'Donde' en la Biblia
ni edificaréis casa, ni sembraréis sementera, ni plantaréis viña, ni la tendréis; mas moraréis en tiendas todos vuestros días, para que viváis muchos días sobre la faz de la tierra donde vosotros peregrináis.
Entonces dijeron los príncipes a Baruc: Ve, y escóndete, tú y Jeremías, y nadie sepa dónde estáis.
¿Y dónde están vuestros profetas que os profetizaban, diciendo: No vendrá el rey de Babilonia contra vosotros, ni contra esta tierra?
Y ahora yo te he soltado hoy de las esposas que tenías en tus manos. Si te está bien venir conmigo a Babilonia, ven, y yo miraré por ti; mas si no te está bien venir conmigo a Babilonia, déjalo. Mira, toda la tierra está delante de ti; ve a donde mejor y más cómodo te pareciere ir.
Y aun él no había respondido que se volvería, cuando el capitán le dijo: Vuélvete a Gedalías hijo de Ahicam, hijo de Safán, al cual el rey de Babilonia ha puesto sobre todas las ciudades de Judá, y vive con él en medio del pueblo; o ve a donde te pareciere más cómodo ir. Y le dio el capitán de la guardia presentes y dones, y le envió.
Para que el SEÑOR tu Dios nos enseñe el camino por donde debemos ir, y lo que hemos de hacer.
Ahora, pues, sabed de cierto que a espada, hambre y de pestilencia, moriréis en el lugar donde deseasteis entrar para peregrinar allí.
Preguntarán por el camino de Sion, hacia donde volverán sus rostros, diciendo: Venid, y juntaos al SEÑOR con Pacto eterno, que jamás se ponga en olvido.
Nun: El yugo de mis rebeliones está ligado en su mano; entretejidas han subido sobre mi cerviz; ha hecho caer mis fuerzas; me ha entregado el Señor en manos de donde no podré levantarme.
Lámed: Decían a sus madres: ¿Dónde está el trigo y el vino? Desfalleciendo como muertos en las calles de la ciudad, derramando sus almas en el regazo de sus madres.
Y cada uno caminaba derecho de su rostro; hacia donde el Espíritu diera que anduvieren, andaban; cuando andaban, no se volvían.
Hacia donde el espíritu diera que anduvieren, andaban; hacia donde diera el espíritu que anduvieren, las ruedas también se levantaban tras ellos; porque el espíritu de los animales estaba en las ruedas.
Y vine a los cautivos en Tel-abib, que moraban junto al río de Quebar, y me senté donde ellos estaban sentados, y allí permanecí siete días desconsolado entre ellos.
Y dijo el SEÑOR: Así comerán los hijos de Israel su pan inmundo, entre los gentiles a donde los lanzaré yo.
Y sabréis que yo soy el SEÑOR, cuando sus muertos estarán en medio de sus ídolos, en derredor de sus altares, en todo collado alto, y en todas las cumbres de los montes, y debajo de todo árbol sombrío, y debajo de toda encina espesa, lugares donde dieron olor suave a todos sus ídolos.
Y miré, y he aquí una semejanza que parecía de fuego; desde donde parecían sus lomos para abajo, era fuego; y desde sus lomos para arriba parecía como un resplandor, como la vista de ámbar.
Y aquella semejanza extendió la mano, y me tomó por las guedejas de mi cabeza; y el Espíritu me alzó entre el cielo y la tierra, y me llevó en visiones de Dios a Jerusalén, a la entrada de la puerta de adentro que mira hacia el aquilón, donde estaba la habitación de la imagen del celo, la que hacía celar.
Y he aquí, cuando la pared haya caído, no os dirán: ¿Dónde está la embarradura con que pañetasteis?
Ponte a una parte, ponte a la diestra, o ponte a la siniestra, hacia donde tu rostro se determinare.
Y tú, hijo de hombre, señálate dos caminos por donde venga la espada del rey de Babilonia; de una misma tierra salgan ambos: y pinta un ejército; en el principio del camino de la ciudad lo harás.
El camino señalarás por donde venga la espada a Rabá de los hijos de Amón, y a Judá contra Jerusalén la fuerte.
¿La volveré a su vaina? En el lugar donde te criaste, en la tierra donde has vivido, te tengo que juzgar.
Y regaré de tu sangre la tierra donde nadas, hasta los montes; y los arroyos se llenarán de ti.
Mas cuando el pueblo de la tierra entrare delante del SEÑOR en las fiestas, el que entrare por la puerta del norte, saldrá por la puerta del mediodía; y el que entrare por la puerta del mediodía, saldrá por la puerta del norte; no volverá por la puerta por donde entró, sino que saldrá por la de enfrente de ella.
Y me dijo: Este es el lugar donde los sacerdotes cocerán lo ofrecido como la culpa y lo ofrecido como el pecado; allí cocerán el presente, por no sacarlo al atrio de afuera para santificar al pueblo.
Y me dijo: Estos son los aposentos de los cocineros, donde los servidores de la casa cocerán el sacrificio del pueblo.
