'Es' en la Biblia
Perezca el día en que yo fui nacido, y la noche que dijo: Varón es concebido.
Allí está el chico y el grande; allí es el siervo libre de su señor.
Mas ahora que a ti te ha venido, te es molesto; y cuando ha llegado hasta ti, te turbas.
¿No es éste tu temor, tu confianza, tu esperanza, y la integridad de tus caminos?
Es cierto que al loco la ira lo mata, y al codicioso consume la envidia.
Que prende a los sabios en su propia prudencia, y el consejo de sus adversarios es entontecido.
Que es esperanza al menesteroso, y la iniquidad cerró su boca.
He aquí, que bienaventurado es el hombre a quien Dios castiga; por tanto no menosprecies la corrección del Todopoderoso.
Porque él es el que hace la plaga, y él la ligará; él hiere, y sus manos curan.
Y entenderás que tu simiente es mucha, y tus renuevos como la hierba de la tierra.
He aquí lo que hemos inquirido, lo cual es así: Oyelo, y juzga tú para contigo.
Y en esto crecería aún consolación, si me asare con dolor sin haber misericordia; no que haya contradicho las palabras del que es Santo.
¿Cuál es mi fortaleza para esperar aún? ¿Y cuál mi fin para dilatar mi vida?
¿Es mi fortaleza la de las piedras? O mi carne, ¿es de acero?
Acuérdate que mi vida es un viento, y que mis ojos no volverán para ver el bien.
¿Qué es el hombre, para que lo engrandezcas, y que pongas sobre él tu corazón,
Porque su esperanza será cortada, y su confianza es casa de araña.
Ciertamente yo conozco que es así; ¿y cómo se justificará el hombre con Dios?
El es sabio de corazón, y fuerte en fuerza, ¿quién se endureció contra él, y quedó en paz?
Si habláramos de su potencia, fuerte por cierto es; si de su juicio, ¿quién me emplazará?
Una cosa resta es a saber que yo diga: Al perfecto y al impío él los consume.
Si es azote, mate de repente, y no se ría de la prueba de los inocentes.
La tierra es entregada en manos de los impíos, y él cubre el rostro de sus jueces. Si no es él el que lo hace, ¿quién es? ¿Dónde está?
Porque no es hombre como yo, para que yo le responda, y vengamos juntamente a juicio.
Mi alma es cortada en mi vida; por tanto soltaré mi queja sobre mí, y hablaré con amargura de mi alma.
Tú dices: Mi doctrina es pura, y yo soy limpio delante de tus ojos.
Es más alto que los cielos; ¿qué harás? Es más profundo que el Seol; ¿cómo lo conocerás?
Su dimensión es más larga que la tierra, y más ancha que el mar.
El que invoca a Dios, y él le responde, es burlado de su amigo; y el justo y perfecto es escarnecido.
La antorcha es tenida en poco en el pensamiento del próspero; la cual se aparejó contra las caídas de los pies.
Con él está la sabiduría y la fortaleza; suyo es el consejo y la inteligencia.
Con él está la fortaleza y la existencia; suyo es el que yerra, y el que hace errar.
¿Quién es el que pleiteará conmigo? Porque si ahora yo callara, moriría.
que sale como una flor abierta y es cortado; y huye como la sombra, y no permanece.
¿Qué cosa es el hombre para que sea limpio, y que se justifique el nacido de mujer?
Todos los días del impío, él es atormentado de dolor, y el número de años es escondido al violento.
¿Tendrán fin las palabras ventosas? O ¿qué es lo que te anima a responder?
Tú me has arrugado; el testigo es mi delgadez, que se levanta contra mí para testificar en mi rostro.
Ciertamente tales son las moradas del impío, y éste es el lugar del que no conoció a Dios.
que la alegría de los impíos es breve, y el gozo del hipócrita por un momento?
como su mismo estiércol perecerá para siempre; los que le hubieren visto, dirán: ¿Qué es de él?
Esta es la parte que Dios apareja al hombre impío, y la heredad que Dios le señala por su palabra.
¿Por ventura quejo a algún hombre? Y si es así ¿por qué no se ha de angustiar mi espíritu?
¿Quién es el Todopoderoso, para que le sirvamos? ¿Y de qué nos aprovechará que oremos a él?
¡Oh cuántas veces el candil de los impíos es apagado, y viene sobre ellos su contrición, y con su ira Dios les reparte dolores!
