'Al' en la Biblia
- 1.Gé 1:8-Gé 39:10
- 2.Gé 40:13-Éx 19:14
- 3.Éx 19:15-Levítico 5:18
- 4.Levítico 6:6-Números 7:55
- 5.Números 7:61-Números 34:3
- 6.Números 34:5-Deuteronomio 23:13
- 7.Deuteronomio 24:14-Josué 13:8
- 8.Josué 13:21-Jueces 9:51
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- 13.1 Reyes 16:16-2 Reyes 13:16
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- 17.Ester 3:6-Job 37:6
- 18.Job 37:23-Salmos 55:22
- 19.Salmos 55:23-Salmos 132:8
- 20.Salmos 136:2-Proverbios 24:21
- 21.Proverbios 24:24-Isaías 8:2
- 22.Isaías 8:7-Isaías 63:14
- 23.Isaías 64:5-Jeremías 40:5
- 24.Jeremías 40:9-Ezequiel 20:47
- 25.Ezequiel 21:3-Ezequiel 48:27
- 26.Ezequiel 48:28-Amós 5:8
- 27.Amós 5:9-Mateo 7:26
- 28.Mateo 8:3-Mateo 28:16
- 29.Marcos 1:10-Marcos 15:9
- 30.Marcos 15:15-Lucas 17:9
- 31.Lucas 17:12-Juan 9:40
- 32.Juan 10:5-Hechos 7:8
- 33.Hechos 7:24-Hechos 22:14
- 34.Hechos 22:23-1 Corintios 12:24
- 35.1 Corintios 14:9-Hebreos 7:13
- 36.Hebreos 7:14-Apocalipsis 4:9
- 37.Apocalipsis 4:10-Apocalipsis 22:14
Porque manifiesto es que nuestro Señor nació de Judá, de cuya tribu nada habló Moisés tocante al sacerdocio.
Porque la ley constituye sumos sacerdotes a hombres débiles; mas la palabra del juramento, posterior a la ley, constituye al Hijo, quien es perfecto para siempre.
los cuales sirven de ejemplo y sombra de las cosas celestiales, como fue advertido por Dios a Moisés cuando estaba por comenzar el tabernáculo: Mira, dice, haz todas las cosas conforme al modelo que te ha sido mostrado en el monte.
Y ninguno enseñará a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce al Señor: Porque todos me conocerán, desde el menor de ellos hasta el mayor.
Y al decir: Nuevo pacto, da por viejo al primero; y lo que es dado por viejo y se envejece, cerca está a desvanecerse.
pero en la segunda parte, sólo el sumo sacerdote una vez al año, no sin sangre, la cual ofrecía por sí mismo, y por los pecados de ignorancia del pueblo.
Dando en esto a entender el Espíritu Santo, que aún no estaba descubierto el camino al lugar santísimo, entre tanto que el primer tabernáculo estuviese en pie.
Lo cual era figura de aquel tiempo presente, en el cual se presentaban ofrendas y sacrificios que no podían hacer perfecto, en cuanto a la conciencia, al que servía con ellos;
¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?
Porque habiendo hablado Moisés todos los mandamientos de la ley a todo el pueblo, tomando la sangre de los becerros y de los machos cabríos, con agua, y lana de grana, e hisopo, roció al mismo libro, y también a todo el pueblo,
y considerémonos unos a otros para provocarnos al amor y a las buenas obras;
¿De cuánto mayor castigo pensáis que será digno, el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia?
Pues conocemos al que dijo: Mía es la venganza, yo daré el pago, dice el Señor. Y otra vez: El Señor juzgará a su pueblo.
Por fe Noé, siendo advertido por Dios de cosas que aún no se veían, con temor preparó el arca en que su casa se salvase; y por esa fe condenó al mundo, y fue hecho heredero de la justicia que es por la fe.
Por fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir por herencia; y salió sin saber a dónde iba.
Por fe Jacob, al morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose sobre el extremo de su bordón.
Por fe José, al morir, hizo mención del éxodo de los hijos de Israel; y dio mandamiento acerca de sus huesos.
Por fe dejó a Egipto, no temiendo la ira del rey; porque se sostuvo como viendo al Invisible.
Porque el Señor al que ama castiga, y azota a todo el que recibe por hijo.
Por otra parte, tuvimos a los padres de nuestra carne que nos disciplinaban, y los reverenciábamos. ¿Por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos?
A la verdad ningún castigo al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que por él son ejercitados.
Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.
Porque no os habéis acercado al monte que se podía tocar, que ardía con fuego, y al turbión, y a la oscuridad, y a la tempestad,
y al sonido de la trompeta, y a la voz que les hablaba, la cual los que la oyeron rogaron que no se les hablase más;
porque no podían soportar lo que se mandaba: Si aun una bestia tocare al monte, será apedreada, o pasada con dardo.
sino que os habéis acercado al monte de Sión, y a la ciudad del Dios vivo, la Jerusalén celestial, y a una compañía innumerable de ángeles,
Mirad que no desechéis al que habla. Porque si no escaparon aquellos que desecharon al que hablaba en la tierra, mucho menos nosotros, si desecháramos al que habla desde el cielo.
Tenemos un altar, del cual no tienen derecho de comer los que sirven al tabernáculo.
Por lo cual también Jesús, para santificar al pueblo con su propia sangre, padeció fuera de la puerta.
os haga perfectos para toda obra buena para que hagáis su voluntad, haciendo Él en vosotros lo que es agradable delante de Él por Jesucristo; al cual sea gloria para siempre jamás. Amén.
Porque si alguno es oidor de la palabra, y no hacedor, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural.
y miráis con agrado al que trae ropa fina, y le decís: Siéntate tú aquí en buen lugar; y dijeres al pobre: Estate tú allí en pie, o siéntate aquí bajo mi estrado;
Pero vosotros habéis menospreciado al pobre. ¿No os oprimen los ricos, y os arrastran a los juzgados?
Con ella bendecimos al Dios y Padre; y con ella maldecimos a los hombres, que son hechos a la semejanza de Dios.
Someteos, pues, a Dios. Resistid al diablo, y huirá de vosotros.
Así que, al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado.
Habéis condenado y dado muerte al justo; y él no os resiste.
Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados.
sepa que el que haga volver al pecador del error de su camino, salvará de muerte un alma, y cubrirá multitud de pecados.
En lo cual vosotros mucho os alegráis, aunque al presente por un poco de tiempo, si es necesario, estéis afligidos por diversas pruebas,
a quien amáis sin haberle visto; en quien creyendo, aunque al presente no le veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso;
Y si invocáis al Padre, que sin acepción de personas juzga según la obra de cada uno, conducíos en temor todo el tiempo de vuestra peregrinación;
al cual acercándoos, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas escogida y preciosa para Dios.
manteniendo vuestra honesta manera de vivir entre los gentiles; para que, en lo que ellos murmuran de vosotros como de malhechores, al ver vuestras buenas obras, glorifiquen a Dios en el día de la visitación.
Sujetaos a toda ordenación humana por causa del Señor; ya sea al rey, como a superior,
Honrad a todos. Amad la hermandad. Temed a Dios. Honrad al rey.
Porque vosotros erais como ovejas descarriadas; mas ahora habéis vuelto al Pastor y Obispo de vuestras almas.
al observar ellos vuestra casta conducta que es en temor.
sino santificad al Señor Dios en vuestros corazones, y estad siempre preparados para responder con mansedumbre y temor a todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros;
el cual habiendo subido al cielo, está a la diestra de Dios; estando sujetos a Él, ángeles, autoridades y potestades.
pero ellos darán cuenta al que está preparado para juzgar a los vivos y a los muertos.
Si alguno habla, hable conforme a la palabra de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da; para que en todo Dios sea glorificado por Jesucristo, al cual sea gloria e imperio para siempre jamás. Amén.
Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios; y si primero comienza por nosotros, ¿cuál será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios?
al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que las mismas aflicciones han de ser cumplidas en vuestros hermanos que están en el mundo.
y al conocimiento, templanza, y a la templanza, paciencia, y a la paciencia, piedad;
y a la piedad, amor fraternal, y al amor fraternal, caridad.
Porque si en vosotros hay estas cosas, y abundan, no os dejarán estar ociosos, ni estériles en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo.
Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina.
Porque si Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que los arrojó al infierno y los entregó a prisiones de oscuridad, a ser reservados para el juicio;
y si no perdonó al mundo antiguo, sino que guardó a Noé, la octava persona, pregonero de justicia, trayendo el diluvio sobre el mundo de los impíos;
y libró al justo Lot, abrumado por la nefanda conducta de los malvados
El Señor no tarda su promesa, como algunos la tienen por tardanza; sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos vengan al arrepentimiento.
Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado y palparon nuestras manos, tocante al Verbo de vida
Os escribo a vosotros, padres, porque habéis conocido a Aquél que es desde el principio. Os escribo a vosotros, jóvenes, porque habéis vencido al maligno. Os escribo a vosotros, hijitos, porque habéis conocido al Padre.
Os he escrito a vosotros, padres, porque habéis conocido al que es desde el principio. Os he escrito a vosotros, jóvenes, porque sois fuertes, y la palabra de Dios mora en vosotros, y habéis vencido al maligno.
No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él.
Hijitos, ya es el último tiempo; y como vosotros habéis oído que el anticristo ha de venir, así también al presente hay muchos anticristos; por lo cual sabemos que es el último tiempo.
¿Quién es mentiroso, sino el que niega que Jesús es el Cristo? Éste es anticristo, que niega al Padre y al Hijo.
Todo aquel que niega al Hijo, tampoco tiene al Padre. El que confiesa al Hijo tiene también al Padre.
En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por Él.
Y nosotros hemos visto y testificamos que el Padre ha enviado al Hijo para ser el Salvador del mundo.
Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios; y todo aquel que ama al que engendró, ama también al que es engendrado por Él.
Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y ésta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe.
¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?
El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios, no tiene la vida.
Y sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Éste es el verdadero Dios, y la vida eterna.
Cualquiera que se rebela, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el que persevera en la doctrina de Cristo, el tal tiene al Padre y al Hijo.
El anciano al muy amado Gayo, a quien yo amo en la verdad.
Porque ciertos hombres han entrado encubiertamente, los cuales desde antes fueron ordenados para esta condenación, hombres impíos, que cambian la gracia de nuestro Dios en libertinaje, negando al único Señor Dios, y a nuestro Señor Jesucristo.
Quiero, pues, recordaros, ya que una vez lo habéis sabido, que el Señor, habiendo salvado al pueblo sacándolo de la tierra de Egipto, después destruyó a los que no creyeron.
al único sabio Dios Salvador nuestro, sea gloria y majestad, dominio y potestad, ahora y siempre. Amén.
y de Jesucristo, el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y príncipe de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su propia sangre,
y en medio de los siete candeleros, a uno semejante al Hijo del Hombre, vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y ceñido por el pecho con un cinto de oro.
y sus pies semejantes al latón fino, ardientes como en un horno; y su voz como el ruido de muchas aguas.
Escribe al ángel de la iglesia de ÉFESO: El que tiene las siete estrellas en su diestra, el que anda en medio de los siete candeleros de oro, dice estas cosas:
El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios.
Y escribe al ángel de la iglesia en ESMIRNA: El primero y el postrero, que estuvo muerto y vive, dice estas cosas:
Y escribe al ángel de la iglesia en PÉRGAMO: El que tiene la espada aguda de dos filos, dice estas cosas:
El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, daré a comer del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita un nombre nuevo escrito, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe.
Y escribe al ángel de la iglesia en TIATIRA: El Hijo de Dios, que tiene sus ojos como llama de fuego, y sus pies semejantes al latón fino, dice estas cosas:
Y al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré potestad sobre las naciones;
Y escribe al ángel de la iglesia en SARDIS: El que tiene los siete Espíritus de Dios, y las siete estrellas, dice estas cosas: Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, y estás muerto.
Y escribe al ángel de la iglesia en FILADELFIA: El Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre, dice estas cosas:
Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo.
Y escribe al ángel de la iglesia de los LAODICENSES: Estas cosas dice el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios:
Al que venciere, yo le daré que se siente conmigo en mi trono; así como también yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono.
Y al instante estaba yo en el Espíritu; y he aquí, un trono que estaba puesto en el cielo, y uno sentado sobre el trono.
Y el que estaba sentado, era al parecer semejante al jaspe y a la piedra de sardonia; y había alrededor del trono un arco iris, semejante en aspecto a la esmeralda.
Y delante del trono había un mar de vidrio semejante al cristal; y en medio del trono, y alrededor del trono, cuatro seres vivientes llenos de ojos delante y detrás.
Y cuando aquellos seres vivientes dan gloria y honra y gracias al que está sentado en el trono, al que vive para siempre jamás,
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- 24.Jeremías 40:9-Ezequiel 20:47
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- 26.Ezequiel 48:28-Amós 5:8
- 27.Amós 5:9-Mateo 7:26
- 28.Mateo 8:3-Mateo 28:16
- 29.Marcos 1:10-Marcos 15:9
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