'Algunos' en la Biblia
Y mora con él algunos días, hasta que el enojo de tu hermano se mitigue;
Mas ellos no obedecieron á Moisés, sino que algunos dejaron de ello para otro día, y crió gusanos, y pudrióse; y enojóse contra ellos Moisés.
Y aconteció que algunos del pueblo salieron en el séptimo día á recoger, y no hallaron.
Además, si algunos riñeren, y alguno hiriere á su prójimo con piedra ó con el puño, y no muriere, pero cayere en cama;
Si algunos riñeren, é hiriesen á mujer preñada, y ésta abortare, pero sin haber muerte, será penado conforme á lo que le impusiere el marido de la mujer y juzgaren los árbitros.
Y hubo algunos que estaban inmundos á causa de muerto, y no pudieron hacer la pascua aquel día; y llegaron delante de Moisés y delante de Aarón aquel día;
Entonces Moisés habló al pueblo, diciendo: Armaos algunos de vosotros para la guerra, é irán contra Madián, y harán la venganza de Jehová en Madián.
Las cuales, si se casaren con algunos de los hijos de las otras tribus de los hijos de Israel, la herencia de ellas será así desfalcada de la herencia de nuestros padres, y será añadida á la herencia de la tribu á que serán unidas: y será quitada de la su
CUANDO hubiere pleito entre algunos, y vinieren á juicio, y los juzgaren, y absolvieren al justo y condenaren al inicuo,
Cuando algunos riñeren juntos el uno con el otro, y llegare la mujer del uno para librar á su marido de mano del que le hiere, y metiere su mano y le trabare de sus vergüenzas;
Y dijo á los de Succoth: Yo os ruego que deis á la gente que me sigue algunos bocados de pan; porque están cansados, y yo persigo á Zeba y á Zalmunna, reyes de Madián.
Y volviendo después de algunos días para tomarla, apartóse para ver el cuerpo muerto del león, y he aquí en el cuerpo del león un enjambre de abejas, y un panal de miel.
Y saliendo los hijos de Benjamín contra el pueblo, alejados que fueron de la ciudad, comenzaron á herir algunos del pueblo, matando como las otras veces por los caminos, uno de los cuales sube á Beth-el, y el otro á Gabaa en el campo: y mataron unos trein
Y algunos de los Hebreos pasaron el Jordán á la tierra de Gad y de Galaad: y Saúl se estaba aún en Gilgal, y todo el pueblo iba tras él temblando.
Y fué el número de los días que David habitó en la tierra de los Filisteos, cuatro meses y algunos días.
Y dijeron los príncipes de los Filisteos: ¿Qué hacen aquí estos Hebreos? Y Achîs respondió á los príncipes de los Filisteos: ¿No es éste David, el siervo de Saúl rey de Israel, que ha estado conmigo algunos días ó algunos años, y no he hallado cosa en él
Partióse pues David, él y los seiscientos hombres que con él estaban, y vinieron hasta el torrente de Besor, donde se quedaron algunos.
Y saliendo luego los de la ciudad, pelearon con Joab, y cayeron algunos del pueblo de los siervos de David; y murió también Uría Hetheo.
Pero los flecheros tiraron contra tus siervos desde el muro, y murieron algunos de los siervos del rey; y murió también tu siervo Uría Hetheo.
He aquí él estará ahora escondido en alguna cueva, ó en otro lugar: y si al principio cayeren algunos de los tuyos, oirálo quien lo oyere, y dirá: El pueblo que sigue á Absalom ha sido derrotado.
Entonces huyó Adad, y con él algunos varones Idumeos de los siervos de su padre, y fuése á Egipto; era entonces Adad muchacho pequeño.
Pasados algunos días, secóse el arroyo; porque no había llovido sobre la tierra.
Algunos de estos tenían cargo de los vasos del ministerio, los cuales se metían por cuenta, y por cuenta se sacaban.
Y algunos de los hijos de los sacerdotes hacían los ungüentos aromáticos.
Y algunos de los hijos de Coath, y de sus hermanos, tenían el cargo de los panes de la proposición, los cuales ponían por orden cada sábado.
Asimismo algunos de los hijos de Benjamín y de Judá vinieron á David á la fortaleza.
También se pasaron á David algunos de Manasés, cuando vino con los Filisteos á la batalla contra Saúl, aunque no les ayudaron; porque los sátrapas de los Filisteos, habido consejo, lo despidieron, diciendo: Con nuestras cabezas se pasará á su señor Saúl.
Y enojado Asa contra el vidente, echólo en la casa de la cárcel, porque fué en extremo conmovido á causa de esto. Y oprimió Asa en aquel tiempo algunos del pueblo.
Y después de algunos años descendió á Achâb á Samaria; por lo que mató Achâb muchas ovejas y bueyes para él, y para la gente que con él venía: y persuadióle que fuese con él á Ramoth de Galaad.
Y puso también Josaphat en Jerusalem algunos de los Levitas y sacerdotes, y de los padres de familias de Israel, para el juicio de Jehová y para las causas. Y volviéronse á Jerusalem.
Y habido consejo con el pueblo, puso á algunos que cantasen á Jehová, y alabasen en la hermosura de la santidad, mientras que salía la gente armada, y dijesen: Glorificad á Jehová, porque su misericordia es para siempre.
Fué pues elevado Joram al reino de su padre; y luego que se hizo fuerte, mató á cuchillo á todos sus hermanos, y asimismo algunos de los príncipes de Israel.
Levantáronse entonces algunos varones de los principales de los hijos de Ephraim, Azarías hijo de Johanán, y Berechîas hijo de Mesillemoth, y Ezechîas hijo de Sallum, y Amasa hijo de Hadlai, contra los que venían de la guerra.
Con todo eso, algunos hombres de Aser, de Manasés, y de Zabulón, se humillaron, y vinieron á Jerusalem.
Y algunos de los cabezas de los padres, cuando vinieron á la casa de Jehová la cual estaba en Jerusalem, ofrecieron voluntariamente para la casa de Dios, para levantarla en su asiento.
Y fué que, como yo oí estas palabras, sentéme y lloré, y enlutéme por algunos días, y ayuné y oré delante del Dios de los cielos.
Y algunos de los príncipes de las familias dieron para la obra. El Tirsatha dió para el tesoro mil dracmas de oro, cincuenta tazones, y quinientas treinta vestiduras sacerdotales.
Y tocante á las aldeas y sus tierras, algunos de los hijos de Judá habitaron en Chîriat-arba y sus aldeas, y en Dibón y sus aldeas, y en Jecabseel y sus aldeas;
Y algunos de los Levitas, en los repartimientos de Judá y de Benjamín.
En aquellos días ví en Judá algunos que pisaban en lagares el sábado, y que acarreaban haces, y cargaban asnos con vino, y también de uvas, de higos, y toda suerte de carga, y traían á Jerusalem en día de sábado; y protesté les acerca del día que vendían
Sucedió pues, que cuando iba oscureciendo á las puertas de Jerusalem antes del sábado, dije que se cerrasen las puertas, y ordené que no las abriesen hasta después del sábado; y puse á las puertas algunos de mis criados, para que en día de sábado no entra
Y reñí con ellos, y maldíjelos, y herí algunos de ellos, y arranquéles los cabellos, y juramentélos, diciendo: No daréis vuestras hijas á sus hijos, y no tomaréis de sus hijas para vuestros hijos, ó para vosotros.
Cantadnos algunos de los himnos de Sión. ¿Cómo cantaremos canción de Jehová En tierra de extraños?
Asimismo todos los Judíos que estaban en Moab, y entre los hijos de Ammón, y en Edom, y los que estaban en todas las tierras, cuando oyeron decir como el rey de Babilonia había dejado algunos en la Judea, y que había puesto sobre ellos á Gedalías hijo de
Y ACONTECIO en el mes séptimo, que vino Ismael hijo de Nethanías, hijo de Elisama, de la simiente real, y algunos príncipes del rey, y diez hombres con él, á Gedalías hijo de Ahicam en Mizpa; y comieron pan juntos allí en Mizpa.
