Todas son sinceras para el que entiende, Y rectas para los que han hallado conocimiento.

El SEÑOR me poseyó al principio de Su camino, Antes de Sus obras de tiempos pasados.

Reciban mi instrucción y no la plata, Y conocimiento antes que el oro escogido,

Porque mejor es la sabiduría que las joyas, Y todas las cosas deseables no pueden compararse con ella.

Yo, la sabiduría, habito con la prudencia, Y he hallado conocimiento {y} discreción.

Por mí gobiernan los príncipes y los nobles, Todos los que juzgan con justicia.

Mío es el consejo y la prudencia, Yo soy la inteligencia, el poder es mío.

Por mí reinan los reyes, Y los gobernantes decretan justicia.

Conmigo están las riquezas y el honor, La fortuna duradera y la justicia.

Yo ando por el camino de la justicia, Por en medio de las sendas del derecho,

Mi fruto es mejor que el oro, que el oro puro, Y mi ganancia {es mejor} que la plata escogida.

Desde la eternidad fui establecida, Desde el principio, desde los orígenes de la tierra.

Cuando estableció los cielos, allí estaba yo; Cuando trazó un círculo sobre la superficie del abismo,

Cuando no había abismos fui engendrada, Cuando no había manantiales abundantes en aguas.

Escuchen, porque hablaré cosas excelentes, Y con el abrir de mis labios rectitud.

Conforme a la justicia son todas las palabras de mi boca, No hay en ellas nada torcido ni perverso.

Para otorgar heredad a los que me aman Y {así} llenar sus tesoros.

Oh simples, aprendan prudencia; Y ustedes, necios, aprendan sabiduría.

Porque mi boca proferirá la verdad, Abominación a mis labios es la impiedad.

En la cima de las alturas, junto al camino, Donde cruzan las sendas, se coloca;

Yo estaba entonces junto a El, {como} arquitecto; Yo era {Su} delicia de día en día, Regocijándome en todo tiempo en Su presencia,

Cuando El no había hecho aún la tierra y los campos, Ni el polvo primero del mundo.

Junto a las puertas, a la salida de la ciudad, En el umbral de las puertas, da voces:

Antes que los montes fueran asentados, Antes que las colinas, fui engendrada,

``Oh hombres, a ustedes clamo, Para los hijos de los hombres es mi voz.

Cuando al mar puso sus límites Para que las aguas no transgredieran Su mandato, Cuando señaló los cimientos de la tierra,

Cuando arriba afirmó los cielos, Cuando las fuentes del abismo se afianzaron,

Regocijándome en el mundo, {en} Su tierra, Y {teniendo} mis delicias con los hijos de los hombres.

El temor del SEÑOR es aborrecer el mal. El orgullo, la arrogancia, el mal camino Y la boca perversa, yo aborrezco.

¿No clama la sabiduría, Y levanta su voz la prudencia?

Bienaventurado el hombre que me escucha, Velando a mis puertas día a día, Aguardando en los postes de mi entrada.

Amo a los que me aman, Y los que me buscan con diligencia me hallarán.

Ahora pues, hijos, escúchenme, Porque bienaventurados son los que guardan mis caminos.

Pero el que peca contra mí, a sí mismo se daña; Todos los que me odian, aman la muerte."

Porque el que me halla, halla la vida Y alcanza el favor del SEÑOR.

Escuchen la instrucción y sean sabios, Y no {la} desprecien.