'Se' en la Biblia
- 1.Mateo 1:18-Mateo 17:2
- 2.Mateo 17:20-Marcos 1:35
- 3.Marcos 1:41-Marcos 13:8
- 4.Marcos 13:12-Lucas 7:36
- 5.Lucas 7:47-Lucas 18:34
- 6.Lucas 18:39-Juan 8:37
- 7.Juan 8:56-Hechos 4:25
- 8.Hechos 4:26-Hechos 17:4
- 9.Hechos 17:8-Romanos 7:18
- 10.Romanos 7:23-2 Corintios 8:5
- 11.2 Corintios 8:9-Hebreos 4:2
- 12.Hebreos 5:1-Apocalipsis 8:3
- 13.Apocalipsis 8:6-Apocalipsis 20:5
El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando María su madre desposada con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo,
Todo esto aconteció para que se cumpliese lo que fue dicho del Señor, por el profeta que dijo:
Oyendo esto el rey Herodes, se turbó, y toda Jerusalén con él.
Y ellos, habiendo oído al rey, se fueron; y he aquí la estrella que habían visto en el oriente iba delante de ellos, hasta que llegando, se detuvo sobre donde estaba el niño.
Y al ver la estrella, se regocijaron con muy grande gozo.
Y siendo avisados por Dios en un sueño que no volviesen a Herodes, se volvieron a su tierra por otro camino.
Y despertando él, tomó de noche al niño y a su madre y se fue a Egipto;
y estuvo allá hasta la muerte de Herodes; para que se cumpliese lo que dijo el Señor por medio del profeta, diciendo: De Egipto llamé a mi Hijo.
Herodes entonces, al verse burlado de los sabios, se llenó de ira, y mandó matar a todos los niños de dos años para abajo que había en Belén y en todos sus alrededores, conforme al tiempo que había inquirido de los sabios.
Entonces se cumplió lo que fue dicho por el profeta Jeremías, que dijo:
Entonces él se levantó, y tomó al niño y a su madre, y vino a tierra de Israel.
Pero cuando oyó que Arquelao reinaba en Judea en lugar de Herodes su padre, tuvo temor de ir allá. Y siendo avisado por Dios en un sueño, se fue a la región de Galilea,
y vino y habitó en la ciudad que se llama Nazaret; para que se cumpliese lo dicho por los profetas, que habría de ser llamado nazareno.
y diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.
Su aventador está en su mano, y limpiará su era; y recogerá su trigo en el granero, y quemará la paja en fuego que nunca se apagará.
Y vino a Él el tentador, y le dijo: Si eres el Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan.
Y cuando Jesús oyó que Juan había sido encarcelado, se fue a Galilea;
para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, que dijo:
Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.
Vosotros sois la luz del mundo. Una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder.
Ni se enciende un candil y se pone debajo del almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa.
Mas yo os digo que cualquiera que sin razón se enojare contra su hermano, estará en peligro del juicio; y cualquiera que dijere a su hermano: Raca, estará en peligro del concilio; y cualquiera que le dijere: Fatuo, estará expuesto al infierno de fuego.
Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea lanzado al infierno.
Y si tu mano derecha te es ocasión de caer, córtala, y échala de ti; pues mejor te es que uno de tus miembros se pierda, y no que todo tu cuerpo sea lanzado al infierno.
Pero yo os digo que cualquiera que repudiare a su esposa, salvo por causa de fornicación, hace que ella adultere; y el que se casa con la divorciada, comete adulterio.
¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo?
pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió como uno de ellos.
No deis lo santo a los perros; ni echéis vuestras perlas delante de los puercos, no sea que las pisoteen, y se vuelvan y os despedacen.
Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.
Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.
Por sus frutos los conoceréis. ¿Se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?
Y fue que, cuando Jesús hubo acabado estas palabras, la gente se maravillaba de su doctrina;
Y Jesús extendiendo su mano le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante quedó limpio de su lepra.
Y oyéndolo Jesús, se maravilló, y dijo a los que le seguían: De cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado tanta fe.