Y VINIERON á mí algunos de los ancianos de Israel, y sentáronse delante de mí.
Sin embargo, he aquí quedarán en ella algunos residuos, hijos é hijas, que serán llevados fuera: he aquí que ellos entrarán á vosotros, y veréis su camino y sus hechos; y tomaréis consolación del mal que hice venir sobre Jerusalem, de todas las cosas que
Y ACONTECIO en el año séptimo, en el mes quinto, á los diez del mes, que vinieron algunos de los ancianos de Israel á consultar á Jehová, y sentáronse delante de mí.
Por esto en el mismo tiempo algunos varones Caldeos se llegaron, y denunciaron de los Judíos.
Y yo Daniel fuí quebrantado, y estuve enfermo algunos días: y cuando convalecí, hice el negocio del rey; mas estaba espantado acerca de la visión, y no había quien la entendiese.
Y algunos de los sabios caerán para ser purgados, y limpiados, y emblanquecidos, hasta el tiempo determinado: porque aun para esto hay plazo.
Y á hablar á los sacerdotes que estaban en la casa de Jehová de los ejércitos, y á los profetas, diciendo: ¿Lloraremos en el mes quinto? ¿haremos abstinencia como hemos hecho ya algunos años?
Y he aquí, algunos de los escribas decían dentro de sí: Este blasfema.
Entonces respondiendo algunos de los escribas y de los Fariseos, diciendo: Maestro, deseamos ver de ti señal.
De cierto os digo: hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte, hasta que hayan visto al Hijo del hombre viniendo en su reino.
Y algunos de los que estaban allí, oyéndolo, decían: A Elías llama éste.
Y como le vieron, le adoraron: mas algunos dudaban.
Y ENTRO otra vez en Capernaum después de algunos días, y se oyó que estaba en casa.
Y estaban allí sentados algunos de los escribas, los cuales pensando en sus corazones,
Y SE juntaron á él los Fariseos, y algunos de los escribas, que habían venido de Jerusalem;
Los cuales, viendo á algunos de sus discípulos comer pan con manos comunes, es á saber, no lavadas, los condenaban.
Y si los enviare en ayunas á sus casas, desmayarán en el camino; porque algunos de ellos han venido de lejos.
TAMBIÉN les dijo: De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte hasta que hayan visto el reino de Dios que viene con potencia.
Y envían á él algunos de los Fariseos y de los Herodianos, para que le sorprendiesen en alguna palabra.
Y hubo algunos que se enojaron dentro de sí, y dijeron: ¿Para qué se ha hecho este desperdicio de ungüento?
Y algunos comenzaron á escupir en él, y cubrir su rostro, y á darle bofetadas, y decirle: Profetiza. Y los servidores le herían de bofetadas.
Y algunos de los Fariseos les dijeron: ¿Por qué hacéis lo que no es lícito hacer en los sábados?
Y oyó Herodes el tetrarca todas las cosas que hacía; y estaba en duda, porque decían algunos: Juan ha resucitado de los muertos;
Y os digo en verdad, que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte, hasta que vean el reino de Dios.
Mas algunos de ellos decían: En Beelzebub, príncipe de los demonios, echa fuera los demonios.
Entonces algunos de los Fariseos de la compañía, le dijeron: Maestro, reprende á tus discípulos.
Mas seréis entregados aun de vuestros padres, y hermanos, y parientes, y amigos; y matarán á algunos de vosotros.
Y fueron algunos de los nuestros al sepulcro, y hallaron así como las mujeres habían dicho; más á él no le vieron.
Mas hay algunos de vosotros que no creen. Porque Jesús desde el principio sabía quiénes eran los que no creían, y quién le había de entregar.
Entonces algunos de la multitud, oyendo este dicho, decían: Verdaderamente éste es el profeta.
