'Ante' en la Biblia
y a cualquiera que te demande ante la ley y tome tu túnica, déjale tomar también la capa;
Y seréis llevados ante reyes y gobernadores por causa de mí, para testimonio a ellos y a los gentiles.
Y el día siguiente, después del día de la preparación, se reunieron los príncipes de los sacerdotes y los fariseos ante Pilato,
Y vino a Él un leproso, rogándole; y arrodillándose ante Él, le dijo: Si quieres, puedes limpiarme.
Entonces ella entró apresuradamente ante el rey, y pidió, diciendo: Quiero que ahora mismo me des en un plato la cabeza de Juan el Bautista.
Y trajeron a Jesús ante el sumo sacerdote; y estaban reunidos con él todos los príncipes de los sacerdotes y los ancianos y los escribas.
Y cuando os trajeren a las sinagogas, y ante los magistrados y potestades, no os preocupéis de cómo o qué habéis de responder, o qué habéis de decir;
Y dijo también a sus discípulos: Había un hombre rico, el cual tenía un mayordomo, y éste fue acusado ante él de que había disipado sus bienes.
Y aconteció que cuando él regresó, después de recibir el reino, mandó llamar ante él a aquellos siervos a los cuales había dado el dinero, para saber lo que había negociado cada uno.
Pero antes de todas estas cosas os echarán mano, y os perseguirán, y os entregarán a las sinagogas y a las cárceles, y os traerán ante reyes y gobernadores por causa de mi nombre.
Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego.
diciendo: De cierto, la cárcel hemos hallado cerrada con toda seguridad, y los guardas afuera de pie ante las puertas; pero cuando abrimos, a nadie hallamos dentro.
Y cuando los trajeron, los presentaron ante el concilio, y el sumo sacerdote les preguntó,
Entonces levantándose en el concilio un fariseo llamado Gamaliel, doctor de la ley, honorable ante todo el pueblo, mandó que hiciesen sacar por un momento a los apóstoles,
Y todos los que le oían estaban atónitos, y decían: ¿No es éste el que asolaba en Jerusalén a los que invocaban este nombre, y a eso vino acá, para llevarlos presos ante los príncipes de los sacerdotes?
Y Herodes estaba enojado contra los de Tiro y de Sidón; pero ellos vinieron de acuerdo ante él, y habiendo persuadido a Blasto, que era camarero del rey, pedían paz; porque el territorio de ellos era abastecido por el del rey.
Y viendo sus amos que había salido la esperanza de su ganancia, prendieron a Pablo y a Silas, y los trajeron al foro, ante las autoridades;
y presentándolos ante los magistrados, dijeron: Estos hombres, siendo judíos, alborotan nuestra ciudad,
Y al no hallarlos, trajeron a Jasón y a algunos hermanos ante los gobernadores de la ciudad, gritando: Estos que han trastornado al mundo también han venido acá;
Y sacaron de entre la multitud a Alejandro, empujándole los judíos. Entonces Alejandro, haciendo señal con la mano, quería hablar en su defensa ante el pueblo.
Varones hermanos y padres, oíd mi defensa que hago ahora ante vosotros.
Porque serás testigo suyo ante todos los hombres de lo que has visto y oído.
Ahora, pues, vosotros, con el concilio, pedid al tribuno que le traiga mañana ante vosotros, como que queréis inquirir acerca de él alguna cosa más cierta; y nosotros estaremos apercibidos para matarle antes que él llegue.
Y él dijo: Los judíos han concertado rogarte que mañana lleves a Pablo ante el concilio, como que van a inquirir de él alguna cosa más cierta.
Y queriendo saber la causa por qué le acusaban, le llevé ante el concilio de ellos;
Y cinco días después el sumo sacerdote Ananías, descendió con algunos de los ancianos y un cierto orador llamado Tértulo, y comparecieron ante el gobernador contra Pablo.
Y por esto yo procuro tener siempre una conciencia sin ofensa ante Dios y ante los hombres.
los cuales debían haber comparecido ante ti, y acusar, si contra mí tenían algo.
O digan estos mismos si hallaron en mí alguna cosa mal hecha, cuando comparecí ante el concilio,
Entonces el sumo sacerdote y los principales de los judíos se presentaron ante él contra Pablo; y le rogaron,
Y Pablo dijo: Ante el tribunal de César estoy, donde debo ser juzgado. A los judíos no les he hecho ningún agravio, como tú sabes muy bien.
acerca del cual, cuando estuve en Jerusalén, comparecieron ante mí los príncipes de los sacerdotes y los ancianos de los judíos, pidiendo juicio contra él.
Del cual no tengo cosa cierta que escribir a mi señor; por lo que le he traído ante vosotros, y mayormente ante ti, oh rey Agripa, para que después de examinarle, tenga yo qué escribir.
diciendo: Pablo, no temas; es necesario que comparezcas ante César; y he aquí, Dios te ha dado todos los que navegan contigo.
Pero, ¿qué le dice la respuesta divina? Me he reservado siete mil varones, que no han doblado la rodilla ante Baal.
Pero tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? O tú también, ¿por qué menosprecias a tu hermano? Porque todos compareceremos ante el tribunal de Cristo.
Porque escrito está: Vivo yo, dice el Señor, que ante mí toda rodilla se doblará, y toda lengua confesará a Dios.
Sino que el hermano con el hermano pleitea en juicio, y esto ante los incrédulos.
Porque es menester que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, ya sea bueno o sea malo.
Mostrad, pues, para con ellos y ante las iglesias la prueba de vuestro amor, y de nuestro gloriarnos acerca de vosotros.
¡Oh gálatas insensatos! ¿Quién os fascinó para no obedecer a la verdad, ante cuyos ojos Jesucristo fue ya descrito entre vosotros como crucificado?
Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo,
Exhorto, pues, ante todo, que se hagan súplicas, oraciones, intercesiones y acciones de gracias, por todos los hombres;
Contra un anciano no recibas acusación sino ante dos o tres testigos.
Y lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros.
Y él me dijo: Es necesario que profetices otra vez ante muchos pueblos, y naciones, y lenguas, y reyes.
Y vi los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos; y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras.