'De' en la Biblia
Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros propios ojos, lo que hemos contemplado y lo que han tocado nuestras manos, {esto escribimos} acerca del Verbo de vida.
Y éste es el mensaje que hemos oído de El y que les anunciamos: Dios es Luz, y en El no hay ninguna tiniebla.
Pero si andamos en la Luz, como El está en la Luz, tenemos comunión los unos con los otros, y la sangre de Jesús Su Hijo nos limpia de todo pecado.
Si confesamos nuestros pecados, El es fiel y justo para perdonarnos los pecados y para limpiarnos de toda maldad (iniquidad).
Pero el que guarda Su palabra, en él verdaderamente se ha perfeccionado el amor de Dios. En esto sabemos que estamos en El.
El que ama a su hermano, permanece en la Luz y no hay causa de tropiezo en él.
Les escribo a ustedes, hijos, porque sus pecados les han sido perdonados por el nombre de Cristo.
Les he escrito a ustedes, padres, porque conocen a Aquél que ha sido desde el principio. Les he escrito a ustedes, jóvenes, porque son fuertes y la palabra de Dios permanece en ustedes y han vencido al maligno.
Porque todo lo que hay en el mundo, la pasión de la carne, la pasión de los ojos, y la arrogancia de la vida (las riquezas), no proviene del Padre, sino del mundo.
El mundo pasa, y {también} sus pasiones, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.
Ellos salieron de nosotros, pero {en realidad} no eran de nosotros, porque si hubieran sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros. Pero {salieron,} a fin de que se manifestara que no todos son de nosotros.
No les he escrito porque ignoren la verdad, sino porque la conocen y porque ninguna mentira procede de la verdad.
Les he escrito estas cosas respecto a los que están tratando de engañarlos.
En cuanto a ustedes, la unción que recibieron de El permanece en ustedes, y no tienen necesidad de que nadie les enseñe. Pero así como Su unción les enseña acerca de todas las cosas, y es verdadera y no mentira, y así como les ha enseñado, ustedes permanecen en El.
Y ahora, hijos, permanezcan en El, para que cuando se manifieste, tengamos confianza y no nos apartemos de El avergonzados en Su venida.
Si saben que El es justo, saben también que todo el que hace justicia es nacido de El.
Miren cuán gran amor nos ha otorgado el Padre: que seamos llamados hijos de Dios. Y {eso} somos. Por esto el mundo no nos conoce, porque no Lo conoció a El.
Amados, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que habremos de ser. {Pero} sabemos que cuando Cristo se manifieste, seremos semejantes a El, porque Lo veremos como El es.
Todo el que practica el pecado, practica también la infracción de la ley, pues el pecado es infracción de la ley.
Ustedes saben que Cristo se manifestó a fin de quitar los pecados, y en El no hay pecado.
El que practica el pecado es del diablo, porque el diablo ha pecado desde el principio. El Hijo de Dios se manifestó con este propósito: para destruir las obras del diablo.
Ninguno que es nacido (engendrado) de Dios practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él. No puede pecar, porque es nacido de Dios.
En esto se reconocen los hijos de Dios y los hijos del diablo: todo aquél que no practica la justicia, no es de Dios; tampoco aquél que no ama a su hermano.
No como Caín {que} era del maligno, y mató a su hermano. ¿Y por qué causa lo mató? Porque sus obras eran malas, y las de su hermano justas.
Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida porque amamos a los hermanos. El que no ama permanece en muerte.
Pero el que tiene bienes de este mundo, y ve a su hermano en necesidad y cierra su corazón contra él, ¿cómo puede morar el amor de Dios en él?
Hijos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad.
En esto sabremos que somos de la verdad, y aseguraremos nuestros corazones delante de El
Amados, si nuestro corazón no nos condena, confianza tenemos delante de Dios.
Y todo lo que pidamos {lo} recibimos de El, porque guardamos Sus mandamientos y hacemos las cosas que son agradables delante de El.
Y éste es Su mandamiento: que creamos en el nombre de Su Hijo Jesucristo, y {que} nos amemos unos a otros como El nos ha mandado.
Amados, no crean a todo espíritu, sino prueben los espíritus para ver si son de Dios, porque muchos falsos profetas han salido al mundo.
En esto ustedes conocen el Espíritu de Dios: todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios.
Y todo espíritu que no confiesa a Jesús, no es de Dios, y éste es el {espíritu} del anticristo, del cual ustedes han oído que viene, y que ahora ya está en el mundo.
Hijos míos, ustedes son de Dios y han vencido a los falsos profetas, porque mayor es Aquél que está en ustedes que el que está en el mundo.
Ellos son del mundo; por eso hablan de parte del mundo, y el mundo los oye.
Nosotros somos de Dios. El que conoce a Dios, nos oye; el que no es de Dios, no nos oye. En esto conocemos el espíritu de la verdad y el espíritu del error.
Amados, amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios, y todo el que ama es nacido de Dios y conoce a Dios.
En esto se manifestó el amor de Dios en nosotros: en que Dios ha enviado a Su Hijo unigénito (único) al mundo para que vivamos por {medio de} El.
En esto sabemos que permanecemos en El y El en nosotros: en que nos ha dado de Su Espíritu.
Y nosotros hemos visto y damos testimonio de que el Padre envió al Hijo {para ser} el Salvador del mundo.
Todo aquél que confiesa que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él y él en Dios.
Y este mandamiento tenemos de El: que el que ama a Dios, ame también a su hermano.
Todo aquél que cree que Jesús es el Cristo (el Mesías), es nacido de Dios. Todo aquél que ama al Padre, ama al que ha nacido de El.
En esto sabemos que amamos a los hijos de Dios: cuando amamos a Dios y guardamos Sus mandamientos.
Porque éste es el amor de Dios: que guardemos Sus mandamientos, y Sus mandamientos no son difíciles.
Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo. Y ésta es la victoria que ha vencido al mundo: nuestra fe.
¿Y quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?
Si recibimos el testimonio de los hombres, mayor es el testimonio de Dios; porque éste es el testimonio de Dios: que El ha dado testimonio acerca de Su Hijo.
El que cree en el Hijo de Dios tiene el testimonio en sí mismo. El que no cree a Dios, ha hecho a Dios mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado respecto a Su Hijo.
El que tiene al Hijo tiene la vida, y el que no tiene al Hijo de Dios, no tiene la vida.
Estas cosas les he escrito a ustedes que creen en el nombre del Hijo de Dios, para que sepan que tienen vida eterna.
Esta es la confianza que tenemos delante de El, que si pedimos cualquier cosa conforme a Su voluntad, El nos oye.
Sabemos que todo el que ha nacido de Dios, no peca; sino que Aquél que nació de Dios lo guarda y el maligno no lo toca.
Sabemos que somos de Dios, y {que} el mundo entero está bajo {el poder del} maligno.
Y sabemos que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado entendimiento a fin de que conozcamos a Aquél que es verdadero; y nosotros estamos en Aquél que es verdadero, en Su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios y la vida eterna.
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