'Pues' en la Biblia
- 1.Gé 1:27-Gé 34:21
- 2.Gé 35:4-Éx 14:9
- 3.Éx 16:3-Números 13:17
- 4.Números 14:9-Deuteronomio 23:7
- 5.Deuteronomio 24:4-Jueces 3:1
- 6.Jueces 3:4-Rut 3:17
- 7.Rut 4:6-1 Samuel 18:8
- 8.1 Samuel 18:11-2 Samuel 6:10
- 9.2 Samuel 6:17-1 Reyes 1:13
- 10.1 Reyes 1:21-2 Reyes 2:18
- 11.2 Reyes 3:2-1 Crónicas 23:27
- 12.1 Crónicas 24:5-2 Crónicas 30:18
- 13.2 Crónicas 30:25-Job 17:3
- 14.Job 17:10-Salmos 79:7
- 15.Salmos 86:2-Isaías 19:12
- 16.Isaías 21:16-Jeremías 11:14
- 17.Jeremías 11:17-Jeremías 51:6
- 18.Jeremías 51:26-Daniel 5:16
- 19.Daniel 6:8-Zacarías 8:19
- 20.Zacarías 9:5-Marcos 6:14
- 21.Marcos 6:17-Lucas 22:2
- 22.Lucas 22:13-Juan 21:13
- 23.Hechos 1:5-Romanos 3:9
- 24.Romanos 3:20-1 Corintios 9:9
- 25.1 Corintios 9:10-Gálatas 2:6
- 26.Gálatas 2:19-Hebreos 3:19
- 27.Hebreos 4:1-Apocalipsis 14:4
- 28.Apocalipsis 14:15-Apocalipsis 21:25
y arrojó Saúl la lanza, pues {se} dijo: Clavaré a David en la pared. Pero David lo evadió dos veces.
Lo apartó, pues, Saúl de sí, y le hizo capitán de mil; y salía y entraba delante del pueblo.
Y David prosperaba en todos sus caminos, pues el SEÑOR {estaba} con él.
Entonces Saúl dijo a David: ``Mira, te daré por mujer a Merab, mi hija mayor, con tal que me seas hombre valiente y pelees las batallas del SEÑOR." Pues Saúl {se} decía: ``No será mi mano contra él, sino sea contra él la mano de los Filisteos."
Y Saúl dijo en sí: Yo se la daré, para que le sea por lazo, y para que la mano de los filisteos sea contra él. Dijo, pues, Saúl a David: Con la otra serás mi yerno hoy.
Y mandó Saúl a sus criados: Hablad en secreto a David, diciéndole: He aquí, el rey te ama, y todos sus criados te quieren bien; sé, pues, yerno del rey.
Y avisó Jonatán a David, diciendo: Saúl mi padre procura matarte. Ahora pues, te ruego que estés alerta por la mañana, y permanezcas en un lugar secreto y te escondas.
Y Jonatán habló bien de David a Saúl su padre, y le dijo: No peque el rey contra su siervo David, pues que ningún pecado ha cometido contra ti; antes sus obras te han sido muy buenas;
porque él puso su alma en su palma, e hirió al filisteo, y el SEÑOR hizo una gran salvación a todo Israel. Tú lo viste, y te alegraste; ¿por qué, pues, pecarás contra la sangre inocente, matando a David sin causa?
Huyó, pues, David, y se escapó, y vino a Samuel en Ramá, y le dijo todo lo que Saúl había hecho con él. Y se fueron él y Samuel, y moraron en Naiot.
Y él le dijo: En ninguna manera; no morirás. He aquí que mi padre ninguna cosa hará, grande ni pequeña, que no me la descubra; ¿por qué, pues, me encubrirá mi padre este negocio? No será así.
Harás, pues, misericordia con tu siervo, ya que has traído tu siervo a pacto del SEÑOR contigo; y si hay iniquidad en mí mátame tú, que no hay necesidad de llevarme hasta tu padre.
Y Jonatán le dijo: Nunca tal te acontezca; pues si yo supiese que mi padre determinase hacerte mal, ¿no te lo avisaría yo?
