesús.
Y en aquellos días descendieron unos profetas de Jerusalén a Antioquía.
Pero la gente de la ciudad estaba dividida; y unos estaban con los judíos, y otros con los apóstoles.
Pero los judíos que no eran creyentes, llenos de envidia, tomaron consigo a unos hombres perversos, de lo peor, y juntando una turba, alborotaron la ciudad; y asaltando la casa de Jasón, procuraban sacarlos al pueblo.
Y ciertos filósofos de los epicúreos y de los estoicos, disputaban con él; y unos decían: ¿Qué querrá decir este palabrero? Y otros: Parece que es predicador de dioses extraños; porque les predicaba a Jesús y la resurrección.
Y cuando oyeron de la resurrección de los muertos, unos se burlaban, y otros decían: Te oiremos acerca de esto en otra ocasión.
Unos, pues, gritaban una cosa, y otros otra; porque la concurrencia estaba confusa, y la mayoría de ellos no sabían por qué se habían reunido.
Que si Demetrio y los artífices que están con él tienen pleito contra alguno, audiencias se hacen, y procónsules hay; acúsense unos a otros.
Y abrazándonos unos a otros, subimos al barco, y ellos se volvieron a sus casas.
Pero entre la multitud, unos gritaban una cosa, y otros otra; y como no podía entender nada de cierto a causa del alboroto, le mandó llevar a la fortaleza.
Y en esto, unos judíos de Asia me hallaron purificado en el templo no con multitud ni con alboroto;
Y como los bárbaros vieron la serpiente venenosa colgando de su mano, se decían unos a otros: Ciertamente este hombre es homicida, a quien, escapado del mar, la justicia no deja vivir.
y de la misma manera también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo cosas nefandas hombres con hombres, recibiendo en sí mismos la recompensa que convino a su extravío.
mostrando ellos, la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio su conciencia y sus pensamientos, acusándose o aun excusándose unos a otros,
así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros.
Amaos los unos a los otros con amor fraternal, en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros.
No debáis a nadie nada, sino amaos unos a otros, porque el que ama a su prójimo, ha cumplido la ley.
Por tanto, ya no nos juzguemos los unos a los otros, antes bien, juzgad esto; que nadie ponga tropiezo u ocasión de caer al hermano.
Así que, sigamos lo que ayuda a la paz y a la edificación de los unos a los otros.
Por tanto, recibíos los unos a los otros, como también Cristo nos recibió para gloria de Dios.
Y también yo mismo tengo confianza de vosotros, hermanos míos, que también vosotros estáis llenos de bondad, llenos de todo conocimiento, de manera que podéis amonestaros los unos a los otros.
Saludaos unos a otros con ósculo santo. Os saludan las iglesias de Cristo.
Así que, hermanos míos, cuando os reunís a comer, esperaos unos a otros.
para que no haya desavenencia en el cuerpo, sino que los miembros todos se preocupen los unos por los otros.
Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, lo segundo profetas, lo tercero maestros; luego milagros; después dones de sanidades, ayudas, gobernaciones, diversidad de lenguas.
Os saludan todos los hermanos. Saludaos los unos a los otros con ósculo santo.
Saludaos los unos a los otros con ósculo santo.
Porque antes que viniesen unos de parte de Jacobo, él comía con los gentiles, mas cuando vinieron, se retraía y se apartaba, teniendo miedo de los que eran de la circuncisión.
Porque vosotros, hermanos, a libertad habéis sido llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino por amor servíos los unos a los otros.
Mas si os mordéis y devoráis los unos a los otros, mirad que no os consumáis los unos a los otros.
No nos hagamos vanagloriosos, irritándonos unos a otros, envidiándonos unos a otros.
Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo.
con toda humildad y mansedumbre, con paciencia soportándoos los unos a los otros en amor,
Y Él mismo dio a unos, apóstoles; y a unos, profetas; y a unos, evangelistas; y a unos, pastores y maestros;
Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros.
y sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como también Dios en Cristo os perdonó.
Sujetaos los unos a los otros en el temor de Dios.
Los unos predican a Cristo por contención, no sinceramente, pensando añadir aflicción a mis prisiones;
Nada hagáis por contienda o vanagloria; antes bien con humildad, estimándoos unos a otros como superiores a sí mismos,
No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos;
soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros. Si alguno tuviere queja contra otro, de la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros.
La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros en toda sabiduría, enseñándoos y exhortándoos unos a otros con salmos, e himnos, y cánticos espirituales, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor.
Y el Señor os haga crecer y abundar en amor unos para con otros y para con todos, como también lo hacemos nosotros para con vosotros;
Pero acerca del amor fraternal no tenéis necesidad de que os escriba; porque vosotros mismos habéis aprendido de Dios que os améis unos a otros;
Por tanto, consolaos unos a otros con estas palabras.
Por lo cual, consolaos unos a otros, y edificaos unos a otros, así como lo hacéis.
Mirad que ninguno pague a otro mal por mal; antes seguid lo bueno siempre unos para con otros, y para con todos.
Debemos siempre dar gracias a Dios por vosotros, hermanos, como es digno, por cuanto vuestra fe va creciendo sobremanera, y el amor de cada uno de vosotros, abunda más y más de unos para con otros;
Pero en una casa grande, no sólo hay vasos de oro y de plata, sino también de madera y de barro; y asimismo unos para honra, y otros para deshonra.
Porque nosotros también éramos en otro tiempo insensatos, rebeldes, extraviados, esclavos de concupiscencias y diversos placeres, viviendo en malicia y envidia, aborrecibles, aborreciéndonos unos a otros.
antes exhortaos los unos a los otros cada día, entre tanto que se dice: Hoy; para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado.
y considerémonos unos a otros para provocarnos al amor y a las buenas obras;
no dejando nuestra congregación, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos unos a otros; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.
Hermanos, no habléis mal los unos de los otros. El que habla mal de su hermano, y juzga a su hermano, este tal habla mal de la ley, y juzga la ley; pero si tú juzgas a la ley, no eres hacedor de la ley, sino juez.
Hermanos, no os quejéis unos contra otros, para que no seáis condenados; he aquí el Juez está a la puerta.
Confesaos vuestras faltas unos a otros, y rogad los unos por los otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo, puede mucho.
Habiendo purificado vuestras almas en la obediencia de la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro;
Hospedaos los unos a los otros sin murmuraciones.
Igualmente, jóvenes, sujetaos a los ancianos; y todos sujetaos unos a otros, y vestíos de humildad; porque Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes.
Saludaos unos a otros con ósculo de amor. Paz a todos vosotros los que estáis en Cristo Jesús. Amén.
mas si andamos en luz, como Él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.
Porque, éste es el mensaje que habéis oído desde el principio: Que nos amemos unos a otros.
Y éste es su mandamiento: Que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y nos amemos unos a otros como nos lo ha mandado.
Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo el que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios.
Amados, si Dios así nos ha amado, debemos también nosotros amarnos unos a otros.
A Dios nadie le vio jamás. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor se perfecciona en nosotros.
Y ahora te ruego, señora, no como escribiéndote un mandamiento nuevo, sino aquel que hemos tenido desde el principio, que nos amemos unos a otros.
Y salió otro caballo, bermejo; y al que estaba sentado sobre él le fue dado poder de quitar la paz de la tierra, y que se matasen unos a otros; y le fue dada una grande espada.
Y los moradores de la tierra se regocijarán sobre ellos, y se alegrarán, y se enviarán dones unos a otros; porque estos dos profetas han atormentado a los que moran sobre la tierra.
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