Y os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham e Isaac y Jacob en el reino de los cielos.
Y tocó su mano, y la fiebre la dejó; y ella se levantó, y les servía.
para que se cumpliese lo que fue dicho por el profeta Isaías, que dijo: Él mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias.
Y he aquí que se levantó en el mar una tempestad tan grande que las olas cubrían la barca; mas Él dormía.
Y Él les dijo: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe? Entonces, levantándose, reprendió a los vientos y al mar, y se hizo grande bonanza.
Y los hombres se maravillaron, diciendo: ¿Qué clase de hombre es Éste, que aun los vientos y el mar le obedecen?
Y Él les dijo: Id. Y ellos saliendo, se fueron a aquel hato de puercos; y he aquí, todo el hato de puercos se precipitó en el mar por un despeñadero, y perecieron en las aguas.
Y he aquí, toda la ciudad salió a encontrar a Jesús; y cuando le vieron, le rogaron que se fuera de sus contornos.
Pero cuando las multitudes vieron esto, se maravillaron y glorificaron a Dios, que había dado tal potestad a los hombres.
Y pasando Jesús de allí, vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado al banco de los tributos públicos; y le dijo: Sígueme. Y él se levantó y le siguió.
Y aconteció que estando Él sentado a la mesa en la casa, he aquí muchos publicanos y pecadores, que habían venido, se sentaron a la mesa con Jesús y sus discípulos.
Nadie pone remiendo de paño nuevo en vestido viejo; porque tal remiendo tira del vestido, y se hace peor la rotura.
Tampoco echan vino nuevo en odres viejos; de otra manera los odres se rompen, y el vino se derrama, y los odres se pierden; mas echan el vino nuevo en odres nuevos, y ambos se conservan.
Y Jesús se levantó, y le siguió, y sus discípulos.
Y he aquí una mujer que estaba enferma de flujo de sangre por ya doce años, se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto.
les dijo: Apartaos, que la muchacha no está muerta, sino duerme. Y se burlaban de Él.
Mas cuando hubieron echado fuera a la gente, entró, y la tomó de la mano, y la muchacha se levantó.
Y echado fuera el demonio, el mudo habló; y las multitudes se maravillaban, y decían: Jamás se había visto cosa semejante en Israel.
Y yendo, predicad, diciendo: El reino de los cielos se ha acercado.
Y si la casa fuere digna, vuestra paz vendrá sobre ella; mas si no fuere digna, vuestra paz se volverá a vosotros.
Y el hermano entregará a la muerte al hermano, y el padre al hijo; y los hijos se levantarán contra sus padres, y los harán morir.
¿No se venden dos pajarillos por un cuadrante? Y ni uno de ellos cae a tierra sin vuestro Padre.
Y aconteció que cuando Jesús terminó de dar comisión a sus doce discípulos, se fue de allí a enseñar y predicar en las ciudades de ellos.
De cierto os digo: Entre los nacidos de mujer jamás se levantó otro mayor que Juan el Bautista; pero el que es menor en el reino de los cielos, mayor es que él.
Mas ¿a qué compararé esta generación? Es semejante a los muchachos que se sientan en las plazas, y dan voces a sus compañeros,
Entonces comenzó a reconvenir a las ciudades donde la mayoría de sus milagros habían sido hechos, porque no se habían arrepentido, diciendo:
¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si los milagros hechos en vosotras, se hubiesen hecho en Tiro y en Sidón, hace mucho que se hubieran arrepentido en cilicio y en ceniza.
Mas sabiéndolo Jesús, se apartó de allí; y grandes multitudes le seguían, y sanaba a todos.
Para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, que dijo:
He aquí mi siervo, a quien he escogido: Mi amado, en quien se agrada mi alma: Pondré mi Espíritu sobre Él, y a los gentiles anunciará juicio.
Los hombres de Nínive se levantarán en el juicio con esta generación y la condenarán; porque ellos se arrepintieron a la predicación de Jonás; y he aquí, uno mayor que Jonás en este lugar.
