892 casos

'Son' en la Biblia

Misma, Duma, Maasa, Hadad, Thema, Jetur, Naphis, y Cedma. Estos son los hijos de Ismael.

Y estos son los reyes que reinaron en la tierra de Edom, antes que reinase rey sobre los hijos de Israel Belah, hijo de Beor; y el nombre de su ciudad fué Dinaba.

ESTOS son los hijos de Israel: Rubén, Simeón, Leví, Judá, Issachâr, Zabulón,

Los hijos de Salma: Beth-lehem, y los Nethophatitas, los cuales son las coronas de la casa de Joab, y de la mitad de los Manahethitas, los Soraitas.

Y las familias de los escribas, que moraban en Jabes, fueron los Thiratheos, Simatheos, Sucatheos; los cuales son los Cineos que vinieron de Hamath, padre de la casa de Rechâb.

ESTOS son los hijos de David, que le nacieron en Hebrón: Amnón el primogénito, de Achînoam Jezreelita; el segundo Daniel, de Abigail de Carmelo;

Y Reaías hijo de Sobal, engendró á Jahath; y Jahath engendró á Ahumai y á Laad. Estas son las familias de los Sorathitas.

Y estas son las del padre de Etham: Jezreel, Isma, é Ibdas. Y el nombre de su hermana fué Haslelponi.

Y Esthón engendró á Beth-rapha, á Phasea, y á Tehinna, padre de la ciudad de Naas: estos son los varones de Rechâ.

Y Joacim, y los varones de Chôzeba, y Joas, y Saraph, los cuales moraron en Moab, y Jasubi-lehem, que son palabras antiguas.

Estos por sus nombres son los principales que vinieron en sus familias, y que fueron multiplicados muy mucho en las casas de sus padres.

Y estos son los nombres de los hijos de Gersón: Libni, y Simi.

Los hijos de Merari: Mahali, y Musi. Estas son las familias de Leví, según sus descendencias.

Estos son á los que David dió cargo de las cosas de la música de la casa de Jehová, después que el arca tuvo reposo:

Y los hijos de Aarón son estos: Eleazar su hijo, Phinees su hijo, Abisua su hijo;

Y estas son sus habitaciones, conforme á sus domicilios y sus términos, las de los hijos de Aarón por las familias de los Coathitas, porque de ellos fué la suerte:

Y estos son los hijos de Ehud, estos las cabezas de padres que habitaron en Gabaa, y fueron trasportados á Manahath:

Jeus, Sochîas, y Mirma. Estos son sus hijos, cabezas de familias.

Y los hijos de Asel fueron seis, cuyos nombres son Azricam, Bochru, Ismael, Searías, Obadías, y Hanán: todos estos fueron hijos de Asel.

Y Asel tuvo seis hijos, los nombres de los cuales son: Azricam, Bochru, Ismael, Seraía, Obadías, y Hanán: estos fueron los hijos de Asel.

Estos son los principales de los valientes que David tuvo, y los que le ayudaron en su reino, con todo Israel, para hacerle rey sobre Israel, conforme á la palabra de Jehová.

ESTOS son los que vinieron á David á Siclag, estando él aún encerrado por causa de Saúl hijo de Cis, y eran de los valientes ayudadores de la guerra.

Y estos son los nombres de los que le nacieron en Jerusalem: Samua, Sobab, Nathán, Salomón,

De esta manera llevaba todo Israel el arca del pacto de Jehová, con júbilo y sonido de bocinas, y trompetas, y címbalos, y al son de salterios y arpas.

Porque todos los dioses de los pueblos son nada: Mas Jehová hizo los cielos.

Y he sido contigo en todo cuanto has andado, y he talado á todos tus enemigos de delante de ti, y hete hecho grande nombre, como el nombre de los grandes que son en la tiera.

Y dijo Joab: Añada Jehová á su pueblo cien veces otros tantos. Rey señor mío, ¿no son todos estos siervos de mi señor? ¿para qué procura mi señor esto, que será pernicioso á Israel?

