'Sobre' en la Biblia
- 1.Gé 1:2-Gé 38:29
- 2.Gé 39:5-Éx 24:6
- 3.Éx 24:8-Levítico 3:10
- 4.Levítico 3:11-Levítico 15:9
- 5.Levítico 15:17-Números 11:11
- 6.Números 11:25-Deuteronomio 27:6
- 7.Deuteronomio 27:12-Jueces 14:6
- 8.Jueces 14:19-2 Samuel 1:6
- 9.2 Samuel 1:9-1 Reyes 7:19
- 10.1 Reyes 7:20-2 Reyes 8:15
- 11.2 Reyes 8:20-2 Crónicas 2:5
- 12.2 Crónicas 2:11-Nehemías 7:2
- 13.Nehemías 8:4-Job 33:15
- 14.Job 33:19-Salmos 59:1
- 15.Salmos 60:1-Proverbios 8:27
- 16.Proverbios 9:3-Isaías 24:17
- 17.Isaías 24:20-Jeremías 9:25
- 18.Jeremías 10:1-Jeremías 47:5
- 19.Jeremías 48:11-Ezequiel 12:7
- 20.Ezequiel 12:13-Ezequiel 36:2
- 21.Ezequiel 36:10-Daniel 10:10
- 22.Daniel 10:11-Sofonías 1:16
- 23.Sofonías 2:2-Marcos 7:32
- 24.Marcos 8:23-Hechos 5:28
- 25.Hechos 6:3-2 Pedro 2:3
- 26.2 Pedro 2:5-Apocalipsis 22:18
Y Esdras el escriba estaba sobre un púlpito de madera, que habían hecho para ello; y junto a él, a su mano derecha, estaban Matatías, Sema, Anaías, Urías, Hilcías y Maasías; y a su mano izquierda, Pedaías, Misael, Malquías, Hasum, Hasbadana, Zacarías y Mesulam.
Salió, pues, el pueblo, y trajeron, y se hicieron cabañas, cada uno sobre su terrado, y en sus patios, y en los patios de la casa de Dios, y en la plaza de la puerta de las Aguas, y en la plaza de la puerta de Efraín.
Y el día veinticuatro del mismo mes se reunieron los hijos de Israel en ayuno, y con cilicio y tierra sobre sí.
Luego se levantaron sobre la grada de los levitas, Jesúa y Bani, Cadmiel, Sebanías, Buni, Serebías, Bani y Quenani, y clamaron en voz alta a Jehová su Dios.
Entonces los levitas, Jesúa y Cadmiel, Bani, Hasabnías, Serebías, Odías, Sebanías y Petaías, dijeron: Levantaos, bendecid a Jehová vuestro Dios desde la eternidad hasta la eternidad: Bendito sea tu glorioso nombre, el cual es exaltado sobre toda bendición y alabanza.
Y sobre el monte de Sinaí descendiste, y hablaste con ellos desde el cielo, y les diste juicios rectos, leyes verdaderas, y estatutos y mandamientos buenos:
Pero tú eres justo en todo lo que ha venido sobre nosotros; porque rectamente has hecho, mas nosotros hemos hecho lo malo:
Y se multiplica su fruto para los reyes que has puesto sobre nosotros por nuestros pecados, quienes se enseñorean sobre nuestros cuerpos, y sobre nuestras bestias, conforme a su voluntad, y estamos en grande angustia.
Echamos también las suertes, los sacerdotes, los levitas, y el pueblo, acerca de la ofrenda de la leña, para traerla a la casa de nuestro Dios, según las casas de nuestros padres, en los tiempos determinados cada un año, para quemar sobre el altar de Jehová nuestro Dios, como está escrito en la ley.
Y el prepósito de los levitas en Jerusalén era Uzi hijo de Bani, hijo de Hasabías, hijo de Matanías, hijo de Micaías de los cantores los hijos de Asaf, sobre la obra de la casa de Dios.
Hice luego subir a los príncipes de Judá sobre el muro, y puse dos coros grandes que daban gracias; el uno a la mano derecha sobre el muro hacia la puerta del Muladar.
Y el segundo coro iba del lado opuesto, y yo en pos de él, con la mitad del pueblo sobre el muro, desde la torre de los Hornos hasta el muro ancho;
¿No hicieron así vuestros padres, y trajo nuestro Dios sobre nosotros todo este mal, y sobre esta ciudad? ¿Y vosotros añadís ira sobre Israel profanando el sábado?
¿No pecó por esto Salomón, rey de Israel? Bien que en muchas naciones no hubo rey como él, que era amado de su Dios y Dios lo había puesto por rey sobre todo Israel; y aun a él le hicieron pecar las esposas extranjeras.
Y aconteció en los días de Asuero (el Asuero que reinó desde la India hasta Etiopía sobre ciento veintisiete provincias);
El pabellón era de blanco, verde y azul, atado por cordones de lino y púrpura a anillos de plata y a columnas de mármol; los reclinatorios de oro y de plata, sobre losado de pórfido y de mármol, y de alabastro y de jacinto.