Jonatán, pues, hizo {un pacto} con la casa de David, {diciendo:} El SEÑOR {lo} demande de la mano de los enemigos de David.
Y Jonatán hizo jurar a David otra vez a causa de su amor por él, pues le amaba como a sí mismo.
Estarás, pues, tres días, y luego descenderás, y vendrás al lugar donde estabas escondido el día del trabajo, y esperarás junto a la piedra de Ezel;
David, pues, se escondió en el campo, y venida que fue la nueva luna, se sentó el rey a comer pan.
Y dijo: Te ruego que me dejes ir, porque tenemos sacrificio los de nuestro linaje en la ciudad, y mi hermano mismo me lo ha mandado; por tanto, si he hallado gracia en tus ojos, haré una escapada ahora, y visitaré a mis hermanos. Por esto, pues, no ha venido a la mesa del rey.
Porque todo el tiempo que el hijo de Jessé viviere sobre la tierra, ni tú serás firme, ni tu reino. Envía pues ahora, y tráemelo, porque ha de morir.
Jonatán se levantó de la mesa ardiendo en ira y no comió pan el segundo día de la luna nueva, pues estaba entristecido por David, porque su padre le había afrentado.
Ahora, pues, ¿qué tienes a mano? Dame cinco panes en mi mano, o lo que se hallare.
Y David dijo a Ahimelec: ¿No tienes aquí a mano una lanza o una espada? Pues no traje ni espada ni armas conmigo, porque el asunto del rey era urgente.
Los trajo, pues, a la presencia del rey de Moab, y habitaron con él todo el tiempo que David estuvo en la fortaleza.
Entonces dijo el rey a la gente de su guardia que estaba alrededor de él: Cercad y matad a los sacerdotes del SEÑOR; porque también la mano de ellos es también con David, pues sabiendo ellos que huía, no me lo descubrieron. Mas los siervos del rey no quisieron extender sus manos para matar alos sacerdotes del SEÑOR.
Quédate conmigo, no temas, porque el que busca mi vida, busca tu vida; pues conmigo estarás a salvo.
De nuevo David consultó al SEÑOR; y el SEÑOR le respondió, y dijo: Levántate, desciende a Keila, pues entregaré a los filisteos en tu mano.
Partióse pues David con sus hombres á Keila, y peleó contra los Filisteos, y trajo antecogidos sus ganados, é hiriólos con grande estrago: y libró David á los de Keila.
Cuando se avisó a Saúl que David había ido a Keila, Saúl dijo: Dios lo ha entregado en mi mano, pues se ha encerrado entrando en una ciudad con doble puerta y barras.
Se levantó, pues, David con sus hombres, como seiscientos, y salieron de Keila y anduvieron de un lugar a otro. Cuando a Saúl le informaron que David se había escapado de Keila, cesó de perseguirlo.
Viendo, pues, David que Saúl había salido en busca de su alma, se estaba él en el bosque en el desierto de Zif.
Id, pues, ahora, apercibid aún, considerad y ved su lugar donde tiene el pie, y quién lo haya visto allí; porque se me ha dicho que él es en gran manera prudente.
Considerad, pues, y ved todos los escondrijos donde se oculta, y volved a mí con la certidumbre, y yo iré con vosotros; que si él estuviere en la tierra, yo le buscaré con todos los millares de Judá.
Saúl iba por un lado del monte y David y sus hombres por el otro lado del monte; y David se apresuraba para huir de Saúl, pues Saúl y sus hombres estaban rodeando a David y a sus hombres para apresarlos.
Pero un mensajero vino a Saúl diciendo: Apresúrate y ven, pues los filisteos han hecho una incursión en la tierra.
Y mira, padre mío, mira aún la orilla de tu ropa en mi mano; porque yo corté la orilla de tu manto, y no te maté. Conoce, pues, y ve que no hay mal ni traición en mi mano, ni he pecado contra ti; con todo, tú andas a caza de mi vida para quitármela.
El SEÑOR, pues, será juez, y él juzgará entre mí y ti. El vea, y pleitee mi pleito, y me defienda de tu mano.
Y dijo a David: Más justo eres tú que yo, pues me has pagado con bien, habiéndote yo pagado con mal.
