'Hijo' en la Biblia
Los proverbios de Salomón, hijo de David, rey de Israel:
Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre, y no desprecies la ley de tu madre;
Hijo mío, si los pecadores te quisieren engañar, no consientas.
Hijo mío, no andes en camino con ellos; aparta tu pie de sus veredas;
Hijo mío, si recibieres mis palabras, y mis mandamientos atesorares dentro de ti,
Hijo mío, no te olvides de mi ley, y tu corazón guarde mis mandamientos;
No deseches, hijo mío, el castigo de Jehová; ni te fatigues de su corrección;
porque Jehová al que ama castiga, como el padre al hijo a quien quiere.
Hijo mío, no se aparten estas cosas de tus ojos; guarda la sabiduría y el consejo;
Porque yo fui hijo para mi padre, delicado y único a los ojos de mi madre.
Oye, hijo mío, y recibe mis razones, y se te multiplicarán años de vida.
Hijo mío, está atento a mis palabras; inclina tu oído a mis razones.
Hijo mío, está atento a mi sabiduría, y a mi inteligencia inclina tu oído;
¿Y por qué, hijo mío, andarás ciego con la mujer ajena, y abrazarás el seno de la extraña?
Hijo mío, si salieres fiador por tu amigo, si estrechaste tu mano por el extraño,
Haz esto ahora, hijo mío, y líbrate, ya que has caído en la mano de tu prójimo; ve, humíllate, y asegúrate de tu amigo.
Guarda, hijo mío, el mandamiento de tu padre, y no dejes la ley de tu madre:
Hijo mío, guarda mis razones, y atesora contigo mis mandamientos.
Los proverbios de Salomón. El hijo sabio alegra al padre; pero el hijo necio es tristeza de su madre.
El que recoge en el estío es hombre entendido; el que duerme en el tiempo de la siega es hijo que avergüenza.
El hijo sabio escucha el consejo de su padre; mas el burlador no escucha la reprensión.
El que detiene el castigo, a su hijo aborrece; mas el que lo ama, temprano lo corrige.
El hijo sabio alegra al padre; mas el hombre necio menosprecia a su madre.
El siervo prudente señoreará sobre el hijo que deshonra, y con los hermanos compartirá la herencia.
El hijo necio es angustia a su padre, y amargura a la que lo engendró.
El hijo necio dolor es para su padre; y gotera continua las contiendas de la esposa.
Castiga a tu hijo en tanto que hay esperanza, y no dejes que tu alma se detenga por causa de su llanto.
El que roba a su padre y ahuyenta a su madre, es hijo que causa vergüenza y acarrea deshonra.
Cesa, hijo mío, de oír la enseñanza que te hace divagar de las palabras de sabiduría.
Hijo mío, si tu corazón fuere sabio, también a mí se me alegrará el corazón;
Oye tú, hijo mío, y sé sabio, y endereza tu corazón al camino.
Dame, hijo mío, tu corazón, y miren tus ojos por mis caminos.
Come, hijo mío, de la miel, porque es buena, y del panal que es dulce a tu paladar:
Teme a Jehová, hijo mío, y al rey; no te entremetas con los que son inestables;
Sé sabio, hijo mío, y alegra mi corazón, y tendré qué responder al que me agravie.
El que guarda la ley es hijo prudente; mas el que es compañero de glotones, avergüenza a su padre.
Corrige a tu hijo, y te dará descanso, y dará deleite a tu alma.
El que con cuidado cría a su siervo desde su niñez; a la postre éste vendrá a ser su hijo:
Palabras de Agur, hijo de Jaqué: La profecía que dijo el varón a Itiel, a Itiel y a Ucal.
¿Quién subió al cielo, y descendió? ¿Quién encerró los vientos en sus puños? ¿Quién ató las aguas en un paño? ¿Quién afirmó todos los términos de la tierra? ¿Cuál es su nombre, y el nombre de su Hijo, si lo sabes?
¿Qué, hijo mío? ¿Y qué, hijo de mi vientre? ¿Y qué, hijo de mis votos?
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