Vino luego cerca de donde yo estaba; y con su venida me asombré, y caí sobre mi rostro; y él me dijo: Entiende, hijo de hombre, porque al tiempo señalado se cumplirá la visión.
Y se apoderará de los tesoros de oro y plata, y de todas las cosas preciosas de Egipto, de Libia, y Etiopía por donde pasará.
Con todo, será el número de los hijos de Israel como la arena del mar, que ni se puede medir ni contar. Y será, que donde se les decía: Vosotros no sois mi pueblo, les sea dicho: Hijos del Dios Viviente.
No quedarán en la tierra del SEÑOR, sino que volverá Efraín a Egipto, y a Asiria, donde comerán vianda inmunda.
¿Dónde está tu rey, para que te guarde con todas tus ciudades? ¿y tus jueces? De los cuales dijiste: Dame rey y príncipes.
Entre la entrada y el altar, lloren los sacerdotes, ministros del SEÑOR, y digan: Perdona, oh SEÑOR, a tu pueblo, y no pongas en oprobio tu heredad, para que los gentiles se enseñoreen de ella. ¿Por qué han de decir entre los pueblos: Dónde está su Dios?
He aquí los levantaré yo del lugar donde los vendisteis, y volveré vuestra paga sobre vuestra cabeza.
Entonces le dijeron ellos: Decláranos ahora por qué nos ha venido este mal. ¿Qué oficio tienes, y de dónde vienes? ¿Cuál es tu tierra, y de qué pueblo eres?
¿y no tendré yo piedad de Nínive, aquella gran ciudad donde hay más de ciento veinte mil hombres que no saben discernir entre su mano derecha y su mano izquierda, y muchos animales?
Y mi enemiga lo verá, y la cubrirá vergüenza; la que me decía: ¿Dónde está el SEÑOR tu Dios? Mis ojos la verán; ahora será hollada como lodo de las calles.
¿Qué es de la morada de los leones, y de la majada de los cachorros de los leones, donde se recogía el león, y la leona, y los cachorros del león, y no había quien les pusiera miedo?
Y será que todos los que te vieren, se apartarán de ti, y dirán: Nínive es asolada; ¿quién se compadecerá de ella? ¿Dónde te buscaré consoladores?
Tus príncipes serán como langostas, y tus grandes como langostas de langostas que se sientan en vallados en día de frío; salido el sol se mudan, y no se conoce el lugar donde estuvieron.
Vuestros padres, ¿dónde están? Y los profetas, ¿han de vivir para siempre?
Y le dije: ¿A dónde vas? Y él me respondió: A medir a Jerusalén, para ver cuánta es su anchura, y cuánta su longitud.
Y dije a aquel ángel que hablaba conmigo: ¿A dónde llevan éstas el efa?
Y el ángel me respondió, y me dijo: Estos son los cuatro espíritus de los cielos, que salen de donde están delante del Señor de toda la tierra.
Así dijo el SEÑOR de los ejércitos: He aquí, yo salvo mi pueblo de la tierra del oriente, y de la tierra donde se pone el sol;
Porque desde donde el sol nace hasta donde se pone, mi Nombre es grande entre los gentiles; y en todo lugar se ofrece a mi Nombre perfume, y presente limpio; porque grande es mi Nombre entre los gentiles, dice el SEÑOR de los ejércitos.
Habéis hecho cansar al SEÑOR con vuestras palabras. Y diréis: ¿En qué le hemos cansado? Cuando decís: Cualquiera que mal hace agrada al SEÑOR, y en los tales toma contentamiento; de otra manera, ¿dónde está el Dios de juicio?
diciendo: ¿Dónde está el Rey de los Judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle.
Y convocados todos los príncipes de los sacerdotes, y los escribas del pueblo, les preguntó dónde había de nacer el Cristo.
Y ellos, habiendo oído al rey, se fueron; y he aquí la estrella que habían visto en el oriente, iba delante de ellos, hasta que llegando, se puso sobre donde estaba el niño.
No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan;
sino haceos tesoros en el cielo, donde ni polilla ni orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan:
Porque donde estuviere vuestro tesoro, allí estará vuestro corazón.
Y Jesús le dijo: Las zorras tienen cavernas, y las aves del cielo nidos; mas el Hijo del hombre no tiene dónde recostar su cabeza.
Mas en cualquier ciudad, o aldea donde entréis, buscad con diligencia quién sea en ella digno, y reposad allí hasta que salgáis.
Entonces dice: Me volveré a mi casa de donde salí; y cuando viene, la halla desocupada, barrida y adornada.
Y parte cayó en pedregales, donde no tenía mucha tierra; y nació luego, porque no tenía profundidad de tierra;
Y acercándose los siervos del padre de familia, le dijeron: Señor, ¿no sembraste buena simiente en tu campo? ¿De dónde, pues, tiene cizaña?
Y venido a su tierra, les enseñó en la sinagoga de ellos, de tal manera que ellos estaban fuera de sí, y decían: ¿De dónde tiene éste esta sabiduría, y estas maravillas?
¿Y no están todas sus hermanas con nosotros? ¿De dónde, pues, tiene éste todo esto?