Tú has mostrado hoy que has hecho conmigo bien; pues no me has dado muerte, habiéndome el SEÑOR puesto en tus manos.
júrame, pues, ahora por el SEÑOR, que no talarás mi simiente después de mí, ni raerás mi nombre de la casa de mi padre.
Pregunta a tus criados, que ellos te lo dirán. Hallen, por tanto, estos criados gracia en tus ojos, pues que venimos en buen día; te ruego que des lo que tuvieres a mano a tus siervos, y a tu hijo David.
Ahora, pues, entiende y mira lo que has de hacer, porque el mal está del todo resuelto contra nuestro amo y contra toda su casa; pues él es un hombre tan hijo de Belial, que no hay quien pueda hablarle.
Ahora pues, señor mío, vive el SEÑOR y vive tu alma, que el SEÑOR te ha vedado que vinieras a derramar sangre, y vengarte por tu propia mano. Sean, pues, como Nabal tus enemigos, y todos los que procuran mal contra mi señor.
Y yo te ruego que perdones á tu sierva esta ofensa; pues Jehová de cierto hará casa firme á mi señor, por cuanto mi señor hace las guerras de Jehová, y mal no se ha hallado en ti en tus días.
entonces, señor mío, no te será esto en tropiezo y turbación de corazón, el que hayas derramado sangre sin causa, y que mi señor se haya vengado por sí mismo. Guárdese pues mi señor, y cuando el SEÑOR hiciere bien a mi señor, acuérdate de tu sierva.
Entonces Abigail regresó a Nabal, y he aquí, él tenía un banquete en su casa, como el banquete de un rey. Y el corazón de Nabal estaba alegre, pues estaba muy ebrio, por lo cual ella no le comunicó nada hasta el amanecer.
Pues Saúl había dado a su hija Mical, mujer de David, a Palti, hijo de Lais, que {era} de Galim.
Se levantó, pues, Saúl y descendió al desierto de Zif, teniendo consigo tres mil hombres escogidos de Israel, para buscar a David en el desierto de Zif.
David, pues, y Abisai vinieron al pueblo de noche; y he aquí Saúl que estaba tendido durmiendo en la trinchera, y su lanza hincada en tierra a su cabecera; y Abner y el pueblo estaban alrededor de él tendidos.
Entonces dijo Abisai a David: Hoy ha entregado Dios a tu enemigo en tus manos; ahora, pues, lo heriré presto con la lanza, y lo enclavaré en la tierra de un golpe, y no segundaré.
Pero David dijo a Abisai: No lo mates, pues, ¿quién puede extender su mano contra el ungido del SEÑOR y quedar impune?
Se llevó, pues, David la lanza y la botija de agua de la cabecera de Saúl, y se fueron; que no hubo nadie que viera, ni supiera, ni velara, pues todos dormían; porque un profundo sueño enviado del SEÑOR había caído sobre ellos.
Y dijo David a Abner: ¿No eres varón tú? ¿Y quién hay como tú en Israel? ¿Por qué, pues, no has guardado al rey tu señor? Que ha entrado uno del pueblo a matar a tu señor el rey.
Esto que has hecho, no está bien. Vive el SEÑOR, que sois dignos de muerte, que no habéis guardado a vuestro señor, al ungido del SEÑOR. Mira, pues, ahora dónde está la lanza del rey, y la botija del agua que estaba a su cabecera.
También dijo: ¿Por qué persigue mi señor a su siervo? ¿Pues qué he hecho? ¿Qué maldad hay en mi mano?
Ruego, pues, que el rey mi señor oiga ahora las palabras de su siervo. Si el SEÑOR te incita contra mí, huela él el olor del sacrificio; mas si fueren hijos de hombres, malditos sean ellos en presencia del SEÑOR, que me han echado hoy para que no me junte en la heredad del SEÑOR, diciendo: Ve y sirve a dioses ajenos.
No caiga, pues, ahora mi sangre en tierra delante del SEÑOR; porque ha salido el rey de Israel a buscar una pulga, así como quien persigue una perdiz por los montes.
Entonces dijo Saúl: He pecado; vuélvete, hijo mío David, que ningún mal te haré más, pues que mi vida ha sido estimada hoy en tus ojos. He aquí, yo he hecho locamente, y he errado mucho y en gran manera.