Porque decís: ¿Qué es de la casa del príncipe, y qué de la tienda de las moradas de los impíos?
Que el malo es guardado para el día de la destrucción, para el día de las iras son llevados.
¿Por ventura traerá el hombre provecho a Dios? Porque para sí mismo es provechoso el sabio.
Hoy también hablaré con amargura; que es más grave mi llaga que mi gemido.
Por tanto él acabará lo que me es necesario; y muchas cosas como éstas hay en él.
He aquí, como asnos monteses en el desierto, salen a su obra madrugando para robar; el desierto es su mantenimiento y de sus hijos.
A la luz se levanta el homicida, mata al pobre y al necesitado, y de noche es como ladrón.
Porque la mañana es a todos ellos como sombra de muerte; si son conocidos, terrores de sombra de muerte los toman.
Son livianos sobre las aguas; su porción es maldita en la tierra; nunca vienen por el camino de las viñas.
Y si no es así, ¿quién me desmentirá ahora, o reducirá a nada mis palabras?
¿Cuánto menos el hombre que es un gusano, y el hijo de hombre, también gusano?
¿A quién has anunciado palabras, y de quién es el espíritu que de ti sale?
El Seol es descubierto delante de él, y el infierno no tiene cobertura.
He aquí, éstas son partes de sus caminos; ¡y cuán poco es lo que hemos oído de él! Porque el estruendo de sus fortalezas, ¿quién lo entenderá?
Porque ¿cuál es la esperanza del hipócrita, por mucho que hubiere robado, cuando Dios arrebatare su alma?
Esta es para con Dios la suerte del hombre impío, y la herencia que los violentos han de recibir del Omnipotente.
El hierro es tomado del polvo, y de la piedra es fundido el bronce.
De coral ni de perlas no se hará mención; la sabiduría es mejor que las piedras preciosas.
Porque encubierta está a los ojos de todo viviente, y a toda ave del cielo es oculta.
Y dijo al hombre: He aquí que el temor del Señor es la sabiduría, y el apartarse del mal el entendimiento.
Con la grandeza de la fuerza del dolor mi vestidura es mudada; me ciñe como el cuello de mi ropa.
Porque es fuego que devoraría hasta el Seol, y desarraigaría toda mi hacienda.
¡quién me diera quien me oyere! He aquí mi señal es que el Omnipotente testificará por mí, aunque mi adversario me hubiera escrito los cargos.
He aquí en esto no has hablado justamente; yo te responderé que mayor es Dios que el hombre.
También sobre su cama es castigado con dolor fuerte en todos sus huesos,
En mi juicio fue mentiroso, mi saeta es gravosa sin haber yo prevaricado.
Cuánto menos a aquel que no hace acepción de personas de príncipes, ni el rico es de él más respetado que el pobre; porque todos son obras de sus manos.
Porque de Dios es decir: Yo perdoné, no destruiré.
He aquí que Dios es grande, y no aborrece; fuerte es en virtud de corazón.
Por lo cual de temer es que no te quite con golpe, el cual no puedas apartar de ti con gran rescate.
He aquí que Dios es excelso con su potencia; ¿qué enseñador semejante a él?
He aquí, Dios es grande, y nosotros no le conocemos; ni se puede rastrear el número de sus años.
El es Todopoderoso, al cual no alcanzamos; grande en potencia, y en juicio, y en multitud de justicia no aflige.
¿Quién es ese que oscurece el consejo con palabras sin conocimiento?
Es transformado como lodo al sello, y luego se para como vestidura;
mas la luz de los impíos es quitada de ellos, y el brazo enaltecido es quebrantado.
¿Por ventura le harás tú saltar como a alguna langosta? El resoplido de su nariz es formidable;
¿Es por ventura sabiduría contender con el Omnipotente? El que disputa con Dios, responda a esto.
El es el comienzo de los caminos de Dios; el que lo hizo, acercará a él su espada.
¿Quién me ha anticipado, para que yo restituya? Todo lo que hay debajo del cielo es mío.
En su cerviz mora la fortaleza, y delante de él es deshecho el trabajo.
Su corazón es firme como una piedra, y fuerte como una pieza de la muela de abajo.
En pos de sí hace resplandecer la senda, que parece que el mar es cano.
Menosprecia toda cosa alta; es rey sobre todos los hijos de la soberbia.
¿Quién es el que esconde el consejo sin conocimiento? Por tanto yo denunciaba lo que no entendía; cosas maravillosas, que no las sabía.