Entonces sus discípulos le dicen: ¿Dónde tenemos nosotros tantos panes en el desierto, para saciar a una multitud tan grande?
Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy en medio de ellos.
El bautismo de Juan, ¿de dónde era? ¿Del cielo, o de los hombres? Ellos entonces pensaron entre sí, diciendo: Si decimos, del cielo, nos dirá: ¿Por qué pues no le creisteis?
Y llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste, y recoges donde no esparciste;
Y respondiendo su señor, le dijo: Siervo malo y negligente, sabías que siego donde no sembré y que recojo donde no esparcí;
Y el primer día de la fiesta de los panes sin levadura, vinieron los discípulos a Jesús, diciéndole: ¿Dónde quieres que aderecemos para ti para comer la Pascua?
Y ellos, prendieron a Jesús, y le llevaron a Caifás sumo sacerdote, donde los escribas y los ancianos estaban juntos.
No está aquí; porque ha resucitado, como dijo. Venid, ved el lugar donde fue puesto el Señor.
Mas los once discípulos se fueron a Galilea, al monte donde Jesús les había ordenado.
Y como no podían llegar a él a causa de la multitud, descubrieron el techo de donde estaba, y haciendo abertura, bajaron el lecho en que yacía el paralítico.
Otra parte cayó en pedregales, donde no tenía mucha tierra; y luego salió, porque no tenía la tierra profundidad;
Y hacían burla de él; mas él, echados fuera todos, toma al padre y a la madre de la muchacha, y a los que estaban con él, y entra donde la muchacha estaba.
Llegado el sábado, comenzó a enseñar en la sinagoga; y muchos, oyéndole, estaban atónitos, diciendo: ¿De dónde tiene éste estas cosas? ¿Y qué sabiduría es ésta que le es dada, y tales maravillas que por sus manos son hechas?
Y recorriendo toda la tierra de alrededor, comenzaron a traer de todas partes enfermos en lechos, a donde oían que estaba.
Sus discípulos le respondieron: ¿De dónde podrá alguien saciar a éstos de pan aquí en el desierto?
donde su gusano no muere, y el fuego nunca se apaga.
donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga.
donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga.
Luego llamándole el mismo David, Señor, ¿de dónde, pues, es su hijo? Y muchas personas le oían de buena gana.
Pero cuando viereis la abominación de asolamiento, (que fue dicha por el profeta Daniel,) que estará donde no debe, el que lee, entienda, entonces los que estuvieren en Judea huyan a los montes;
Y el primer día de la fiesta de los panes sin levadura, cuando sacrificaban la Pascua, sus discípulos le dicen: ¿Dónde quieres que vayamos a disponer para que comas la pascua?
y donde entrare, decid al padre de familia: El Maestro dice: ¿Dónde está el aposento donde he de comer la Pascua con mis discípulos?
Y María Magdalena, y María madre de José, miraban dónde era puesto.
Más él les dijo: No os asustéis: buscáis a Jesús Nazareno a quien colgaron del madero; resucitado es, no está aquí; he aquí el lugar donde le pusieron.
Y entrando el ángel en donde ella estaba, dijo: ¡Gozo hallas, amada! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres.
¿Y de dónde esto a mí, que la madre de mi Señor venga a mí?
Y vino a Nazaret, donde había sido criado; y entró, conforme a su costumbre, el día del sábado en la sinagoga, y se levantó a leer.
Y le fue dado el libro del profeta Isaías; y cuando abrió el libro, halló el lugar donde estaba escrito:
Y he aquí unos hombres, que traían sobre un lecho un hombre que estaba paralítico; y buscaban por dónde meterle, y ponerle delante de él.
Y no hallando por donde meterle a causa de la multitud, se subieron encima de la casa, y por el tejado le bajaron con el lecho, en medio, delante de Jesús;
Y le dijo Jesús: Las zorras tienen cuevas, y las aves de los cielos nidos; mas el Hijo del hombre no tiene dónde recline la cabeza.
Y después de estas cosas, señaló el Señor aun otros setenta, los cuales envió de dos en dos delante de sí, a todas las ciudades y lugares a donde él había de venir.
En cualquier casa donde entréis, primeramente decid: Paz sea a esta casa.
Y en cualquier ciudad donde entréis, y os recibieren, comed lo que os pusieren delante;
Mas en cualquier ciudad donde entréis, y no os recibieren, saliendo por sus calles, decid:
Cuando el espíritu inmundo saliere del hombre, anda por lugares secos, buscando reposo; y no hallándolo, dice: Me volveré a mi casa de donde salí.
y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿qué haré, porque no tengo dónde juntar mis frutos?
Porque donde está vuestro tesoro, allí también estará vuestro corazón.
Después que el padre de familia se levantare, y cerrare la puerta, y comenzaréis a estar fuera, y a tocar a la puerta, diciendo: Señor, Señor, ábrenos; y respondiendo os dirá: No os conozco de dónde seáis.
y os dirá: Os digo que no os conozco de dónde seáis; apartaos de mí todos los obreros de iniquidad.
Y respondiendo Jesús, dijo: ¿No son diez los que fueron limpios? ¿Y los nueve dónde están?