'Has' en la Biblia
Oh DIOS, Señor nuestro, ¡Cuán grande es tu nombre en toda la tierra, que has puesto tu alabanza sobre los cielos!
Le has hecho poco menor que los ángeles, y lo coronaste de gloria y de hermosura.
Porque has hecho mi juicio y mi causa; te has sentado en silla juzgando justicia.
Tú has visto; porque tú miras el trabajo, y el enojo, para dar justicia en tus manos; a ti se acoge el pobre, tú eres el amparo del huérfano.
Tú has probado mi corazón, me has visitado de noche; me has refinado, y nada inicuo hallaste; lo que pensé, no pasó mi boca.
Y me ceñiste de fortaleza para la pelea; has agobiado mis enemigos debajo de mí.
Por tanto le adelantarás en bendiciones de bien; corona de oro fino has puesto sobre su cabeza.
Grande es su gloria en tu salud; honra y hermosura has puesto sobre él.
Porque lo has bendecido para siempre; lo llenaste de alegría con tu rostro.
Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has dejado? ¿Por qué estás lejos de mi salud, y de las palabras de mi clamor?
Como un tiesto se secó mi vigor, y mi lengua se pegó a mi paladar; y me has puesto en el polvo de la muerte.
No escondas tu rostro de mí, no apartes con ira a tu siervo; mi ayuda has sido; no me dejes y no me desampares, Dios de mi salud.
Te ensalzaré, oh SEÑOR; porque me has ensalzado; y no hiciste alegrar mis enemigos de mí.
porque tú, SEÑOR, por tu benevolencia has asentado mi monte con fortaleza. Escondiste tu rostro, fui conturbado.
Has tornado mi endecha en baile; desataste mi cilicio, y me ceñiste de alegría.
Me gozaré y alegraré en tu misericordia; porque has visto mi aflicción; has conocido mi alma en las angustias;
¡Cuán grande es tu bien, que has guardado para los que te temen, que has obrado para los que esperan en ti, delante de los hijos de los hombres!
Tú lo has visto, oh SEÑOR; no calles: Señor, de mí no te alejes.
Aumentado has tú, oh SEÑOR Dios mío, tus maravillas; y tus pensamientos para con nosotros, no te los podremos contar, anunciar, ni hablar; no pueden ser narrados.
Sacrificio y presente no te agrada; me has labrado oídos; holocausto y expiación no has demandado.
En cuanto a mí, en mi integridad me has sustentado, y me has asentado delante de ti para siempre.
Diré a Dios: Roca mía, ¿por qué te has olvidado de mí? ¿Por qué andaré yo enlutado por la opresión del enemigo?
Porque tú eres el Dios de mi fortaleza, ¿por qué me has desechado? ¿Por qué andaré enlutado por la opresión del enemigo?
Porque tú nos has guardado de nuestros enemigos, y has avergonzado a los que nos aborrecían.
Pero nos has desechado, y nos has hecho avergonzar; y no sales en nuestros ejércitos.
Has vendido tu pueblo de balde, y sin precio.
Te has hermoseado más que los hijos de los hombres; la gracia se derramó en tus labios; por tanto Dios te ha bendecido para siempre.
He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo; y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría.
Hazme oír gozo y alegría; y se recrearán los huesos que has abatido.
Has amado toda suerte de palabras perniciosas, engañosa lengua.
Mis huidas has contado tú; pon mis lágrimas en tu odre, ciertamente en tu libro.
Porque has librado mi vida de la muerte, ciertamente mis pies de caída, para que ande delante de Dios en la luz de los que viven.
Y yo cantaré tu fortaleza, y loaré de mañana tu misericordia; porque has sido mi amparo y refugio en el día de mi angustia.
Oh Dios, tú nos has desechado, nos disipaste; te has airado: vuélvete a nosotros.
Has hecho ver a tu pueblo duras cosas; nos hiciste beber el vino de temblor.
Has dado a los que te temen bandera que alcen por la verdad. (Selah.)
porque tú has sido mi refugio, mi torre de fortaleza delante del enemigo.
Porque tú, oh Dios, has oído mis votos, has dado heredad a los que temen tu Nombre.
