53 Versículos de la Biblia sobre uno mismo

Al cual he de ver por mí mismo, y mis ojos lo verán, y no otro, aunque mis entrañas se consuman dentro de mí.

No puedo yo hacer nada de mí mismo; como oigo, juzgo; y mi juicio es justo; porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del Padre que me envió.

no que seamos suficientes de nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra suficiencia viene de Dios;

Porque si estamos locos, es para Dios; y si somos cuerdos, es para vosotros.

Y yo, si fuere levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo.

Yo en muy poco tengo el ser juzgado por vosotros, o por juicio humano; y ni aun yo mismo me juzgo.

Limpio te mostrarás para con el limpio, y severo serás para con el perverso.

Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpadme y ved; porque un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo.

Si yo doy testimonio de mí mismo, mi testimonio no es verdadero.

El que tiene mis mandamientos, y los guarda, éste es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él.

y dijo: Por mí mismo he jurado, dice Jehová, que por cuanto has hecho esto, y no me has rehusado tu hijo, tu único;

Así dice Jehová, tu Redentor, el que te formó desde el vientre: Yo Jehová, que lo hago todo, que extiendo solo los cielos, que extiendo la tierra por mí mismo;

Yo soy el que doy testimonio de mí mismo; y el Padre que me envió da testimonio de mí.

Vosotros visteis lo que hice a los egipcios, y cómo os tomé sobre alas de águilas, y os he traído a mí.

Y cualquiera que tiene esta esperanza en Él, se purifica a sí mismo, así como Él es puro.

Porque de nada tengo mala conciencia, mas no por eso soy justificado; pero el que me juzga es el Señor.

Respondió Jesús: Si yo me glorifico a mí mismo, mi gloria nada es; mi Padre es el que me glorifica; el que vosotros decís que es vuestro Dios.

Y yo de buena gana gastaré y seré desgastado por vuestras almas, aunque amándoos más, sea amado menos,

En verdad que me he comportado y he acallado mi alma, como un niño destetado de su madre; como un niño destetado está mi alma.

Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo; para que donde yo estoy, vosotros también estéis.

Jesús respondió y les dijo: Aunque yo doy testimonio de mí mismo, mi testimonio es verdadero, porque sé de dónde he venido y a dónde voy; pero vosotros no sabéis de dónde vengo ni a dónde voy.

Con el misericordioso te mostrarás misericordioso, y recto para con el hombre íntegro.

Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo mi vida preciosa para mí mismo; con tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios.

Porque ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí.

Y yo recogeré el remanente de mis ovejas de todas las tierras adonde las eché, y las haré volver a sus moradas; y crecerán, y se multiplicarán.

Que si nos juzgásemos a nosotros mismos, no seríamos juzgados.

«Cántico gradual: de David» Jehová, no se ha envanecido mi corazón, ni mis ojos se enaltecieron; ni anduve en grandezas, ni en cosas demasiado sublimes para mí.

Ved ahora que yo, yo soy, y no hay dioses conmigo; yo hago morir, y yo hago vivir; yo hiero, y yo curo; y no hay quien pueda librar de mi mano.

Porque deseara yo mismo ser anatema, separado de Cristo, por mis hermanos, los que son mis parientes según la carne,

Fui buscado de los que no preguntaban por mí; fui hallado de los que no me buscaban. Dije a gente que no invocaba mi nombre: Heme aquí, heme aquí.

Me deleitaré en tus estatutos; no me olvidaré de tus palabras.

Pues lo que hago, no lo entiendo, pues no hago lo que quiero; sino lo que aborrezco, eso hago.

Dije en mi corazón: En cuanto a la condición de los hijos de los hombres, que Dios los pruebe, para que ellos mismos vean que son semejantes a las bestias.

Sobre mi guarda estaré, y sobre la fortaleza estaré firme; y velaré para ver qué habrá de decirme, y qué habré de responder cuando yo sea reprendido.

¿Acaso pequé humillándome a mí mismo (para que vosotros fueseis ensalzados), porque os he predicado el evangelio de Dios de balde?

Y David fue muy angustiado, porque el pueblo hablaba de apedrearlo; porque todo el pueblo estaba con ánimo amargo, cada uno por sus hijos y por sus hijas. Pero David se fortaleció en Jehová su Dios.

Porque yo no he hablado de mí mismo; sino que el Padre que me envió, Él me dio mandamiento de lo que he de decir, y de lo que he de hablar.

Nadie me la quita, sino que yo la pongo de mí mismo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre.

sino que sujeto mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre; no sea que habiendo predicado a otros, yo mismo venga a ser reprobado.

Mas Pedro le levantó, diciendo: Levántate; yo mismo también soy hombre.