Entonces David dijo á Gad: Estoy en grande angustia: ruego que yo caiga en la mano de Jehová; porque sus misericordias son muchas en extremo, y que no caiga yo en manos de hombres.

Estos son los hijos de Leví en las familias de sus padres, cabeceras de familias en sus delineaciones, contados por sus nombres, por sus cabezas, los cuales hacían obra en el ministerio de la casa de Jehová, de veinte años arriba.

Estos son los repartimientos de los porteros, hijos de los Coraitas, y de los hijos de Merari.

Tuya es, oh Jehová, la magnificencia, y el poder, y la gloria, la victoria, y el honor; porque todas las cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas. Tuyo, oh Jehová, es el reino, y la altura sobre todos los que están por cabeza.

Estas son las medidas de que Salomón fundó el edificio de la casa de Dios. La primera medida fué, la longitud de sesenta codos; y la anchura de veinte codos.

Y pasó Salomón á la hija de Faraón, de la ciudad de David á la casa que él le había edificado; porque dijo: Mi mujer no morará en la casa de David rey de Israel, porque aquellas habitaciones donde ha entrado el arca de Jehová, son sagradas.

Mas en cuanto á nosotros, Jehová es nuestro Dios, y no le hemos dejado: y los sacerdotes que ministran á Jehová son los hijos de Aarón, y los Levitas en la obra;

Y pusiéronse contra el rey Uzzías, y dijéronle: No á ti, oh Uzzías, el quemar perfume á Jehová, sino á los sacerdotes hijos de Aarón, que son consagrados para quemarlo: sal del santuario, por que has prevaricado, y no te será para gloria delante del Dios

Y he aquí nuestros padres han caído á cuchillo, nuestros hijos y nuestras hijas y nuestras mujeres son cautivas por esto.

Esforzaos y confortaos; no temáis, ni hayáis miedo del rey de Asiria, ni de toda su multitud que con él viene; porque más son con nosotros que con él.

Y ESTOS son los hijos de la provincia que subieron de la cautividad, de la transmigración que Nabucodonosor rey de Babilonia hizo traspasar á Babilonia, y que volvieron á Jerusalem y á Judá, cada uno á su ciudad:

Sea notorio al rey, que fuimos á la provincia de Judea, á la casa del gran Dios, la cual se edifica de piedra de mármol; y los maderos son puestos en las paredes, y la obra se hace apriesa, y prospera en sus manos.

Y los vasos que te son entregados para el servicio de la casa de tu Dios, los restituirás delante de Dios en Jerusalem.

Y ESTOS son los cabezas de sus familias, y genealogía de aquellos que subieron conmigo de Babilonia, reinando el rey Artajerjes:

Y de los hijos de Adonicam, los postreros, cuyos nombres son estos, Eliphelet, Jeiel, y Semaías, y con ellos sesenta varones;

Ellos pues son tus siervos y tu pueblo, los cuales redimiste con tu gran fortaleza, y con tu mano fuerte.

Estos son los hijos de la provincia que subieron de la cautividad, de la transmigración que hizo pasar Nabucodonosor rey de Babilonia, y que volvieron á Jerusalem y á Judá cada uno á su ciudad;

Y estos son los que subieron de Tel-melah, Tel-harsa, Chêrub, Addón, é Immer, los cuales no pudieron mostrar la casa de sus padres, ni su linaje, si eran de Israel:

Y estos son los principales de la provincia que moraron en Jerusalem; mas en las ciudades de Judá habitaron cada uno en su posesión en sus ciudades, de Israel, de los sacerdotes, y Levitas, y Nethineos, y de los hijos de los siervos de Salomón.

Y estos son los hijos de Benjamín: Salú hijo de Mesullam, hijo de Joed, hijo de Pedaías, hijo de Colaías, hijo de Maaseías, hijo de Ithiel, hijo de Jesaía.