Porque has sido mi socorro; y así en la sombra de tus alas me regocijaré.
Visitas la tierra, y desde que la has hecho desear mucho, la enriqueces con el Río de Dios lleno de aguas; preparas el grano de ellos, porque así la ordenaste.
Tu compañía estaba en ella; por tu bondad, oh Dios, has provisto al pobre.
Tu Dios ha ordenado tu fuerza; confirma, oh Dios, lo que has obrado en nosotros.
Y lloré con ayuno de mi alma; y me has sido por afrenta.
Seme por peña de fortaleza, adonde recurra yo continuamente; has mandado que yo sea salvo; porque tú eres mi roca, y mi castillo.
Y tu justicia, oh Dios, hasta lo excelso; porque has hecho grandes cosas; Oh Dios, ¿quién como tú?
Tú, que me has hecho ver muchas angustias y males; volverás y me darás vida, y de los abismos de la tierra volverás a levantarme.
Ciertamente los has puesto en deslizaderos; en asolamientos los harás caer.
Me has guiado según tu consejo, y después me recibirás con gloria.
¿Por qué, oh Dios, nos has desechado para siempre? ¿Por qué ha humeado tu furor contra las ovejas de tu prado?
Acuérdate de tu congregación, que adquiriste de antiguo, cuando redimiste la vara de tu heredad; este monte de Sion, donde has habitado.
¿Hasta cuándo, oh SEÑOR? ¿Has de estar airado para siempre? ¿Arderá como fuego tu celo?
Porque tu misericordia es grande sobre mí; y has librado mi alma de lo profundo del Seol.
Me has puesto en el hoyo profundo, en tinieblas, en honduras.
Sobre mí se ha acostado tu ira, y me has afligido con todas tus ondas. (Selah.)
Has alejado de mí mis conocidos; me has puesto por abominación a ellos; estoy encerrado, y no saldré.
Has alejado de mí al amigo y al compañero; y mis conocidos has puesto en la tiniebla.
Mas tú desechaste y menospreciaste a tu Ungido; y te has airado con él.
Rompiste el pacto de tu siervo; has profanado su corona hasta la tierra.
Aportillaste todos sus vallados; has quebrantado sus fortalezas.
Has ensalzado la diestra de sus enemigos; has alegrado a todos sus adversarios.
Has acortado los días de su juventud; le has cubierto de afrenta. (Selah.)
Señor, ¿dónde están tus antiguas misericordias? Has jurado a David por tu verdad.
Señor, tú nos has sido refugio de generación en generación.
Porque has puesto al SEÑOR, quien es mi esperanza; al Altísimo por tu habitación,
Por cuanto me has alegrado, oh SEÑOR, con tus obras; en las obras de tus manos me gozo.
Y la fortaleza del Rey, que ama el juicio; tú confirmas la rectitud; tú has hecho en Jacob juicio y justicia.
Bendice, alma mía, al SEÑOR. SEÑOR, Dios mío, mucho te has engrandecido; de gloria y de hermosura te has vestido.
Y entiendan que ésta es tu mano; que tú, el SEÑOR, has hecho esto.
Porque has librado mi alma de la muerte, mis ojos de lágrimas, y mis pies de resbalar.
Te alabaré porque me has oído, y me fuiste por salud.
Mis caminos te conté, y me has respondido; enséñame tus estatutos.
ZAIN Acuérdate de la palabra dada a tu siervo, en la cual me has hecho esperar.
TET Bien has hecho con tu siervo, oh SEÑOR, conforme a tu palabra.
Sea ahora tu misericordia para consolarme, conforme a lo que has dicho a tu siervo.
Nunca jamás me olvidaré de tus mandamientos; porque con ellos me has vivificado.
Me has hecho más sabio que mis enemigos con tus mandamientos; porque me son eternos.
Adoraré al templo de tu santidad, y alabaré tu Nombre sobre tu misericordia y tu verdad; porque has hecho magnífico tu Nombre, y has engrandecido tu dicho sobre todas las cosas.
SEÑOR, tú me has examinado y conocido.
Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme, has entendido desde lejos mis pensamientos.
Mi andar y mi reposo has ceñido, y todos mis caminos has aparejado.