La reina del Sur se levantará en el juicio con esta generación, y la condenará; porque ella vino de los fines de la tierra para oír la sabiduría de Salomón; y he aquí, uno mayor que Salomón en este lugar.
Y aquel día salió Jesús de casa y se sentó junto al mar.
Y grandes multitudes se juntaron a Él, y entrando Él en una barca, se sentó, y toda la multitud estaba a la ribera.
Pero cuando salió el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó.
Porque a cualquiera que tiene, se le dará, y tendrá más; mas al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado.
Y en ellos se cumple la profecía de Isaías, que dijo: De oído oiréis, y no entenderéis; Y viendo veréis, mas no percibiréis.
Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, y con los oídos oyen pesadamente, y han cerrado sus ojos; para que no vean con los ojos, y oigan con los oídos, y con el corazón entiendan, y se conviertan, y yo los sane.
pero no tiene raíz en sí, sino que es temporal; pues cuando viene la aflicción o la persecución por causa de la palabra, luego se ofende.
Y el que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye la palabra; pero el afán de este mundo, y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa.
pero mientras dormían los hombres, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo, y se fue.
el cual a la verdad es la más pequeña de todas las semillas; mas cuando ha crecido, es la mayor de las hortalizas, y se hace árbol, tal, que vienen las aves del cielo y anidan en sus ramas.
para que se cumpliese lo que fue dicho por el profeta que dijo: En parábolas abriré mi boca; Enunciaré cosas que han estado escondidas desde la fundación del mundo.
Entonces Jesús despidió a la multitud, y se fue a casa, y sus discípulos vinieron a Él, y le dijeron: Decláranos la parábola de la cizaña del campo.
Y aconteció que acabando Jesús estas parábolas, se fue de allí.
¿No es Éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos Jacobo, José, Simón y Judas?
Y se escandalizaban en Él. Mas Jesús les dijo: No hay profeta sin honra, sino en su propia tierra y en su casa.
y dijo a sus siervos: Éste es Juan el Bautista; él ha resucitado de los muertos, y por eso maravillas se manifiestan en él.
Entonces el rey se entristeció, mas por causa del juramento, y de los que estaban sentados con él a la mesa, mandó que se la diesen,
Y oyéndolo Jesús, se apartó de allí en una barca a un lugar desierto, apartado; y cuando el pueblo lo oyó, le siguió a pie de las ciudades.
Y comieron todos, y se saciaron; y de los pedazos que sobraron, alzaron doce canastos llenos.
Y los discípulos, viéndole andar sobre el mar, se turbaron, diciendo: ¡Un fantasma! Y dieron voces de miedo.
Y cuando ellos entraron en la barca, se calmó el viento.
¿Por qué tus discípulos quebrantan la tradición de los ancianos? Pues no se lavan sus manos cuando comen pan.
Este pueblo se acerca a mí con su boca, y de labios me honra, pero su corazón lejos está de mí.
Entonces vinieron los discípulos, y le dijeron: ¿Sabes que los fariseos se ofendieron cuando oyeron esta palabra?
Y saliendo Jesús de allí, se fue a las costas de Tiro y de Sidón.
Y partiendo Jesús de allí, vino junto al mar de Galilea; y subiendo al monte, se sentó allí.
de manera que la multitud se maravillaba, viendo a los mudos hablar, a los mancos ser sanados, a los cojos andar, y a los ciegos ver; y glorificaban al Dios de Israel.
Y mandó a la multitud que se recostase en tierra.
Y todos comieron, y se saciaron; y recogieron lo que sobró de los pedazos, siete canastos llenos.
La generación perversa y adúltera demanda señal; mas señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás. Y dejándolos, se fue.
Y viniendo los discípulos al otro lado, se habían olvidado de traer pan.
Entonces entendieron que no les había dicho que se guardasen de la levadura de pan, sino de la doctrina de los fariseos y de los saduceos.
y se transfiguró delante de ellos; y su rostro resplandeció como el sol, y su vestidura se hizo blanca como la luz.
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