'Conmigo' en la Biblia
El que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge, derrama.
Y Jesús llamando á sus discípulos, dijo: Tengo lástima de la gente, que ya hace tres días que perseveran conmigo, y no tienen qué comer; y enviarlos ayunos no quiero, porque no desmayen en el camino.
Entonces aquel siervo, postrado, le adoraba, diciendo: Señor, ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo.
Entonces su consiervo, postrándose á sus pies, le rogaba, diciendo: Ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo.
Y él respondiendo, dijo á uno de ellos: Amigo, no te hago agravio; ¿no te concertaste conmigo por un denario?
Y entendiéndolo Jesús, les dijo: ¿Por qué dais pena á esta mujer? Pues ha hecho conmigo buena obra.
Entonces él respondiendo, dijo: El que mete la mano conmigo en el plato, ése me ha de entregar.
Entonces Jesús les dice: Mi alma está muy triste hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo.
Y vino á sus discípulos, y los halló durmiendo, y dijo á Pedro: ¿Así no habéis podido velar conmigo una hora?
Y clamando á gran voz, dijo: ¿Qué tienes conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te conjuro por Dios que no me atormentes.
Tengo compasión de la multitud, porque ya hace tres días que están conmigo, y no tienen qué comer:
Y como se sentaron á la mesa y comiesen, dice Jesús: De cierto os digo que uno de vosotros, que come conmigo, me ha de entregar.
Y él respondiendo les dijo: Es uno de los doce que moja conmigo en el plato.
Y el de dentro respondiendo, dijere: No me seas molesto; la puerta está ya cerrada, y mis niños están conmigo en cama; no puedo levantarme, y darte?
El que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge, desparrama.
Y díjole uno de la compañía: Maestro, di á mi hermano que parta conmigo la herencia.
El entonces le dijo: Hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas.
Con todo eso, he aquí la mano del que me entrega, conmigo en la mesa.
Empero vosotros sois los que habéis permanecido conmigo en mis tentaciones:
Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo, que hoy estarás conmigo en el paraíso.
Si recibe el hombre la circuncisión en sábado, para que la ley de Moisés no sea quebrantada, ¿os enojáis conmigo porque en sábado hice sano todo un hombre?
Porque el que me envió, conmigo está; no me ha dejado solo el Padre; porque yo, lo que á él agrada, hago siempre.
Dícele Pedro: No me lavarás los pies jamás. Respondióle Jesús: Si no te lavare, no tendrás parte conmigo.
No hablo de todos vosotros: yo sé los que he elegido: mas para que se cumpla la Escritura: El que come pan conmigo, levantó contra mí su calcañar.
Y vosotros daréis testimonio, porque estáis conmigo desde el principio.
He aquí, la hora viene, y ha venido, que seréis esparcidos cada uno por su parte, y me dejaréis solo: mas no estoy solo, porque el Padre está conmigo.
Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, ellos estén también conmigo; para que vean mi gloria que me has dado: por cuanto me has amado desde antes de la constitución del mundo.
Y el Espíritu me dijo que fuese con ellos sin dudar. Y vinieron también conmigo estos seis hermanos, y entramos en casa de un varón,
Antes vosotros sabéis que para lo que me ha sido necesario, y á los que están conmigo, estas manos me han servido.
Y los que estaban conmigo vieron á la verdad la luz, y se espantaron; mas no oyeron la voz del que hablaba conmigo.
Y como yo no viese por causa de la claridad de la luz, llevado de la mano por los que estaban conmigo, vine á Damasco.
En mitad del día, oh rey, vi en el camino una luz del cielo, que sobrepujaba el resplandor del sol, la cual me rodeó y á los que iban conmigo.
Porque esta noche ha estado conmigo el ángel del Dios del cual yo soy, y al cual sirvo,
Mas yo de nada de esto me aproveché: ni tampoco he escrito esto para que se haga así conmigo; porque tengo por mejor morir, antes que nadie haga vana esta mi gloria.
Empero por la gracia de Dios soy lo que soy: y su gracia no ha sido en vano para conmigo; antes he trabajado más que todos ellos: pero no yo, sino la gracia de Dios que fué conmigo.
Y si fuere digno el negocio de que yo también vaya, irán conmigo.
ESTO pues determiné para conmigo, no venir otra vez á vosotros con tristeza.
No sea que, si vinieren conmigo Macedonios, y os hallaren desapercibidos, nos avergoncemos nosotros, por no decir vosotros, de este firme gloriarnos.
Y todos los hermanos que están conmigo, á las iglesias de Galacia:
DESPUÉS, pasados catorce años, fuí otra vez á Jerusalem juntamente con Bernabé, tomando también conmigo á Tito.
Mas ni aun Tito, que estaba conmigo, siendo Griego, fué compelido á circuncidarse.
Y asimismo gozaos también vosotros, y regocijaos conmigo.
Pero la experiencia de él habéis conocido, que como hijo á padre ha servido conmigo en el evangelio.
Asimismo te ruego también á ti, hermano compañero, ayuda á las que trabajaron juntamente conmigo en el evangelio, con Clemente también, y los demás mis colaboradores, cuyos nombres están en el libro de la vida.
Saludad á todos los santos en Cristo Jesús. Los hermanos que están conmigo os saludan.
Lucas solo está conmigo. Toma á Marcos, y traéle contigo; porque me es útil para el ministerio.
Todos los que están conmigo te saludan. Saluda á los que nos aman en la fe. La gracia sea con todos vosotros. Amén.
Yo quisiera detenerle conmigo, para que en lugar de ti me sirviese en las prisiones del evangelio;
Porque de mis prisiones también os resentisteis conmigo, y el robo de vuestros bienes padecisteis con gozo, conociendo que tenéis en vosotros una mejor sustancia en los cielos, y que permanece.
Y me volví á ver la voz que hablaba conmigo: y vuelto, vi siete candeleros de oro;
Mas tienes unas pocas personas en Sardis que no han ensuciado sus vestiduras: y andarán conmigo en vestiduras blancas; porque son dignos.
He aquí, yo estoy á la puerta y llamo: si alguno oyere mi voz y abriere la puerta, entraré á él, y cenaré con él, y él conmigo.
Al que venciere, yo le daré que se siente conmigo en mi trono; así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono.
DESPUÉS de estas cosas miré, y he aquí una puerta abierta en el cielo: y la primera voz que oí, era como de trompeta que hablaba conmigo, diciendo: Sube acá, y yo te mostraré las cosas que han de ser después de éstas.
Y la voz que oí del cielo hablaba otra vez conmigo, y decía: Ve, y toma el librito abierto de la mano del ángel que está sobre el mar y sobre la tierra.
Y VINO uno de los siete ángeles que tenían las siete copas, y habló conmigo, diciéndome: Ven acá, y te mostraré la condenación de la grande ramera, la cual está sentada sobre muchas aguas:
Y vino á mí uno de los siete ángeles que tenían las siete copas llenas de las siete postreras plagas, y habló conmigo, diciendo: Ven acá, yo te mostraré la esposa, mujer del Cordero.
Y el que hablaba conmigo, tenía una medida de una caña de oro para medir la ciudad, y sus puertas, y su muro.
Y he aquí, yo vengo presto, y mi galardón conmigo, para recompensar á cada uno según fuere su obra.
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