'Muchacho' en la Biblia
Entonces dijo Dios a Abraham: No te parezca grave a causa del muchacho y de tu sierva; en todo lo que te dijere Sara, oye su voz, porque en Isaac te será llamada descendencia.
Entonces Abraham se levantó muy de mañana, y tomó pan, y un odre de agua, y lo dio a Agar, poniéndolo sobre su hombro, y le entregó el muchacho, y la despidió. Y ella partió, y andaba errante por el desierto de Beerseba.
Y faltó el agua del odre, y echó al muchacho debajo de un árbol;
Y se fue y se sentó enfrente, alejándose como a un tiro de arco; porque decía: No veré cuando el muchacho morirá: y se sentó enfrente, y alzó su voz y lloró.
Y oyó Dios la voz del muchacho; y el Ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo, y le dijo: ¿Qué tienes, Agar? No temas; porque Dios ha oído la voz del muchacho en donde está.
Levántate, alza al muchacho, y tómalo en tus manos, porque haré de él una gran nación.
Entonces abrió Dios sus ojos, y vio una fuente de agua; y fue, y llenó el odre de agua, y dio de beber al muchacho.
Y Dios fue con el muchacho; y creció, y habitó en el desierto, y fue tirador de arco.
Entonces dijo Abraham a sus siervos: Esperaos aquí con el asno, y yo y el muchacho iremos hasta allí, y adoraremos, y volveremos a vosotros.
Y dijo: No extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada; que ya conozco que temes a Dios, pues que no me rehusaste tu hijo, tu único;
Y dijo a Jeter su primogénito: Levántate, y mátalos. Mas el joven no desenvainó su espada, porque tenía temor; pues aún era muchacho.
Y aconteció que por la mañana Jonatán salió al campo, al tiempo aplazado con David, y un muchacho pequeño con él.
Y dijo al muchacho: Corre y busca las saetas que yo tirare. Y como el muchacho iba corriendo, él tiró la saeta de modo que pasara más allá de él.
Y llegando el muchacho adonde estaba la saeta que Jonatán había tirado, Jonatán dio voces tras el muchacho, diciendo: ¿No está la saeta más allá de ti?
Y volvió a gritar Jonatán tras el muchacho: Date prisa, aligera, no te detengas. Y el muchacho de Jonatán tomó las saetas, y vino a su señor.
Pero el muchacho ninguna cosa entendió; solamente Jonatán y David entendían el asunto.
Luego dio Jonatán sus armas a su muchacho, y le dijo: Vete y llévalas a la ciudad.
Y luego que el muchacho se hubo ido, se levantó David del lado del sur, y se inclinó tres veces postrándose hasta la tierra: y besándose el uno al otro, lloraron el uno con el otro, aunque David lloró más.
Hadad huyó, y con él algunos varones edomitas de los siervos de su padre, y se fue a Egipto, siendo Hadad aún un muchacho.
Y dijo David: Salomón mi hijo es muchacho y tierno, y la casa que se ha de edificar a Jehová ha de ser magnífica por excelencia, para nombre y honra en todas las naciones; ahora, pues, yo le prepararé lo necesario. Y David antes de su muerte hizo grandes preparativos.
A los ocho años de su reinado, siendo aún muchacho, comenzó a buscar al Dios de David su padre; y a los doce años comenzó a limpiar a Judá y a Jerusalén de los lugares altos, de las imágenes de Asera, de las esculturas, y de las imágenes de fundición.
Aun el muchacho es conocido por sus hechos, si su obra fuere limpia y recta.
La necedad está ligada al corazón del muchacho; mas la vara de la corrección la alejará de él.
No rehúses corregir al muchacho; porque si lo castigas con vara, no morirá.
La vara y la corrección dan sabiduría; mas el muchacho consentido avergonzará a su madre.
Mejor es el muchacho pobre y sabio, que el rey viejo y fatuo que no admite consejo.
Vi a todos los vivientes debajo del sol caminando con el muchacho, sucesor, que estará en lugar de aquél.
¡Ay de ti, tierra, cuando tu rey es muchacho, y tus príncipes banquetean de mañana!
Cuando Israel era muchacho, yo lo amé, y de Egipto llamé a mi hijo.
Y reprendió Jesús al demonio, el cual salió del muchacho, y éste quedó sano desde aquella hora.
Y al instante el padre del muchacho, clamando con lágrimas, dijo: Señor, creo, ayuda mi incredulidad.
Y cuando aun se iba acercando, el demonio le derribó y le sacudió violentamente; mas Jesús reprendió al espíritu inmundo, y sanó al muchacho, y lo devolvió a su padre.
Un muchacho está aquí que tiene cinco panes de cebada y dos pececillos; pero ¿qué es esto entre tantos?