Y el rey amó a Esther sobre todas las mujeres, y halló gracia y benevolencia delante de él más que todas las vírgenes; y puso la corona real en su cabeza, y la hizo reina en lugar de Vasti.
Después de estas cosas, el rey Asuero engrandeció a Amán hijo de Amadata agageo, y lo enalteció, y puso su silla sobre todos los príncipes que estaban con él.
Entonces fueron llamados los escribanos del rey en el mes primero, a trece del mismo, y fue escrito conforme a todo lo que mandó Amán, a los príncipes del rey, y a los capitanes que estaban sobre cada provincia, y a los príncipes de cada pueblo, a cada provincia según su lenguaje, y a cada pueblo según su lengua; en nombre del rey Asuero fue escrito, y sellado con el anillo del rey.
Y vinieron las doncellas de Esther y sus eunucos, y se lo dijeron; y la reina tuvo gran dolor, y envió vestiduras para hacer vestir a Mardoqueo, y hacerle quitar el cilicio de sobre él; mas él no las recibió.
Y les refirió Amán la gloria de sus riquezas, y la multitud de sus hijos, y todas las cosas con que el rey le había engrandecido y con que le había enaltecido sobre los príncipes y siervos del rey.
Volvió después el rey del huerto del palacio al aposento del banquete del vino, y Amán había caído sobre el lecho en que estaba Esther. Entonces dijo el rey: ¿Querrá también forzar a la reina estando yo en casa? Y al salir esta palabra de la boca del rey, cubrieron el rostro a Amán.
Y se quitó el rey su anillo que había vuelto a tomar de Amán, y lo dio a Mardoqueo. Y Esther puso a Mardoqueo sobre la casa de Amán.
Porque ¿cómo podré yo ver el mal que vendrá sobre mi pueblo? ¿Y cómo podré yo ver la destrucción de mi gente?
Y en cada provincia y en cada ciudad donde llegó el mandamiento del rey, los judíos tuvieron alegría y gozo, banquete y día de placer. Y muchos de los pueblos de la tierra se hacían judíos, porque el temor de los judíos había caído sobre ellos.
Los judíos se juntaron en sus ciudades en todas las provincias del rey Asuero, para echar mano sobre los que habían procurado su mal; y nadie pudo contra ellos, porque el temor de ellos había caído sobre todos los pueblos.
Y todos los príncipes de las provincias, los sátrapas, capitanes, y oficiales del rey ayudaban a los judíos; porque el temor de Mardoqueo había caído sobre ellos.
Mas cuando Esther vino a la presencia del rey, él ordenó por carta que el perverso designio que aquél trazó contra los judíos recayera sobre su cabeza; y que colgaran a él y a sus hijos en la horca.
Por esto llamaron a estos días Purim, del nombre Pur. Por todas las palabras de esta carta, y por lo que ellos vieron sobre esto, y lo que les había acontecido.
Establecieron y tomaron los judíos sobre sí, y sobre su simiente, y sobre todos los allegados a ellos, y no será traspasado, el celebrar estos dos días según está escrito tocante a ellos, conforme a su tiempo cada año;
para confirmar estos días de Purim en sus tiempos señalados, según les había constituido Mardoqueo el judío y la reina Esther, según ellos habían tomado sobre sí y sobre su simiente, para conmemorar el fin de los ayunos y de su clamor.
Y el rey Asuero impuso tributo sobre la tierra y las costas del mar.
¿No le has tú cercado a él, y a su casa, y a todo lo que tiene en derredor? El trabajo de sus manos has bendecido, y su hacienda ha crecido sobre la tierra.
Y dijo Jehová a Satanás: He aquí, todo lo que tiene está en tu mano; solamente no pongas tu mano sobre él. Y salió Satanás de delante de Jehová.
Todavía estaba éste hablando, y vino otro que dijo: Los caldeos hicieron tres escuadrones, y dieron sobre los camellos, y los tomaron, y mataron a los criados a filo de espada; solamente escapé yo para traerte la noticia.
y he aquí un gran viento que vino del lado del desierto, y azotó las cuatro esquinas de la casa, y cayó sobre los jóvenes, y murieron; solamente escapé yo para traerte la noticia.
Y cuando alzaron los ojos desde lejos y no lo conocieron, alzaron su voz, y lloraron; y cada uno de ellos rasgó su manto, y esparcieron polvo hacia el cielo sobre sus cabezas.
Sea aquel día sombrío, y no cuide de él Dios desde arriba, ni claridad sobre él resplandezca.
Aféenlo tinieblas y sombra de muerte; repose sobre él nublado, que lo haga horrible como día caliginoso.
Mas ahora que el mal ha venido sobre ti, te desalientas; y cuando ha llegado hasta ti, te turbas.
En imaginaciones de visiones nocturnas, cuando el sueño cae sobre los hombres,
Que da la lluvia sobre la faz de la tierra, y envía las aguas sobre los campos:
También os arrojáis sobre el huérfano, y caváis un hoyo para vuestro amigo.