El SEÑOR pagará a cada uno {según} su justicia y su fidelidad; pues el SEÑOR te entregó hoy en {mi} mano, pero yo no quise extender mi mano contra el ungido del SEÑOR.
Se levantó, pues, David, y con los seiscientos hombres que estaban con él se pasó a Aquis hijo de Maoc, rey de Gat.
Y David dijo a Aquis: Si he hallado ahora gracia ante tus ojos, que me den un lugar en una de las aldeas en el campo para que habite allí; pues, ¿por qué ha de morar tu siervo contigo en la ciudad real?
Y David respondió a Aquis: Sabrás pues lo que hará tu siervo. Y Aquis dijo a David: Por tanto, te haré guarda de mi cabeza todos los días.
Pues cuando los filisteos se juntaron, vinieron y asentaron campamento en Sunem; y Saúl juntó a todo Israel, y asentaron campamento en Gilboa.
Y la mujer le dijo: He aquí tú sabes lo que Saúl ha hecho, cómo ha talado de la tierra las espiritistas y los adivinos; ¿por qué pues pones tropiezo a mi vida, para hacerme matar?
Y viendo la mujer a Samuel, clamó en alta voz, y habló aquella mujer a Saúl, diciendo: ¿Por qué me has engañado? pues tú eres Saúl.
Y Samuel dijo a Saúl: ¿Por qué me has inquietado haciéndome venir? Y Saúl respondió: Estoy muy acongojado; pues los filisteos pelean contra mí, y Dios se ha apartado de mí, y no me responde más, ni por mano de profetas, ni por sueños; por esto te he llamado, para que me declares qué debo hacer.
El SEÑOR, pues, ¡ha hecho como habló por mi mano! Pues ha cortado el SEÑOR el reino de tu mano, y lo ha dado a tu compañero David.
Te ruego, pues, que tú también oigas la voz de tu sierva; pondré yo delante de ti un bocado de pan que comas, para que te esfuerces, y sigas tu camino.
Y él rehusó, diciendo: No comeré. Mas sus criados juntamente con la mujer le constriñeron, y él les escuchó. Se levantó, pues, del suelo, y se sentó sobre una cama.
Pero los jefes de los filisteos se enojaron contra él, y le dijeron: Haz volver a ese hombre y que se vuelva al lugar que le asignaste, y no le permitas que descienda a la batalla con nosotros, no sea que en la batalla se convierta en nuestro adversario. Pues, ¿con qué podría hacerse él aceptable a su señor? ¿No {sería} con las cabezas de estos hombres?
Aquis llamó a David y le dijo: Vive el SEÑOR que tú {has sido} recto; tu salir y tu entrar en el ejército conmigo son agradables a mis ojos, pues no he hallado mal en ti desde el día en que te pasaste a mí hasta hoy. Sin embargo, no eres agradable a los ojos de los príncipes.
Vuélvete, pues, y vete en paz; y no hagas lo malo ante los ojos de los cardinales de los filisteos.
Levántate, pues, de mañana, tú y los siervos de tu señor que han venido contigo; y levantándoos de mañana, luego al amanecer partíos.
David, pues, se levantó temprano, él y sus hombres, para salir por la mañana y regresar a la tierra de los filisteos. Y los filisteos subieron a Jezreel.
Vino, pues, David con los suyos a la ciudad, y he aquí que estaba quemada a fuego, y sus mujeres y sus hijos e hijas llevadas cautivas.
Y David estaba muy angustiado porque la gente hablaba de apedrearlo, pues todo el pueblo estaba amargado, cada uno a causa de sus hijos y de sus hijas. Mas David se fortaleció en el SEÑOR su Dios.
Partió, pues, David, él y los seiscientos hombres que con él estaban, y vinieron hasta el arroyo de Besor, donde se quedaron algunos.
pues hicimos una incursión a la parte del mediodía de Cereti, y a Judá, y al mediodía de Caleb; y pusimos fuego a Siclag.
