'Cuerpo' en la Biblia
Mas ahora Dios ha colocado los miembros cada uno de ellos en el cuerpo, como quiso.
Que si todos fueran un miembro, ¿dónde estuviera el cuerpo?
Mas ahora muchos miembros son á la verdad, empero un cuerpo.
Antes, mucho más los miembros del cuerpo que parecen más flacos, son necesarios;
Y á aquellos del cuerpo que estimamos ser más viles, á éstos vestimos más honrosamente; y los que en nosotros son menos honestos, tienen más compostura.
Porque los que en nosotros son más honestos, no tienen necesidad: mas Dios ordenó el cuerpo, dando más abundante honor al que le faltaba;
Para que no haya desavenencia en el cuerpo, sino que los miembros todos se interesen los unos por los otros.
Pues vosotros sois el cuerpo de Cristo, y miembros en parte.
Y si repartiese toda mi hacienda para dar de comer a pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo caridad, de nada me sirve.
Mas dirá alguno: ¿Cómo resucitarán los muertos? ¿Con qué cuerpo vendrán?
Y lo que siembras, no siembras el cuerpo que ha de salir, sino el grano desnudo, acaso de trigo, ó de otro grano:
Mas Dios le da el cuerpo como quiso, y á cada simiente su propio cuerpo.
Se siembra cuerpo animal, resucitará espiritual cuerpo. Hay cuerpo animal, y hay cuerpo espiritual.
Llevando siempre por todas partes la muerte de Jesús en el cuerpo, para que también la vida de Jesús sea manifestada en nuestros cuerpos.
Así que vivimos confiados siempre, y sabiendo, que entre tanto que estamos en el cuerpo, peregrinamos ausentes del Señor;
Mas confiamos, y más quisiéramos partir del cuerpo, y estar presentes al Señor.
Porque es menester que todos nosotros parezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que hubiere hecho por medio del cuerpo, ora sea bueno ó malo.
Conozco á un hombre en Cristo, que hace catorce años (si en el cuerpo, no lo sé; si fuera del cuerpo, no lo sé: Dios lo sabe) fué arrebatado hasta el tercer cielo.
Y conozco tal hombre, (si en el cuerpo, ó fuera del cuerpo, no lo sé: Dios lo sabe,)
De aquí adelante nadie me sea molesto; porque yo traigo en mi cuerpo las marcas del Señor Jesús.
La cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que hinche todas las cosas en todos.
Y reconciliar por la cruz con Dios á ambos en un mismo cuerpo, matando en ella las enemistades.
Un cuerpo, y un Espíritu; como sois también llamados á una misma esperanza de vuestra vocación:
Para perfección de los santos, para la obra del ministerio, para edificación del cuerpo de Cristo;
Del cual, todo el cuerpo compuesto y bien ligado entre sí por todas las junturas de su alimento, que recibe según la operación, cada miembro conforme á su medida toma aumento de cuerpo edificándose en amor.
Porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia; y él es el que da la salud al cuerpo.
Porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos.
Conforme á mi mira y esperanza, que en nada seré confundido; antes bien con toda confianza, como siempre, ahora también será engrandecido Cristo en mi cuerpo, ó por vida, ó por muerte.
El cual transformará el cuerpo de nuestra bajeza, para ser semejante al cuerpo de su gloria, por la operación con la cual puede también sujetar á sí todas las cosas.
Y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia; él que es el principio, el primogénito de los muertos, para que en todo tenga el primado.
En el cuerpo de su carne por medio de muerte, para haceros santos, y sin mancha, é irreprensibles delante de él:
Que ahora me gozo en lo que padezco por vosotros, y cumplo en mi carne lo que falta de las aflicciones de Cristo por su cuerpo, que es la iglesia;
Porque aunque estoy ausente con el cuerpo, no obstante con el espíritu estoy con vosotros, gozándome y mirando vuestro concierto, y la firmeza de vuestra fe en Cristo.
En el cual también sois circuncidados de circuncisión no hecha con manos, con el despojamiento del cuerpo de los pecados de la carne, en la circuncisión de Cristo;
Lo cual es la sombra de lo por venir; mas el cuerpo es de Cristo.
Y no teniendo la cabeza, de la cual todo el cuerpo, alimentado y conjunto por las ligaduras y conjunturas, crece en aumento de Dios.
Tales cosas tienen á la verdad cierta reputación de sabiduría en culto voluntario, y humildad, y en duro trato del cuerpo; no en alguna honra para el saciar de la carne.
Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, á la cual asimismo sois llamados en un cuerpo; y sed agradecidos.
Y el Dios de paz os santifique en todo; para que vuestro espíritu y alma y cuerpo sea guardado entero sin reprensión para la venida de nuestro Señor Jesucristo.
Por lo cual, entrando en el mundo, dice: sacrificio y presente no quisiste; Mas me apropiaste cuerpo:
En la cual voluntad somos santificados por la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una sola vez.
Acordaos de los presos, como presos juntamente con ellos; y de los afligidos, como que también vosotros mismos sois del cuerpo.
Y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y hartaos; pero no les diereis las cosas que son necesarias para el cuerpo: ¿qué aprovechará?
Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras es muerta.
Porque todos ofendemos en muchas cosas. Si alguno no ofende en palabra, éste es varón perfecto, que también puede con freno gobernar todo el cuerpo.
He aquí nosotros ponemos frenos en las bocas de los caballos para que nos obedezcan, y gobernamos todo su cuerpo.
Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. Así la lengua está puesta entre nuestros miembros, la cual contamina todo el cuerpo, é inflama la rueda de la creación, y es inflamada del infierno.
El cual mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros siendo muertos á los pecados, vivamos á la justicia: por la herida del cual habéis sido sanados.
Pero cuando el arcángel Miguel contendía con el diablo, disputando sobre el cuerpo de Moisés, no se atrevió á usar de juicio de maldición contra él, sino que dijo: El Señor te reprenda.
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