Otros decían: Este es el Cristo. Algunos empero decían: ¿De Galilea ha de venir el Cristo?
Y algunos de ellos querían prenderle; mas ninguno echó sobre él manos.
Y algunos de ellos dijeron: ¿No podía éste que abrió los ojos al ciego, hacer que éste no muriera?
Mas algunos de ellos fueron á los Fariseos, y dijéronles lo que Jesús había hecho.
Entonces dijeron algunos de sus discípulos unos á otros: ¿Qué es esto que nos dice: Un poquito, y no me veréis; y otra vez un poquito, y me veréis: y, por que yo voy al Padre?
Y demandó de él letras para Damasco á las sinagogas, para que si hallase algunos hombres ó mujeres de esta secta, los trajese presos á Jerusalem.
Y como comió, fué confortado. Y estuvo Saulo por algunos días con los discípulos que estaban en Damasco.
Entonces metiéndolos dentro, los hospedó. Y al día siguiente, levantándose, se fué con ellos; y le acompañaron algunos de los hermanos de Joppe.
Y les mandó bautizar en el nombre del Señor Jesús. Entonces le rogaron que se quedase por algunos días.
Y EN el mismo tiempo el rey Herodes echó mano á maltratar algunos de la iglesia.
ENTONCES algunos que venían de Judea enseñaban á los hermanos: Que si no os circuncidáis conforme al rito de Moisés, no podéis ser salvos.
Así que, suscitada una disensión y contienda no pequeña á Pablo y á Bernabé contra ellos, determinaron que subiesen Pablo y Bernabé á Jerusalem, y algunos otros de ellos, á los apóstoles y á los ancianos, sobre esta cuestión.
Mas algunos de la secta de los Fariseos, que habían creído, se levantaron, diciendo: Que es menester circuncidarlos, y mandarles que guarden la ley de Moisés.
Por cuanto hemos oído que algunos que han salido de nosotros, os han inquietado con palabras, trastornando vuestras almas, mandando circuncidaros y guardar la ley, á los cuales no mandamos;
Y después de algunos días, Pablo dijo á Bernabé: Volvamos á visitar á los hermanos por todas las ciudades en las cuales hemos anunciado la palabra del Señor, cómo están.
Y de allí á Filipos, que es la primera ciudad de la parte de Macedonia, y una colonia; y estuvimos en aquella ciudad algunos días.
Y algunos de ellos creyeron, y se juntaron con Pablo y con Silas; y de los Griegos religiosos grande multitud, y mujeres nobles no pocas.
Entonces los Judíos que eran incrédulos, teniendo celos, tomaron consigo á algunos ociosos, malos hombres, y juntando compañía, alborotaron la ciudad; y acometiendo á la casa de Jasón, procuraban sacarlos al pueblo.
Mas no hallándolos, trajeron á Jasón y á algunos hermanos á los gobernadores de la ciudad, dando voces: Estos que alborotan el mundo, también han venido acá;
Y algunos filósofos de los Epicúreos y de los Estóicos, disputaban con él; y unos decían: ¿Qué quiere decir este palabrero? Y otros: Parece que es predicador de nuevos dioses: porque les predicaba á Jesús y la resurrección.
Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos; como también algunos de vuestros poetas dijeron: Porque linaje de éste somos también.
Mas algunos creyeron, juntándose con él; entre los cuales también fué Dionisio el del Areópago, y una mujer llamada Dámaris, y otros con ellos.
Mas endureciéndose algunos y no creyendo, maldiciendo el Camino delante de la multitud, apartándose Pablo de ellos separó á los discípulos, disputando cada día en la escuela de un cierto Tyranno.
Y algunos de los Judíos, exorcistas vagabundos, tentaron á invocar el nombre del Señor Jesús sobre los que tenían espíritus malos, diciendo: Os conjuro por Jesús, el que Pablo predica.
También algunos de los principales de Asia, que eran sus amigos, enviaron á él rogando que no se presentase en el teatro.
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