¿Acaso no hay un tiempo determinado para el hombre sobre la tierra? ¿No son sus días como los días del jornalero?
¿Qué es el hombre, para que lo engrandezcas, y para que pongas sobre él tu corazón,
porque nosotros somos de ayer y nada sabemos, pues nuestros días sobre la tierra son como una sombra.
Se apoyará él sobre su casa, mas no permanecerá; se asirá de ella, mas no resistirá.
A manera de un árbol, está verde delante del sol, y sus renuevos salen sobre su huerto;
Él solo extiende los cielos, y anda sobre las olas del mar:
Pasan cual naves veloces: Como el águila que se lanza sobre su presa.
Ni hay entre nosotros árbitro, que ponga su mano sobre ambos.
Quite de sobre mí su vara, y su terror no me espante.
Mi alma está hastiada de mi vida: Daré yo rienda suelta a mi queja sobre mí, hablaré en la amargura de mi alma.
¿Te parece bien que oprimas, que deseches la obra de tus manos, y que resplandezcas sobre el consejo de los impíos?
Si levanto mi cabeza, me cazas como a león, y vuelves a mostrarte maravilloso sobre mí.
Él derrama menosprecio sobre los príncipes, y debilita la fuerza de los poderosos.
¿No debiera espantaros su majestad, y caer su pavor sobre vosotros?
Callaos, dejadme y hablaré yo, y que venga sobre mí lo que viniere.
Mas su carne sobre él se dolerá, y se entristecerá en él su alma.
Estruendos espantosos hay en sus oídos; en la prosperidad el destructor vendrá sobre él.
Porque cubrió su rostro con su gordura, e hizo pliegues sobre sus ijares;
También yo hablaría como vosotros. Si vuestra alma estuviera en lugar de la mía, yo podría hilvanar palabras contra vosotros, y sobre vosotros movería mi cabeza.
Me quebrantó de quebranto sobre quebranto; corrió contra mí como un gigante.
Yo cosí cilicio sobre mi piel, y hundí mi cabeza en el polvo.
La luz se oscurecerá en su tienda, y se apagará sobre él su lámpara.
Porque red será echada a sus pies, y sobre mallas andará.
En su tienda morará como si no fuese suya; piedra azufre será esparcida sobre su morada.
Cercó de vallado mi camino, y no pasaré; y sobre mis veredas puso tinieblas.
Yo sé que mi Redentor vive, y en el día final se levantará sobre la tierra;
¿No sabes esto, que desde la antigüedad, desde el tiempo que fue puesto el hombre sobre la tierra;
En la plenitud de su prosperidad, tendrá estrechez; la mano de todos los malvados vendrá sobre él.
Cuando se pusiere a llenar su vientre, Dios enviará sobre él el furor de su ira, y la hará llover sobre él y sobre su comida.
Saldrá la saeta por su espalda, relumbrante saldrá por su hiel; sobre él vendrán terrores.
Miradme, y espantaos, y poned la mano sobre la boca.
Sus casas están libres de temor, y no hay azote de Dios sobre ellos.
¡Oh cuántas veces la lámpara de los impíos es apagada, y viene sobre ellos su quebranto, y Dios en su ira les reparte dolores!
Determinarás asimismo una cosa, y te será firme; y sobre tus caminos resplandecerá la luz.
Quitan el pecho a los huérfanos, y de sobre el pobre toman la prenda.
Les da seguridad en que se apoyen, y sus ojos están sobre los caminos de ellos.
¿Tienen sus ejércitos número? ¿Sobre quién no está su luz?
Él extiende el norte sobre vacío, cuelga la tierra sobre nada.
Él cubre la faz de su trono, y sobre él extiende su nube.
Dios, pues, descargará sobre él, y no perdonará; hará él por huir de su mano.
Batirán sus manos sobre él, y desde su lugar le silbarán.
Cuando su lámpara resplandecía sobre mi cabeza, y por su luz yo caminaba a través de la oscuridad;
Los príncipes detenían sus palabras, ponían la mano sobre su boca;
La bendición del que se iba a perder venía sobre mí; y al corazón de la viuda daba alegría.
Tras mi palabra no replicaban, y mi razón destilaba sobre ellos.
Terrores se han vuelto sobre mí; combatieron como viento mi alma, y mi prosperidad pasó como nube
De noche taladra sobre mí mis huesos, y los que me roen no reposan.
Me levantaste, me hiciste cabalgar sobre el viento, y disolviste mi sustancia.
¿No lloré yo al afligido? ¿No se entristeció mi alma sobre el menesteroso?
Mi piel está denegrida sobre mí, y mis huesos se han quemado del calor.
Muela para otro mi esposa, y sobre ella otros se encorven.
Ciertamente yo lo llevaría sobre mi hombro, y me lo ceñiría como una corona.
Ciertamente yo lo llevaría sobre mi hombro, y me lo ceñiría como una corona.
Por sueño de visión nocturna, cuando el sueño cae sobre los hombres, cuando se adormecen sobre el lecho;
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