Y ESTOS son los sacerdotes y Levitas que subieron con Zorobabel hijo de Sealthiel, y con Jesuá: Seraías, Jeremías, Esdras,

Y dijo Amán al rey Assuero: Hay un pueblo esparcido y dividido entre los pueblos en todas las provincias de tu reino, y sus leyes son diferentes de las de todo pueblo, y no observan las leyes del rey; y al rey no viene provecho de dejarlos.

Perecen por el aliento de Dios, Y por el espíritu de su furor son consumidos.

El bramido del león, y la voz del león, Y los dientes de los leoncillos son quebrantados.

El león viejo perece por falta de presa, Y los hijos del león son esparcidos.

De la mañana á la tarde son quebrantados, Y se pierden para siempre, sin haber quien lo considere.

Que pone los humildes en altura, Y los enlutados son levantados á salud:

Porque pesaría aquél más que la arena del mar: Y por tanto mis palabras son cortadas.

Las cosas que mi alma no quería tocar, Por los dolores son mi comida.

Que al tiempo del calor son deshechas, Y en calentándose, desaparecen de su lugar;

Cuán fuertes son las palabras de rectitud! Mas ¿qué reprende el que reprende de vosotros?

¿Pensáis censurar palabras, Y los discursos de un desesperado, que son como el viento?

Aburríme: no he de vivir yo para siempre; Déjáme, pues que mis días son vanidad.

Tales son los caminos de todos los que olvidan á Dios: Y la esperanza del impío perecerá:

¿Son tus días como los días del hombre, O tus años como los tiempos humanos,

¿No son mis días poca cosa? Cesa pues, y déjame, para que me conforte un poco.

Y que te declarara los arcanos de la sabiduría, Que son de doble valor que la hacienda! Conocerías entonces que Dios te ha castigado menos que tu iniquidad merece.

Y ciertamente el monte que cae se deshace, Y las peñas son traspasadas de su lugar;

Las piedras son desgastadas con el agua impetuosa, Que se lleva el polvo de la tierra: de tal manera haces tú perecer la esperanza del hombre.

He aquí que en sus santos no confía, Y ni los cielos son limpios delante de sus ojos:

Disputadores son mis amigos: Mas á Dios destilarán mis ojos.

Ciertamente tales son las moradas del impío, Y este será el lugar del que no conoció á Dios.

Las nubes son su escondedero, y no ve; Y por el circuito del cielo se pasea.

Porque la mañana es á todos ellos como sombra de muerte; Si son conocidos, terrores de sombra de muerte los toman.

Son instables más que la superficie de las aguas; Su porción es maldita en la tierra; No andarán por el camino de las viñas.

Fueron ensalzados por un poco, mas desaparecen, Y son abatidos como cada cual: serán encerrados, Y cortados como cabezas de espigas.

He aquí que ni aun la misma luna será resplandeciente, Ni las estrellas son limpias delante de sus ojos.

Cosas inanimadas son formadas Debajo de las aguas, y los habitantes de ellas.

Lugar hay cuyas piedras son zafiro, Y sus polvos de oro.

¿Cuánto menos á aquel que no hace acepción de personas de príncipes, Ni el rico es de él más respetado que el pobre? Porque todos son obras de sus manos.

Porque de cierto no son mentira mis palabras; Contigo está el que es íntegro en sus conceptos.

Su cola mueve como un cedro, Y los nervios de sus genitales son entretejidos.

Sus huesos son fuertes como bronce, Y sus miembros como barras de hierro.

La gloria de su vestido son escudos fuertes, Cerrados entre sí estrechamente.

Con sus estornudos encienden lumbre, Y sus ojos son como los párpados del alba.

Oh enemigo, acabados son para siempre los asolamientos; Y las ciudades que derribaste, Su memoria pereció con ellas.

Pon, oh Jehová, temor en ellos: Conozcan las gentes que son no más que hombres. (Selah.)

Sus caminos son viciosos en todo tiempo: Tus juicios los tiene muy lejos de su vista: Echa bocanadas en orden á todos sus enemigos.

Cercando andan los malos, Mientras son exaltados los más viles de los hijos de los hombres.

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