Llevólo pues: y he aquí que estaban derramados sobre la haz de toda aquella tierra, comiendo y bebiendo y haciendo fiesta, por toda aquella gran presa que habían tomado de la tierra de los Filisteos, y de la tierra de Judá.
Entonces todos los malos y los hijos de Belial de entre los que habían ido con David, respondieron y dijeron: Pues que no fueron éstos con nosotros, no les daremos de la presa que hemos quitado, sino a cada uno su mujer y sus hijos; los cuales tomen y se vayan.
Los filisteos, pues, pelearon contra Israel, y los de Israel huyeron delante de los filisteos, y cayeron muertos en el monte de Gilboa.
Entonces él me dijo: ``Te ruego que te pongas junto a mí y me mates, pues la agonía se ha apoderado de mí, porque todavía estoy con vida."
Me puse, pues, junto a él y lo maté, porque yo sabía que él no podía vivir después de haber caído. Tomé la corona que {estaba} en su cabeza y la pulsera que {estaba} en su brazo, y los he traído aquí a mi señor.
Y David le dijo: Tu sangre sea sobre tu cabeza, pues que tu boca atestiguó contra ti, diciendo: Yo maté al ungido del SEÑOR.
Ahora pues, el SEÑOR haga con vosotros misericordia y verdad; y yo también os haré bien por esto que habéis hecho.
Esfuércense pues ahora vuestras manos, y sed valientes; pues que muerto Saúl vuestro señor, los de la casa de Judá me han ungido por rey sobre ellos.
Is-boset, pues, envió a quitársela a {su} marido, a Paltiel, hijo de Lais.
ahora, pues, hacedlo; porque el SEÑOR ha hablado a David, diciendo: Por la mano de mi siervo David libraré a mi pueblo Israel de mano de los filisteos, y de mano de todos sus enemigos.
Vino, pues, Abner a David en Hebrón, y con él veinte hombres; y David hizo banquete a Abner y a los que con él habían venido.
Y he aquí los siervos de David y Joab, que venían del campo, y traían consigo gran presa. Mas Abner ya no estaba con David en Hebrón, pues ya lo había él despedido, y él se había ido en paz.
Entonces Joab vino al rey, y le dijo: ¿Qué has hecho? He aquí vino Abner a ti; ¿por qué pues dejaste que se fuera?
Joab, pues, y Abisai su hermano mataron a Abner, porque él había dado muerte a Asael, hermano de ellos en la batalla de Gabaón.
Sepultaron, pues, a Abner en Hebrón; y el rey alzó su voz y lloró junto al sepulcro de Abner, y lloró {también} todo el pueblo.
Y todo el pueblo reparó {en ello,} y les agradó, pues todo lo que el rey hacía agradaba a todo el pueblo.
pues los beerotitas habían huido a Gitaim y han sido forasteros allí hasta el día de hoy).
Los hijos, pues, de Rimón el beerotita, Recab y Baana, fueron y entraron en el mayor calor del día en casa de Is-boset, el cual estaba durmiendo en su cámara la siesta.
Pues como entraron en la casa, estando él en su cama en su cámara de dormir, lo hirieron y mataron, y cortáronle la cabeza, y habiéndola tomado, caminaron toda la noche por el camino de la campiña.
¿Cuánto más a los malos hombres que mataron a un hombre justo en su casa, y sobre su cama? Ahora pues, ¿no he de demandar su sangre de vuestras manos, y quitaros de la tierra?
Vinieron, pues, todos los ancianos de Israel al rey en Hebrón, y el rey David hizo pacto con ellos en Hebrón delante del SEÑOR; y ungieron a David por rey sobre Israel.
Y el rey y sus hombres fueron a Jerusalén contra los jebuseos, los habitantes de la tierra, y éstos dijeron a David: No entrarás aquí; aun los ciegos y los cojos te rechazarán; pues pensaban: David no puede entrar aquí.
No quiso, pues, David traer a sí el arca del SEÑOR a la ciudad de David; mas la llevó David a casa de Obed-edom el geteo.
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- 16.Isaías 21:16-Jeremías 11:14
- 17.Jeremías 11:17-Jeremías 51:6
- 18.Jeremías 51:26-Daniel 5:16
- 19.Daniel 6:8-Zacarías 8:19
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